SOBRE "OPERA CLUB"

ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace el 17 de noviembre de 1990 a partir de un programa emitido por Radio Cultura. Este programa tuvo características muy especiales que lo transformaron, casi de inmediato, en el de mayor audiencia en su género.

Por primera vez se trataba el tema operístico con un absoluto desapego a las formas tradicionales de acartonamiento y solemnidad. Quedó en claro desde un principio que se trataba de un programa de ópera y no de cantantes –de estos últimos se ocupaba la mayoría-. Procedimos a lo que nuestro locutor de entonces (Mario Keegan) dio en llamar “derribando mitos” -desmitificar leyendas, anécdotas o lisas y llanas mentiras que con los años se convirtieron en falsas verdades-. Seguimos muy de cerca toda la actividad musical de Buenos Aires y La Plata poniendo muy especial énfasis en la promoción de los intérpretes jóvenes que estaban haciendo sus primeras armas –en la mayoría de los casos a puro pulmón- aunque sin descuidar las grandes figuras nacionales e internacionales que nos visitaban. Por último, el formato horario de cuatro horas nos permitió tratar amplia y distendidamente diferentes temas en un sólo programa desarrollado a través una conversación sin planificación previa entre dos a cinco co-conductores.

Todo esto nos puso en el primer lugar durante poco más de diez años. Diversos problemas –fundamentalmente económicos y de necesidades de programación de la radio- nos fueron acortando la duración y concluímos transmitiendo una hora a la medianoche del sábado. De esta manera fuimos perdiendo, junto con audiencia, nuestras características distintivas.

A partir de septiembre de 2012 nos mudamos a Radio Amadeus Cultura Musical recuperando nuestro formato original e intentando, de a poco y con mucho esfuerzo de todo tipo, retomar nuestro puesto de liderazgo –tarea nada fácil, por otra parte-.

Comencé diciendo que ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace a partir de un programa de radio. Esto es porque no es sólo un programa de radio –o, mejor dicho, el programa es casi como un pretexto-, sino un modo de unir a los oyentes tras un objetivo superior en común. El verdadero protagonista del programa no son ni los cantantes ni la música, son los oyentes –sus destinatarios y razón de ser-. Es por eso que los llamados telefónicos o mails son fundamentales para la concreción de lo que sale al aire. La audición es una excusa para que nos comuniquemos, nos conozcamos y podamos realizar y armar el programa y las actividades en forma conjunta.

Siempre me ha preocupado la incomunicación y soledad que aquejan a nuestra sociedad de manera cada vez mayor desde la segunda postguerra. Esta idea de nuclearnos bajo un interés u objetivo común es, para mí, un medio para paliar este terrible mal. Para esto, además del programa –y en lo personal más importante- son las diversas actividades que hemos venido realizando –con menor o mayor frecuencia- durante los últimos veintitrés años: encuentros, charlas, recitales, conferencia-debates, intercambio de material y, fundamentalmente, exhibición de videos (hoy DVDs) de diversas funciones operísticas –recuerdo con especial cariño el ciclo multitudinario que realizamos en el Centro Cultural General San Martín colmando ampliamente la capacidad plena de la Sala AB-. También estas actividades se vieron notablemente disminuídas con la anteriormente citada decadencia del programa –al que están intrínsecamente unidas-.

En esta nueva etapa muchas son las esperanzas y muchos los proyectos. La idea de congregarnos bajo nuestro amor a la ópera es, vuelvo a repetirlo, sólo un pretexto para encontrarnos virtual o realmente, tanto en nuestra relación comunicador-oyente como en forma personal. Este sitio, el Facebook y, en un futuro muy próximo, el Twitter serán nuestras herramientas virtuales a utilizarse en forma dinámica. Queremos crear un foro de debate y discusión a través del que no sólo hablemos de lo que nos gusta sino que intercambiemos ideas sobre políticas culturales. Necesitamos ampliar horizontes y promover los valores estéticos y culturales en los que se basan las obras de arte. De esta manera, a través de estos valores y del intercambio de ideas, iremos creciendo como personas y ayudando a crecer a nuestro entorno. Recordemos que los grandes cambios se producen, en general, a partir de los pequeños cambios individuales.

En cuanto al programa en sí mismo, posee una dinámica que va haciéndose cada vez más participativa –ya hemos desarrollado algunos temas propuestos por ustedes y esperamos una participación cada vez mayor-, poseemos también una enorme discoteca –probablemente la más grande de nuestro medio- con una cantidad de grabaciones que está muy holgadamente en la cantidad de cinco cifras y que abarca desde los primeros cilindros hasta las últimas funciones efectuadas en el mundo –a veces el mismo día de la emisión-, presentamos a las grandes figuras que nos visitan y hacemos una fuerte promoción de lo que están preparando los distintos grupos que han aparecido fuera del marco de los teatros oficiales y que es en donde realmente se encuentra el futuro.

La ópera es el centro pero no nos cerramos en ella. Abarcamos también los demás géneros vocales (opereta, zarzuela, oratorio, canción de cámara, sinfónico-vocal) y estamos, aún tímidamente y en muy pequeñas dosis, abriéndonos a todo el espectro de la música clásica (o académica –término que no me gusta pero al que adhiere muchísima gente-) En cuanto al período de lo que difundimos, es amplísimo y sin reservas ya que vamos desde la música medieval hasta las últimas manifestaciones de vanguardia.

En síntesis, estamos buscando crecer a partir del debate y la interacción. Considero que la relación estática con un oyente pasivo ya no es aceptable y pertenece a un tiempo que ya fue –no estoy valorizando, sólo presentando un hecho-. El piso de este proyecto es el que estamos transitando. El techo quisiera creer que no tiene límites (una sede propia, una emisora....).

Entre todos podemos lograrlo. Esto intenta ser un verdadero Club y les pido que se unan. Les garantizo que el crecimiento y el gozo serán ampliamente satisfactorios.


Dr. Roberto Luis Blanco Villalba


UNA CREACION DE ROBERTO BLANCO VILLALBA

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sábado, 27 de diciembre de 2014

FINALMENTE , A TRAVES DE ESTE COMUNICADO DE PRENSA, SE DIO A CONOCER LA TEMPORADA DEL COLON

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Programación Temporada 2015
Quinto aniversario de la reapertura del Teatro Colón.
Carta del Director General y Artístico Pedro Pablo García Caffi
Estimados periodistas:
Con profunda alegría y satisfacción les hago llegar el dossier completo de la temporada 2015.
Podrán encontrar en ella las diversas vertientes que han venido enriqueciendo las temporadas del Teatro Colón desde el año 2010: la tradición, la vanguardia, lo clásico y lo popular. Todas ellas atraviesan los diversos géneros que vertebran la actividad de nuestra casa: la ópera, el ballet, la música sinfónica y de cámara.
Estamos celebrando el quinto aniversario de la reapertura del Teatro, y esto merece una propuesta que esté a la altura del acontecimiento. Nos hemos tomado un poco más de tiempo que el habitual para presentarles una temporada renovadora y superadora en todos los sentidos, donde todos y cada uno de nuestros abonados y de nuestro público en general se sientan representados, y donde ningún detalle quede librado al azar.
En el campo de la ópera, convivirán títulos tradicionales, favoritos de todas las épocas, comoWerther, de Massenet; L´elisir d´amore, de Donizetti; la inefable dupla de Cavalleria rusticana yPagliacci, a la par de dos de las máximas creaciones del género lírico: Don Carlo, de Giuseppe Verdi y Parsifal, de Richard Wagner. Entre lo novedoso ofreceremos El ángel de fuego de Prokofiev, ópera portentosa que sólo se dio una vez en el Teatro Colón, y Quartett, de Luca Francesconi, basado en Las relaciones peligrosas, un estreno argentino en coproducción con el Teatro alla Scala de  Milán y el IRCAM de París, con la concepción escénica de La Fura dels Baus.
El mismo criterio sustenta la temporada del Ballet Estable, que comenzará con tres grandes coreógrafos que darán a conocer en el Colón tres coreografías contemporáneas. Títulos como El lago de los cisnes y Onieguin convivirán con el estreno de Sylvia de Ashton y de Ana Karenina de Boris Eifman. El ballet también será el marco de la gala celebratoria del 24 de mayo –fecha exacta de la reapertura del Teatro Colón en 2010- y de la despedida de dos grandes bailarinas argentinas: Paloma Herrera y Maricel De Mitri.
La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires comenzará su actividad 2015 con un necesario ciclo de difusión dedicado a las nueve sinfonías de Ludwig van Beethoven. En el lapso de una semana podrá accederse a este increíble monumento musical que sigue generando asombro y emoción. Luego será el momento del tradicional ciclo de abono, con algunos de los mejores solistas argentinos e internacionales.
Uno de los ejes de la celebración de esta temporada estará dado por el ciclo de conciertos “Quinto aniversario”, en  el que convivirán, de manera armónica y equilibrada, algunos de los más grandes artistas del  mundo académico con otros igualmente grandes de la música popular. Desfilarán así por nuestro escenario Wynton Marsalis con la Jazz at Lincoln Center Orchestra, el pianista ruso Evgueni Kissin; la música del Altiplano con Jaime Torres, dos grandes argentinas: la soprano Paula Almerares y la pianista Karin Lechner; la magia de la mejor música rioplatense de la mano de Daniel Binelli y Dino Saluzzi y sus conjuntos, y la artillería sonora de Lito Vitale, con importantes artistas invitados.
El otro eje que hará inolvidable este 2015 es la segunda edición del Abono Estelar - Festival de Música y Reflexión. La Orquesta West-Eastern Divan, dirigida por Daniel Barenboim e integrada por jóvenes músicos de las más diversas nacionalidades y culturas se presentará tanto en nuestra sala como en diversos ámbitos de la ciudad, incluidos una iglesia, una sinagoga y una mezquita, en una serie de conciertos de alto valor simbólico para la paz universal. Y, naturalmente, contaremos otra vez con la presencia de nuestra querida Martha Argerich.
A la par de estas cautivantes propuestas, las diversas áreas de producción del Teatro Colón ofrecerán sus ciclos habituales, tales como el Centro de Experimentación, espacio invalorable para la creación nacional, y el programa Colón Contemporáneo, con funciones dedicadas a György Ligeti, Gérard Grisey, Karlheinz Stockhausen y la música para cine.
Una intensa actividad nutrirá el ciclo gratuito de Intérpretes argentinos, nuestros “Domingos de cámara” que han recibido la aprobación y el entusiasmo invariables de nuestro público. Crecerán ampliamente los conciertos fuera de sede, tanto de la Orquesta Estable del Teatro Colón como de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, así como la actividad del Instituto Superior de Arte, materializada en numerosas presentaciones gratuitas en la Sala Principal, el Salón Dorado y otros ámbitos de la Ciudad, y los conciertos de entidades privadas, como el Mozarteum Argentino, con quien cumplimos 55 años de fecunda colaboración, y el ciclo Nuova Harmonia.
A la luz de estas numerosas, variadas y apasionantes propuestas artísticas, el Teatro Colón agradece a su público su cálido y reiterado acompañamiento y le desea que la expectativa generada por esta temporada aporte su cuota de brillo y disfrute a este inminente Año Nuevo 2015.
Con mis mejores deseos,
Pedro Pablo García Caffi
Director General y Artístico
Teatro Col



HAY FUTURO

Instituto Superior de Arte del Teatro Colón en el Teatro 25 de Mayo. Gian Carlo Menotti: “El Teléfono”, Protagonistas: Constanza Díaz Falú (Lucy), Juan Feico (Ben). “Amahl y los Visitantes Nocturnos”, Protagonistas: Jorge Chamorro (Amahl), Vanesa Aguado Benítez (Madre), Gastón Oliveira Weckesser (Rey Gaspar), Luís Loaiza Isler (Rey Melchor), Gustavo Sebastián Bartaburu (Rey Melchor), Augusto Nureña (Paje). Puesta en Escena: Jorge de Lassaletta, Diseño de Escenografia de Héctor Calmet, coordinado por Gerardo Pietrapetrosa, Diseño de Iluminación de Alfredo Morelli, Coordinación de Vestuario de Eduardo Caldirola. Coreografías de Tatiana Feresenko e Igor Gopkalo. Dirección de Orquesta y Coro: Juan Casasbellas. Participación de los alumnos de Canto, Danza, Caracterización,  Preparación Musical de Opera y la Academia Orquestal del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón.  07/12/14.

  Todos los fines de año, el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, como es tradicional en todas las buenas instituciones educativas artísticas, ofrece una muestra de sus alumnos, la que permite a los asistentes evaluar las actividades y la enseñanza que se recibe en las aulas. Algunos años atrás había que esperar a los últimos días del año para poder hacerlo en la sala principal. Después fue el turno del Teatro Margarita Xirgu, ahora usado por dependencias de Música y Danza del Ministerio de Cultura de la Nación. Hoy, con la colaboración del Centro Cultural General San Martín, de quién ahora parece depender, es el Teatro 25 de Mayo de Villa Urquiza, quien los recibe. Ingresar a esa añeja sala, bien restaurada, con una excelente refrigeración y un mas que aceptable foso para la ubicación del Conjunto Orquestal, es un verdadero deleite para la concurrencia y predispone de la mejor manera para presenciar el espectáculo, que consistió en la presentación de 2 de las mas conocidas óperas breves del Italo-norteamericano  Gian Carlo Menotti: “El Teléfono” y “Amahl y los Visitantes Nocturnos”.

  La primera de las obras, muy breve (no excede los treinta minutos), puede mostrarse hoy mas vigente que nunca. La adicción al Teléfono, esa que en los lugares mas insólitos (Celular Mediante) hace que descubramos situaciones grotescas e impensadas. Jorge de Lassaletta, optó por una versión años cuarenta, con diva de teléfono blanco incluído, en donde el aparato telefónico quedó resaltado también como un protagonista mas, hasta convertirse en el tercero del triángulo. Constanza Díaz Falú, trazó a una maravillosa Lucy, desfachatada, pendiente de todo lo que le llega a través del aparato, sean chismes, insultos, amigos. Juan Feico fue el atribulado amante, desesperado por proponerle matrimonio a Lucy, con un tren casi al partir que debe abordar, que no consigue romper la dependencia de su amor por ese aparato y que finalmente logra su propósito, lógicamente, llamándola desde un público de la Estación ferroviaria. Vocalmente sobresalientes ambos, magníficos en lo actoral, acompañados  estupendamente por la Orquesta, a la que Juan Casasbellas le dio color y brillo.

  En “Amahl y los Visitantes Nocturnos”, juegan varias cosas un papel preponderante. La historia nos muestra a un Niño discapacitado en la que podría ser la actual Palestina, huérfano de Padre, que convive con su Madre en situación de miseria, el frío hace de las suyas, la comida se ha acabado, los enseres heredados debieron ser vendidos y hasta piensa en salir a mendigar. La sorpresiva aparición de los Tres Reyes Magos con rumbo a Belén, pidiendo alojamiento en la pobre casa, hará cambiar el curso de la historia y hará aparecer lo peor de la miseria, pero también lo mejor de la fé. De Lassaletta ofrece aquí también una puesta tradicional, acentuando el drama y logrando toda la fuerza de la esperanza, esa que cuando la madre intenta robarles el oro a los Reyes para dar mejores condiciones a su hijo, pelea con el paje incluida, se transforma en realidad con Amahl saliendo en defensa de su  madre y milagrosamente volviendo a caminar, para celebrar a Jesús y rogar a los Reyes ir con Ellos y adorar personalmente al artífice del milagro. La Partitura es bella, intensa, colorida y bravo a Juan Casasbellas, artífice de una bellísima concertación que tuvo los ingredientes que he descripto y de la preparación de un Coro de Alumnos excelente que cumple la función de ser los pastores que reciben a los reyes con alegría, ofrendándoles todo lo que tienen al alcance. A propósito, y visto todo ello, ¿no habría ya que volver a recrear el desaparecido coro del Instituto?. Habida cuenta de este resultado, la respuesta es ¡Sí!. Jorge Chamorro, integrante del Coro de Niños del Teatro Colón fue un desenvuelto protagonista. Mostró condiciones y un natural desenfado que lo hace actuar y cantar con frescura y soltura. Bravo entonces a Cesar Bustamante, Director del Coro de Niños, por la elección. Vanesa Aguado Benítez (Bien conocida por Ntros. de sus actuaciones en “Juventus Lyrica)” compuso de manera espectacular a la Madre, dando en el punto justo tanto en el drama como en los pequeños momentos de comedia,  y vocalmente lució muy cómoda en el rol.  Gastón Oliveira Weckesser (otro conocido del “Off Colón”) (Rey Gaspar), Luís Loaiza Isler (Rey Melchor) y Walter Sebastián Bartaburu (Rey Baltazar), se lucieron en sus roles. Magníficos en la comedia y solventes en el momento más álgido del drama. Un pequeño olvido de la letra por parte del primero, en nada desmerece su actuación. También fue muy solvente el desempeño de Augusto Nureña como el paje, al que le toco pasos de comedia y drama por igual, ya que su personaje desencadena lo último. Voz muy fresca y grato decir. Muy pintorescas y efectivas las danzas presentadas por los alumnos, diseñadas por Tatiana Feresenko e Igor Gopkalo. También se destacan la funcionalidad del dispositivo escenográfico y  una muy adecuada y funcional iluminación. Acertada también fue la selección del vestuario de época.  De Lassaletta acertó de manera rotunda en la puesta y el trabajo de todos logra emocionar al público que respondió con una merecida ovación a este muy buen producto presentado.  Todo este trabajo fue realizado por los alumnos de las cátedras de caracterización, canto, danza,  academia orquestal y dirección escénica y preparación musical de ópera. El resultado es excelente. El futuro está en muy buenas manos. Se repite el 13 y el 14 próximos (20 y 19 Hs., respectivamente). Ud., ¿Qué espera para ir?.


Donato Decina
PARA CONOCIMIENTO DE TODOS USTEDES

Orquesta Juvenil de Cámara del Congreso de la Nación: Director: Sebastiano de Filippi. Solistas: Hernán Apaolaza (Oboe), Pablo Pereira (Violín). Programa Compuesto por Obras de Rutter, Morricone, Williams y Shore, en arreglos para los tres últimos de Hernán Castillo. Salón de los Pasos Perdidos del Edificio del Congreso de la Nación, 01/12/14.

  Mas que una crónica, el sentido de Este artículo es invitarlos a conocer las actividades de Este conjunto, que se ponen al alcance de todos de manera Libre y Gratuita.  Esta Orquesta debió ser virtualmente refundada. Tal el estado en que se la encontró tras la finalización de la gestión del anterior titular del conjunto, Rolando de Piaggi, tras acogerse Este al beneficio jubilatorio. Por ese entonces, se ofrecían esporádicos conciertos en Ntra. Área Metropolitana, como así también presentaciones en provincias, generalmente solicitada por Legisladores Nacionales que representaban a los lugares donde la Orquesta debía concurrir. La Orquesta se maneja dentro del ámbito de cultura de ambas cámaras, correspondiéndole un año a cada una de ellas la planificación de las actividades de la misma. Al momento de efectivizarse el beneficio jubilatorio del Director De Piaggi, la Orquesta entraba a ser manejada por la órbita de Diputados,  y por resolución del Presidente de la Cámara, Julián Domínguez, se solicitó a la Orquesta Sinfónica Nacional y a sus primeros atriles, que sean los encargados de efectuar el concurso de antecedentes y oposición para la selección del Nuevo titular del Organismo. Así se hizo, y entre muchísimos postulantes, un jurado presidido por el Mtro. Pedro Ignacio Calderón, titular de la Sinfónica e integrado,  entre otros,  por Ciro Ciliberto, programador artístico, Luís Roggero , Concertino,  y el saliente Director De Piaggi,  eligió a Sebastiano De Filippi como  nuevo titular de la Orquesta. Una vez entrado Este en sus funciones, revisó  la integración  y conformación del conjunto, llegando a la conclusión de la necesidad de llamar a concurso para todos los atriles que la integran, con lo cuál, catorce jóvenes Argentinos de diferentes jurisdicciones, son hoy titulares en sus respectivos atriles,  y recayendo en el violinista Pablo Pereira la responsabilidad de ser también el Concertino de la agrupación. La novedad mas saliente de la nueva gestión que se iniciaba, fue la creación de un ciclo de ocho conciertos de entrada libre y gratuita que se realizaron todos en el Salón de los Pasos Perdidos del edificio del Congreso Nacional, los últimos días Lunes de Cada Mes. En el participaron Directores invitados, solistas, algunos músicos de raigambre popular, se produjo la primera representación de Opera en el Edificio del Congreso con “La Serva Padrona” de Pergolesi, protagonizada por Gustavo Gibert y Marisu Pavón,  procediéndose al final de los mismos a un lunch al cual el público presente pudo asistir y conocer de cerca a los artistas intervinientes. También se mantuvo el esquema de presentaciones en el interior anteriormente vigentes sin perjuicio de la nueva actividad. Este 1º  de Diciembre, marcó el cierre de la primera temporada estable y, en adhesión a la realización  simultánea en Mar del Plata del ya clásico Festival Internacional de Cine, se programó un concierto integrado por música incluida en las bandas sonoras de algunos filmes, como Erase una vez en América, La Misión, Cinema Paradiso,  La Lista de Schindler, Indiana Jones y la Ultima Cruzada y El Señor de los Anillos, todos en excelentes arreglos y adaptaciones de Nicolás Castillo y, el tradicional O waly waly (inmortalizado en la versión Peter Pears-Benjamín Britten), que como bien marca el Director De Filippi en el muy buen programa de mano entregado a los asistentes, se hizo en el arreglo de John Rutter con el que lo incluyó en su Suite para Cuerdas. La ocasión permitió comprobar, la solvencia, homogeneidad y buen sonido del conjunto al que De Filippi le extrae hasta el último detalle y conocer a Hernán Apaolaza, un muy buen oboísta, titular del cargo para su instrumento en la Sinfónica de Neuquén y la Filarmónica de Río Negro, quien desarrolló los solos dispuestos en los arreglos correspondientes a Ennio Morricone, con especial lucimiento en “La Misión” y comprobar la calidad del Concertino Pereira en otro célebre solo como el de “La Lista de Schindler”.

  La cita será a partir de Marzo del próximo año. Vale la pena la experiencia.


Donato Decina
RIGOLETTO EN APUROS (Y NO FUE LA PELICULA)

“Rigoletto” (versión “Semi Stage”): ópera de Giuseppe Verdi con Libreto de Francesco María Piave basada en “LeRoi s’Amuse” de Victor Hugo. Dirección Musical: Gustavo Codina, Movimientos Escénicos: Boris. Interpretes: Omar Carrión (Rigoletto), Andrea Schor (Gilda), Leonardo Pastore (Duque de Mantua), Sergio Araya Urquiza(Sparafucile), Virginia Scavino (Maddalena), Ugo Negrete Blanco (Monterone), José Manuel Elliot (Marullo), Gastón Efficace (Borsa, cortesano), Jorge Blanco (Conde Ceprano-Ujier de la Corte), Vanina de Bonis (Condesa Ceprano-Giovanna-Paje de la Duquesa). Sección Masculina del “Coral Ensamble”, Preparadores: Gustavo Codina-Cecilia Layseca. Orquesta “Astro Lyrica”. Teatro Avenida, 5/2/14.

  Al comienzo de la función, apareció el querido Boris en el escenario,  batuta en mano. Si bien aclaró, por si había dudas, que no era El quién iba a dirigir, sí nos informó que esta velada que se había organizado para homenajear a Dante Ranieri por sus 45 años ininterrumpidos en la  música,  y  a la memoria de José Schor-Landman, alma mater de Astro Lyrica, organizadora del evento, quien era recordado en esa fecha (y hasta en la sección de obituarios de los principales Diarios Porteños), no contaría con la presencia del primero (que debía concertar la función), por una severa indisposición física ocurrida durante la mañana,  y que Gustavo Codina asumiría la misma, haciendo una lectura a primera vista, para que no se cancelara el evento. Vaya apuro y vaya desafío para Codina. Del que salió airoso por su profesionalidad, su conocimiento del repertorio verdiano, su presencia en los ensayos, ya que el se encargó de preparar a la sección masculina del Coral Ensamble que iba a intervenir y que, mas allá de alguna pequeña entrada a destiempo, mostró su oficio en situaciones extremas, como así también los músicos del conjunto orquestal, que en todo momento dieron incondicional apoyo. Así que Boris le entregó la batuta, y ¡a la aventura!.

  La parte vocal tuvo momentos meritorios, comenzando por el brillante desempeño del protagonista, Omar Carrión, dueño de la escena y del personaje. Su voz corre cómoda en todo el ámbito del Avenida. El humor corrosivo del personaje, sus lamentos, su pesar, su desesperación fueron expuestos por Carrión de manera admirable. Junto a El, Leonardo Pastore, quien habría hecho su última presentación como cantante lírico (¿será verdad?), mostró solvencia y convicción como el Duque de Mantua dejando aflorar toda la veta libidinosa del personaje. Andrea Schor (Gilda), ha hecho muchos progresos desde cuando a comienzos de 2009 comenzara a abrirse camino como solista en las funciones de “la Flauta Mágica” organizadas por “Fundamus”, tiene grato timbre, buena emisión, pero deberá resolver algunos problemas puntuales en cuanto a afinación y mantenimiento de la tonalidad en los pasajes “a Capella”, aún cuando salió airosa de semejante desafío, mostrándonos una Gilda que termina convenciendo. Los tres interpretes principales, lucieron muy bien en lo actoral, jugando muy bien en la acción semi-montada. Dentro del resto del elenco fue muy interesante observar el trabajo de Virginia Scavino,  quien trazó una mas que correcta Maddalena, mostrando la atracción que el Duque ejerce sobre Ella y Vanina De Bonis, quien se desdobló a lo largo de la función siendo alternativamente, la Condesa Ceprano, Giovanna (Custodia de Gilda) y el Paje de la Duquesa sobre el final del segundo acto, haciéndolo con solvencia en todas estas ocasiones. De ahí en mas,  el resto de los co-primarios evidenciaron no haber sido convenientemente elegidos para los roles que cantaron, aún cuando en la parte actoral lucieron de manera correcta, pero en lo vocal corrieron decididamente en un plano sensiblemente inferior, y, en algunos casos,  en roles mas notorios, mostrando picos alarmantes de carencias. En cambio, la sección masculina del “Coral Ensamble”, mostró su habitual afiatamiento, preparado por Gustavo Codina y Cecilia Layseca. Boris, movió sabiamente los hilos de la trama, haciendo desplazar con inteligencia a los personajes por el reducido espacio que quedó en el escenario. El y Gustavo Codina, fueron los artífices para que este “Rigoletto” saliera del apuro. Párrafo aparte, bravo por las espectaculares notas al programa de Fabián Persic, el lujo de la noche.


Donato Decina
UNA BUTTERFLY MUY POETICA, PARA EL CIERRE DE UNA TEMPORADA BRILLANTE

Teatro Colón: “Madama Butterfly”, Opera en dos actos de Giacomo Puccini, con libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en la obra teatral homónima de David Belasco. Interpretes: Liam Aleksanyan (Cio-Cio-San), James Valenti (B.F. Pinkerton), Guadalupe Barrientos (Suzuki), Igor Golovatenko (Sharpless), Sergio Spina (Goro), Fernando Grassi  (Principe Yamadori), Fernando Rado (Tío Bonzo), Mario de Salvo (Comisario Imperial), Gabriela Ceaglio (Kate Pinkerton), Matías Romig (Hijo de Cio-Cio-San) y demás roles co-primarios. Orquesta Estable del Teatro Colón, Concertador: Ira Levin. Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martinez, Dirección de Escena, Escenografía, Vestuario e Iluminación: Hugo de Ana. Diseño de Video: Sergio Metalli. Función del 02/12/14.

  Y llegamos al último título. Chau 2014. Pero un chau por la puerta grande, porque si algo faltaba  para comprobar el nivel internacional que hoy por hoy tiene Hugo de Ana en los principales escenarios del mundo, ha sido esta puesta de “Madama Butterfly”, que hace honor a sus antecedentes, honra al Colón, marcándole además el punto mas alto del año en cuanto a realización escénica se refiere,  y que quedará en Ntras. Retinas y Ntra. Memoria visual guardada por mucho tiempo. El nivel de perfección, del rescate de los rituales, usos, costumbres y tradiciones del Japón, de impecable marcación actoral, de la sabia aplicación de los modernos recursos como la proyección de video (que tanto nos hizo machacar en sentido contrario con respecto a la “Tosca” platense de tan solo 48 hs. antes de Esta función), en donde las imágenes proyectadas se ofrecen solo en los interludios musicales o en apoyo de la escena (como el efecto del cañón del puerto de Nagasaki). En donde la imagen siempre presente del mar sugiere (sensación de lejanía o de esperanza, corroborada esta última con el paso de la cañonera y su llegada para atracar en el puerto). La ambientación en la pre-guerra del 39 fue óptima. Entonces, visualizar objetos como cajones de cerveza de marca americana antiguos,  o de la archiconocida gaseosa que “refresca mejor” en la versión que conocimos hasta Ntra. Propia infancia, Pelota de Beisbol que es usada por Pinkerton y su asistente que viven en su propio mundo, tomando todo a broma, como lo que en definitiva es a ese siniestro personaje, una aventura, no molestan ni agreden al espectador en absoluto. Aún la presencia de “guarros” japoneses que desarrollan coreografías o golpean los bloques de madera a la usanza budista para marcar el inicio de la acción al comienzo de los actos, usando espadas con movimientos “ninjas”,  o bien trayendo en andas al Hijo de Butterfly casi como en entrada triunfal, dan precisión en las acciones. El ritual femenino de suicidio, seguido hasta el último detalle, con la presencia de Suzuki, para que la remate si falla en el corte de la carótida. La acertada iluminación,  dando marco a cada acción, el acertado vestuario.  En fin, son tantas cosas presentes, tanta sabia precisión que ha sido una fiesta operística absoluta, coronada por una correctísima concertación de Ira Levin,  a la que tal vez por causa de la seguidilla de funciones solo le faltó mayor canto en algunos pasajes como en la entrada del hijo, en la que el tema de la canción de cuna debió tener mas fuerza y brillo,  y ese explosivo acorde final, el que también careció de fuerza. En cuanto a la parte vocal, reservo para el final a los dos protagonistas. Guadalupe Barrientos una vez mas nos ratificó su calidad y el muy buen momento que atraviesa su carrera. Su Suzuki tuvo refinamiento buen canto y una magnífica actuación. Memorables fueron su comienzo de segundo acto y la escena previa a la tragedia al descubrir la presencia de Kate Pinkerton. Igor Golovatenko, un Sharpless con todas las letras, que tuvo actuación, saber expresar, presencia y una voz acerada maravillosa. Sergio Spina,  que dio vida al mejor Goro que haya visto en mi vida. Primero, fue un japonés mas, con una mimetización sobresaliente del personaje, mostró toda la peor faceta de la criatura, cinismo, inescrupulosidad y permanente afán de hacer negocios con la pobre protagonista. Fernando Grassi fue un correcto Yamadori, aún cuando tuvo en su contra el que tal vez haya sido el único punto flojo en cuanto a caracterización se refiere. De todas formas, su línea de canto fue en todo sentido irreprochable. Mario de Salvo impuso su presencia y su autoridad vocal como el Comisario Imperial. Gabriela Ceaglio cumplió acabadamente en el rol de Kate Pinkerton, mostrándose distante con mucho acierto en toda la escena (al Fin y al cabo el problema era de B.F.),  y solo entró a jugar en la acción tanto para propinarle una merecidísima bofetada a Pinkerton (luego del “Addío Fiorito Assí”), como para hacerse cargo del problema que le tiran y explicarle a Butterfly que se hará cargo del niño como una verdadera madre, compadeciéndose de la desdichada protagonista. Párrafo aparte, la soltura del pequeño Matías Romig como el hijo, quien con maravillosa desfachatez lució aplomado en todo momento, actuando de manera brillante. El resto de los co-primarios actuó dentro de la línea de excelencia que se le reconoció a la Dirección de Estudios en toda la temporada, a excepción de María Castillo de Lima en el rol de la Madre de Butterfly, cuyo timbre en las pocas líneas de canto que tuvo fue francamente desagradable. Convincentes las intervenciones del Coro Estable una vez mas de la mano de Miguel Martínez. Y ahora sí los protagonistas, James Valenti no será un dechado de virtudes pero actoralmente tiene una presencia escénica y dice lo suyo de tal manera que se mimetiza absolutamente con el personaje y es Pinkerton de pe a pa. Pocas veces se vió una pintura tan perfecta, el ya mencionado pasaje de “Addio Fiorito Assi”, lo expresó de tal forma que todos acompañamos la mano de Kate para propinarle la merecida bofetada,   tanto convenció con su actuación. Y para el final, la protagonista absoluta. Liam Aleksanyan, soprano oriunda de Armenia, a la que se convocó en la emergencia tras la renuncia de Patricia Racette, la protagonista original. Si bien su caudal de voz es chico para una sala de la magnitud del Colón, expresa, entona y actúa tan mimetizada también Ella con el personaje.  que la criatura que traza es Butterfly, por lo que entonces ambos protagonistas cumplieron con creces y por fin vimos una Butterfly con todas las de la ley, con dos protagonistas de lujo en una puesta que recordaremos por muchísimo tiempo,  para redondear la mejor temporada del Colón que se recuerde desde su reapertura.


Donato Decina

jueves, 4 de diciembre de 2014


CON LOS MISMOS ELEMENTOS SE PODRIA HABER OBTENIDO UN MEJOR RESULTADO

Teatro Argentino de La Plata: “Tosca”, opera en tres actos de Giacomo Puccini, basada en la novela de Victorien Sardou, libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Interpretes: Amparo Navarro ( Floria Tosca), José Azocar (Mario Cavaradossi), Hernán Iturralde (Barón Vitello Scarpia), Santiago Bürgi (Spoletta), Fernando Alvar Núñez (Sciarrone) , Victor Castells (Cesare Angelotti), Fernando Santiago (Sacristán), Oreste Chlopecki (Carcelero), Sonia Stelman (Un Pastor), Coro Estable del Teatro Argentino de La Plata: Director: Hernán Sánchez Arteaga, Coro de Niños del Teatro Argentino de La Plata: Directora: Mónica Dagorret, Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata, Concertador: Carlos Vieu, Directora de Escena: Valeria Ambrosio, Diseño Escenográfico: Ana Repetto, Diseño Multimedia: Maximiliano Vecco, Supervisión de Vestuario: Fabiana Yalet y Raúl Gatto, Diseño de Iluminación: Sandro Pujía. Sala Alberto Ginastera, 30/11/14.


  Al llegar a la sala, la misma se hallaba atiborrada de público. Vino a mi memoria una función del año 2000, con la que dicha sala quedaba oficialmente inaugurada  para hacer representaciones en forma definitiva. Un Domingo por la tarde. Con Rita Contino, Darío Volonté y Ricardo Ortale en los roles centrales, Puesta de Beni Montresor y Dirección de Orquesta de Javier Logioia Orbe. Un lleno casi igual, solo que en aquella ocasión fueron mas de 7 micros repletos que salieron de la vereda de Cerrito frente al Colón (Casualidades de la vida quieren que el hoy Director del Colón, era en esa ocasión Director General del Argentino) y de la Casa de la Provincia de Buenos Aires. Lógicamente esos micros con mas de 350 espectadores, mas los que viajaban desde otros puntos de la provincia,  y de otras provincias, llenaban la sala. Catorce años después, un micro y dos combis (una de ellas solo con cronistas), mas uno o dos micros  venidos  desde otros puntos de la Provincia. Entonces, misión cumplida. La Plata puede enorgullecerse de contar con un público propio que, al menos en los títulos populares (y Tosca lo es desde siempre en la historia del Coliseo Platense), llena por sí solo la sala. Y allí en los pasillos, Jorge Telerman, Presidente del Instituto Cultural de la Provincia, caminaba rebosante por el resultado obtenido. Y no es para menos,  luego de un transito tan convulsionado como el de este año, en donde las limitaciones presupuestarias se llevaron puesto a casi todo un elenco directivo, debiendo convocarse a otros funcionarios, entre ellos Valeria Ambrosio como Directora Artística, que salieron a la cancha a levantar la bandera de la casa Platense. Si analizamos la limitada temporada y la composición de la misma con tres títulos de tres de los mas grandes operistas de la historia (Wagner, Verdi y Puccini), no se puede decir otra cosa que  estupendo por ello. Ahora bien, centrándonos exclusivamente en Tosca, luego de presenciada por mí la última función, conviene analizar unas cuantas cuestiones por las cuales entiendo que aún con los mismos elementos (tanto humanos como técnicos), el resultado pudo haber sido mas convincente de lo que en definitiva fue. Digo esto, sustrayéndome de todas las polémicas y polvaredas que se suscitaron en torno a este trabajo, que motivaron opiniones salvajes y encarnizadas a favor y en contra. Lo que vi y escuché se sitúa, a mi modesto saber y entender, a mitad de camino. De ninguna manera acepto que haya sido un mal producto, de la misma forma tampoco hubo excelencia absoluta. Entonces vayamos al fondo de la cuestión. Lo central, la puesta. Bienvenida Valeria Ambrosio al mundo de la ópera. Ahora bien, prepárese para leer y escuchar los puntos de vista de todos y trate de no enloquecerse. Si somos cuarenta millones de técnicos de fútbol, sepa que hay al menos cincuenta mil puestistas en todo el país. Su planteo fue el de una visión de tipo “cinematográfica”, con muchos recursos multimedia que a tal fin diseñó Maximiliano Vecco,  que son valederos. Pero ocurre que en una obra con tanta teatralidad como lo es Tosca, esos recursos pueden volverse contraproducentes. ¿Cuáles son?. Entiendo que a la estupenda imagen de Sant’ Andrea delle Valle que ambienta el primer acto, hacerla virar a todo negro con la entrada de Scarpia no hace mas que distraer al espectador que no se concentra en la acción teatral. Lo mismo ocurre en el segundo acto con la maravillosa imagen del Palazzo Farnese que se vuelve borrosa para mostrar la tortura, o a Floria saludando desde el escenario durante el Vissi D’arte. Es decir, se perdió intimidad e intensidad. Segundo acto de Tosca, al menos para mí, es hablar de los cuarenta minutos mas tensionantes de toda la historia de la ópera y parte de esa tensión se perdió con la excesiva proyección de esas imágenes. Tampoco me gustó la presencia de el par de actores que conformaron el dúo que permanentemente se burla del sacristán, el  que no necesariamente debe ser un rengo, ni Spoletta debe ser un tuerto, como aquí se lo mostró. Y para eso está el mayor juego actoral por parte de los interpretes, que es lo que en algunos momentos falló. Tosca es celosa, pero no es ingenua y mucho menos una nena caprichosa,  y esa es la imagen que por momentos mostró, ahí, insisto, está el tema actoral.  También está el tema de los movimientos en Cámara Lenta, tanto en la previa al Te-Deum, como en la conducción de Cavaradossi a la cámara de tortura o la previa al fuslilamiento, en donde hasta la Orquesta pareció estar un tempi mas lento de lo habitual para acomodarse con la acción, es un recurso válido, pero a mi entender retrasa la acción innecesariamente.  Dejamos ahora la puesta y vamos  a lo vocal. Amparo Navarro compuso una Floria muy temperamental,  y hasta por momentos excesivamente adolescente. Hizo lo suyo con mucha convicción, pero en los pasajes mas agudos su timbre no fue del todo grato. Bien en el juego actoral tanto con Scarpia como con Cavaradossi. Este último interpretado por el experimentado tenor chileno José Azocar, quien abordó de manera muy efectiva el rol, administrando sus recursos vocales de manera muy inteligente. Un fiato sobresaliente coronó el Vittoria y una muy sentida interpretación de E Lucevan la Stelle redondeó su intervención. Hernán Iturralde tuvo  a su cargo el difícil rol de Scarpia. Si bien su timbre vocal es blanco para el rol, hizo lo suyo con corrección,  mas una admirable intervención actoral que no dejó duda alguna en el trazo del siniestro personaje, el que tuvo su complemento ideal en el Spoletta de Santiago Bürgi, que de tantas intervenciones junto a Iturralde en tantos espectáculos, lleva a que el ida y vuelta sea permanente y que vocal y actoralmente su rol tenga la debida lucidez. Llamó la atención que el Angelotti de Victor Castells, fuera expresado mas a los gritos que cantado, aunque bien actuado. En cambio fue delicioso el trazo que Fernando Santiago le brindó a su caracterización del sacristán, sin dudas, lo mas logrado de todo el espectáculo, haciendo gala de sus ya bien probados recursos histriónicos, puestos todos al servicio del espectáculo. También fueron muy buenos el Sciarrone de Fernando Alvar Núñez, solido actoral y vocalmente,  como el carcelero de Oreste Chlopecki al que le caben por igual los mismos calificativos. Sonia Stelman exhibió la dulzura de su voz en el rol del Pastor. Tanto el marco escénico de época de Ana Repetto, como el Vestuario seleccionado por Fabiana Yalet y Raúl Gatto y la Iluminación de Sandro Pujía, mostraron calidad y fueron funcionales al servicio de la propuesta.  Sólida labor le cupo en el primer acto y en el fuera de escena del segundo al Coro Estable, magníficamente preparado por Hernán Sánchez Arteaga, como simpática fue la presentación del Coro de Niños, que crece en cada intervención de la mano de su Directora, Mónica Dagorret. Carlos Vieu redondeó una buena faena al frente de la Orquesta Estable. Hubo permanente ida y vuelta con el palco escénico, pequeñas pifias no deslucen en modo alguno su trabajo y si se tiene en cuenta lo difícil que ha sido transitar la presente temporada, vemos que se sigue por la senda que el grupo orquestal viene trabajando desde las dos gestiones anteriores. El trío Anzolini-Perez-Vieu, ha consolidado a la formación como una de las tres mejores de Ntro. País en la actualidad, y eso, con tantos problemas a la vista, hay que celebrarlo. Ahora pues, a descansar y pensar los pasos a seguir. El público los espera el próximo año.
                                                                                                            
                                                                                                           DONATO DECINA 


CONTRASTES MUY FUERTES EN SOLO UNA SEMANA


Dos conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional, Viernes 14 de Noviembre: Director: Carlos Calleja, Solista: Sebastián Beltramini (Piano). Programa: Sergio Fidemraizer: “Visiones” (Homenaje a Astor Piazzolla) (Estreno mundial por encargo de la Orquesta Sinfónica Nacional), Franz Liszt: “La Maledizione” (Para Piano y Orquesta de Cuerdas), “Totentanz” (Segunda Versión, para Piano y Orquesta), Hector Berlioz: “Sinfonía Fantástica” Op. 14. Viernes 21 de Noviembre: Director: Mariano Chiacchiarini, Solistas: María Belén Rivarola (Soprano),  Paula Peluso (Piano). Programa: Osvaldo Golijov: “Night of the Flying Horses”, Serguei Rachmaninoff: Concierto para Piano y Orquesta Nº 2, Op. 18, Modest Mussorgsky : “Cuadros de una Exposición” (Versión según orquestación de Maurice Ravel). Auditorio de Belgrano.

  Razones de programación (y de festejos por todos Uds. ampliamente conocidas), me llevan a escribir en una sola crónica, los dos últimos conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional,  que seguramente serán los que en mi caso cerrarán la presente temporada, ya que por distintas razones no podré asistir al del 28 de Noviembre y ya son mas difíciles para concurrir,  los que cierran la actividad en el próximo Diciembre. Lo que ciertamente es asombroso, es el hecho de que como una agrupación en la que muchos de sus miembros estuvieron presentes en las dos presentaciones que paso a comentar, puede responder de manera tan disímil en cada una de ellas. En la primera de las circunstancias,  fue gratísimo el reencuentro con Carlos Calleja, al que en lo personal hacía mucho tiempo no escuchaba en concierto, ya que en los últimos tiempos se ha abocado a su proyecto, la Orquesta Académica de Buenos Aires, formada sobre la base de lo que fuera la Orquesta Académica del Teatro Colón (Hoy Academia  Orquestal del Instituto Superior de Arte  de Nuestro Primer Coliseo), a partir del sonado caso de reformulación de la propuesta efectuado por el Director General del Teatro. Calleja reafirmó en esa velada todo lo que de El conocemos. Su sentido innato de la musicalidad, su concentración, su muy buena lectura de las obras que aborda, su trabajo de ajuste de la agrupación que conduce. Sobre todos estos parámetros, se convirtió en el interlocutor inmejorable para Sebastián Beltramini, un notable pianista Argentino, con quien abordó dos obras del gran Franz Liszt “La Maledizione” y “Totentanz”, repertorio aquí solo conocido, básicamente merced a los esfuerzos de esa notable Pianista y Docente llamada Elsa Puppulo, que ha sido de las pocas en programarlo. Beltramini tiene técnica formidable, grato sonido  y buena musicalidad. Su entendimiento con la reducida formación de la primera obra  y luego con el gran orgánico de la segunda fue impecable, traduciéndose en un ida y vuelta permanente con Calleja,  logrando del público una merecida ovación. Si de alguna manera hubiera que ponerle nombre a cada concierto, de acuerdo a la temática a abordar en cada sesión, Esta debió llamarse “Dies Irae”, ya que este fragmento de la misa de difuntos se encuentra permanentemente citado en la obra de Liszt y también domina el movimiento de cierre de la “Sinfonía Fantástica” de su compañero de estudios Héctor Berlioz, con la que se cerró el concierto, llevada por Calleja con pulso firme, con un arranque intenso, el que sin embargo se fue atenuando durante la interpretación, aunque sin afectar la esencia de la obra. Notables fueron las intervenciones de secciones de la Orquesta como Vientos, Cornos y, fundamentalmente, la percusión con una línea de equilibrio expuesta de manera constante, como hacía bastante ya que no se le escuchaba a la Orquesta. La noche comenzó con el estreno mundial de “Visiones”, del Argentino Sergio Fidemraizer, encargada por la Sinfónica. Concebida como un homenaje a Astor Piazzolla, del que solo se deja entrever durante el transcurrir del trabajo alguna cita imperceptible, es, tal vez, una desordenada sucesión de timbres y sonoridades que en poco aportan a la producción local.

 La segunda de las noches por mí presenciadas, tuvo lugar el pasado Viernes, en donde hizo su presentación al frente de la Orquesta Mariano Chiacchiarini, joven conductor Argentino residente en Europa. Dueño a sus 32 años de un frondoso currículum, fundamentalmente como Asistente de Dirección de formaciones como la Orquesta Juvenil del Festival de Lucerna,   y actuando al frente de la Orquesta de dicho festival,  la Tonhalle de Zurich, o la de la Opera Bastille, entre las mas conocidas.  Las particulares condiciones en las que al día de hoy se halla el Auditorio de Belgrano, hacen que para intentar hacer circular aire fresco en días de alta temperatura, se recurra a la apertura de las puertas de ingreso laterales, usadas por los artistas y así suplir durante la interpretación de las obras a los vetustos ventiladores de sala. Nadie previó que desde un gimnasio cercano se emite con mucha potencia música usada durante las sesiones de entrenamiento, la que se filtró a la sala haciéndose audible muy notoriamente en las primeras filas, por lo que seguir la interpretación del Concierto de Rachmaninoff fue verdaderamente torturante. Súmese a ello, la concurrencia de público no habitual, integrado por amigos de los intérpretes, o de alguno de ellos, que le dio mas bien al espectáculo un clima de exhibición académica de fin de año de las destrezas aprendidas durante el trascurso del mismo. Así, los aplausos fuera de lugar, las molestias de todo tipo con teléfonos celulares,  ya sea por llamadores o por la desgraciada costumbre adquirida de tomar fotografías o, peor aún, filmar con los mismos, ante la pasividad de las nuevas acomodadoras de sala. Es evidente que mas allá de la saludable intención de los nuevos arrendatarios del auditorio de arremeter con cambios impostergables, como una nueva cabina de luces y sonido, al momento de hacerlo,  hizo que haya quedado extraviado el mensaje que la gente de la Sinfónica emitía previo a los conciertos, para que la gente apague los aparatos. Los resultados a la vista.

  La noche comenzó con la audición de “Night of the Flying Horses” (Noche de los Caballos Voladores), integrante de una serie de tres piezas para soprano y orquesta que fueran estrenadas por Dawn Upshaw (acaso su cantante fetiche) y por Alan Gilbert (hoy titular de la New York Philarmonic), al frente de la Orquesta de Minnesota, el texto es de la directora cinematográfica Sally Potter y la base musical esta dada por la música que el argentino compusiera para el film “Las Lágrimas de un Hombre”, de la mencionada Directora, que aborda la vida de Judíos y Gitanos entre las dos guerras mundiales. Si bien no es la obra que mas represente a Golijov,  y que la misma está plagada de citas y lugares comunes, en donde reminiscencias de Monti y sus célebres “Czardas” u otros compositores como Aram Khatchaturian, son permanentes (al fin y al cabo es la música incidental de una película), llama la atención que no se la haya interpretado en su totalidad. María Belen Rivarola, tuvo la difícil misión de llevar adelante su parte solista y salió airosa del desafío, máxime cuando el canto va fundamentalmente desde el centro hacia las notas mas bajas, hasta llegar casi a transformarse en una Contralto. La Orquesta sonó prolija en todo momento y mas no puede agregarse, pues para un concierto, la obra no tiene demasiadas pretensiones.

   Siguió luego el Concierto para Piano y Orquesta Nº 2 de Rachmaninoff, en el que Paula Peluso fue la solista.  Decepción absoluta es como debo calificar a Esta versión. Peluso tuvo sonido chico, correcta técnica, pero una alarmante falta de vuelo, cuando lo que sobra en esta obra es justamente eso. Para peor, un enfoque decididamente equivocado de Chiacchiarini, que  siente que para lograr brillo hay que pedirle al conjunto que vaya desde el “forte” al “fortíssimo”, tuvo como resultado que en el decisivo “crescendo” de la sección central del primer movimiento,  a la solista directamente no se la escuche. El apasionado segundo movimiento, pleno de canto, transcurrió dentro de la medianía de una correcta lectura y en el de cierre, las características que apunté durante el primer movimiento,  se repitieron durante  la decisiva coda final, lo que no menguó el desaforado griterío de las “barras”, que evidentemente no entienden ni conocen la obra y que los “habitués” y jóvenes,  evidentemente estudiantes de música, hicieran de la critica unánime  del enfoque del Director y, los menos, del abordaje de la solista, una “comidilla” durante el intervalo como pocas veces Yo recuerde en mucho tiempo.

  El cierre de la noche le cupo a una errada visión del joven Director de “Cuadros de una Exposición” de Mussorgsky, en la orquestación de Ravel, que no hicieron mas que confirmar la impresión inicial que tuviera durante el Rachmaninoff.  La de una alarmante confusión de conceptos, que lleva a cuestionar la conveniencia de su convocatoria y las que pudieran tocarle en futuras temporadas.


Donato Decina
GRATAS AUDICIONES QUE LLEGARON CUARENTA AÑOS DESPUES

“Colón Contemporáneo”: Actuación de Donatienne Michel-Dansac (Soprano), Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Emilio Pomarico, Coro “Diapasón Sur”, Director: Mariano Moruja. Programa compuesto por obras de Luciano Berio: “Sequenza III”, para Voz Femenina y Orquesta (1965). Coro (Para 40 Instrumentos y 40 Voces) (1977). Teatro Colón, 13 de Octubre de 2014.

  Sin dudas,  haber creado este ciclo “Colón Contemporáneo” y convocado , al momento de la misma para el rol de curador  a Martín Bauer, será recordado como uno de los hechos positivos de la actual gestión cuando llegue la hora del balance. La innegable calidad de las obras presentadas, la presencia de nombres fundamentales como Helmut Lanchenmann o Salvatore Sciarrino, en donde inclusive ellos mismos actuaron como narradores dentro de sus propias obras, enarbolando ambos la bandera que dejaran creadores como Nono o Dallapiccola,  que hicieron escuela en Ntro. Medio en la inolvidable gestión de Alberto Ginastera en el Instituto Di Tella en la década del 60 del pasado siglo, dejando huellas imborrables en sus alumnos de entonces, profesores hoy de la actual camada de creadores argentinos y, entonces el círculo cierra perfectamente. Pero a mi juicio ocurre algo fundamental, y es el hecho que cuando se habló de curaduría (ahora es el Director del mismo), con el rol que este concepto ocupa para cuando hablamos de obras de arte, es reconocer el rescate de obras que tienen un cierto tiempo. Si el ciclo se llama “Colón Contemporáneo”, es hablar de algo actual. No ha ocurrido con Sciarrino, al abordar en este ciclo obras suyas de la década del ochenta, ni en este caso, donde las obras elegidas de Berio tienen entre treinta y siete y cuarenta y nueve años de ser creadas. Entonces, ¿No sonaría mejor hacer dos secciones?. Una sería lo actual y la otra, que sería este caso, un ciclo de Obras Fundamentales del Siglo XX, en las que tanto las de Sciarrino como las de Berio, encajan a la perfección. Hecho este análisis, les cuento que he tenido el verdadero privilegio de asistir a una velada formidable, la que se sostuvo en dos pilares fundamentales: Donatienne Michel-Dansac, una notable cantante francesa, especialista en este repertorio, colaboradora de creadores de la talla de Boulez,  o abordar con igual calidad repertorio Barroco con William Christie y su “Les Arts Florissants”. No exagero si digo que ha sido la intérprete ideal para “Sequenza III”, en donde se instala en el escenario para desarrollar en alrededor de ocho minutos una sucesión encadenada de sonidos, onomatopeyas, interjecciones, articulaciones y una actuación de formidable expresividad, lo que demuestra el carácter casi “revolucionario” que para la época de su elaboración  este trabajo de Berio ha tenido.

 Y luego, “Coro” para cuarenta instrumentos y cuarenta voces, que no se disponen en la forma tradicional, sino que se intercalan uno con uno en distintos sectores del escenario, para participar cada cual a su turno en los diferentes momentos de la obra. Sumemos para ello el inmejorable momento de la Filarmónica, la calidad del Coro Diapasón Sur, con un trabajo preparatorio impresionante de Mariano Moruja y la extraordinaria concertación del Italo-Argentino Emilio Pomarico, el otro pilar fundamental al que hice referencia,  alguien que debería venir por aquí mucho mas seguido, quien evidenció perfecto conocimiento de sonoridades, detalles, acentuaciones,  que obtuvieron para el global un resultado memorable.

  La respuesta del público fue formidable. Es absolutamente acertada la decisión de colocar la entrada mas onerosa a Doscientos Pesos y a Diez la más económica. ¿Y si se efectuaran a esos valores mas funciones de las otras actividades?

Donato Decina
PATERNOSTRO ENTREGO SU MEJOR TRABAJO

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Roberto Paternostro. Solistas: Alejandra Malvino (Mezzosoprano), Enrique Folger (Tenor), Fernando Chiappero (Corno). Programa: Benjamín Britten: Serenata para Tenor, Corno y Orquesta de Cuerdas. Gustav Mahler. “La Canción de la Tierra”. Teatro Colón, 30/10/14.

  En esta penúltima entrega del año (parece mentira, pero es real), la Filarmónica ofreció un programa de concepción extraordinaria, dado la calidad de los compositores abordados, como las obras de ellos elegidas. Se puede decir que Benjamín Britten es, en cierto modo, un continuador de la obra de Gustav Mahler, en la que indudablemente abrevó, hasta refinar y mejorar aún mas el repertorio que para la Voz y Orquesta se refiere. Y la prueba fehaciente la da el hecho que tanto la Serenata del compositor Inglés, como “La Canción de la Tierra”,  son obras que recrean los mismos climas y que,  hechas de manera extraordinaria como sucedió en el Colón, mantienen la atención del oyente de punta a punta.

  La Serenata de Britten, es una obra que cautiva desde un principio, dado el instrumento solista elegido (que al comienzo y al final de la obra es para corno antiguo de sonido natural, en el que el interprete debe realizar un “solo”), la asignación para la voz de tenor (es una obviedad decir que Peter Pears, pareja del compositor Inglés, fue el motivador del trabajo) y el fondo de cuerdas, tratadas maravillosamente. Los poemas abordados de autores ingleses, que van desde el siglo 17 al 19 (a diferencia de  la Sinfonía “Primavera” escuchada la semana anterior por la Sinfónica Nacional que son mas antiguos), contribuyen con sus textos a la generación del clima de intimidad que la obra pide. El trabajo tanto de Enrique Folger en la parte cantada, como de Fernando Chiappero en la parte solista instrumental,  fue sencillamente irreprochable. El primero en plenitud de sus medios vocales, tuvo puro refinamiento en su intervención, matices y exquisitez en el decir. El segundo con una técnica impecable, dando en la tecla en todo momento con el sentido de la música,  y saliendo airoso en la nada fácil tarea de la interpretación de un instrumento antiguo. Paternostro en la línea de trazo grueso que se le conoce, pero aún así, gracias a la impecable tarea de las cuerdas de la Filarmónica que sonaron magníficas, logró redondear un trabajo convincente.

  El plato fuerte de la noche fue la espectacular versión ofrecida de “La Canción de la Tierra”,  y aquí si, honor al Director Austríaco, quien demostró  tener conocimiento y consustanciación con la obra, mostrándola casi al nivel que el inolvidable Franz Paul Decker lo hiciera dos décadas atrás. La formidable instrumentación de Mahler, quien toma traducidos al alemán poemas de  cuatro autores chinos (incluidos en la antología “La Flauta China” de Hans Bethge, traductor de los mismos), logrando un producto con colores, detalles y hasta climas propios de Oriente (amén de citas de su propia cosecha), fue amalgamada por Paternostro de manera increíble.  Enrique Folger,  con una faena memorable en el poema inicial “Brindis a las Miserias Terrenales”,  y un desempeño magnífico en las otras dos canciones y una Alejandra Malvino formidable, conmoviendo hasta al mas insensible con “La Despedida”, dándole énfasis, saber decir y una lección de buen gusto interpretativo. La Filarmónica tuvo una noche para el mejor recuerdo y Paternostro será también recordado, con este Mahler que aporta y mucho.


Donato Decina

UN PROGRAMA ARMADO CON INGENIO

Orquesta Sinfónica Nacional, Director: Pedro Ignacio Calderón. Programa:  Rodion Shchedrin: Música para el Ballet “Carmen”, basada en la música Original de la Opera homónima de Georges Bizet, para Orquesta de Cuerdas y Percusión. Dimitri Shostakovich: Sinfonía Nº 10 en Mi menor Op. 93. Auditorio de Belgrano,  31/10/14.


  Un muy acertado comentario de Daniel Varacalli Costas para el, ahora sí, muy buen programa de mano que el Ministerio de Cultura imprime para estos conciertos de la Sinfónica Nacional, explicita que el primer contacto que Prosper Merimee tuvo con la cultura gitana, fue el poema : “Los Gitanos” de Alexander Pushkin. Ahí sobrevino la inspiración para la novela “Carmen”, la que termina moviendo a Georges Bizet a componer su mayor éxito musical, y, a su vez, motivando a la gran Maia Plissetskaya a solicitarle a Aram Khatchaturian, armar para el Ballet  una obra basada en el personaje central de la opera. Al no tener éxito en el intento, convenció a su esposo, el también compositor Rodion Shchedrin  para la realización del trabajo y a Alberto Alonso, coreógrafo cubano ( hermano de la no menos célebre Alicia, bailarina como Maia, a quienes aún en etapa de declinación, este cronista tuvo el privilegio de verlas sobre un escenario), la realización de la coreografía. Como se vé la unión de dos disciplinadas bailarinas, familiares (artistas ellos también) y la potencia emblemática del lado oriental del mundo y su principal país asistido,  en plena guerra fría.  La obra vio la luz, el arreglo tiene aristas como la inclusión de la “Farandole” de “La Arlesiana” e inclusión de música del propio Shchedrin, y ambas divas a su modo,  la incorporaron a sus respectivos repertorios. Otros bailarines como Alexander Godunov la interpretaron de igual forma. Pero no está completa la historia,  si no decimos que la Ministra de Cultura Rusa de esa época, la consideró no solo una burla a la opera de Bizet, sino que contenía una fuerte carga erótica, inaceptable para el régimen. Y aquí el eslabón que faltaba, la intervención de Dimitri Shostakovich, quien logró revertir la medida y que este ballet, siguiera su camino por el mundo. Si se tiene en cuenta que la obra de fondo fue la Sinfonía Nº 10 del gran compositor, surgida luego de la muerte de Stalin, cuestionador de “Lady Machbeth de Mtensk” y la Sinfonía Nº 4, es claro que el programa se armó en dos  obras rusas que, cada una a su modo, expresaron temas de inmediata relación con la censura. Sin decirlo, la sinfónica continuó,  de alguna manera, con la línea trazada en los programas de “Música Prohibida”, que mostraron los trabajos de compositores perseguidos por el Nazismo.

  En “Carmen”, encontramos una sección de cuerdas muy afiatada y una percusión con pleno equilibrio. Calderón condujo a la fuerza instrumental con mano maestra,  recordándonos de alguna forma, la pericia con la que condujo aquellas recordadas funciones en donde la Orquesta fue el soporte instrumental del “Ballet Argentino”, durante la plenitud artística de Julio Bocca. Si bien, Shchedrin, no ha sido una luminaria de “Alto Vuelo”, debe reconocérsele lo ingenioso de la adaptación, la buena instrumentación donde la cuerda sostiene la tensión del discurso y la percusión acentúa los detalles. Todo estuvo delicadamente expuesto y la interpretación muy bien recibida.


  La “Decima” por su parte, fue objeto de una interpretación muy eficiente. Obra de atmósfera densa, tuvo en el Calderón de hoy día un interprete que la aborda a “tempi” un poco mas lento de lo usual, pero que le trae hoy a sus ochenta años mas beneficios,  ya que le permite tener un mayor control sobre la muy importante masa orquestal que la partitura dispone sobre el escenario. Faena memorable para todos los instrumentistas de viento de la Nacional, con pasajes resaltados de manera justa. Un muy buen equilibrio en los bronces (fundamentalmente los cornos en el célebre tema del anagrama, con cada nota del mismo que forma las iniciales del compositor en alemán). Buen desempeño de percusión y un notable trabajo de cuerdas. Calderón logró del conjunto un muy buen desempeño y tuvo ingenio para formular el muy buen programa propuesto.
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