BIOGRAFIA DE MATTIA BATTISTINI
“Il re dei baritoni”
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Por: Dra. María Alejandra Carrillo Colina
Mattia Battistini, está considerado por la crítica especializada en el área operística, como una de las más grandes voces de la historia musical de los siglos XIX y XX. En efecto, sus registros sonoros constituyen un ejemplo irrepetible de la cultura vocal de la época, señalando el fin de una era que trascendió más allá de los anales de los antedichos siglos. Ninguno de sus predecesores ha tenido y mostrado, su insuperable elegancia y natural estilo. El registro de su voz se identifica más con el rango de tenor que con el de barítono, aunque por excelencia se le considera “El Barítono” de todos los tiempos. Su registro mayor intermedio fue de una sorprendente belleza, mientras que su registro bajo era extrañamente débil.
Al escuchar las grabaciones de Mattia Battistini desde el punto de vista del desarrollo histórico, se puede apreciar su originalidad. Sin temor a equívoco, él fue un concertista que transcendió a su época. Nacido bajo el regazo de Roma, el 27 de febrero de 1856, se formó espiritual y artísticamente en Collebaccaro Contigliano, Rieti, Lazio, una pequeña villa cercana a Roma. Su padre, quien era catedrático universitario, dictó clases de Anatomía en la universidad de Roma. Éste, quién sabe, si hubiera preferido que su hijo se recibiera como abogado o tal vez, como médico; sin embargo, el talentoso Mattia Battistini desde el comienzo de su existencia, mostró un mirífico talento musical. Estudio, primeramente, con el maestro Venceslao Persichini, pedagogo del arte del buen cantar que, enseñó también, a Titta Ruffo, el más expresivo intérprete de Verdi.
En 1878, Mattia Battistini hizo su debut con obras de Donizetti, lo que fue un suceso musical. Durante sus primeros tres años de carrera operística, recorrió su natal Italia, interpretando lo mejor de la opera para ese entonces: “La Forza del Destino”, “Il Trovatore”, “Rigoletto”, “Il Guarany”, “Dinorah”, “L’Africaine”, “Lucia di Lammermoor”, “Aída” y “Hernán”, entre las creaciones más sobresalientes de su tiempo. En 1881, realizó su primer viaje a Sudamérica, recorriendo todo el continente por más de un año. Al retornar a Europa, se presentó en las ciudades de Barcelona y Madrid donde cantó “Il Barbiere di Siviglia”, constituyendo estas presentaciones éxito sin precedente.
En 1883, se presentó en el “Covent Garden” donde apareció como contraparte de los consagrados Marcella Sembrich, Francesco Marconi, Edouard de Reszke y Adelina Patti.
En 1888 regreso a Sudamérica, siendo éste su último viaje trasatlántico al nuevo mundo. Después, orientó toda su actividad artística hacia territorio del antiguo imperio zarista. Viajó constantemente a Varsovia, San Petersburgo y Moscú. Comparable a un príncipe, viajaba acompañado de 30 camiones y carros cada uno identificado con las iniciales M.B. con todo el equipaje necesario para personificar sus interpretaciones. En Varsovia, grabó en 1902, su primer acetato. Adicionalmente, se destacó por su cercana amistad con la familia del Zar imperial, convirtiéndose por parte de la aristocracia rusa, en el más aclamado cantante de su tiempo.
Otras ciudades que fueron testigos de su éxito son: Paris, Lisboa, Barcelona, Madrid, Milano, Berlín, Viena, Praga y Budapest. Después de la Primera Guerra Mundial, se reintegró a su país natal, Italia. Toda su carrera musical se conservó por más de 50 años. Al final, quedó el registro de su fluida y diamantina voz de belleza única y de inteligible elegancia. Esta voz con los diez registros musicales más significativos de su portentosa carrera artística, podrá escucharse a través de la página que la Fundación Internacional José Guillermo Carrillo, “Biblioteca de Voces del Siglo XX” ha creado para solaz y pleno disfrute de los amantes del Bel Canto. Mattia Battistini murió, sorpresivamente, en Collebaccaro Contigliano, Rieti, Lazio, el 7 de noviembre de 1928.
DE ´”ÓPERA, SIEMPRE”
Miércoles, Noviembre 17th, 2010
"El cantante barítono MATÍAS BATTISTINI, que actualmente canta con éxito extraordinario en el Gran Teatro del Liceo" ('Ilustración artística', Barcelona, 3 de diciembre de 1906)
Encontré, no por casualidad, una crítica de prensa sobre una actuación del gran barítono italiano Mattia Battistini, considerado en su época paradigma del bel canto. Cantaba Battistini en el Teatro Real de Madrid, el 2 de enero de 1919, una ópera de Donizetti por aquellos años ya prácticamente olvidada: Maria di Rohan. Ópera de exigente ejecución para los cantantes —a decir del cronista—, que precisamente “por eso la han retirado de la circulación”.
Dirigió la representación el maestro Julio Falconi. Junto a Battistini(Conde de Chevreuse), la soprano gallega [nace en Santiago de Compostela, La Coruña] Ofelia Nieto (María de Roan), la mezzosoprano italiana Maria Capuana (Armando de Gondì) y el tenor alicantinoAntonio Cortis (Conde de Chalais), que en 1919 aún utilizaba su verdadero apellido, ‘Corts’ [ Antonio Montón Corts], y a quien vaticinan, muy certeramente, “un porvenir seguro en el arte”.
En otra crónica de prensa de la misma representación (El Día, Madrid, 3 de enero de 1919), consignan sobre Cortis:
“Antonio Corts, el modesto tenor que cantó el conde de Chalais, tiene una voz caliente, varonil y bellísima, igual en todos los registros, joven y pastosa. ¿Por qué no estudia este muchacho, verdadero brillante sin pulir? Es seguro que su voz excepcional, una vez disciplinada, haría de Antonio Corts, un divo, que se disputaría el favor de la Empresa”.
Concluye su reseña Felipe Fano, crítico musical del desaparecido diario madrileño El Globo, con un me dijo_ yo le dije… muy castizo (leísmo, incluido), que no vamos a desvelar antes de tiempo.
Battistini tenía en aquellos momentos, 2 de enero de 1919, 61 años. Apenas le faltaban dos meses para cumplir los 62.
Y la crónica, textualmente, dice así:
Maria di Rohan
“Se esperaba con gran interés la presentación del barítono Mattia Battistini. Los antiguos abonados cantaban a coro sus triunfos como representante de la escuela del ‘bello canto’; para otros el deseo era también muy justificado, porque quería juzgar por sí mismo si era verdad tanta belleza, como cantaban los amigos del barítono.
El teatro se llenó por completo.
Se puso en escenaMaria di Rohan, del maestro Donizetti, ópera ya retirada de la circulación, no por falta de belleza, que la tiene mucha, sí por falta de cantante, pues ópera de este género necesitan extensas voces, cuadratura perfecta, segura entonación, pues la orquestación limita su cometido a acompañar a los cantantes; no hay manera de cubrirse con la orquesta, ni callarse cuando la frase ‘le va mal’ o ‘pella, en el pase’. No hay más remedio que cantar y cantar bien a toda voz.
Por eso la han retirado de la circulación.
Caricatura de María Llácer y Mattia Battistini, 'Heraldo de Madrid', 18 de marzo de 1916.
Mattia Battistini, el barítono español por su enlace matrimonial, español por estar en España fincado y español por su amor a esta patria, alcanzó anoche el triunfo mayor de la temporada, pues se le aplaudió en la romanza del acto primero, se le ovacionó en el segundo y en el acto tercero en la famosa aria, cuyo andante, cantado con una maestría sin igual, tuvo que repetir; siguió el aria y después lacabaletta, que acabó por enloquecer al público, que desde el rey al último espectador del paraíso, todos aplaudían y gritaban: ¡’bis’, bravo! y otras exclamaciones.
El triunfo, la glorificación de Battistini fue completa e indiscutible.
Ofelia Nieto lució su hermosa voz [¿y?] sus potentes agudos.
María Capuana, un lindo paje, tan hermosa de voz como de figura, cantó muy bien su canción del primer acto haciéndose aplaudir por todos, y haciéndose notar por su desenvoltura en la escena.
Antonio Corts, excelente tenor, que ayer conquistó el tercer entorchado, tiene un porvenir seguro en el arte, y paseará triunfante la bandera de España por todo el mundo.
Becucci, con su hermosa voz y su arte escénico, completó el conjunto.
Erauzkin, Ferrer y [¿Fururia?] fueron buenos chicos.
El maestro Falconi guió la orquesta con su pericia acostumbrada.
Al terminar la ópera, me decía una antigua abonada, cuya butaca estaba vecina de la mía.
—¿Pero este Battistini hasta cuándo va a cantar?
—Señora, la respondí, para que Battistini no cante, será preciso matarle”.
Martes, Octubre 20th, 2009
Rescatamos del fondo del mar (las hemerotecas son aguas profundas;-) una crónica de prensa sobre Mattia Battistini en el Teatro Real de Madrid, el 17 de marzo de 1916.
ABC, 18 de marzo de 1916
Real función de la Prensa
«Tal es el prestigio adquirido por las funciones que organiza la Asociación de la Prensa madrileña que anunciar una es vender todo el teatro y dejar al público satisfechisímo.
Comenzó el programa por el cuarto acto de Hugonotes, que cantaron con su maestría acostumbrada Matilde de Lerma y el tenor Palet, a quienes secundaron con acierto el barítono Navarro y el bajo Torres de Luna.
Luego, las señoritas Llácer y Ugolini, y los Sres. Battistini y Polverosi, interpretaron el segundo acto de Traviata. Todos ellos hicieron honor a su nombre; pero muy especialmente el gran maestro del bel canto Mattia Battistini, ese barítono admirable, verdadero portento de la escena. El público le hizo repetir una parte.
Para escuchar:
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