SOBRE "OPERA CLUB"

ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace el 17 de noviembre de 1990 a partir de un programa emitido por Radio Cultura. Este programa tuvo características muy especiales que lo transformaron, casi de inmediato, en el de mayor audiencia en su género.

Por primera vez se trataba el tema operístico con un absoluto desapego a las formas tradicionales de acartonamiento y solemnidad. Quedó en claro desde un principio que se trataba de un programa de ópera y no de cantantes –de estos últimos se ocupaba la mayoría-. Procedimos a lo que nuestro locutor de entonces (Mario Keegan) dio en llamar “derribando mitos” -desmitificar leyendas, anécdotas o lisas y llanas mentiras que con los años se convirtieron en falsas verdades-. Seguimos muy de cerca toda la actividad musical de Buenos Aires y La Plata poniendo muy especial énfasis en la promoción de los intérpretes jóvenes que estaban haciendo sus primeras armas –en la mayoría de los casos a puro pulmón- aunque sin descuidar las grandes figuras nacionales e internacionales que nos visitaban. Por último, el formato horario de cuatro horas nos permitió tratar amplia y distendidamente diferentes temas en un sólo programa desarrollado a través una conversación sin planificación previa entre dos a cinco co-conductores.

Todo esto nos puso en el primer lugar durante poco más de diez años. Diversos problemas –fundamentalmente económicos y de necesidades de programación de la radio- nos fueron acortando la duración y concluímos transmitiendo una hora a la medianoche del sábado. De esta manera fuimos perdiendo, junto con audiencia, nuestras características distintivas.

A partir de septiembre de 2012 nos mudamos a Radio Amadeus Cultura Musical recuperando nuestro formato original e intentando, de a poco y con mucho esfuerzo de todo tipo, retomar nuestro puesto de liderazgo –tarea nada fácil, por otra parte-.

Comencé diciendo que ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace a partir de un programa de radio. Esto es porque no es sólo un programa de radio –o, mejor dicho, el programa es casi como un pretexto-, sino un modo de unir a los oyentes tras un objetivo superior en común. El verdadero protagonista del programa no son ni los cantantes ni la música, son los oyentes –sus destinatarios y razón de ser-. Es por eso que los llamados telefónicos o mails son fundamentales para la concreción de lo que sale al aire. La audición es una excusa para que nos comuniquemos, nos conozcamos y podamos realizar y armar el programa y las actividades en forma conjunta.

Siempre me ha preocupado la incomunicación y soledad que aquejan a nuestra sociedad de manera cada vez mayor desde la segunda postguerra. Esta idea de nuclearnos bajo un interés u objetivo común es, para mí, un medio para paliar este terrible mal. Para esto, además del programa –y en lo personal más importante- son las diversas actividades que hemos venido realizando –con menor o mayor frecuencia- durante los últimos veintitrés años: encuentros, charlas, recitales, conferencia-debates, intercambio de material y, fundamentalmente, exhibición de videos (hoy DVDs) de diversas funciones operísticas –recuerdo con especial cariño el ciclo multitudinario que realizamos en el Centro Cultural General San Martín colmando ampliamente la capacidad plena de la Sala AB-. También estas actividades se vieron notablemente disminuídas con la anteriormente citada decadencia del programa –al que están intrínsecamente unidas-.

En esta nueva etapa muchas son las esperanzas y muchos los proyectos. La idea de congregarnos bajo nuestro amor a la ópera es, vuelvo a repetirlo, sólo un pretexto para encontrarnos virtual o realmente, tanto en nuestra relación comunicador-oyente como en forma personal. Este sitio, el Facebook y, en un futuro muy próximo, el Twitter serán nuestras herramientas virtuales a utilizarse en forma dinámica. Queremos crear un foro de debate y discusión a través del que no sólo hablemos de lo que nos gusta sino que intercambiemos ideas sobre políticas culturales. Necesitamos ampliar horizontes y promover los valores estéticos y culturales en los que se basan las obras de arte. De esta manera, a través de estos valores y del intercambio de ideas, iremos creciendo como personas y ayudando a crecer a nuestro entorno. Recordemos que los grandes cambios se producen, en general, a partir de los pequeños cambios individuales.

En cuanto al programa en sí mismo, posee una dinámica que va haciéndose cada vez más participativa –ya hemos desarrollado algunos temas propuestos por ustedes y esperamos una participación cada vez mayor-, poseemos también una enorme discoteca –probablemente la más grande de nuestro medio- con una cantidad de grabaciones que está muy holgadamente en la cantidad de cinco cifras y que abarca desde los primeros cilindros hasta las últimas funciones efectuadas en el mundo –a veces el mismo día de la emisión-, presentamos a las grandes figuras que nos visitan y hacemos una fuerte promoción de lo que están preparando los distintos grupos que han aparecido fuera del marco de los teatros oficiales y que es en donde realmente se encuentra el futuro.

La ópera es el centro pero no nos cerramos en ella. Abarcamos también los demás géneros vocales (opereta, zarzuela, oratorio, canción de cámara, sinfónico-vocal) y estamos, aún tímidamente y en muy pequeñas dosis, abriéndonos a todo el espectro de la música clásica (o académica –término que no me gusta pero al que adhiere muchísima gente-) En cuanto al período de lo que difundimos, es amplísimo y sin reservas ya que vamos desde la música medieval hasta las últimas manifestaciones de vanguardia.

En síntesis, estamos buscando crecer a partir del debate y la interacción. Considero que la relación estática con un oyente pasivo ya no es aceptable y pertenece a un tiempo que ya fue –no estoy valorizando, sólo presentando un hecho-. El piso de este proyecto es el que estamos transitando. El techo quisiera creer que no tiene límites (una sede propia, una emisora....).

Entre todos podemos lograrlo. Esto intenta ser un verdadero Club y les pido que se unan. Les garantizo que el crecimiento y el gozo serán ampliamente satisfactorios.


Dr. Roberto Luis Blanco Villalba


UNA CREACION DE ROBERTO BLANCO VILLALBA

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viernes, 30 de diciembre de 2016

DESPEDIDA

       El 31 de diciembre de 2016, será el último programa de OPERA CLUB,luego de 26 años en el aire y luego del fallecimiento de su creador, Roberto Blanco Villalba, el 30 de octubre pasado.
        Con ello,y por voluntad de los herederos de Roberto,también llegará a su fin este Blog.
         Los compañeros de equipo de Roberto,que continuamos con su legado por 2 meses,agradecemos a los lectores de todo el mundo y nos despedimos, prometiendo volvernos a encontrar próximamente en una nueva página web en la que seguiremos comentando todo lo relativo al mundo de la música.

martes, 20 de diciembre de 2016

SUSPENSION.

Por razones de fuerza mayor,ajenas a nuestra voluntad,queda suspendida la exhibicion de " El Caballero de la Rosa",programada para el próximo viernes 23 de diciembre.
SOLISTA INMEJORABLE + DIRECTOR INMEJORABLE = MUSICA PARA LOS DIOSES

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: Director Invitado: Carl St. Clair. Solista: Nelson Goerner (Piano). Programa: Leonard Bernstein: “Slava” (Obertura Política). Piotr Illich Tchaickovsky: Concierto para Piano y Orquesta en Si bemol menor, Op. 23. Dimitri Shostakovich: Sinfonía Nº 10 en Mi menor, Op. 93. Teatro Colón: 15 de Diciembre de 2016.

  Así como el desorganizado futbol Ntro. de cada día tiene sus calendarios de disputa “Alla Europea”, el Colón en general y la Filarmónica en particular parecieran correr en idéntico sentido, sino no hay forma de entender como puede ser posible que en pleno Diciembre, con un factor climático que preanuncia el que puede ser un rígido verano (y a pesar de la refrigeración de sala),  estén pendientes dos conciertos de abono de la Filarmónica, con el último a ofrecerse a escasas cuarenta y ocho horas de la Nochebuena. Jamás en mis treinta y tres años de permanente concurrencia a la sala de la calle Libertad (y mas de uno de Uds. con mas años que Yo también) me tocó presenciar un desaguisado semejante. Y revisando la programación del próximo año, si bien la Orquesta tendrá mas conciertos y culminará alrededor de Noviembre su temporada  (lo que significa una vuelta casi a lo normal), será el “Andrea Chenier” de Marcelo Alvarez el que en pleno Diciembre culmine la actividad. Es cierto que para estas fechas existía un “Ciclo de Primavera” menos formal. Entonces debemos volver a esas fuentes y, como la programación próxima, navegar en el tema fechas hacia aguas mas calmas.

  Mas allá del anterior comentario, quienes asistimos a esta velada hemos tenido el privilegio de escuchar la mejor versión que un pianista argentino haya ofrecido del Nº 1 de Tchaickovsky y a Nelson Goerner le ha cabido semejante honor. Versión intensa, plena de lirismo, toque prolijo, llena de sutilezas y energía perfectamente administrada sin  abuso alguno del pedal. Compenetración total con la obra y espectacular diálogo con la orquesta. También es responsable de ello Carl St. Clair, conductor Norteamericano discípulo de Leonard Bernstein, titular de la Sinfónica del Pacífico en su país y de la Sinfónica Nacional de Costa Rica, quien además ostenta una interesante foja de servicios en su país y Europa, dueño de una muy pulida técnica interpretativa que logró de la Filarmónica un superlativo rendimiento.  La atención de la sala fue única, con un pulcro silencio que logró hacer callar hasta a los impertinentes celulares. Y el estallido de júbilo que hubo al final de la obra fue disparador de un bis para la mas exquisita “cosecha Goerner”: un Nocturno de Chopin en el que creó una atmósfera maravillosa, plena de apasionamiento, canto y belleza tímbrica.


  En cuanto al Director, ya desde el mismo comienzo impresionó de buena forma al abordar “Slava” de Leonard Bernstein. Tempi justo, versión “chispeante”, animada y plena de color. Al explicar a posteriori el formato del programa y las particularidades de la Décima de Shostakovich, nos explicaba su relación con el gran compositor y Director de Orquesta Norteamericano, la amistad de este último con “Slava” Rostropovich (de hecho el título de la obra de Bernstein lleva el sobrenombre del genial violoncelista ruso [desertor de su país] y fue compuesta para celebrar la llegada del interprete a Washington para hacerse cargo de la Sinfónica Nacional de esa ciudad) y la de “Slava” con Dimitri Shostakovich (bien conocida por todos Ntros.), y por ello la inclusión de la Decima en el programa.
  La versión que escuche en el Colón, se inscribe dentro de las tres mejores que uno haya escuchado, aclarando que no tuve la fortuna de estar presente en la de Yuri Temirkanov con la Filarmónica de San Petersburgo para el Mozarteum en el Colón, que al decir de todos fue la mas perfecta. Entonces la ubicamos junto a la de Stanislaw Skrowaczewsky y la Halle de Manchester,  y a la primera versión de Pedro Ignacio Calderón con la Sinfónica Nacional en el Auditorio de Belgrano en el año 2005 (cuando por ese entonces en un reportaje concedido a este cronista le manifestaba que ese era el tiempo en que debía abordar este repertorio).  Tuvo pasión, intensidad, fuerza, tensión dramática en una progresión que dejó al auditorio sin aliento. Para ello contó con la inestimable colaboración del Clarinetista Jorge Caldelari quien ofició de traductor al público y sin dejar de manifestar que el celebre tema que lleva en cada nota cada inicial del nombre de Shostakovich en idioma alemán sería interpretado por el solista Fernando Chiappero, con lo que logró además ganarse el favor de la agrupación toda que respondió de manera formidable y se ganó la merecida ovación de la concurrencia.

  Para la próxima semana esta anunciada la presentación de Leonid Grín como Director Invitado. Bienvenido. Tanto El, como St. Clair, como Roberto Minczuk (Que el día anterior guiará a la Estable, a pedido de la misma), son Maestros que deberán ser convocados con mayor frecuencia para ayudar al que el Trabajo de Enrique Arturo Diemecke sea perfeccionado aún mas.


Donato Fabián Decina

miércoles, 14 de diciembre de 2016

UNA GRIETA QUE TARDARA MUCHO TIEMPO EN CERRARSE


Teatro Colón, temporada 2016: “Porgy and Bess”, Opera en tres actos, música de George Gershwin con libro de  Dubose y Dorothy Heyward e Ira Gershwin. Interpretes: Xolela Sixaba (Porgy), Nonhlanhla Yende (Bess), Mandisinde Mbuyazwe (Crown), Lukhanyo Moyake (Sportin’Life), Siphamandla Yakupa (Clara), Goitsemang Lehobye (Serena) Miranda Tini (María), Mthunzi Mbombela (Robbins), Mandla Mndebele (Sepulturero), Owen Metsileng (Jake), Lindile Kula, Jr. (Jim), Lusindiso Dubula (Mingo), Andile Tshoni (Peter), Bukelwa Velem (Lilly), Noluvuyiso Mpofu (Vendedora de Frutillas), Nkululeko Masuku (Vendedor de Cangrejos), Nkosana Sitimela (Frazier), Thando Mjandana (Nelson), Brian Notcutt (Archdale y Coronel), Gideon Lombard (Detective), Niel Roux-Roy Hunter (Policías), Luthando Tsodo-Shaun Oelf (Bailarines), Renaldo Wales (Trompetísta), Enzo Daniel Viviani-Guadalupe Fustinoni (Hijos de Serena). Coro de la Opera de Ciudad del Cabo, Director: Marvin Kernell. Orquesta Estable del Teatro Colón. Escenografía y Vestuario: Michael Mitchell. Iluminación y Dirección Técnica: Kobus Rossouw, Coreografía: Sibonakaliso Ndaba. Dirección de Orquesta: Tim Murray, Dirección Escénica: Christine Crouse. Función del 06 de Diciembre de 2016.

  A dos décadas de producirse su estreno en la recordada producción de la Opera de Virginia, “Porgy and Bess” retornó al escenario del Colón como cierre de la presente temporada lírica y esta vez con otra producción igualmente foránea, en este caso de la opera de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), la que lleva la firma de Christine  Crouse, quien se desempeño también hasta hace dos años atrás como Directora Artística de esa casa.

  Si bien en las acciones se denota un innegable respeto por la esencia de la obra, la ambientación, tal como reza en el programa de mano, transcurre en los años del “Apartheid” Sudafricano en los tiempos en que Don Nelson Mandela sufría la cárcel.  Quizás sin proponérselo, Darío Lopérfido no alcanzaba a dimensionar el tipo de puesta que traía al escenario del Colón, mas aún, si tenemos en cuenta que parte de la gente que ha venido aquí para este espectáculo estuvo entre Ntros. para el F.I.B.A. del año pasado en aquella memorable adaptación del Macbeth Verdiano ( el que también transcurría por esas latitudes con un final de “mas de lo mismo”) , casi al igual que en la puesta de este año de Marcelo Lombardero, solo que en la Ntra. la partitura se respetó tal cuál y en la Africana se repetía dramáticamente el cierre con “Patria Opressa”. Este año en la época actual, cuestionado como está en el tema Derechos Humanos, con el recordado conato producido en el espectáculo fuera de abono del doble programa Dallapiccola, en donde la puesta abordaba esa temática y en donde enmascarados protestaron en su contra a la salida de la función del Día Domingo por la tarde , previo arrojar minutos antes  volantes en el mismo sentido dentro de la sala con la misma en penumbras (hubiese sido saludable que lo hicieran a cara limpia e identificándose, es inadmisible que en plena democracia se proteste de esa manera), esta puesta trae a la luz el tema de las grietas, ya que si Ntros. a treinta y tres años de recuperada la Democracia, seguimos en la disyuntiva de los desaparecidos y no lo hemos superado hasta el presente, con mas razón Sudáfrica que ha padecido odio racial, se expresa de esta manera en un espectáculo como este, con una puesta a lo “Broadway” que recuerda por momentos a “West Side Story” (las escenas del accionar policial por ejemplo), aprovechando la versatilidad de los interpretes que cantan, bailan y se mueven como peces en el agua en la actuación, aún cuando la historia haya corrido el riesgo de verse desnaturalizada. El debate seguirá por supuesto vigente y seguramente escucharemos todas las voces. De todos modos y mas allá del resultado artístico final, sería bueno que comencemos a encontrar instancias superadoras  y una mayor creatividad artística a la hora de encomendar los títulos a representarse. Para mi gusto, me quedo con la anterior de la Opera de Virginia, fiel al original y a la música de Gershwin, que en esa era definitivamente la protagonista principal. Mas allá de todo lo por mi expuesto, el nivel de realización escénica fue sobria y expuesta con inteligencia, los estereotipos de los personajes fueron respetados escrupulosamente y de allí surgieron las mejores actuaciones. Es así que los puntales fundamentales de la función fueron Mandisinde Mbuyazwe como el recio Crown quien desata parte de la siniestra trama y Lukhanyo Moyake como el siniestro Sportin’Life, ambos totalmente compenetrados con sus personajes, en el actuar y en el cantar. Otro tanto ocurre con Miranda Tini en el rol de María, la dueña de la tienda. Siphamandia Yakupa como Clara, tuvo una correcta actuación, aún cuando en la célebre “Summertime” llegó con lo justo a las notas mas agudas y otro tanto le cabe a Goitsemang Lehobye en el rol de Serena, con las mismas características interpretativas de su otra colega. En cuanto a la pareja protagónica, Nonhlanhla Yende como Bess  tiene una su favor una figura ideal para el papel, correcta entonación y buena dicción en las zonas graves y medias pero algunas muy tirantes en el pasaje agudo. De la misma forma que Xolela Sixaba como Porgy con imponente presencia y voz cavernosa casi como un Yanqui mas pero al que también la zona aguda lo lleva a un timbre desparejo. Ambos muy buenos actores con solidas composiciones.  El resto de los roles co-primarios fueron asignados a muy buenos elementos, los que se movieron con total dominio de la escena y un meritorio desempeño de Enzo Daniel Viviani y Guadalupe Fustinoni como los hijos de Serena y Robbins con simpático desempeño actoral. El Coro, preparado por Marvin Kernelle tuvo un destacadísimo desempeño en las escenas de conjunto. Cantaron, bailaron y desplegaron su arte por todo el escenario marcando uno de los logros de este trabajo. Y Ntra. Estable redondeo en esta prestación un año de muy buenos desempeños, con puntos notorios en “Die Soldaten”, “Beatrix Cenci”, “Macbeth”, la “Sinfonía de los Mil” y esta buena perfomance, aún cuando la lectura de Tim Murray haya sido mas bien narrativa que descriptiva y por tanto adoleció de mayor profundidad.

  Se cerro de modo correcto una controvertida temporada. A la Luz de lo anunciado, nos dirigiríamos a aguas mas calmas. El Publico lo está pidiendo así (al menos en las opiniones que Sábado a Sábado recogemos en el programa radial) y es hora de que se lo escuche.

           

  Donato Decina

sábado, 10 de diciembre de 2016



UN TALLER QUE CRECE AÑO TRAS AÑO

Taller de Integración Operística del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón de Buenos Aires: “Trouble In Tahiti” (Problema en Tahiti), Opera en un acto y siete escenas, Libreto y Música de Leonard Bernstein (1917-1990). Interpretes: Vanesa Aguado Benítez (Dinah), Hernán Vuga (Sam), Milagros Burga (Muchacha), German Polón (Muchacho I), Rodrigo Villani (Muchacho II), Milagros Andaluz, Francisco Cruzans, Edgar Ocampo Orozco (Actores). Orquesta Integrada por Alumnos, Docentes, Colaboradores y Ex Docentes de la Academia Orquestal del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, dirigida por Emmanuel Siffert. Diseño Escenográfico: Josefina Nigro-Romina Stein. Vestuario: Luciano Parente Ormachea, Iluminación: Sebastián Evangelísta, Diseño Audiovisual: Luciano Moreno, Diseño Gráfico: Elio Osés, Director Técnico del Circuito Audiovisual de Televisión: Mariano Asseff, Caracterizadora en Escena: Florencia Saraceni, Vestuarista en Escena: Ana Paula Fernández, Stage Manager en Escena: Aldana Gerez Gigena, Composición Coreográfica: Rodrigo Villani, Dirección Escénica: Romina Almirón. Teatro 25 de Mayo, función del 04/12/16.

  Una de las iniciativas mas interesantes que año tras año desarrolla el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón (y que mas crecimiento demuestra), es el Taller de Integración Operística, el que en cada muestra se va superando. Luego de la interesante Perfomance del año pasado con el doble programa dedicado a Gian Carlo Menotti, que integraron “El Teléfono” y “Amahl y los Visitantes de la Noche”, llega la muestra de Este año  con un reto  muy interesante: “Trouble In Tahiti” (Problemas en Tahiti) de Leonard Bernstein, una obra de 1951, que aún mantiene su vigencia. Podrán pasar de moda los ritmos o las formas de composición, lo que no pasa de moda es la temática. Una pareja integrada por dos seres que piensan de manera individual y no en la pareja y menos en el hijo de ambos. Un ejecutivo  triunfador que no es feliz, una mujer que se siente sola. Se mienten a si mismos, evitan ir al grano y la verdad sobrevuela la casa pero nunca se la enfrenta. La acción puede transcurrir en cualquier ciudad de Estados Unidos que tenga zonas residenciales. La rutina indica, desayuno temprano, el viaje diario en tren para ir a trabajar, el lance con la secretaria de turno, el partido de Handball por sobre la actuación del hijo en una obra de teatro en el colegio, el almuerzo de negocios. Para la mujer, el Psicólogo, el colegio del hijo, el encuentro con las amigas, hasta que el hastío desata la tormenta y entonces un encuentro fortuito entre los cónyuges revela que ninguno de los dos desea prolongar ese momento y las excusas están a la orden del día. Una ida al cine en solitario por parte de Ella para ver la comedia “Trouble in Tahiti”, da el pie para una crítica ácida y feróz, casi como un anticipo de la que a posteriori se viera en “West Side Story” (por caso la canción al jefe policial por parte de la pandilla de Tom), a la idiosincrasia Norteamericana y su sistema y a los espectáculos “pasatistas” como forma de evasión. Luego de evadir una vez mas e ir al grano con los problemas, la iniciativa del hombre será llevar a su mujer al cine para ver……”Trouble in Tahiti”, para resignación de la mujer.

  Todo el trabajo fue asignado a través de un riguroso concurso. Romina Almirón fue la ganadora de la selección. Su visión fue magnífica. Ambientarla en un Set de T.V. blanco y negro, en donde cámaras actuales se encontraban revestidas por armazones que las transformaban en las legendarias cámaras de T.V. que tanto admirábamos desde 1951 a 1980, las que llevaban la imagen a Ntros. venerados armatostes a válvulas, representados por una pantalla de proyección . La acción forma parte de un capítulo de la novela, en donde el pequeño coro hace las veces de Maestro de Ceremonias. Es por ello, que en los momentos de interludio  veremos a la Vestuarista, a la Caracterizadora y al “Stage Manager” en escena, integrados al espectáculo. Dos Paneles dan vida a dos diferentes ambientes: la Casa y la Oficina, recreados al estilo de la época. Tres actores van haciendo las veces de Extras: Milagros Andaluz como la secretaria y la asistente que con el cartel de aplausos, solicitará los mismos al público, como si todos formáramos parte del set. Francisco Cruzans será el Psicólogo que ingresará a la casa desde adentro de la heladera en una acción desopilante y Edgar Ocampo Orozco en el rol de Linyera que mora en el parque en el que se cruzarán los protagonistas con una actuación muda fantástica. Josefina Nigro y Romina Stein desarrollaron con acierto la ambientación, la que en el vestuario de Luciano Parente Ormachea encontró realce. Una muy buena iluminación de Sebastián Evangelista también permitió que pudiera visualizarse de manera adecuada el trabajo televisivo muy importante a cargo de Mariano Asseff. Hubo momentos en los que también se recurrió a proyecciones  que mostraban el movimiento de la época en las grandes ciudades, tal cual como ocurría en los programas televisivos de ese entonces, las  que fueron elegidas con acierto por Luciano Moreno, cumplimentadas por la gráfica de Elio Osés. Milagros Burga y Germán Polón hicieron el coro de escena, en donde cantaron y bailaron de manera estupenda. Debió haber intervenido un tercer cantante, el que por una indisposición no pudo hacerlo. Fue suplantado en forma muda por Rodrigo Villani, coreógrafo del espectáculo, que lo hizo con envidiable soltura para lograr que ese percance pasara desapercibido. Sus coreografías fueron oportunas y plenas de “swing” correspondiendo a la música.

 La pareja protagónica mostró seguridad, solvencia y estupendo desempeño. Vanesa Aguado Benítez como la atribulada esposa dio en el “Physique du Rol”  ideal, mostrando una cuidada línea de canto, muy buena emisión y buena dicción. Actuó de manera convincente. Hernán Vuga fue un estupendo Sam mostrando todas las miserias que esta criatura musical exhibe. Tuvo gratísimo timbre, muy buena emisión y excelente actuación.

  Otro acierto lo constituyó la convocatoria al Suizo Emmanuel Siffert para la concertación del espectáculo al frente de músicos seleccionados entre los actuales alumnos de la Academia Orquestal del Instituto, ex integrantes, docentes y colaboradores que sonó amalgamada, muy bien balanceada, con plena comunicación con el palco escénico. Tuvo “swing”  y plena consustanciación con la música de Bernstein, por lo cual su desempeño fue laudatorio.  

  La intención es mejorar año tras año la calidad de estos talleres. Hay planes ambiciosos para el año próximo. Esperemos que tengan la debida continuidad.

 

Donato Decina
OTRO SI Y DIGO

Complemento de mi comentario sobre la interpretación de la Sinfonía Nº 2 “Resurrección” de Gustav Mahler por la Orquesta Sinfónica Juvenil “José de San Martín”.

  La memoria tiene nichos que a veces no se activan como es debido. Por eso y desde ya con el debido pedido de disculpas por adelantado, quiero agregar a la reseña que efectué en el comentario sobre las interpretaciones desde 1988 hasta el presente de la Sinfonía “Resurrección” de Mahler, dos versiones mas que involuntariamente no fueron detalladas por Mí y que cada cual tiene variantes importantes, imposibles de omisión.

  El hecho mas importante entre Ntros. respecto a las interpretaciones de Esta Sinfonía tuvo lugar en el año 2000, y fue la versión ofrecida por Javier Logioia Orbe  al frente de la Estable del Argentino de la Plata, su Coro Estable y las solistas María Bugallo y Cecilia Jakubowicz. Fueron en total cuatro conciertos, el primero en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, el segundo en la Catedral de La Plata (el Argentino se hallaba poniendo a punto su sala actual para su apertura definitiva, lo que ocurriría unos meses después), luego en el Auditorium de Mar del Plata, el Municipal de Bahía Blanca y el mas importante, en Sao Paulo (Brasil) en el auditorium de la Sinfónica del Estado de Sao Paulo. Fue una interpretación muy emotiva, con puntos sobresalientes y digna de ser llevada al Brasil.

  La otra, la que Luís Gorelik llevó a cabo en Salta al frente de la Sinfónica local, la que desde su creación y a lo largo de las gestiones de todos sus titulares se caracterizó por un compromiso de interpretación formidable. Dicha versión fue escuchada en el Auditorio “Juan Carlos Davalos”, primitiva sede de la Orquesta hasta la inauguración del actual auditorio.

  Hecha la corrección y pidiendo disculpas por el “lapsus”, ahora sí está completa la reseña de versiones ofrecidas.


Donato Decina

viernes, 9 de diciembre de 2016

MUCHO MAS QUE UN DIRECTOR, MUCHO MAS QUE UNA JOVEN ORQUESTA


Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil José de San Martín: Director: Mario Benzecry. Asociación Coral “Lagun Onak”, Coro de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Director de Ambas Agrupaciones: Miguel Angel Pesce. Solistas: Jaquelina Livieri (Soprano), Alejandra Malvino (Mezzosoprano). Programa: Gustav Mahler: Sinfonía Nº 2 en Do menor “Resurrección”. CCK-Sala Sinfónica, 04/12/16.

  Desde que en 1965 (mas precisamente un 9 de Julio, en función de Gala presidida en el Colón por Don Arturo Umberto Illia) Aristóbulo Carlos Paita estrenó esta partitura al frente de la legendaria Orquesta Sinfónica de Radio Nacional (desaparecida poco menos de un año después por la troglodita “Revolución Argentina”), debieron pasar largos períodos para que alguien se acordara de desempolvar la partitura y animarse a dirigirla. La historia dice entonces: Jacques Bodmer (recordado Director Suízo) en 1972 al Frente de la Sinfónica Nacional (de la que por entonces era su titular), Pedro Ignacio Calderón en 1978 al frente de la Filarmónica de Buenos Aires en el Colón. Precisamente fue Pedro Ignacio Calderón, quien logró que este inmenso trabajo de Mahler comenzara a ser revalorado en su justa dimensión. Lo hizo en 1988, en ocasión de celebrarse los ochenta años de la inauguración del Colón que hoy todos conocemos, en cinco ocasiones, una de ellas la de honor,  en presencia de otro Presidente de la Nación  de cuño Radical, Don Raúl Ricardo Alfonsín. A partir de allí, es notable la cantidad de veces que en forma vertiginosa comenzó su recorrido interpretativo entre Ntros.: Zubin Mehta y la Filarmónica de Israel en 1992, junto al Coro Estable del Colón preparado por Vittorio Sicuri y Faith Esham y Nancy Maultsby como solistas. Una versión de Franz Paul Decker un año después con la Filarmónica y el mismo Coro Estable en la fallida integral del inolvidable conductor Alemán. Guido Guida se animó a hacerla en el Argentino platense cuando aún Este tenía su sede provisoria en el Cine Teatro Rocha (¿1994?), en el que acaso haya sido el punto de partida de su Orquesta Estable para la interpretación de obras sinfónicas de gran envergadura. Nuevamente Calderón, ahora con la Sinfónica Nacional en dos ocasiones 1999 (Auditorio de Belgrano) y luego en 2008 (Facultad de Derecho [Esta última junto a las de Mehta y la posterior de Diemecke, las tres mas imponentes por igual que este cronista haya escuchado hasta el presente]). Francisco Rettig, para la Asociación Wagneriana en el Colón con la Nacional y el  Coro de la entidad Organizadora (1998). Luís Gorelik en el Argentino (2009), al igual que Alejo Pérez (2012) y sin olvidar de que Dante Anzolini estrenó allí en forma absoluta para la Argentina “Totenfeier”, poema sinfónico de Mahler el que casi en su totalidad se convirtió en el primer movimiento de Esta Sinfonía (2008). Lo dicho en cuanto a Enrique Arturo Diemecke, dos ocasiones, 2010 (Filarmónica) y la imponente de 2015 en la por entonces recién inaugurada “Ballena Azul” (10 de julio de 2015, un día después de cumplirse el quincuagésimo aniversario de su estreno entre Ntros.), con los Cuerpos Estables de la Nación (Sinfónica-Polifónico) y dando a conocer “Totenfeier” en el Colón por primera vez entre ambas versiones de la Segunda. Lo mas reciente nos indica que Carlos Vieu la concertó Este año en el Argentino y que David del Pino Klinge se ha animado a ofrecerla en Rosario, dentro de su integral Mahler (al que cuando se concrete,  le cabrá el altísimo honor de ser la primera plaza del Interior de Ntro. País en la que se interprete el ciclo completo de sinfonías del genial compositor Bohemio). Y por fin lo que faltaba después de larguísimos años de lucha. Que una Sinfónica Juvenil Argentina la interprete. Hace mas de 24 años que Mario Benzecry viene luchando y sosteniendo su proyecto mas querido, la Sinfónica Juvenil “José de San Martín”, partiendo de la base  de la experiencia de José Antonio Abreu en Venezuela y su “sistema”,  haciéndolo en un  principio con aportes privados y luego, en la que tal vez haya sido uno de los méritos mas importantes de la pasada y controvertida gestión nacional, nacionalizada, también gracias a la intervención de Abreu, que como nadie vio el trabajo que su colega Argentino realizaba.  Siempre envidié sanamente el que Orquestas Juveniles realizaran estas obras de gran magnitud en todo el mundo, menos aquí. El que los jóvenes, no solo venezolanos (Que se foguearon no solo con Abreu, Dudamel o Mateus, sino que lo hicieron también entre otros como Mata, Sinópoli, Abbado y Rattle), también Europeos (Juvenil Mahler y Juvenil Mozart con Abbado, la  Filarmónica Juvenil de Berlín con Johnatan Nott) y de Norteamérica (La juvenil de las Américas con Carlos Miguel Prieto), hayan logrado ingresar a este repertorio y  hacerlo en un nivel que pone los pelos de punta a mas de alguna Orquesta Profesional. Siempre desee que la Argentina tuviera un organismo así. Cuando Benzecry inició su camino, la controvertida gestión Maharbiz le cerraba las puertas por así decirlo al organismo que había fogueado mas que ningún otro en el País a los Jóvenes Músicos: la Juvenil de Radio Nacional, tantos años llevada adelante por el “Venerable” Don Ljerko Spiller y que tuviera como último titular a Juan Carlos Zorzi. También por ese entonces tuvo lugar la creación de la Orquesta Académica del Teatro Colón, pero desde el vamos su impronta intentó ser siempre la que había dejado vacante la Juvenil de Radio Nacional. Otro tanto vale para la Camerata Académica del Argentino de La Plata. Hubo serios compromisos para intentar imponer estas obras en este tipo de conjuntos.  No puedo olvidar a Carlos Calleja y su Orquesta Académica de Buenos Aires  y a Alejo Pérez con la Orquesta Juvenil del Bicentenario, ambos abordando la Primera Sinfonía “ El Titán”. Pero es Benzecry el que con tesón y persistencia fue andando de a poco, y así, tuvimos en progresión: La Primera, con la que celebró los veinte años del Conjunto. La Quinta, con la cual los Organismos Musicales de la Nación se despedían después de treinta y cuatro años del Auditorio de Belgrano, y que además sirviera en su ensayo general para la prueba acústica de la “Ballena Azul”. Aquí se juntan los caminos de la historia. La del recorrido de la partitura entre Ntros, y la del recorrido de la Juvenil “José de San Martín”. Que nunca dejó de actuar en la Facultad de Derecho (lugar físico de su nacimiento), pero que ya también desde el segundo semestre del año pasado tiene como sede a  la “Ballena” y  hacia allí me dirigí, ávido de escucharla.

  Mario Benzecry, con ochenta gloriosos y juveniles años, sigue evolucionando cada día como interprete. Su visión de la Segunda es absolutamente irreprochable. Hay unos pocos Directores que trazan verdaderas líneas interpretativas. Algunos muy personales: Zubin Mahta y el desaparecido Lorin Maazel se hallan aquí. En cambio en esta obra hay dos tendencias (a las que podríamos denominar habituales) que les han dado la forma para abordarla. Una es la de Leonard Bernstein, en la que veo a Diemecke claramente enrolado y otra la de Georg Solti, en la que Calderón y Benzecry se encuentran.  Ambas formas de interpretación son absolutamente válidas, ambas conmueven. Bernstein va hacia la profundidad de manera progresiva, Solti lo hace de manera un poco mas dinámica, pero sin sacrificar en modo alguno el fondo.  Y esto es lo que precisamente escuchamos en la “Ballena”. Tensión permanente, dinámica,  canto orquestal, empaste perfecto, secciones instrumentales con destacada actuación, Todo un trabajo de “Orfebrería” al que Benzecry le extrajo el mejor producto, contagiando a los Jóvenes que se prodigaron con entrega y entusiasmo. Por fortuna lo podemos escuchar, solo que lamento que recién ahora el Maestro haya podido abordar este repertorio.

  Otro tanto me cabe decir para la formidable preparación y ajuste que Miguel Angel Pesce le brindó a dos de las agrupaciones corales de las que es titular: El Legendario “Lagun Onak” y el Coro de la Facultad de Derecho de la U.B.A., los que cantaron con plena seguridad,  e impecable afinación.

  Y en las partes solistas, Jaquelina Livieri ratificó en muy pocos días que en este repertorio se mueve con solvencia, como lo hiciera en la Octava del Colón. Impecable colocación de la Voz, correcta emisión y muy buen decir. Alejandra Malvino se movió a sus anchas y una vez mas se ha hecho merecedora de mi mayor elogio, fantástica de punta a punta.

  Y seguiré bregando por todo esto. Porque se pudo y porque se hará. La “San Martín” ya es mucho mas que una Orquesta,  porque su mentor es mucho mas que un Director.


Donato Fabián Decina

sábado, 3 de diciembre de 2016



DIEZ AÑOS NO ES NADA (PERO SON MUCHOS)

Actuación de “MusicaQuantica”, Voces de Cámara, Director: Camilo Santostéfano. Programa: Obras de Vaughan Williams, Dallapiccola, Pizetti, Monteverdi, Petrassi y la “Misa Brevis” de Zoltan Kodaly. Participación: Tomás Alfaro (Organo). CCK, sala Sinfónica: 01 de Diciembre de 2016.

  Diez años no es nada (al decir de Le Pera, al que Gardel musicalizó para inmortalizar la frase), pero sin embargo son muchos. Cuantiosos en crecimiento, en experiencia, en enriquecimiento de un conjunto (aclaro que musical y espiritual, no de otra clase en estos tiempos que corren). Y eso es lo que “MusicaQuantica”, las Voces de Cámara a las que Camilo Santostéfano amalgama desde hace una década nos propone y que para celebrarlo, se dieron cita (las actuales y algunas de las que participaron en alguna etapa de Este camino) en la “Ballena Azul”, con un concierto de extraordinaria factura.

  Camilo Santostéfano es un formidable músico que tiene la virtud de evolucionar y superarse a sí mismo en cada emprendimiento que aborda. Este conjunto, obra toda suya, lleva su impronta. Sorprende en la formulación de sus programas y aquí, el detalle: la primera parte fue básicamente dedicada a una forma musical que toda formación que se precie de ser de categoría aborda: “El Madrigal”. De ayer y de ahora. Por eso la presencia de Dallapiccola, musicalizando dos poemas de Michelangelo Buonaroti (Il Giovine), sobrino del inmortal creador, sobre las quejas de las esposas y también los esposos. Simpáticas en su forma y vertidas con mucha expresividad, soltura y delicadeza. Dos poemas musicalizados por Ildebrando Pizetti (de tanta presencia en Ntro. programa radial a través de sus óperas): “Il Giardino di Afrodite” y “Piena Sorgeva La Luna”, temas de Amor y de Belleza, plenas en sutileza, demostrando riqueza interpretativa. Y llegamos al pasado. Monteverdi, maestro del madrigal, en dos hermosísimas composiciones: “Ecco mormorar l’Onde”, en una versión plena de frescura y “Zefiro torna e’i Bel Tempo Rimena”, del que según el Director, dado que Monteverdi lo compone al poco tiempo del fallecimiento de su esposa, leyendo su texto es lógico creer que lo hizo a modo de maravillosa despedida. Y en el cierre, Goffredo  Petrassi (Gran formador de músicos argentinos en las décadas del sesenta y setenta en la Accademia Chigiana di Siena), nombre fundamental de la vanguardia italiana en los cuarentas y cincuentas, con cinco madrigales que conforman los “Nonsense Madrigals”, satíricos, mordaces, divertidos que mostraron la actualidad del conjunto, el que comenzó su actuación con “Silence and Music” de Ralph Vaughan Williams, de inocultable sabor Inglés e ideal para abrir una actuación.

  La segunda parte mostró a la agrupación a la que se sumaron coreutas que a lo largo de estos diez años formaron parte de Ella, para entonar todos juntos, sumados al órgano (No el de sala sino uno mas chico) la “Misa Brevis” de Zoltan Kodaly, obra poco frecuentada entre Nosotros y que en mi caso, mi única referencia ha sido la grabación de Janos Ferencsic para el sello “Hungaroton” hace mas de treinta años y que acompañaba a una maravillosa versión del “Te Deum de Budavar” del mismo compositor. Obra de muchos detalles y matices, todos resaltados, voces muy interesantes que conformaron el terceto solista (Mezzosoprano, Tenor y bajo), todos ellos integrantes de la agrupación y un formidable trabajo de Tomas Alfaro en el Organo al que le extrajo sonidos envidiables.

  Actuaciones, giras, programas siempre interesantes, resultados artísticos, todos debidos al sostenido y magnífico trabajo de Camilo Santostéfano. Por muchísimos años mas y que sean bien merecidos. Y por si fuera poco, un electrizante Britten a modo de bis coronó la actuación.   


Donato Decina

domingo, 27 de noviembre de 2016

UNA SALUDABLE RENOVACION DEL REPERTORIO

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: Director: Wolfgang Wengenroth. Programa: Gyorgy Ligeti: “Lontano”, Anton Webern: Cinco Piezas, Op. 10, Seis Piezas, Op. 6, Johann Sebastian Bach/Arreglo de Anton Webern: Fuga (Ricercata) a Seis Voces de “Una Ofrenda Musical”, BWV 1079/5, Morton Feldman: “Coptic Light”. Teatro Colón: 24 de Noviembre de 2016. (Abono Nº 13, Compartido con “Colón Contemporáneo”).

  Es una saludable iniciativa el que uno de los conciertos del ciclo “Colón Contemporáneo” integre además la programación de abono de la Filarmónica de Buenos Aires. Lo que a esta altura no es nada normal, es que en pleno siglo veintiuno estas obras no formen parte de los conciertos junto a las mas “clásicas”. Sabido es que la orientación que Enrique Arturo Diemecke la ha impuesto al organismo, abarca hasta las dos primeras décadas del siglo veinte. En cambio solo hasta ahora tuvimos algunas grageas en las cuales tambien mostró capacidad de adaptación (solo basta para el caso recordar la velada dedicada a Mauricio Kagel, con la presencia de Este en la sala).Aquí tuvimos un programa dedicado a dos gigantes contemporáneos. Gyorgy Ligeti (hace algunos años desaparecido) y Morton Feldman, quien junto a Salvatore Sciarrino es hoy un faro, una referencia para muchos creadores actuales de Ntro. Medio. Y en el centro del programa, dos obras muy poco frecuentadas de Anton Webern y un arreglo de este basado en Johann Sebastian Bach. Un riquísimo programa para oídos predispuestos.

  Me detengo primeramente en la frase anterior: “Oídos Predispuestos”. La conducta de un gran sector de la concurrencia fue sencillamente atroz. Propia de una intolerancia que hace imposible que quienes la llevan a cabo puedan siquiera apreciar en algún sentido las obras que se ofrecieron. Toses groseras, ni siquiera mitigando los sonidos que emiten pensando en los demás, ruidos, celulares que no se apagan y que suenan en el medio de la interpretación. Todo eso me lleva a pensar que quien hace eso y compra un abono no repara en la programación. Va al concierto para no perder el valor de la entrada y se manifiesta así en lugar de no concurrir o al menos retirarse de la sala si no le gustan las obras al término de algunas de ellas. Lo rescatable en cambio es la actitud de los interpretes, que año tras año abordan este repertorio. Si tenemos en cuenta que no hace muchos años, hubo una controversia en torno a la repentina deserción de los atriles de “Ritmica Ostinata” de Juan Carlos Paz (Controvertida figura Nacional, si las hay), el avance que hoy en día han manifestado es monumental.

  Yendo de lleno al programa, la apertura mostró la intensa música de Gyorgy Ligeti y su “Lontano”, que fue objeto de una interpretación minuciosa, casi quirúrgica. Con intervenciones solistas de excepción en todos los sectores de la Orquesta. Un interesante contraste mostraron las dos obras de Anton Webern elegidas. Las Cinco piezas del Op. 10 y las Seis Piezas del Op. 6, que nos permitieron adentrarnos mas en el universo creador de este gran maestro Austríaco, del  que solo nos han llegado muestras casi a cuentagotas, una de Ellas, la célebre “Passacaglia”, su Op. 1, tuvo tan solo la interpretación en Ntro. Medio hace unos años por Juan Pablo Izquierdo y la Filarmónica, sin olvidar la de la Sinfónica de Viena con Roshdestvenski al podio y la de Zubin Metha en su visita con la Filarmónica de Munich. Las primeras son brevísimas, casi cortantes para un orgánico reducido y de llamativa disposición, con órgano, celesta, arpa, percusión y unos pocos vientos y cuerdas. Las segundas expresan desolación y duelo (había fallecido su madre al momento de componerlas) y nos acercan al Webern mas conocido e intenso.  Y el arreglo de Bach (del que también hace ya un tiempo escucháramos uno similar de Gerardo Gandini para su inolvidable “Sinfonietta”), interpretado en un “tempi” mas bien lento, casi pesante, muy distinto que el que hoy hacen conjuntos revisionistas con instrumentos  a la usanza de época, que deja al arreglo Webern un tanto incomodo ante el enfoque actual.

  Ya en la segunda parte, afortunadamente con el masivo desbande por parte de los intolerantes, disfrutamos a pleno de “Coptic Light” de Morton Feldman, compositor Norteamericano, discípulo de Cage, el que a partir del efecto que provoca la luminosidad de los tejidos arcanos del Museo del Louvre, esencialmente coptos, dispara la idea de un tema que va sufriendo diferentes metamorfosis sin perder de vista el inicio del mismo. Fue una maravillosa experiencia sonora, desde la sensualidad de la melodía inicial y sus variantes posteriores, que provoca en el oyente una atracción poco frecuente que llevó a la reacción final con una justiciera ovación para los interpretes.

  El Alemán Wolfgang Wengenroth, joven Director, fue convocado para la realización de este concierto. Demostró conocimiento, consustanciación con el repertorio y extrajo al milímetro todos los detalles de cada obra, logrando con la Filarmónica un formidable entendimiento para un extraordinario resultado. Bienvenida sea la renovación y, por favor, no cerrarse ante lo nuevo, nos atrofia.


Donato Decina

sábado, 26 de noviembre de 2016

EN EL DIA DE LA MUSICA, EL COLON BRILLO CON MAHLER

Teatro Colón: Cierre del Abono Verde 2016. Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Enrique Arturo Diemecke. Coro Estable del Teatro Colón: Director: Miguel Martínez. Coro Polifónico Nacional: Director: Darío Marchese. Coro de Niños del Teatro Colón: Director: César Bustamante. Solistas: Jaquelina Livieri (Soprano), Daniela Tabernig (Soprano), Paula Almerares (Soprano), Alejandra Malvino (Mezzosoprano), Guadalupe Barrientos (Mezzosoprano), Enrique Folger (Tenor), Alejandro Meerapfel (Barítono), Fernando Radó (Bajo). Programa: Gustav Mahler: Sinfonía Nº 8 en Mi bemol mayor “De Los Mil”. Teatro Colón, 22 de Noviembre de 2016.

  Pocas son las ocasiones que en Ntro. Medio se pudo escuchar Esta “Mega Obra”. Hagamos memoria: 1977, Filarmónica de Buenos Aires con Calderón en el Colón (para 6 conciertos). 1998 nuevamente con Calderón, ahora con la Sinfónica Nacional, El Polifónico Nacional, El Polifónico de Córdoba, El “Delfino Quirici” de Río Cuarto, El Nacional de Niños y el lamentablemente desaparecido Coro de la Asociación Wagneriana de Buenos Aires, para el ciclo de Esta última en el Colón por una sola ocasión. 2010, la gigantesca patriada de Alejo Pérez en La Plata (3 ocasiones) y en el Luna Park (3 Ocasiones), con la Estable del Argentino y su Coro (Casualmente con Miguel Martínez como preparador), el Polifónico Nacional, El Coro de Niños del Argentino y, nuevamente también,  el Nacional de Niños. Ahora el Turno de la Estable del Colón, con los Coros Estable y de Niños de la Casa y,  una vez mas, la convocatoria al Polifónico Nacional. Esta vez le cupo a Enrique Arturo Diemecke la responsabilidad de amalgamar fuerzas y concertar semejante página. Analicemos entonces lo escuchado.

  Es bueno que se le haya confiado Este programa a Diemecke, el que con esta interpretación culmina entre Nosotros la interpretación integral de las sinfonías de Mahler. Ambicioso bocado que la mayoría de los Directores de Orquesta pretenden para sí.

   Si miramos en perspectiva Este trabajo del gran sinfonista Bohemio del Post-Romanticismo, nos preguntamos el Porque lo denominó sinfonía. ¿Puede ser considerada cantata?, no. ¿Oratorio?, menos, teniendo en cuenta que son dos fragmentos muy disímiles entre sí para que se trate de eso y no hay por caso otra forma que reemplace a la Sinfonía. En dos movimientos y prácticamente toda cantada.  
  Uno hubiese querido que la Filarmónica haya sido quien la interpretara, teniendo en cuenta que el tándem Diemecke-Filarmónica es una alianza a esta altura casi indestructible. Sin embargo se le confió a la Estable este trabajo, del que solo por la inclaudicable tenacidad del Director Mexicano emergió airosa. Página difícil. Refuerzos de la Filarmónica para completar el orgánico mínimo requerido para acometerla. Repertorio con el que está poco familiarizada, son algunos de los ítems que pesan a la hora de hacer esta crónica. A favor, Diemecke logró extraerle un sonido que al solo antes Stefano Ranzani en “Macbeth” pudo concretarlo dentro de la presente temporada. Los fragmentos puramente orquestales fueron expuestos a pleno y justos en “Tempi” y en Expresividad. También la ayuda que elementos que antes pertenecían a la Filarmónica y pasaron a la Estable con los Concursos del 2010/11 (y que conocen de memoria la forma de trabajar del Director) prestaron en esta ocasión. Algunos de los solistas que también intervinieron en la versión de Alejo Pérez también aportaron lo suyo, al igual que el Polifónico Nacional, donde algunas de sus voces la cantaron en las ultimas tres oportunidades en que fue ofrecida. Todo esto, sin dudas,  sumó mucho. En cambio un notable punto en contra, lo constituyó que toda la masa sinfónico-vocal-coral no pudo ser ubicada de manera tal que la Campana Acústica del escenario pudiese estar armada por completo, por lo que parte de los coros estuvieron dentro de Ella y la Orquesta y los Solistas fueron colocados por delante en donde solo habían cortinados a los costados. Allí se perdió muchísimo el sonido, los bronces sonaban apagados y algunas voces fueron literalmente “tapadas” por parte de los coros. En cambio tanto a Paula Almerares como a la banda fuera de escena, al estar ubicados en Palcos Altos,  pudieron ser escuchados óptimamente.

  La Concepción de la Obra por parte del Conductor es óptima de punta a punta. Todos los detalles, efectos, acoples, acompañamiento a los cantantes,  se fueron desgranando uno por uno, logrando un perfecto empaste y momentos de notable virtuosismo. Los coros tuvieron un soberbio ajuste y cantaron con notable entrega. Al Estable, Miguel Martínez lo llevó a una de sus mejores actuaciones desde que El Director se hiciera cargo nuevamente del conjunto. Vale lo mismo para el Coro de niños el que también de la mano de César Bustamante logró una notable intervención. Ni que hablar del Polifónico, curtido por demás en este repertorio,  el que guiado por Marchese, se movió como pez en el agua.

  En la parte puramente vocal, Daniela Tabernig (Que está atravesando un formidable momento artístico), Enrique Folger (El que se afianza en este repertorio como también le ocurriera en la versión reducida de “La Canción de la Tierra” en la Usina del Arte, Exactamente un mes antes de Este concierto) y Fernando Radó (Con un volumen vocal estupendo),  tuvieron pleno lucimiento. Jaquelina Livieri estuvo en una de sus mejores noches y, fundamentalmente en la segunda parte, ofreció una actuación meritoria. Alejandra Malvino cantó con la solvencia a la que nos tiene acostumbrados y Guadalupe Barrientos tuvo destellos de calidad. Paula Almerares tuvo una breve intervención con correctísimo desempeño. Alejandro Meerapfel logró finalmente sobrepasar a toda la masa orquestal que tenía encima en su fragmento mas importante y pudo convencer.

  El Colon ofreció un buen producto como broche de oro a un abono que tuvo de todo, Barenboim-Argerich- Kaufmann-Fleming-Lang-Vengerov y esta obra colosal. Es de esperar que se repitan sucesos de esta envergadura, aunque para esta sinfonía en particular creo que el lugar mas adecuado hoy sea la “Ballena Azul”.

Donato Decina 
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