SOBRE "OPERA CLUB"

ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace el 17 de noviembre de 1990 a partir de un programa emitido por Radio Cultura. Este programa tuvo características muy especiales que lo transformaron, casi de inmediato, en el de mayor audiencia en su género.

Por primera vez se trataba el tema operístico con un absoluto desapego a las formas tradicionales de acartonamiento y solemnidad. Quedó en claro desde un principio que se trataba de un programa de ópera y no de cantantes –de estos últimos se ocupaba la mayoría-. Procedimos a lo que nuestro locutor de entonces (Mario Keegan) dio en llamar “derribando mitos” -desmitificar leyendas, anécdotas o lisas y llanas mentiras que con los años se convirtieron en falsas verdades-. Seguimos muy de cerca toda la actividad musical de Buenos Aires y La Plata poniendo muy especial énfasis en la promoción de los intérpretes jóvenes que estaban haciendo sus primeras armas –en la mayoría de los casos a puro pulmón- aunque sin descuidar las grandes figuras nacionales e internacionales que nos visitaban. Por último, el formato horario de cuatro horas nos permitió tratar amplia y distendidamente diferentes temas en un sólo programa desarrollado a través una conversación sin planificación previa entre dos a cinco co-conductores.

Todo esto nos puso en el primer lugar durante poco más de diez años. Diversos problemas –fundamentalmente económicos y de necesidades de programación de la radio- nos fueron acortando la duración y concluímos transmitiendo una hora a la medianoche del sábado. De esta manera fuimos perdiendo, junto con audiencia, nuestras características distintivas.

A partir de septiembre de 2012 nos mudamos a Radio Amadeus Cultura Musical recuperando nuestro formato original e intentando, de a poco y con mucho esfuerzo de todo tipo, retomar nuestro puesto de liderazgo –tarea nada fácil, por otra parte-.

Comencé diciendo que ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace a partir de un programa de radio. Esto es porque no es sólo un programa de radio –o, mejor dicho, el programa es casi como un pretexto-, sino un modo de unir a los oyentes tras un objetivo superior en común. El verdadero protagonista del programa no son ni los cantantes ni la música, son los oyentes –sus destinatarios y razón de ser-. Es por eso que los llamados telefónicos o mails son fundamentales para la concreción de lo que sale al aire. La audición es una excusa para que nos comuniquemos, nos conozcamos y podamos realizar y armar el programa y las actividades en forma conjunta.

Siempre me ha preocupado la incomunicación y soledad que aquejan a nuestra sociedad de manera cada vez mayor desde la segunda postguerra. Esta idea de nuclearnos bajo un interés u objetivo común es, para mí, un medio para paliar este terrible mal. Para esto, además del programa –y en lo personal más importante- son las diversas actividades que hemos venido realizando –con menor o mayor frecuencia- durante los últimos veintitrés años: encuentros, charlas, recitales, conferencia-debates, intercambio de material y, fundamentalmente, exhibición de videos (hoy DVDs) de diversas funciones operísticas –recuerdo con especial cariño el ciclo multitudinario que realizamos en el Centro Cultural General San Martín colmando ampliamente la capacidad plena de la Sala AB-. También estas actividades se vieron notablemente disminuídas con la anteriormente citada decadencia del programa –al que están intrínsecamente unidas-.

En esta nueva etapa muchas son las esperanzas y muchos los proyectos. La idea de congregarnos bajo nuestro amor a la ópera es, vuelvo a repetirlo, sólo un pretexto para encontrarnos virtual o realmente, tanto en nuestra relación comunicador-oyente como en forma personal. Este sitio, el Facebook y, en un futuro muy próximo, el Twitter serán nuestras herramientas virtuales a utilizarse en forma dinámica. Queremos crear un foro de debate y discusión a través del que no sólo hablemos de lo que nos gusta sino que intercambiemos ideas sobre políticas culturales. Necesitamos ampliar horizontes y promover los valores estéticos y culturales en los que se basan las obras de arte. De esta manera, a través de estos valores y del intercambio de ideas, iremos creciendo como personas y ayudando a crecer a nuestro entorno. Recordemos que los grandes cambios se producen, en general, a partir de los pequeños cambios individuales.

En cuanto al programa en sí mismo, posee una dinámica que va haciéndose cada vez más participativa –ya hemos desarrollado algunos temas propuestos por ustedes y esperamos una participación cada vez mayor-, poseemos también una enorme discoteca –probablemente la más grande de nuestro medio- con una cantidad de grabaciones que está muy holgadamente en la cantidad de cinco cifras y que abarca desde los primeros cilindros hasta las últimas funciones efectuadas en el mundo –a veces el mismo día de la emisión-, presentamos a las grandes figuras que nos visitan y hacemos una fuerte promoción de lo que están preparando los distintos grupos que han aparecido fuera del marco de los teatros oficiales y que es en donde realmente se encuentra el futuro.

La ópera es el centro pero no nos cerramos en ella. Abarcamos también los demás géneros vocales (opereta, zarzuela, oratorio, canción de cámara, sinfónico-vocal) y estamos, aún tímidamente y en muy pequeñas dosis, abriéndonos a todo el espectro de la música clásica (o académica –término que no me gusta pero al que adhiere muchísima gente-) En cuanto al período de lo que difundimos, es amplísimo y sin reservas ya que vamos desde la música medieval hasta las últimas manifestaciones de vanguardia.

En síntesis, estamos buscando crecer a partir del debate y la interacción. Considero que la relación estática con un oyente pasivo ya no es aceptable y pertenece a un tiempo que ya fue –no estoy valorizando, sólo presentando un hecho-. El piso de este proyecto es el que estamos transitando. El techo quisiera creer que no tiene límites (una sede propia, una emisora....).

Entre todos podemos lograrlo. Esto intenta ser un verdadero Club y les pido que se unan. Les garantizo que el crecimiento y el gozo serán ampliamente satisfactorios.


Dr. Roberto Luis Blanco Villalba


UNA CREACION DE ROBERTO BLANCO VILLALBA

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domingo, 28 de abril de 2013

LA FILARMONICA SACO EL JUGO A UN CURIOSO PROGRAMA


Concierto A Cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Director: Guillermo Scarabino. Solísta: Javier Dragún (Contrabajo). Programa: Alexander Borodin: Obertura y Danzas Polovtsianas de la Opera “El Principe Igor”. Serge Koussevitsky: Conciierto para Contrabajo y Orquesta. José María Castro: Concerto Grosso. Maurice Ravel: Rapsodia Española, Teatro Colón (25/04/13).



Sín dudas fue un programa curioso , tanto por las obras elegidas como por la disposición de las mismas en el Concierto. Hablar de las Danzas Polovtsianas de “El Principe Igor”, supone un fín de fiesta brillante, ahora si van acompañadas al comienzo por la obertura de la Opera, uno podría aceptarlas al comienzo, en fín, son opiniones y sín mas tramite entremos en materia.

El programa se confió a Guillermo Scarabino, uno de los buenos profesionales de Ntro. Medio, al que uno acepta mucho mas que cuando vienen del exterior otros que ni por asomo dejan probada buena reputación. En los ultimos tiempos se ha volcado más al campo de la docencia y ahora ejerce la Dirección del Instituto Superior de Arte del Teatro.. Demostró a lo largo del programa solvencia y seriedad.

Lo dicho, Borodín abrió la velada que tuvo a la música rusa como epicentro de la primera mitad. Debe agradecerse la inclusión de la Obertura, raramente interpretada en los programas de concierto. Al menos de mi parte, yo hace rato que no la escuchaba. Tuvo una prolija interpretación, muy cuidada, al igual que las celebres danzas,  aunque faltó espacio para un mayor vuelo interpretativo. No se debe confundir exceso con vuelo. Una cosa es contener y otra dejar fluír, y eso es lo que faltó  en esta interpretación. No obstante hubo lugar para el lucimiento de los muy buenos solístas de la Orquesta que lucieron de manera impecable.

Serge Koussevisky compuso en 1905 un Concierto para Contrabajo y Orquesta que fue abordado aquí por Javier Dragún, otro de los muy buenos solístas de la Orquesta. Pesó además la circunstancia que en los 67 años de rica historia de la Filarmónica era la primera vez que un contrabajísta actuaba como solísta en un ciclo de abono. Dragún tuvo solidos recursos, haciéndo lo suyo con delicado apasionamiento junto a un  correcto marco dado por la Oruqesta , mas allá de alguna tendencia en forte que por momentos no dejó escuchar en los pasajes tutti  al solísta. La obra está enmarcada en una tendencia mas cercana a un Rachmaninoff que a un Stravinsky. Raro en  Koussevitsky, quien luego en sus estancias Europeas y fundamentalmente en sus 25 años al frente de la Sinfónica de Boston llegaría a comisionar y estranar obras como el Concierto para Orquesta de Bela Bartok. Dragún se lució luego en una transcripación de las celebres Czardas de Monti fuera de programa.

La segunda parte se inició con una prolija lectura del Concerto Grosso de José María Castro, acaso uno de los exponentes mas lúcidos del Grupo Renovación allá por la decada del 30 en el pasado siglo. Enmarcada en un estilo semejante al de Carlos Lopez Buchardo en el segundo número de sus Escenas Argentinas, y puntos de contacto con otros exponentes de su época (Gilardi, Drangosch o su propio hermano Juan José)., responde a los canones de esa epoca. La versión tuvo momentos de lucimiento , fundamentalmente en los pasajes bucólicos, pero uno pediría mas “Chispa” en pasajes como el número final, que muestran mayor optimísmo y energía.

La velada se cerró con una buena versión de la Rapsodia Española, donde sín dudas sobresalió la faena de Maximiano Storani en Corno Ingles con una intervención sencillamente brillante y en donde el número final hizo vibrar al público que respondió con sostenídos aplausos la interpretación ofrecida.


                                                                                        Donato Decina 

FOTO : GENTILEZA DE ARNALDO COLOMBAROLI 

sábado, 27 de abril de 2013

“LA FLAUTA MÁGICA”. EXCELENTE APERTURA DE LA TEMPORADA DE JUVENTUS



Santiago Bürgi (Tamino), Sonia Stelma (Pamina), Gabriel Carasso (Papageno), Laura Pisani (Reina de la Noche), Oreste Chlopecki (Sarastro), Patricio Oliveira (Monóstatos), Laupa Penchi (Papagena), Marina Cirera/Mariana Carnovali/Verónica Canaves (Tres Damas), Maximiliano Michailovsky (Orador), Christian Taleb/Alexis Valencia (Hombres de armas), Luciana Piovan/Rebeca Nomberto/Julieta Cao/Daniela Prado (Genios). Coro y Orquesta de Juventus Lyrica. Director: Hernán Schvartzman. Dirección escénica y vestuario: María Jaunarena. Escenografía e iluminación: Gonzalo Córdova. Teatro Avenida, 19 de abril de 2013
            Una vez màs, Juventus Lyrica demuestra que es el grupo off Colón   que logra los mejores resultados. Cuando hay un punto alto y sin fisuras - y sin ánimo evidente de competir contra quien no se puede- esd casi seguro que estamos hablando de Juventus y, en este caso, no se trata de la excepciòn . Esta versión de “Flauta” está entre las más imaginativas y perfectas que puedan imaginarse. No hubo figuras sobresalientes y eso es bueno. Todos estuvieron, por lo menos, bien y funcionaron como un perfecto mecanismo de relojería tanto en lo musical como en lo actoral.
            Los responsables de esto fueron dos jóvenes de enorme capacidad en sus respectivos campos: Hernán Schvartzman y María Jaunarena. El primero –que realiza su carrera fundamentalmente en Holanda- dirigió con profundo conocimiento de estilo. Logró de una orquesta de instrumentos tradicionales un sonido a mitad de camino con el de las versiones historicistas. Esto, unido a tiempos ágiles y algunos interesantes toques de color –una casi ausencia de vibrato en las cuerdas, por ejemplo- hicieron que su lectura de la obra resultara personal y cautivadora. Además sirvió de excelente marco a la estupenda regie de Jaunarena. Es el segundo trabajo suyo que veo (el primero fue la impresionante “Otra vuelta de tuerca” del año pasado) y me asombra la madurez y la seguridad con que logra un muy buen espectáculo con una asombrosa economía de medios. En esta oportunidad se centró meramente en la historia sin entrar en ninguna sublectura ocultista, masónica o de cualquier tipo. Narró una fábula infantil y lo hizo muy bien y sin fisuras. Sobre un marco escenográfico muy agradable y minimalista , estupendamente  iluminado,  jugó la acción con muchísima imaginación y dinamismo –incluso integró en este juego a la mismísima orquesta-. Párrafo aparte el muy buen vestuario (también de Jaunarena).
            Resultó muy agradable volver a oír a Santiago Bürgi después de bastante tiempo y notar como han evolucionado su voz y su canto. Lo mismo para la deliciosa Pamina de Sonia Stelman. Toda una revelación Laura Pisani como la Reina de la Noche e impagable la Papagena de Laura Penchi -la mejor que haya visto fuera de la Holm-. Un párrafo aparte para el simpatiquísimo Papageno de Gabriel Carasso de una desenvoltura teatral pocas veces vista en un escenario operístico.  

                                                                                                            Roberto Luis Blanco Villalba

CORRECTAS VERSIONES DE UN INTERESANTE PROGRAMA




Obertura y Danzas polovtsianas de “El príncipe Igor” (Alexander Borodin), Concierto para contrabajo y orquesta en Fa sostenido menor Op. 3 (Serguei Kusevitzki), Concerto grosso (José María Castro), Rapsodia española (Maurice Ravel). Fuera de programa: Czarda (Vittorio Monti).
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Director: Guillermo Scarabino. Contrabajo: Javier Dragún.
Teatro Colón, 25 de abril de 2003

El programa del cuarto concierto de la OFBA resultó muy atractivo; de hecho, mucho más que el resultado general.
Scarabino es uno de nuestro directores más solventes y con mayor excelencia técnicA. Pero es también demasiado parco en la faz expresiva. Tampoco es demasiado imaginativo. Es por eso que descuella en la obras del siglo XX, donde no se le pide, en general, una expansión que no posee o no quiere dar.
            Los fragmentos de la ópera de Borodin resultaron un tanto decepcionantes debido a la falta de colorido –gravísimo pecado en las danzas- y a un exagerado volumen de la orquesta, que en ningún momento bajó del mezzo-forte. No salieron mucho mejor las cosas en el Concierto de Kusevitzki (lánguido y edulcorado post romanticismo ruso) donde las largas frases melódicas fueron desaprovechadas por el director. Javier Dragún (solista de la fila de la OFBA) demostró gran destreza técnica y notable musicalidad. Como bis ofreció impecablemente la celebérrima “Czarda” de Monti en una buena transcripción.
            El “Concerto grosso” de José María Castro es una de las mejores obras de nuestro acervo musical y fue el punto más alto de la noche. Aquí, como en Ravel,  Scarabino demostró su valía como director. La Orquesta rindió de forma impecable y, por momentos, casi virtuosística (“Preludio a la noche”)
                                              
                                                                                         ROBERTO LUIS BLANCO VILLALBA
Foto: Gentileza Arnaldo Colombaroli

viernes, 19 de abril de 2013

EL COLÓN INAUGURÓ SU TEMPORADA Y ESTE CRÍTICO QUEDÓ DESCONCERTADO



Carmen: Jossie Pérez/Oksana Volkova-Don José: Thiago Arancam/Enrique Folger-Escamillo: Rodrigo Esteves/Fernando Radó-Micaela: Inva Mula/Virginia Wagner-Zúñiga: Fernando Radó/Mario De Salvo-Remendado: Sergio Spina-Morales: Norberto Marcos/Fernando Grassi-Frasquita: Marina Silva/Victoria Gaeta-Mercedes: Florencia Machado/Vanesa Tomas-Dancairo: Alejandro Meerapfel/Gustavo Gibert-Lillas Pastia: Sebastiano De Filippi. Coro, Coro de Niños y Orquesta Estables del Teatro Colón. Director del Coro: Miguel Martínez. Director del Coro de Niños: César Bustamante. Director: Marc Piollet. Regisseur: Emilio Sagi. Escenografía: Daniel Bianco. Vestuario: Renata Schussheim. Coreografía: Nuria Castejón. Iluminación Eduardo Bravo.
Funciones del 16 (Gran Abono) y 17 (Extraordinaria) de abril de 2013


“Carmen” es una de esa escasa veintena de óperas absolutamente geniales y vigentes que no pueden estar fuera de la programación de un teatro por demasiado tiempo, y me parece que diez años desde su última presentación es más que suficiente para que el Colón la reponga. Ha sido una excelente elección y, además, el título ideal para abrir la temporada.
Se apostó fuerte a una puesta que no inquietara al público y que también lo impactara. Para ello se contrató a Emilio Sagi, un epígono de Zeffirelli con mucha intuición y, obviamente, menos genialidad e ideas. Su labor resultó satisfactoria y con instantes de verdadera calidad.
Sobre una excelente escenografía de Daniel Bianco, cuenta muy bien la historia sin que molestara –a aquellos que suele molestarles- la traslación a la inmediata postguerra española. Movió acertadamente las masas y, en varias ocasiones, logró momentos estáticos de gran belleza plástica que, en  buena parte de los casos, remitieron a las muy bellas pinturas de José García Ramos. Tuvo algunos –no muchos- hallazgos de gran nivel: los dos encuentros silenciosos de Carmen y Micaela (acto 1º  con una protagonista que la observa de lejos temiendo una rival y acto 3º con Micaela plantándosele desafiante y reclamando su derecho al hombre que se está llevando), el bellísimo final del tercer acto con la silueta de Carmen en lo alto de la montaña recortándose contra el cielo, o los niños que, en su candorosa inocencia, nos hablan del acostumbramiento a la terrible realidad en la que vivían jugando a fusilarse entre ellos. Otros detalles (el asesinato de Zúñiga, Lillas Pastia travesti –desagradablemente caracterizado- o un Dancairo gay) uno los ha visto muchísimo mejor resueltos. El punto flojo estuvo en la marcación de los cantantes, que parecieron librados a su suerte dentro de algunos lineamientos generales. Deduzco esto por la notoria diferencia que hubo entre ambos elencos. Para terminar con la parte escénica, la estilización flamenca de las danzas resultó atractiva aunque algo monótona. Totalmente fuera de lugar y desagradable el bailarín del último preludio. Resumiendo, una buena puesta con algunos reparos. Personalmente, después de ver la extraordinaria “Carmen” de Marcelo Lombardero o conocer por DVD la de Calixto Bieito, espero que me digan las cosas con mayor personalidad –la genialidad no es exigible-.
                Si la parte visual resultó bastante satisfactoria, lo musical sólo puede ser descripto como desconcertante. En mis cincuenta y cinco años de oyente jamás me ocurrió algo parecido a esto. Para poder apreciar a ambos elencos asistí a las dos primeras funciones dos noches sucesivas. No puedo decir que la primera función haya sido mala. Simplemente no pasó nada. No hubo magia, comunicatividad, encanto. Más allá de los cantantes, casi todos de tercer orden, “Carmen” resultó mortalmente aburrida. La noche siguiente asistí con la idea de ver sólo los dos primeros actos para apreciar a los cuatro roles principales y volver a casa a gozar de un buen CD o una buena película con una pipa y un whisky para sacarme el mal gusto y el desagrado de ver mediocrizada una obra maestra. Pero ocurrió algo insólito: desde los primeros compases del preludio sentí que me encontraba en un teatro distinto. Había vida, calor, ideas, fraseo, planos, personajes creíbles. Era otra “Carmen” y me quedé hasta el final y el público aplaudió de forma entusiasta –cosa que no había ocurrido la noche anterior-.
                Marc Piollet demostró ser más que el rutinario acompañante que escuchamos en el Gran Abono. No es un grande, pero conoce la obra y la sirve a conciencia. Los tempi rápidos –incluso algo más que los del propio Prêtre en 1968, no es un alarde de memoria tengo la grabación-, la orquesta liviana con muchos detalles de color  y definiendo bien los planos sonoros remiten al estilo típico de la opéra-comique. Demostró que frasea con corrección y posee una buena dosis de lirismo. No es lo ideal, aunque su labor del miércoles terminó siendo convincente y válida.
                Oksana Volkova es una muy bella treintañera bielorrusa que está haciendo una estimable carrera y el Colón, en un principio, la contrató para la totalidad de las funciones. Extrañamente, y sin que se diera ninguna explicación, se llamó a Jossie Pérez y se le ofrecieron a la Volkova un par de funciones extraordinarias –que, como sabemos, tienen menos ensayos y a la que los críticos de los medios importantes suelen no asistir-. Parecería ser que esta fue una exigencia de Sagi. El tema es que los abonados resultaron casi estafados.
La mezzo portorriqueña es una mera comprimaria a la que la Carmen le queda enorme. Tiene una voz extraña, por momentos bella y por otros seca y desagradable –supongo que por efecto de una técnica precaria-. El vibrato en la zona aguda a veces da la sensación de una afinación insegura. Su concepción del rol es aún más precaria que su vocalidad. Carece de todo vestigio de sensualidad y seducción y en su deseo por dar énfasis a su deseo de libertad termina cargando tanto las tintas que finaliza siendo una marimacho poco atractiva, pendenciera y extremadamente violenta. Su gestualidad en el dúo final parecía tan de cine mudo o de ópera italiana de los cuarentas que estuvo al borde de transformarlo en un paso de comedia.
                Con Volkova todo cambió. Poseedora de una voz muy bella, aterciopelada y homogénea–típicamente rusa- tiene asimismo una muy buena técnica y una impecable musicalidad. Tiene también idea de quién es Carmen. Bastante buena actriz y dueña de una inquietante sensualidad, terminó cautivando al público. Exceptuando a Bumbry, Crespin y Uria Monzon es la mejor Carmen que haya visto en el Colón.
                A Thiago Arancam lo vi el año pasado en la Deutsche Oper de Berlín como Don José en la peor “Carmen” de la que tenga memoria (huí despavorido de la sala al promediar el segundo acto). Puedo asegurar que no mejoró. Voz lírica básicamente linda, está manejada con una técnica elementalísima y con una muy molesta engoladura en la zona aguda. Es el típico tenor de teatros provincianos de segunda. Actor elemental, imprime a su canto exabruptos veristas anacrónicos y de enorme mal gusto. El personaje no está compuesto y su interacción con Pérez en el final fue memorable por lo ridícula.
                Sin ser una revelación, muy correcto Enrique Folger. De cualquier manera, esperaba más de él. Los dos últimos actos fueron decididamente superiores a los primeros. Buena línea, un uso no demasiado imaginativo de la dinámica pero con momentos de gran belleza (final del duo con Micaela). Puso pasión y hacia el final del tercer acto logró una interpretación conmovedora.
                La albanesa Inva Mula fue la gran figura de la primera noche y, junto con Volkova, la única de nivel Colón. Mula –que ya ronda la cincuentena- es una excelente cantante, de muy buen gusto, técnica sin fisuras y exquisita musicalidad. Además, era la única que tenía su papel internalizado. Lamentablemente, Piollet se dedicó esa función a marcar rígidamente los tempi sin permitirle expansiones en su aria. De cualquier manera escucharla fue un bálsamo y sería de esperar que el Teatro piense en ella para un papel de más trascendencia –le vi en Bastille la más maravillosa Marguerite  que recuerde-.
                Virginia Wagner, obviamente, perdió mucho con la comparación. Sin embargo, aún sin compararla, es una cantante elemental. Su fraseo es rutinario, no es imaginativa, se mueve en una gama que va del mezzo forte al forte y es mala actriz. Considero que, más allá de su voz importante y su buena técnica, no es un nombre para insistir.
                Un Escamillo correcto, rutinario y monótono el del brasileño Rodrigo Esteves. Fernando Radó-–aún cuando todavía debe resolver algunos pequeños detalles técnicos- compuso un excelente torero al que sirvió con una muy  interesante voz.
                En general muy bien los demás papeles –superiores los del primer elenco- entre los que deseo destacar a Marina Silva, Florencia Machado, Sergio Spina y Alejandro Meerapfel.
                Muy bueno –excelente en la segunda función- el Coro de Niños. En cuanto al Coro prefiero escucharlo en otra ópera antes de emitir una opinión definitiva. Ha perdido ese sonido mórbido que lo caracterizó los últimos tiempos, no se le escucharon pianissimi, a veces los forti estaban cerca del grito y el sector femenino mostró problemas de ensamble. Espero que sea algo circunstancial.
                Una perlita. La tapa del programa de mano juega con la marquilla de Gitanes. Lo que es casi cómico es que la célebre gitana envuelta en humo de los cigarrillos franceses está inspirada en la gitana cigarrera protagonista de una célebre obra lírica; el tema es que no es en Carmen sino en la Frasquita de Lehár que causaba furor en la Francia de la entreguerra.

                                                                                                  Roberto Luis Blanco Villalba
Fotos: Gentileza de Arnaldo Colombaroli

SOY LEYENDA

No se trata de hablar de la película de Will Smith, ni siquiera se trata de hacer un obituario, simplemente quiero referirme a “el tenor comprimario por excelencia” y estoy hablando de Piero de Palma. Si ,de el se trata que, antes de partirs datos y después…los recuerdos.
Había nacido en Molfetta, Provincia di Bari,en la Puglia en 1916 o en 1924 según otras fuentes.Comenzó como corista y dando algunos recitales. Comenzó su actividad operística relativamente tarde en 1948 en la RAI. Debutó en 1952 en el San Carlo de Nápoles, donde cantaría hasta 1980. Ese mismo año se presentó en la Ópera de Roma y el Maggio Musicale Fiorentino. En la Scala cantó por primera vez en 1958 y fue considerado el sucesor de Giuseppe Nessi. Allí interpretó más de doscientos roles.
Cantó en toda Italia y en el exterior se presentó en el Covent Garden, el Met (en 1992, casi al final de su extensísima carrera), Ópera de Dallas, Ópera de Chicago y Liceo de Barcelona entre otros.
Fue el más célebre de los comprimarios de la segunda mitad del siglo XX y, quizás, el más grande de la historia.
Tenía una voz clara,  una excelente técnica y una perfecta musicalidad. Era también, según las críticas, un magnífico actor.
Grabó más de cien óperas.
Mis recuerdos de Piero comienzan desde muy pequeño, cuando en la febril búsqueda de fondos para comprar los LP de los grandes que aún son grandes y de los novatos que algunos ya pasaron al olvido, veíamos algo desconcertados que un nombre se repetía constantemene, Piero de Palma, ya sea para un rol comprimario con cierto lucimiento como Edmondo en la Manón Lescaut pucciniana o el Príncipe de Persia que solo articula casi en un grito afinado la palabra Turandot, también del genio de Lucca.
En la veladas interminables de los sábados a la noche, pizza mediante, y café, mucho café, Corelli, Del Monaco, Di Stefano, Tebaldi, Callas, Moffo se llevaban nuestra atención…incluso recuerdo haber escuchado 18 veces seguidas el duo final de Aida con Del Monaco y Tebaldi, pero no escuchábamos al mensajero…pero sabíamos que estaba ahí,que se llamaba Piero di Palma y que su trabajo lo hacía y muy bien.
En otra de esas tertulias a alguien se le ocurrió decir: “ se dieron cuenta,en ésta versión no recuerdo bien de que ópera ,tal papel lo hace fulano” y la respuesta fue inmediata. “ese es el Piero de Palma argentino…y ahí se armó el debate….comenzamos a cotejar las distintas versiones de distintas óperas y casi siempre, invariablemente estaba Piero, que durante más de 40 años le puso la voz y la carnadura a cuanto papel comprimario se grabara (algunos datos dan unos 135 títulos) siempre junto a las estrellas fulgurantes de la lírica mundial.
Hoy, mientras escribo ésto, con muchas más canas de las que debiera tener pero tengo  y a unos días de la partida de Piero de Palma, me hice tiempo para escuchar una y otra vez el aria del Arlequín de “I Pagliacci”,para escuchar y reescuchar el comienzo de “Il Bel Sogno di Doretta” con la Moffo en donde Piero hace la introducción al aria propiamente dicha y me pregunté, por qué nunca le prestamos más atención a Piero? Hoy seguramente hubiese sido un Nemorino estupendo o un Ernesto de lujo… y la respuesta fluyó inmediatamente: porque sabíamos que estaba, sabíamos que lo que hacía siempre estaba bien fraseado, en estilo, en interpretación, en musicalidad…Piero estaba y nosotros lo disfrutábamos en silencio. El 5 de abril del año en curso partió, se fue de gira y andará por ahí haciendo de soporte a las estrellas, se convirtió en Leyenda, aunque ya lo era y nosotros, agradecidos.
                                                                                      OMAR OTTOMANI 


SIR COLIN DAVIS

   Con la muerte a los 85 años de Coiln Davis, el pasado 21 de abril, desaparece uno de los tres directores màs importantes dados por Gran bretaña ( los otros son Sir John Barbiroli y Sit Thomas Beecham)    

      Habìa nacido en Wybridge ( Surrey) el 25 de sweptiembre de 1927, en el seno de una familia numerosa- era el quinto de siete hermanos- y modesta; tanto que s´ólo pudo canalizar suferviente vocaciòn por la mùsica cuando un tio decidio pagarle la carrera 
      Fue asì como comenzo a estudiar en el Chrit s Hospital de Sussex.Ganador de una beca para el royal College of Music, tomò clases de clarinete con Frederick Thuston, teniendo como compañero, nada menos , que a Gervase de Peyer.  
           Una vez concluido el servicio militar dedicò todos sus esfuerzos a abrirse paso como director. En 1957 fur nombrado Director Adjunto de la Orquesta de la BBC escocesa y, en 1959, su nombre atrae la atenciòn del pùblico y de la crìtica al sustituir a Otto Klemperer en un " Don Giovani", en el Royal Festival Hall de Londres. Esta actuaciòn interesò  tanto a Beecham que, al año siguiente, lo invitò al Festival  de Glyndebourne como su asistente en " Die Zauberflöte". Beecham se enferma y Davis tiene que salir a  dirigir con enorme exito.  Ese mismo año debuta como segundo director en los Proms, Donde no puede competir con el cariño del pùblico hacia su titular, Sir Malcom Sargent. 
            Poco a poco se va consolidando como la gran figura de su generación y en 1970 es llamado a sustituir a Sir Georg Solti como director musical del Covent Garden, donde permanecerá desde 1971 a 1986.
            En 1980 fue nombrado Caballero y en 1995 director de la Orquesta Sinfónica de Londres- con la que había comenzado una larguísima y estrecha relación en 1959- puesto en el que permanecería hasta 2006, siendo nombrado en 2007 presidente de la orquesta –el primero de su historia-.
            En el exterior resultó ser un asiduo invitado a la Orquestas Sinfónica de la Radio de Baviera (de la que fuera director entre 1983 y 1992), Sinfónica de Boston, Filarmónica de Nueva York y Staatskapelle de Dresde, entre otras. Fue también el primer director británico en dirigir en Bayreuth (“Tannhäuser”, 1977). Dirigió también en el Met, la Ópera de Viena y la Ópera de Munich.
            La lista de sus grabaciones es enorme y una de ellas “Messiah” (1966) terminó por catapultarlo a la gran fama internacional.
            Poseedor de un repertorio tan ecléctico como vasto sobresalió, fundamentalmente, como intérprete de Mozart, Berlioz –hasta hoy imbatible-, Sibelius, Elgar, Tippett y Britten.
           
En 1949 se casó con la exquisita soprano April Cantelo, de quien se separara en 1964 para desposar a una joven iraní (Ashraf Naini) que falleciera en 2010.
            Dueño de una pasmosa técnica, se destacó como un sensible y refinado intérprete. Nunca llegó al desborde pero poseía al mismo tiempo una fuerza controlada y un especial lirismo no recatado extraño en sus compatriotas (a excepción de Barbirolli) y se destacó tanto en el campo sinfónico como en la ópera.

            Entre sus grabaciones operísticas recomiendo las cuatro obras de Berlioz (“La damnation de Faust”,  “Benvenuto Cellini”, “Les troyens” y, especialmente, la primera de las dos de “Béatrice et Bénédict”), “La clemenza di Tito”, “el segundo “Samson et Dalila” –con Cura y Borodina-, “Peter Grimes”, “Werther” y una controvertida pero muy interesante “Tosca”. Además, todo su Berlioz, Sibelius y Elgar –el mejor “Cockaigne” que conozca-.
                                                                                                             
                                                                                               Roberto Blanco Villalba 


PARA ESCUCHAR A SIR COLIN DAVIS, RECOMENDAMOS ; 

                                                                                                                      



jueves, 18 de abril de 2013

HOMENAJE A PLACIDO DOMINGO EN EL COVENT GARDEN









El pasado 15 de abril , luego de la función de " Nabucco", el tenor Plácido Domingo recibiò el homenaje del pùblico, con motivo de haber cumplimentado 200 funciones en esa prestigiosa sala .  

sábado, 6 de abril de 2013

OPINIONES.






DUDAMEL CAUTIVO A UN COLON ABARROTADO


Concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica Simón Bolivar de Venezuela. Director: Gustavo Dudamel. Programa: Stravinski: “La Consagración de la Primavera”. Revueltas: La Noche de los Mayas- Teatro Colón 3/04/2013.


           Quienes tuvimos el privilegio de presenciar desde 1986 las visitas de la Simón Bolivar de Venezuela y, en particular, las que desde el año 2000 realizan bajo la conducción de Gustavo Dudamel, no  podemos dejar de señalar  el crecimiento formidable que ambos han tenido. Orgullo lógico para José Antonio Abreu, mentor de ambos, presente como un espectador mas en la sala.

          No puede negarse que Dudamel posee una buena cuota de Osadía al formular los programas de concierto. También es innegable que posee capacidad de estudio y convicción al plantarse ante sus músicos. No menos cierto es que la Simon Bolivar por sus dimensiones (180 musicos), le ha permitido cristalizar desde muy joven sueños que a otros directores de su edad le están vedados.

         Uno de esos sueños es concertar “La Consagración de la Primavera”, además de hacerlo con el plus de colocarlo ¡ al inicio del programa!” de ahí la osadía que menciono de hacerlo al comienzo con una orquesta “En frío”. Era necesario?, yo no lo creo. De todos modos el resultado fue muy digno mas allá de algunas consideraciones como ser, tempi por momentos muy rápidos, llenos de vèrtigo, que puede estar presente pero con mayor tensión que es lo que a mi modesto entender no se logró, porque todavía a los 32 años le falta un golpe mas de horno para obtener con la madurez suficiente un enfoque mas profundo que la lectura mas superficial que fue ofrecida, la que por momentos adoleció de carencia de matices  producto de no atemperar algunos tutti orquestales  que tapan  las diferentes sonoridades por completo. También llamaron la atención algunas pifias de solistas, poco habituales en esta orquesta. Sín embargo Dudamel les infunde confianza como para que ellos continúen sin temores con la interpretación de sus partes. A esta altura del concierto el carísma del director sobre sus músicos se hace notar y es así que entrando de lleno en la segunda pare del programa , se oyó una correcta versión de la suite que el compositor mexicano Silvestre Revueltas extrajo de su música para la banda sonora del filme “La Noche de los Mayas”. Obra contundente,  de gran efecto,  que esta influenciada de forma evidente por “La Consagración….”. Aquí la Orquesta mostró su acostumbrada solvencia y a un Dudamel mas comodo en el repertorio latinoamericano, el que domina casi a la perfección. Solo cabe una pequeñísima observación y es que en el segundo tiempo de la suite (Noche de Jaranas), hubiera sido preferible una mayor justeza en la síncopa. Y es que Revueltas hace  una exposición de los ritmos indígenas y no una pintura que remite al “Salón Mexico” de Copland, que es lo que para mí se escucho. Sí, en cambio, logró momentos de mayor contundencia en los tutti orquestales y en las partes en “Fortíssimo”.

        No cabe duda que por su historia personal, por todos conocida, como asi también las de los jóvenes integrantes de la agrupación, Dudamel tiene ascendente sobre el público y súmese a ello la contribución efectuada por los críticos musicales de América del Norte y Europa mas el padrinazgo de los mejores directores de la actualidad (Abbado,  Barenboim, Maazel, Rattle), para que la sala del Colón luciera abarrotada. Se notó además una nutrida concurrencia de Venezolanos y hasta el toque pintoresco dado por un espectador de platea luciendo un poster del extinto líder Hugo Chavez y algunos asistentes que vivaron al difunto, para que tamaña efervescencia se viera compensada con generosos cuatro bises. Los dos primeros constituyeron lo mejor de la noche y en ambos casos Wagner en homenaje a su bicentenario: Preludio al tercer acto de” Lohengrin” y, al decir de Dudamel “la Musica mas hermosa jamás escrita”, expresada en una sentida interpretación de la “Muerte de Amor” de “Tristán e Isolda”, la que dio paso a los “Caballitos de Batalla” en la historia de los bises de ésta  agrupación: el joropo “Alma Llanera”  (acaso el segundo himno nacional venezolano), coreado por los que lo sabían y el malambo del Ballet "Estancia" de Ginastera  aunque sín la pirotecnia malabarística con la que lo hacen estos jóvenes habitualmente porque quizás,  como anunció Dudamel al comienzo, Orquesta y Director dedicaron el Concierto a la memoria de las victimas fatales de los temporales de Capital Federal y La Plata y , por supuesto, no había lugar para hacerlo así.

DONATO DECINA



LUCIERON LOS CUERPOS ESTABLES NACIONALES EN VIBRANTE LABOR 


Concierto a Cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, Coro Polifónico Nacional (Director: Roberto Luvini), Coro Nacional de Jovenes (Dirección: Nestor Zadoff) y Elementos de las Bandas del Colegio Militar de la Nación y Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín. Director:  Guillermo Becerra. Solista Vocal: Darío  Volonté (Tenor). Programa: Requiem Op. 5 de Hector Berlioz. Basílica de Nuestra Señora de Luján (Luján) 2/04/2013.


                 A un exacto año de su interpretación por la casi totalidad de los participantes en la versión ofrecida en Mar del Plata a30  años del estallido de una guerra injustificada (esta vez solo fueron nuevos el Coro Nacional de Jovenes y los integrantes de las bandas militares), la Dirección Nacional de Musica y Artes decidió repetir la probada fórmula y hacerla en el sobrecogedor marco de Nuestra Basílica de Lujan y por cierto puede decirse que la decisión fue acertada  y el resultado, como se verá, harto satisfactorio.
          
               Antes de entrar en la materia, debo decirles que hubo una serie de inconvenientes y errores organizativos que resultan inadmisibles que se produzcan a saber: 1º) Ausencia total de programas de mano. El Director Becerra debió hacer a viva voz una reseña sobre lo que se iba a escuchar. 2º) La falta de rectificación de las gacetillas de prensa para señalar que el evento se adelantaba en el horario de inicio  a las 13 horas en lugar de la hora 19 señalada originalmente- 3º) La presencia de animales domesticos abandonados en el recinto de la Basílica sin que nadie intentara reubicarlos. 4) Por todo lo expuesto, imagínese la sorpresa de Peregrinos y Feligreses no previsto en los cálculos de nadie.

            Yendo a lo estrictamente  musical, la obra anticipa en mucho  al Berlioz de la Sinfonía Fantástica y a las cantatas compuestas para el concurso por el Premio de Roma, también a las fanfarrias fuera de escena que casi con exactitud encontraremos en el réquiem de Verdi. En cuanto a la concertación, la versión ofrecida fue sobresaliente. La acústica de nuestro templo mayor resulto funcional a la obra interpretada. La Orquesta respondió con solvencia a las indicaciones de Becerra  y  se logró un buén acople con los músicos de la banda en el momento mas vibrante. El Polifónico redondeó con innegable acierto una de sus faenas mas interesantes de los últimos tiempos y el Nacional de Jovenes respondió con solvencia a la altura del desafío. Los músicos de las bandas militares que tuvieron en cada sector a un instrumentista de la Nacional a modo de guía, cumplieron a satisfacción con su parte.

         Darío Volonte entonó encomiablemente su pasaje con total entrega y lució mucho mejor que en la versión marplatense. Se lo nota vocalmente mejor y con voz mas fresca. Cumplió con creces.

        Para lograr todo esto se necesitó de una mano firme y segura. Guillermo Becerra la tuvo y, además logró transmitir con carísma y fuerte convicción sus ideas. Su actual versión supero, y mucho, a la versión marplatense- Algunos pasajes de cuerdas, la intervención en el ofertorio de todos los elementos y ese final que se va apagando de manera conmovedora lograron terminar de cautivar a un público heterogéneo y ecléctico que se entregó  al disfrute y a vivir una maravillosa experiencia.

DONATO DECINA


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