SOBRE "OPERA CLUB"

ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace el 17 de noviembre de 1990 a partir de un programa emitido por Radio Cultura. Este programa tuvo características muy especiales que lo transformaron, casi de inmediato, en el de mayor audiencia en su género.

Por primera vez se trataba el tema operístico con un absoluto desapego a las formas tradicionales de acartonamiento y solemnidad. Quedó en claro desde un principio que se trataba de un programa de ópera y no de cantantes –de estos últimos se ocupaba la mayoría-. Procedimos a lo que nuestro locutor de entonces (Mario Keegan) dio en llamar “derribando mitos” -desmitificar leyendas, anécdotas o lisas y llanas mentiras que con los años se convirtieron en falsas verdades-. Seguimos muy de cerca toda la actividad musical de Buenos Aires y La Plata poniendo muy especial énfasis en la promoción de los intérpretes jóvenes que estaban haciendo sus primeras armas –en la mayoría de los casos a puro pulmón- aunque sin descuidar las grandes figuras nacionales e internacionales que nos visitaban. Por último, el formato horario de cuatro horas nos permitió tratar amplia y distendidamente diferentes temas en un sólo programa desarrollado a través una conversación sin planificación previa entre dos a cinco co-conductores.

Todo esto nos puso en el primer lugar durante poco más de diez años. Diversos problemas –fundamentalmente económicos y de necesidades de programación de la radio- nos fueron acortando la duración y concluímos transmitiendo una hora a la medianoche del sábado. De esta manera fuimos perdiendo, junto con audiencia, nuestras características distintivas.

A partir de septiembre de 2012 nos mudamos a Radio Amadeus Cultura Musical recuperando nuestro formato original e intentando, de a poco y con mucho esfuerzo de todo tipo, retomar nuestro puesto de liderazgo –tarea nada fácil, por otra parte-.

Comencé diciendo que ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace a partir de un programa de radio. Esto es porque no es sólo un programa de radio –o, mejor dicho, el programa es casi como un pretexto-, sino un modo de unir a los oyentes tras un objetivo superior en común. El verdadero protagonista del programa no son ni los cantantes ni la música, son los oyentes –sus destinatarios y razón de ser-. Es por eso que los llamados telefónicos o mails son fundamentales para la concreción de lo que sale al aire. La audición es una excusa para que nos comuniquemos, nos conozcamos y podamos realizar y armar el programa y las actividades en forma conjunta.

Siempre me ha preocupado la incomunicación y soledad que aquejan a nuestra sociedad de manera cada vez mayor desde la segunda postguerra. Esta idea de nuclearnos bajo un interés u objetivo común es, para mí, un medio para paliar este terrible mal. Para esto, además del programa –y en lo personal más importante- son las diversas actividades que hemos venido realizando –con menor o mayor frecuencia- durante los últimos veintitrés años: encuentros, charlas, recitales, conferencia-debates, intercambio de material y, fundamentalmente, exhibición de videos (hoy DVDs) de diversas funciones operísticas –recuerdo con especial cariño el ciclo multitudinario que realizamos en el Centro Cultural General San Martín colmando ampliamente la capacidad plena de la Sala AB-. También estas actividades se vieron notablemente disminuídas con la anteriormente citada decadencia del programa –al que están intrínsecamente unidas-.

En esta nueva etapa muchas son las esperanzas y muchos los proyectos. La idea de congregarnos bajo nuestro amor a la ópera es, vuelvo a repetirlo, sólo un pretexto para encontrarnos virtual o realmente, tanto en nuestra relación comunicador-oyente como en forma personal. Este sitio, el Facebook y, en un futuro muy próximo, el Twitter serán nuestras herramientas virtuales a utilizarse en forma dinámica. Queremos crear un foro de debate y discusión a través del que no sólo hablemos de lo que nos gusta sino que intercambiemos ideas sobre políticas culturales. Necesitamos ampliar horizontes y promover los valores estéticos y culturales en los que se basan las obras de arte. De esta manera, a través de estos valores y del intercambio de ideas, iremos creciendo como personas y ayudando a crecer a nuestro entorno. Recordemos que los grandes cambios se producen, en general, a partir de los pequeños cambios individuales.

En cuanto al programa en sí mismo, posee una dinámica que va haciéndose cada vez más participativa –ya hemos desarrollado algunos temas propuestos por ustedes y esperamos una participación cada vez mayor-, poseemos también una enorme discoteca –probablemente la más grande de nuestro medio- con una cantidad de grabaciones que está muy holgadamente en la cantidad de cinco cifras y que abarca desde los primeros cilindros hasta las últimas funciones efectuadas en el mundo –a veces el mismo día de la emisión-, presentamos a las grandes figuras que nos visitan y hacemos una fuerte promoción de lo que están preparando los distintos grupos que han aparecido fuera del marco de los teatros oficiales y que es en donde realmente se encuentra el futuro.

La ópera es el centro pero no nos cerramos en ella. Abarcamos también los demás géneros vocales (opereta, zarzuela, oratorio, canción de cámara, sinfónico-vocal) y estamos, aún tímidamente y en muy pequeñas dosis, abriéndonos a todo el espectro de la música clásica (o académica –término que no me gusta pero al que adhiere muchísima gente-) En cuanto al período de lo que difundimos, es amplísimo y sin reservas ya que vamos desde la música medieval hasta las últimas manifestaciones de vanguardia.

En síntesis, estamos buscando crecer a partir del debate y la interacción. Considero que la relación estática con un oyente pasivo ya no es aceptable y pertenece a un tiempo que ya fue –no estoy valorizando, sólo presentando un hecho-. El piso de este proyecto es el que estamos transitando. El techo quisiera creer que no tiene límites (una sede propia, una emisora....).

Entre todos podemos lograrlo. Esto intenta ser un verdadero Club y les pido que se unan. Les garantizo que el crecimiento y el gozo serán ampliamente satisfactorios.


Dr. Roberto Luis Blanco Villalba


UNA CREACION DE ROBERTO BLANCO VILLALBA

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sábado, 27 de junio de 2015



CASA NUEVA, SONIDO NUEVO

Orquesta Sinfónica Nacional: Primera presentación al Público en el Centro Cultural Kirchner, Director Invitado: Günther Neuhold. Solista: Xavier Incháusti (Violín). Programa: Jean Sibelius: Concierto para Violín y Orquesta en Re menor Op. 47. Richard Strauss: “Una Sinfonía Alpina”, Op. 64. Sala “Ballena Azul”, 12 de Junio de 2015.

  ¡Y llegó por fin el gran día!. Ingresar a la “Ballena Azul”, contemplar su enorme estructura en el viejo patio del Correo Central, en el que su  vientre se apoya en cuatro gigantescas patas que hacen rememorar a quien esto escribe, de la vieja anécdota atribuída a  Cristobal Colón, al que para refutársele su teoría de la redondez de la tierra, se le dijo que la misma era algo sostenido por elefantes. Pues bien, la Ballena lo está sobre esas patas y una vez en su interior,  al que se accede a  través de escaleras mecánicas, contemplo la madera, que tendrá incidencia en la acústica y me voy acomodando en las sencillas pero cómodas butacas. Veo la disposición semi circular del escenario, con sectores acomodados a diferentes alturas para las familias de instrumentos y, alto e imponente, el Organo tubular,  del que con ansiedad aguardo su sonido en su intervención reservada en la sinfonía. El sueño de los Castro, los Zorzi, los Bodmer, ahora corporizado en Pedro Ignacio Calderón como titular del conjunto, ya es una realidad. La Sinfónica tiene casa propia, y uno es testigo privilegiado del momento. Chicos jóvenes son los acomodadores, los que con mucho celo,  verifican la localidad y me guían a la butaca. Mi recuerdo en ese momento para todos mis amigos de la música que ya no están, encarnados en la figura de Arquímedes Cedro, el padre espiritual que la música me dio,  y quién,  en el ocaso de su vida, no vaciló en brindarle a Julio Palacio su colección íntegra de programas de la Nacional,  desde su primer concierto hasta el año 1999, con los que Pablo Bardin pudo reconstruir los primeros cincuenta años de historia de la Orquesta. Están por ingresar Inchausti y Neuhold, miro hacia el techo por todos Ellos, aplausos……,  ¡música!.

   Los primeros acordes que  emanan desde el escenario, nos revelan a una Nacional que está cambiando para muy bien su sonido. Lógicamente la acústica se proyecta de manera muy distinta y las distintas familias de instrumentos se perciben con nitidez la transparencia de los “pianissimi” impresiona. El cambio del sonido saturado  y compacto del conjunto que se verificaba en Belgrano (gracias por tantos años, pero por favor no regresen nunca mas), por el transparente actual, ya es rotundo,  y solo le falta el lógico acostumbramiento de los instrumentistas, amén de los ajustes que los Ingenieros Basso y Sánchez Quintana realizarán sobre la marcha.

  Entrando de lleno en la versión, encontramos a un Incháusti técnicamente refinado, con buen sonido. La Ballena lo favorece, pero sin el plus de inspiración al que habitualmente nos tiene acostumbrados. Neuhold por su parte, hizo muy correctamente lo suyo, con “tempi” acelerado y falto de alguna pizca de imaginación, por lo que la versión fue correcta, bien recibida por un público mayoritariamente neófito, al que habrá que educar como en el Colón, recordándoles que entre movimiento y movimiento no debe aplaudirse (pobres de Ntros., en el Colón ya van cinco años de reabierto y eso está aun muy lejos de acontecer y, para peor, en Belgrano eso sí que no ocurría), pero en Ntros. se notaron esas falencias. El bis fue un movimiento de  la cuarta sonata de Ysaye (Autor fetiche del joven interprete que siempre incluye sus obras en sus presentaciones), en donde ahí si se floreó e hizo estallar en una gran ovación al público, con lo que nos hizo aún mas pensar sobre lo acontecido con Sibelius.

  La segunda parte fue la mas esperada con la “Alpina” de Richard Strauss. La versión Neuhold tuvo intensidad, justeza, el Organo con Mario Videla fue glorioso (por fín un órgano “de verdad” acoplándose con la orquesta, nada de teclados eléctricos), el sonido se proyectó magnífico. Tal vez el “chiche nuevo”, propició un poco de desborde en los músicos dada la intensidad de la entrega, pero aún así  fue una versión muy digna, a la que le faltó, una vez mas, un poco mas de vuelo. Ya se está en carrera, habrá que esperar los próximos conciertos y comprobar si se está en la dirección debida.


Donato Decina


UN ESTUPENDO GOLPE DE TIMON

Teatro Colón: Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke, Solista: Gao Hong (Pipa). Programa: Ge Gan Ru: “Lovers’ Besiged “(Los Amantes Sitiados), Tan Dun: Concierto para Pipa y Orquesta de Cuerdas. Piotr Illich Tchaickovsky: Sinfonía Nº5 en Mi Menor Op.64,  Teatro Colón (04 de Junio de 2015).

  Al conocerse la programación de la Temporada, gestada bajo la anterior administración, Este concierto estaba confiado a un Director y a un solista de Pipa, ambos de origen Chino, quienes para la primera parte habían programado dos obras de otros compositores del mismo origen (por supuesto que una de ellas era un concierto para Pipa [laúd Chino]), aunque se completaba el programa con la Quinta de Tchaicovsky en la segunda parte. Pues bien, solista y director no vinieron (tampoco se explicaron las razones a las que obedecían la no venida de ambos) y se buscó un reemplazo de jerarquía para el mismo instrumento solista comprometido, y Enrique Arturo Diemecke, como titular de la Filarmónica, asumió el compromiso de cubrir la  conducción de la velada, adelantando de ese modo la segunda de sus presentaciones previstas durante el corriente mes (la prevista inicialmente ya ha sido asignada a otro Director  también de origen oriental). El resultado fue un acertado golpe de timón como consecuencia de la obra para Pipa programada en reemplazo, con una solista de estupenda jerarquía y un Tchaickovsky verdaderamente antológico.

  El inicio trajo también otro cambio. Entre otras novedades, este año Diemecke ha asumido la conducción de la Orquesta Sinfónica de un importante Instituto Universitario de México, organismo con el cuál, según noticias que recibí a través del sitio Facebook de internet, estrenó allí una obra de Ge Gan Ru, un compositor chino nacido en los años cincuenta, llamada “Lovers’ Besiged” (En Castellano “Los Amantes Sitiados”), la que entonces , evidentemente producto del apuro con que debe haber tomado a la Filarmónica las deserciones comentadas, fue la elegida para la apertura del concierto, habida cuenta que se trataba al fin y al cabo de música china,  tal como se había propuesto para la primera parte. Según la semblanza incluida en el programa de mano, dentro de los comentarios hechos por mi gran amigo Carlos Singer, es una persona que en sus años formativos no pudo tomar contacto con las formas occidentales de música, debido a las prohibiciones imperantes en esa época por la censura cultural. Solo en los años ochenta, luego de los acercamientos a occidente producidos por aquel formidable estratega llamado Deng Xiao Ping, este hombre ha podido trasladarse a la Universidad de Columbia, donde culminó su formación con Ntro. Compatriota Mario Davidovsky,  y en el Conservatorio de Shangai tomó contacto con obras de compositores como Boulez, Cage y Crumb. Por su apego a esas formas y estilos, es que se ganó el mote de “el primer compositor Chino de vanguardia”. La obra, que se divide en   tres episodios, describe una leyenda popular que cuenta el ocaso de la dinastía Qin,  doscientos años antes de Cristo. El material empleado es producto de la reelaboración de un trío para Piano, Violoncello y Percusión. La historia refiere a un príncipe de esa dinastía, conductor de su ejército y su amada,  que se ven sitiados en la ciudad en que viven por fuerzas de una dinastía rival.  Al impacto inicial de ese sitio, se produce el clásico encuentro de los amantes, luego del cuál la mujer intenta convencer en todas las formas (incluso cantando)  de la necesidad de que su amado salga a combatir a los invasores,  y al no lograrlo, con los rivales casi encima de ellos, opta por darse muerte y,  soló ahí,  su amante se da cuenta de el error y sale al combate, obteniendo un triunfo de sabor muy amargo. La música es muy descriptiva, muy arrolladora y disonante durante el primer número, para ir virando luego a formas mucho mas melódicas en los dos números posteriores y culminar en una exposición “ a lo Khatchaturian”. También en esa línea fue mi decepción, ya que luego de un comienzo con algo muy diferente, nos dirigimos a formas archiconocidas, por lo que al “vanguardista chino”  lo deberé esperar para otra mejor oportunidad para poder apreciarlo mejor.  Descomunal en cambio, y ahí el porqué del título del presente comentario, ha sido la versión del Concierto para Pipa y Orquesta de Cuerdas de Tan Dun, compositor que ha incursionado en múltiples facetas, que van desde la música de la apertura de los Juegos Olímpicos del 2006 (que algunos magníficos recuerdos nos trajera a los Argentinos), hasta música de películas y obras multimedia. Aquí sí que tuvimos una obra de superior escritura, en la que la elaboración, con mucha técnica y bastante disonancia, pudo amalgamarse de manera tal que la esencia de los ritmos chinos tan característicos, pudo convivir con el lenguaje moderno, reservando para la Pipa solista un lucimiento muy especial de la que Gao Hong, la solista convocada, sacó amplio provecho con técnica exquisita y fina sensibilidad interpretativa. Previamente y a pedido del Director, explicó las características del instrumento y brindó ejemplos musicales, hasta llegar a sonidos de la naturaleza,  que no hicieron mas que lograr meterse al público en el bolsillo, obtenendo una merecida ovación al final de la obra. Refinamiento y justeza tuvo también el acompañamiento de Diemecke, atento como siempre a todos los detalles, quien siguió “al milímetro” la labor de la solista. Observando la semblanza de la misma, es compositora y docente radicada desde hace mucho tiempo en Estados Unidos, en donde desarrolla una  intensa labor en la Universidad de Música del Carleton College de Minnesota, estado lindero a Michigan, en donde Diemecke desde hace 27 años conduce a la Sinfónica de Flint, por lo que no sería nada raro que el conocimiento que el conductor mexicano tiene de allí, luego de tantos años de trabajo , lo haya llevado a contactarse con esta formidable interprete con este resultado obtenido.

  Y desde el lejano y milenario Oriente, fuimos a las frías estepas para desde allí dirigirmos a Rusia y al encuentro de una bienvenida, por la intensa y  personalísima versión que Diemecke efectuó,  Quinta de Tchaickovsky. Personal, porque lo hizo a un “tempi” un poco mas lento de lo habitual, lo que permitió encontrar otros sonidos que habitualmente pasan desapercibidos,  y detalles de orquesta virtuosa que gracias a ese tiempo empleado,  pudieron apreciarse. Una coda final expuesta de manera sobresaliente, culminó en una ovación cerrada, de esas que perduran en el recuerdo.


Donato Decina
CINCO AÑOS DESPUES, EL MEJOR ESTRENO Y LA MEJOR PUESTA

Compañía “Lírica Lado “B””: “Curlew River”, Parábola para Iglesia de Benjamín Britten (Estreno Argentino, versión escenificada). Interpretes: Pablo Pollitzer (Mujer Loca), Alejandro Spìes (El Barquero), Gabriel Rabinovich (Viajante), Max Hochmuth (Abate),  Alejándro Luna-Alvaro Corimayo-Dane Crljen-Elías J. Ongay-Isaac Mojica-Juan Pablo Vercesi-Luciano Luque-Luís Asmat (Monjes), Constanza Leone (Espíritu del Niño).Cristian Roldan-Matías Perez-Sergio Tejeira (Bailarines/Acólitos). Conjunto Instrumental. Dirección Escénica: Barbados (Diego Rodriguez-Germán Ivancic). Dirección Musical; Camilo Santostéfano. Espacio I.M.P.A., 06 de Junio de 2015.

  El estado de conmoción en el que uno quedó luego de presenciar esta función de “Curlew River” de Benjamin Brtitten, es, quizás, la prueba mas elocuente de la categoría de esta propuesta, en la que la Compañía “Lírica Lado “B”” se ha calzado definitivamente los pantalones largos y nos hace sentir satisfechos de pregonar en favor de ellos, luego de cinco temporadas de largo bregar, impulsando la concurrencia a cada presentación que efectúan. La propuesta de montar “Curlew River”  en un espacio no convencional como el  de una cooperativa obrera como I.M.P.A., recuperada por su personal, de la que uno ha sido involuntario testigo de todas sus vicisitudes (como  que es casi vecino del lugar). La calidad de los intérpretes convocados. La aprobación de la propuesta y el apoyo nada menos que de la fundación Britten- Pears. La expectativa dada la reconocida creatividad del conjunto, acerca de la presentación visual. Y, en verdad, fue un extraordinario sacudón. A partir del mismo inicio, en donde todos los participantes en escena, ingresan entonando un cántico al estilo gregoriano, vestidos de overol de fábrica como si fueran los hábitos de monjes. La caracterización del tenor para abordar la parte de mujer loca (Papel obviamente compuesto para Peter Pears), hecha con un guardapolvo encima del overol, un casco de soldadura y unas zapatillas chatas de paño (Unico atuendo femenino). Un delantal largo blanco para el barquero, el que con una larga barreta de fábrica, simulará tener el remo del barco. Un sencillo piloto y un sombrero para el viajante. Un magnífico juego de luces acompañará la escena, la que se desarrolla sobre un pallet grande junto a una máquina y en donde tres bailarines en el rol de acólitos acompañarán con movimientos danzados para resaltar las escenas, todo ello creado por los  creativos “Barbados” Diego Rodriguez y Germán Ivancic. Todo lo demás, actuación y canto puro que por momentos fue sobresaliente, desde Max Hochmuth como el abate que anuncia el tema sobre el que los monjes reflexionarán, un conjunto estupendo de cantantes dirigidos por el propio Camilo Santostéfano,  que serán apoyo como los monjes, una voz tan “celestial” como la de Constanza Leone, en la breve pero trascendente intervención de la voz del espíritu del niño. La leyenda que se cuenta, proviene de tierras del lejano Oriente. Una madre busca desesperadamente a su hijo desde hace un año, aborda un barco y escucha al barquero contarle a un viajante la historia de un pequeño raptado por un hombre que cruzó al otro lado del río, pereciendo allí por el maltrato y el esfuerzo al que el captor lo ha sometido. La mujer aborda al barquero y al preguntarle por sus señas particulares, no tiene la menor duda que se trata de su hijo. Es acompañada por los dos hombres al lugar, la tumba se abre y desde allí surge la voz del espíritu del niño,  que llevará paz a su atormentada madre produciéndose un milagro. Semejante historia y una música tan rotunda como la que Britten compuso para la misma, necesitaba de cuatro verdaderos puntales y ellos fueron: Camilo Santostéfano, conduciendo a un conjunto amalgamado de manera homogénea con estupendo sonido y preparando a las voces corales, como ya se dijo, de magnífica forma. Gabriel Rabinovich, con buen canto y correctísima presencia en el rol del Viajante. Un soberbio Alejandro Spies, dando vida al recio barquero que se tornará compasivo con la mujer,  y que será su sostén al acompañarla a la tumba,  completando una actuación perfecta. Y para el final, la descomunal actuación de Pablo Pollitzer en el rol de la atribulada madre, perfecto en canto, dicción y actuación, completando un verdadero “Tour de Force”, ya que una hora antes, había culminado su intervención en la función de “Diario de un Desaparecido” de Janacek en la Usina del Arte, oportunamente comentada en este sitio, y mientras  se “desenchufaba” de ese potente personaje, se trasladaba a I.M.P.A., se ponía en la piel su nuevo rol,  y salía a cantar con el mismo compromiso y las mismas ganas con que había hecho el otro hacía ¡Una Hora Antes y en otro lugar!. ¡Merecido Triúnfo!

  Cuando todos los participantes retoman su fisonomía “de overol” y conformando un homogéneo conjunto se alejan entonando nuevamente el cántico gregoriano, quienes allí estábamos, llenando el espacio gracias a la gratuidad de la propuesta, la conmoción que produjo el impacto visual y auditivo hizo que reflexionáramos acerca del nivel no solo del espectáculo, sino de Buenos Aires misma como plaza. Pocos lugares del mundo pueden ofrecer tanta calidad en tantos espacios (como Este no convencional). Y este “Curlew River”, será recordado como el de mayor relevancia en todos estos.


Donato Decina

miércoles, 17 de junio de 2015

UN SOLIDO CONJUNTO EN UN EXIGENTE PROGRAMA

Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación: Director: Sebastiano de Filippi. Solistas: María Florencia Machado (Mezzosoprano), Constanza Antunica (Soprano), Elías Ongay (Tenor), Gabriel Vacas (Barítono), Vocal Miscelánea, Director: Lucas Echaníz, Mariano Irschick (Organo). Programa: Tommaso Albinoni: “Adagio” (Para Orquesta de Cuerdas y Organo), Ottorino Respighi: “Il Tramonto” (Para Mezzosoprano y Orquesta de Cuerdas), Franz Peter Schubert: Misa Nº 2 (versión Original para Solistas, Coro, Organo y Orquesta de Cuerdas). Salón de los Pasos Perdidos del Honorable Congreso de la Nación, 28/05/15.

  “Voces del Cielo y la Tierra (de lo profano a lo sagrado)”, tal fue el título elegido para este concierto que mostró una vez mas la pujanza de este joven conjunto que va creciendo cada vez mas a cada presentación, a partir de la reorganización encarada hace un par de años atrás. En esta segunda temporada oficial de conciertos, nos volvimos a pegar una vuelta por el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso, atraídos por la propuesta musical, y, desde ya, lo que a priori prometía el programa, se terminó cumpliendo con creces.

  Mas allá de una inexplicable sucesión de eventos programados en salones linderos entre sí (a esa hora en el Salón Azul, la conductora Teté Coustarot era objeto de la concesión de la mención Domingo Faustino Sarmiento), lo que motivó que De Filippi, ya parado frente al conjunto y al Organista, se viera forzado a retrasar en veinte minutos el inicio del concierto,  y ya vuelto Este al podio, se inició la velada con una sólida, concentrada y muy potente versión del célebre “Adagio” de Albinoni para Organo y Orquesta de Cuerdas. Una exposición profunda de constante y creciente tensión por parte del Director y el grupo y una sutil intervención de Mariano Irschick en la primera de las dos que le cupo en el concierto. Formidable comienzo, que dió paso al punto mas alto de la noche, cuando con la intervención vocal de María Florencia Machado, los cuerdístas del Congreso arremetieron con una espectacular versión de “Il Tramonto”, versión en Italiano de un Celebre poema en lengua inglesa al que Ottorino Respighi convirtió en un gran fragmento Dramático Musical. Aquí, los tiempos, las progresiones, la tensión en crecimiento y ni que hablar de la expresividad y el decir de la Mezzo Rosarina hicieron que tras un magnífico silencio del público al último compas, la salva unánime de aplausos de los presentes ante el gesto de distensión del Director, coronara una labor extraordinaria. Fue una versión magnífica que,  de existir grabación, se la debería difundir para que Uds. puedan corroboran lo que en estas líneas Yo expreso.

 Tras ello, se debió suspender el intervalo, dado la situación narrada al inicio de esta crónica, cosa que se lamentó mucho, ya que hubiera sido necesario, aunque mas no sea un breve respiro, luego de la tensión “Respighiana”. Aún así, se escuchó una noble versión de la partitura original para solistas, coro, órgano y orquesta de cuerdas de la Misa Nº 2 de Schubert, la que escucháramos en su versión definitiva hace seis años atrás (¡Como transcurre el tiempo!) por el Coro “Sine Nomine”, solistas y la “Wiener Akademie”, conducida por Martín Haselbock, el en ciclo del Mozarteum en el Coliseo (por ese entonces el Colón estaba aún cerrado), y que en esa oportunidad,  suscitara opiniones muy divididas. A Esta versión ofrecida, aún cuando se trata de la versión original, carente de vientos, algún bronce y leve percusión, se la escuchó de una manera mucho mas profunda que aquella, mérito del Director, de la sobriedad ya descripta de Mariano Irschick desde el órgano, una sólida formación coral como el “Vocal Miscelánea”, bien preparada por su director, Lucas Echaniz, y  tres buenos solistas vocales: Constanza Antunica, una soprano de gratísimo timbre y voz muy fresca, la que fue el punto vocal mas alto de la obra.  Elías Ongay, un tenor de bella voz que cumplió acabadamente en su única parte asignada y Gabriel Vacas, un barítono que tuvo un correcto desempeño. De Filippi, como sabemos, fogueadísimo en estas concertaciones a partir de su desempeño en espectáculos operísticos, amalgamó a todos los participantes y sostuvo a pulso firme el ritmo y los tiempos de la obra, coronando un concierto en el que los que asistimos salimos plenamente satisfechos.


  Donato Decina


EN UN AMBITO MAGNIFICO, UN DOBLE PROGRAMA CONTUNDENTE

Leos Janacek: “Diario de un Desaparecido”, ciclo de veintidós poemas anónimos de la región de Valaquia, musicalizados (versión escenificada). Interpretes: Pablo Pollitzer (Tenor/Janick), María Florencia Machado (Mezzosoprano/Zefka, la Gitana), Ana Sampedro (Soprano 1ª), Rocío Fernández (Soprano 2ª), Sabrina Contestábile (Contralto) (Coro fuera de escena). Carlos Koffman (Piano). Darius Milhaud: “El Pobre Marinero”, Opera en un acto con libreto de Jean Cocteau. Interpretes: Gustavo López Manzitti (El Marinero), Graciela Oddone (Su Mujer), Víctor Torres (Su Amigo), Hernán Iturralde (Su Suegro). Grupo Instrumental. Dirección Musical: Martin Sotelo. Para ambos espectáculos, puesta en escena de Marcelo Lombardero, escenografía de Noelia González Sbovoda, Iluminación de Horacio Efron y Vestuario de Luciana Gutman. Usina del Arte (Sala de Cámara), 31 de Mayo de 2015.



El programa ofrecido,  giró en torno a dos obras compuestas hacia el final de la Primera Guerra Mundial. Dos compositores de fuerte expresividad, unidos a través de una también fuerte propuesta estética, desarrollada en un ámbito apropiado para sus respectivas representaciones,  que dejó una inmejorable impresión y un saldo muy positivo. ¿Puede escenificarse un ciclo de canciones?, se sostiene que no, ya que el compositor lo desarrolla para que el interprete lo cante y el pianista acompañe. Ahora bien, observando el trabajo de Marcelo Lombardero, en donde  módicos elementos escenográficos  ayudan a la descripción del lugar, un adecuado uso de un telón traslucido que marca un camino ( que también influirá en la ópera siguiente), tras el cuál se ubicarán también de manera estratégica,  el piano, el coro fuera de escena y donde Zefka desde allí cumplirá un sugerente papel,  un acertadísimo manejo de la luz de Horacio Efrón y un ajustado vestuario de Luciana Gutman, podemos decir que deja de ser un ciclo y pasa a ser (como bien consigna en el programa de mano Luciano Marra de la Fuente) una cantata escenificada o (y me inclino por esta) una “Opera de Bolsillo”.  Entonces el talento y la visión de Marcelo Lombardero nos  brinda una poética visión,  que nos va enseñando la progresión de estados de ánimo que trasunta Janiec, el protagonista y de allí la presencia de ese camino de fondo, que es el que tomará para no volver, en el que se deslumbrará ante la presencia de Zefka, la sugerente gitana, en el que su pasión estallará y tras lo cuál, su vida misma hará que lo continúe transitando. Carlos Koffman dio desde el piano el marco y el clima justos a cada fragmento y fue rotundo interprete en el célebre fragmento nº 13, en donde Janiec y Zefka consuman su pasión. Florencia Machado aportó sensualidad (en un momento Lombardero marcó para Ella un semi desnudo de espaldas resuelto escénicamente al trasluz de manera magnífica), buen gusto en el decir y plena musicalidad para una intervención breve pero muy intensa y Pablo Pollitzer fue un Janiec de colosal solvencia con canto, sabiduría al expresar, ofreciendo una intensa progresión dramática a medida que la acción transcurría,  y esa sólida interpretación del final cuando el protagonista parte al encuentro de Zefka que le ha dado un hijo,  y ha decidido dejar su aldea porque una nueva vida en familia lo espera.

  Si “El Diario…”, nos mostró el camino de ida, “El Pobre Marinero”, nos mostró dramáticamente el camino de la vuelta. Y de ahí la permanencia del telón en escena, tras el que se ubicó el conjunto instrumental dirigido por Martín Sotelo. Unos pequeños cambios de objetos que nos permitieron situarnos en el espacio donde transcurre la acción, llevada aquí a la post segunda guerra (la presencia de un televisor blanco y negro en donde el suegro se la pasa mirando futbol, y como se imaginarán,  esas transmisiones a la hora de las funciones ayudaron a la puesta). Los personajes fueron trazados de manera magnífica y cada cual en su rol, tuvo un desempeño actoral/vocal estupendo. Los cantantes convocados fueron un verdadero “dream team”, difícil de superar en Ntro. Medio. Hernán Iturralde aportó su solvencia en la caracterización del suegro. Víctor Torres, ese amigo-vecino que desea a la mujer del protagonista, que ve fracasar su intento de lograrla y que tras descubrir el regreso del amigo, se esfuerza en ayudarlo en la trama en la que trágicamente intenta no ser descubierto. Gustavo López Manzitti, en un   protagónico que no le dio tregua desde su aparición misma desde la platea a la escena y al que Lombardero lo hizo desplazar escénicamente de modo muy convincente, jugando perversamente a que lo descubran e ignorando que ello precipitaría su propia muerte y una descollante Graciela Oddone que acapara la escena,  en la recreación de esa mujer que extraña a su hombre, que como “Butterfly”, confía en que volverá y se mantiene fiél a El. Solo que no lo reconoce,  y después de matarlo, esconde con la complicidad de su padre el cuerpo, total,   el hombre “mañana llegará”.  Martín Sotelo logró una solvente respuesta del conjunto instrumental, formado con reconocidos músicos de Ntro. Medio (mayoría de Filarmónica y Estable del Colón), y honor a Marcelo Lombardero,  que logró mantener la unidad y tensión de ambos espectáculos con su reconocido talento.


Donato Decina
DIECINUEVE AÑOS DESPUES, LA MAGIA EN VIVO SIGUE INTACTA

Teatro Colón. Recital de Evgueni Kissin (Piano). Programa: Wolfang Amadeus Mozart: Sonata Para Piano Nº 10 en Do mayor, K.330. Ludwig Van Beethoven: Sonata para Piano en Fa menor, Op. 57 “Appassionata”. Johannes Brahms: Tres Intermezzi, Op.117. Isaac Albéniz: De la Suite Española, Op. 47: “Granada”, “Cádiz”. De “Cantos de España”, Op. 181: “Córdoba”, “Asturias”. Joaquín Larregla: “¡Viva Navarra!”. Abono 5º Aniversario, Martes 02/06/15.

   Y al fin Kissin. Después de aquel frustrado retorno por graves problemas familiares, el genial interprete Ruso llegó al Colón para el deleite de su legión de fans, y otros no tan fans, quienes se dieron cita en la calle Libertad para escucharlo “cómo en Misa”. Demostración de talento intacto, solvencia técnica, refinamiento, espiritualidad. Son tantos los ítems, tantas las virtudes, que no por menos conocidos que fueren, enunciarlas en su totalidad sería condenarlos a Uds. al aburrimiento. Vayamos entonces al análisis de cada una de las interpretaciones.

  La apertura de la primera parte correspondió a un interesante enfoque de la Sonata  Nº 10 de Mozart, en donde la esencia de la obra y el “pathos” mozartiano estuvieron siempre presentes durante la interpretación. Desde la firmeza del “Allegro” inicial, el “canto” expresado a lo largo del “andante”  y el chispeante “allegretto” de cierre que confundió al público al aplaudir la primera exposición del tema de cierre que culmino de modo tan rotundo, sin saber que vendría después la íntegra recapitulación, nos mostraron a un Kissin metido desde el vamos en lo suyo, a tal punto que comenzó a tocar de inmediato, ni bien se sentó en el taburete, sin dar tiempo (por suerte) a los infaltables tosidos previos de Ntro. Público.
  Luego el momento mas sublime de la noche, con la descollante interpretación de la “Appassionata”. Si la versión de Daniel Barenboim mantuvo la esencia de Beethoven, manteniéndola de forma “inmaculada”, la de Kissin es personal, viril, vehemente (sín necesidad de “aporreo” ni mucho menos),y, por momentos, en los movimientos de punta, arrolladora y vital.  El andante central fue la exaltación del romanticismo, con un manejo de la melodía y hasta los silencios en los que prácticamente no dejo cabo suelto ni nada por decir. Una ovación gigantesca que hizo rememorar a los legendarios recitales de Sábado por la tarde, de los que el Ruso fue, casualmente, uno de los últimos en hacerlo en su anterior visita, fue el premio a la descollante labor.

  La segunda parte fue mas relajada con respecto a la primera, ya que se optó por obras mas bien de carácter “descriptivo”, que dieron un aporte mas “pirotécnico”, pero que entusiasmaron al público. Comenzó con tres “Intermezzi” del Op. 117 de Brahms, en donde la esencia del compositor alemán estuvo siempre puesta de manifiesto.  Cuatro piezas típicamente españolas de Isaac Albeniz “Granada” y “Cádiz” de la Suite Española Nº 1, en donde cerrar los ojos y dejarse llevar por la música no hizo mas que invitar a imaginarse el paisaje, lo que continuó con “Córdoba” de “ Cantos de España” y cerrando de la misma suite con la mas imponente versión que Yo recuerde de “Asturias”, hecha de manera electrizante, la que ante el aplauso unánime del público, motivó que Kissin, siguiera de largo para acometer con ¡Viva Navarra! de Larregla, para que la pintura española fuere un todo en sabor, color y sonido, con una consustanciación con ese repertorio absolutamente formidable.
  Los bises no fueron la excepción: Un Granados. El Célebre Vals de Chopin incluido en el Ballet “Las Sílfides” y la “Gran Polonesa Brillante”, broche de Oro para una noche de esas que quedan para siempre en el recuerdo.


Donato Decina

OPERA EN DVD CON CAMBIO DE SEDE

Este sábado, 20 de junio, a las 16 en Perú 823 nos reuniremos en la cava de "El jardín de las delicias" (Perú 1024) para ver

                 "UN BALLO IN MASCHERA"

de Giuseppe Verdi, tal y como  como se ofreciera en junio de 2014 en la Arena de Verona Con Francesco Meli, Hui Hue, Luca Salsi y Elisabetta Fiorillo con puesta de Pier Luigi Pizzi.

                                                     
    

 


      Les pido que vengan la mayor cantidad posible de seguidores porque estamos con idea de cambiarnos a este lugar que es muy agradable y que posee varias ventajas (entre ellas hacer algunas proyecciones nocturnas en verano en el jardín del café). Sería bueno conocer su opinión y escuchar sugerencias.

                                                               

Sergio Renán (1933-2015)

Adiós a uno de los artistas más importantes de la historia del Teatro Colón


Con profundo pesar, el Teatro Colón despide a quien fuera uno de sus más brillantes directores de toda su historia: Sergio Renán.
El entrañable actor y director teatral y cinematográfico acababa de montar en su escenario una exitosa producción de la ópera L´elisir d´amore, de Donizetti, junto al equipo que integraba con el escenógrafo Emilio Basaldúa y el vestuarista Gino Bogani.
En su faceta de director de escena o régisseur de ópera, Sergio Renán desarrolló una importante actividad en nuestro primer coliseo, a partir de su debut conManon de Massenet en 1984. Posteriormente se hizo cargo de las puestas de Rigoletto (1986) y Otello (1987), de Verdi; y del ciclo Mozart-Da Ponte con la trilogía integrada por Così fan tutte (1990), Las bodas de Fígaro (1991) y Don Giovanni (1993). En el año 2000 estrenó en el Teatro Real de Madrid, con la dirección orquestal de Mstislav Rostropóvich, su régie de la ópera Lady Macbeth de Mtsensk de Shostákovich, en la que integró sus experiencias en el cine y la televisión. Esta impactante puesta abrió la temporada lírica del Teatro Colón en 2001.
A partir de la reapertura del Teatro Colón en 2010 se hizo cargo de las producciones de La flauta mágica de Mozart en 2011, La Cenerentola de Rossini en 2012 y en mayo pasado de L´elisir d´amore, que podrá apreciarse en el Teatro Solís de Montevideo el próximo mes de agosto.
Renán llegó a la dirección escénica de ópera a partir de su trayectoria actoral y sus realizaciones como director teatral y cinematográfico, pero fundamentalmente por la formación musical que adquirió desde su infancia. Realizó estudios musicales de violín, armonía y contrapunto con Teodoro Fuchs, Jacobo Ficher y Kurt Pahlen y formó parte como violinista, de diversos organismos sinfónicos y de cámara. Esta actividad le permitió cultivar un profundo conocimiento musical y desarrollar un apasionado gusto por todas las manifestaciones del arte lírico.
Este mismo apasionamiento lo llevó a la gestión pública por primera vez como Director General y Artístico del Teatro Colón en una brillante primera gestión que se extendió entre 1989 y 1996. Durante este periodo, Renán amplió notablemente los horizontes artísticos de la sala, le devolvió su dimensión internacional y abrió las puertas a una nueva generación de público mediante decisiones como, por ejemplo, la creación en 1990 del entonces denominado Centro de Experimentación en Ópera y Ballet, que está cumpliendo 25 años de fecunda trayectoria.
Tras su paso por la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería (1996-1999), Renán -asesor natural de gestión del Teatro Colón- volvió a ser convocado en la dirección artística del coliseo en 1998 y finalmente en el periodo 2000/2001 como Director General y Artístico. Paralelamente fue Director del Fondo Nacional de las Artes (1998-2002). En junio de 2010 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires le otorgó el título de Ciudadano Ilustre. 
Esta riquísima trayectoria en el campo de la ópera, la música y la gestión cultural es apenas una faceta más de un artista integral que representa para el Teatro Colón uno de los capítulos más brillantes de su historia.

martes, 16 de junio de 2015

MUSICALMENTE DISCRETO,
VISUALMENTE VISULAMNEVRECARGADO

Teatro Colón: “L’Elixir D’Amore”, Opera Bufa en Dos Actos, Música de Gaetano Donizetti, Libreto de Eugene Scribe. Interpretes: Adriana Kucerová (Adina), Iván Magri (Nemorino), Giorgio Caoduro (Belcore), Simón Orfila (Dulcamara), Jaquelina Livieri (Gianetta), Coro Estable del Teatro Colón , Director: Miguel Fabián Martínez. Regie: Sergio Renán, Escenografía: Emilio Basaldúa, Vestuario; Gino Bogani, Iluminación: Sebastián Marrero, Diseño Audiovisual: Alvaro Luna, Coreografía: Julián Galván y Noemí Szleszinski- Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Francesco Iván Ciampa. Función del 08 de Mayo del 2015.

  Al momento del saludo final, nos sorprendimos con la no entrada al escenario del equipo técnico de realización de la puesta para los saludos de rigor. Una vez afuera de la sala, tomamos conocimiento que Sergio Renán se hallaba internado por una complicación de Salud, por lo que hago fervientes votos por su pronta recuperación. De todos modos, entiendo que al momento de salir a escena, los lineamientos generales del puestista estaban perfectamente establecidos, por lo que en modo alguno el espectáculo se vio afectado y, entonces digamos que para un movimiento convencional,  respecto al desplazamiento de cantantes, coreutas y figurantes, se recurrió a una ampulosa escenografía  (bien realizada por cierto) en la que nos enteramos que Adina es una productora de cítricos (mas precisamente naranjas, las que se cosechan y venden en un local que lleva su nombre), a una serie de proyecciones audiovisuales de fondo a esa ampulosa escenografía y a efectos que por momentos mostraban situaciones inexactas, como que el almuerzo de casamiento de Adina y Belcore se realizó bajo la luz de las estrellas. También hubo sobrecarga de actores y figurantes, como el séquito que rodea al Dr. Dulcamara con una deslumbrante señorita que surge del interior de una botella publicitaria gigante del célebre elixir (cuál sorpresa del interior de una torta), y, la mas desopilante, el efecto visual de un biplano remolcando una pancarta publicitaria del falso medicamento, cuál temporada veraniega en la costa. Como pueden ir apreciando, se necesitó mucho relleno para encontrarle la vuelta a la puesta en escena de una historia simple y bien de pueblo, con una música de lo mas maravillosa que se haya escrito en la historia del género y que tal vez, con una mayor austeridad de recursos, hubiese obtenido un resultado mas efectivo, con mucha mejor llegada al público.  Súmese a ello, el hecho que los intérpretes elegidos, si bien con sus mas y con sus menos muestran interesantes condiciones, no terminaron de redondear una tarea en donde se encuentre ese plus que siempre se les pide y mas en una sala de la envergadura del Colón, por lo que al momento de emprender la retirada, lo hicimos lamentando que una vez mas se perdió la oportunidad de hacer un trabajo de efecto contundente en lo inmediato. Si a todo lo que acabo de exponer, le agregamos una orquesta con “tempi” muy veloces, pero de lectura excesivamente rutinaria, el combo está completo y he ahí el porque del título de mi comentario. Desmenuzando ahora la participación de cada uno de quienes intervinieron, digamos entonces que en lo vocal Adriana Kucerová tiene un bello timbre, pero un manejo en su emisión llamativamente pequeño,  ya que por momentos sorprende con agudos muy portentosos. Es muy correcta  actoralmente, una belleza física que impacta, pero aún así no terminó de convencer. Iván Magri tiene buena voz, técnica inteligente, buena presencia escénica, yendo de menor a mayor a lo largo del espectáculo. “Una Furtiva Lacrima”, a pesar del acompañamiento a “tempi” muy dinámico, convenció al público logrando la ovación de la noche. Giorgio Caoduro  posee  un timbre muy rustico, el que para el rol de Belcore es sumamente efectivo y condiciones histriónicas muy correctas, redondeando una muy buena labor. Simón Orfila realizó la mejor labor de la noche, vocalmente estupendo, actoralmente irreprochable, lisa y llanamente un lujo. Jaquelina Livieri tuvo correcta intervención en un rol muy breve. El Coro  Estable lució muy desbalanceado, escuchándose a alguno de sus miembros a mayor volumen que el resto. Francesco Iván Ciampa, condujo a la Estable de la manera señalada, haciendo que la versión fuese solo un “Elixir” mas, de la misma manera que en lo visual, muy recargada, de correcta marcación actoral, pero que en la sumatoria no hará história.



Donato Decina

Crónicas de Donato Decima . Conciertos del mes de mayo.

MUSICA EXCELSA PARA UN NOBLE FIN

Templo de la Comunidad Amijai: Concierto a beneficio de la Asociación Filantrópica Israelita. Actuación dela Orquesta Académica del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, Directora Invitada: Nathalie Marín (Francia). Solista: Maia Cabeza (Violín). Programa: Wolfang Amadeus Mozart: Obertura de “Don Giovanni”, Félix Mendelsohn Bartholdy: Concierto para Violín y Orquesta en Mi menor Op.64. Ludwig Van Beethoven: Sinfonía Nº 5 Op.67 en Do menor. 21/05/15.
  Con el propósito de recaudar fondos que ayuden a permitir el funcionamiento de sus actividades, la Comunidad Amijai cedió las instalaciones de su Templo  a la Asociación Filantrópica Israelita y, dados los estrechos vínculos de la primera de las mencionadas con intérpretes e instituciones musicales, se logró el concurso del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, quien envió a tal fin a su Orquesta Académica. Aprovechando la presencia en Ntro. Medio de la joven violinista Maia Cabeza, quien además efectuó con la agrupación musical convocada una clínica para instrumentistas de cuerda alrededor de la fecha de esta presentación,  se la convocó como solista y la Francesa Nathalie Marín, quien anteriormente se desempeñó como titular de la Sinfónica Nacional de Ecuador y que también, a fines del año anterior, desarrollara una gira interprovincial con la Filarmónica de Mendoza, fue contactada para esta presentación que significó su debut absoluto en Buenos Aires. Un programa de mucho compromiso y exigencia, con obras muy conocidas, que al oyente le provocan inmediata reacción y opinión, para un grupo juvenil al que hacía algún tiempo uno no escuchaba, por lo que resueltamente despertó mi interés en concurrir. Aprovecho la oportunidad para agradecer a Ricardo Mandel, quién sabiendo mi interés informó inmediatamente a Eugenio Scavo, el recordado ex Jefe de Prensa del Colón y hoy Director del Departamento de Cultura de la Comunidad Amijai, quien de inmediato me acreditó para este concierto. A ambos entonces, muchísimas gracias.

  El programa comenzó con una interesante lectura de la Obertura de “Don Giovanni” de Mozart, con “tempi” muy dinámico, pulso firme y muy buena respuesta de todos los sectores de la orquesta (fundamentalmente preeminencia de los vientos), aquí ya se notó un muy buen ajuste del conjunto.  Luego continuó con una formidable interpretación del Concierto Op. 64 de Mendelsohn que significó descubrir el bellísimo sonido de Maia cabeza, una interprete refinada, exquisita y de muy buena técnica. Nathalie Marín por su parte, hizo lucir en el acompañamiento a toda la agrupación que exhibió muy buen sonido y un muy pulcro ajuste. Los momentos de cadencias fueron resueltos de manera convincente por la solista, haciéndome pensar que es hora de cosas mayores para Ella, sería bueno que la Estable o la Filarmónica la tuvieran en cuenta para sus ciclos tanto en el Colón como la Usina del Arte, la Sinfónica o la Juvenil San Martín para sus presentaciones dentro o fuera de la nueva “Ballena azul” e, incluso, el Mozarteum para sus célebres “Conciertos del mediodía” ola presentaciones en filiales del interior. Es muy joven (20 años), tiene ya una frondosa foja de presentaciones internacionales, ganadora del Permio Leopold Mozart en Austria y Ganadora de la Beca de la Academia Musical Von Karajan de la Filarmónica de Berlín, ¿Hay que esperar mas todavía?.

  Lo mismo ocurre con la Directora visitante. Acaso sea la Mujer con mas fuerza que últimamente yo haya visto dirigir. Una Quinta de Beethoven arrolladora de principio a fin, que logro una profundidad de sonido y una entrega conmovedora de los chicos de la Orquesta. Desde el Celebérrimo acorde inicial, ese que todos esperamos y que de ahí marca el rumbo que seguirá la interpretación toda, hasta el final, tuvo todo, Dinámica, sentido de la interpretación, exposición absoluta de todos los estados de ánimo que Beethoven plasmó en la partitura, logrando además lucir en el otro pasaje fundamental que es la transición del tercer al cuarto movimiento. Una faena memorable que debería abrirle puertas a presentaciones futuras en auditorios de concurrencia masiva. Las ovaciones justicieras que ambas interpretes y el conjunto en sí recibieron de los presentes, no hicieron mas que refrendar la conformidad que el muy buen público asistente tuvo ante la calidad de lo ofrecido. No hicieron falta bises, después de todo lo brindado, no había lugar para nada mas.


Donato Decina 

EL ATOS OFRECIO UNA ACTUACION CONSAGRATORIA

Mozarteum Argentino: Actuación del Atos Trío integrado por Annette Von Hehn (Violín), Stefan Heinemeyer (Violoncello) y Thomas Hoppe (Piano). Programa: Franz Joseph Haydn: Trío en Sol mayor, Hob.XV: 25 “Gitano”. Antonín Dvorak: Trío en Mi menor, Op. 90 “Dumky”. Dimitri Shostakovich: Trío Nº 2 Op. 67. Teatro Colón, 18/05/15.

  En una actuación consagratoria, a partir de ofrecer un programa conformado por obras de reconocidas dificultades técnicas que requieren lo mejor de los interpretes para su resolución, el Atos Trío demostró, al igual que en su visita presentación de hace dos años atrás, su solvencia, afiatamiento y homogeneidad, no dejando duda alguna que a partir de esta actuación, se convertirá para el público en un referente ineludible a la hora de visitas posteriores,  o en la comparación con otros conjuntos que también lleguen  por aquí.

  Si ya en su anterior visita, la impresión que sus intérpretes dejaron fue muy positiva, en la actual lo fue aún mas.  Todo comenzó con una inmejorable versión del Trío “Gitano” de Haydn, donde su reconocido movimiento final, que da nombre a la obra, fue expuesto con inocultable sentimiento “gypsy”, arrancando el lógico aplauso sostenido de los presentes. Luego de semejante “precalentamiento”, la versión del célebre trío “Dumky” de Dvorak, fue de un constante crecimiento. Cada una de las seis “Dumkas” (Danzas populares checas), que conforman los seis movimientos de la obra fueron vertidas logrando todo el calor, color e intensidad que la partitura pide. Y aquí, mientras Annette von Hehn y Stefan Heinemeyer se prodigan respectivamente tanto en el violín como en el violoncello, Hoppe es el apoyo desde el piano y así, la versión cobró alto voltaje, lo que fue reconocido por la concurrencia.

  El cierre con el trío Nº 2 Op. 67 de Shostakovich, fue de antología con un conjunto homogéneo, que respondió de manera extraordinaria al desafío de una partitura que se asemeja a una sinfonía para trío. Desde el acorde inicial expuesto desde el regístro mas bajo por el violoncello, la versión ganó en intensidad, dramatismo y tensión, con un Hoppe ya resueltamente sostén desde el piano, lo dicho para Heinemeyer en el Violoncello, que demostró ser un interprete de cámara exquisito y una Von Hehn de refinado sonido. Si tenemos en cuenta la extensión, la obra no excede los veinticinco minutos. Pero es tan demoledor su contendido, tan intensa su música que hace que su interpretación (y la audición para el aisistente) sea tan agotadora,  que con la ovación entregada, el público se sintiera plenamente satisfecho con la labor de los intérpretes,  y, en verdad, no hacía falta nada mas.

Donato Decina

UNA MAGNIFICA CONCEPCION MUSICAL

Ensamble Lírico Orquestal: “La Traviata”, Opera en tres actos de Giuseppe Verdi con Libreto de Francesco María Piave, basada en “La Dama de las Camelias” de Alexandre Dumas (h). Intérpretes: María José Dulín (Violetta Valery), Fermín Prieto (Alfredo Germont), Fernando Santiago (Giorgio Germont), Nora Balanda (Flora Bervoix), Fernando Grassi (Marques D’Obrigny), Vanina de Bonis (Annina), Leonardo Menna (Barón Douphol), Alejandro Di Nardo (Doctor Grenvil), Cristian Taleb (Gaston, Vizconde de Letories), Walter Acevedo (Giuseppe), Walter Hidalgo (Sirviente de Flora), Eduardo Chillari (Comisionado). Coral Ensamble, Preparadores: Gustavo Codina-Cecilia Layseca. Orquesta del Ensamble Lírico Orquestal. Puesta en Escena: Raúl Marego. Escenografía: Daniel Feijoo. Iluminación: Ernesto Bechara. Vestuario: Mariela Daga. Dirección Musical: Dante Ranieri. Auditorio de Belgrano, 17/05/15.


    En la apertura de la temporada 2015, la Asociación Ensamble Lírico Orquestal presentó una nueva versión de “La Traviata”, el inoxidable clásico verdiano, capaz de resistir desde mediocres versiones a grandes realizaciones. El que cada vez que de manera recurrente vuelve a escena (y no hay año en que a alguna entidad se le ocurre “desempolvarlo”), y que hace que mas de una vez a los cronistas se nos de por “deshojar la margarita” y , de ésta forma resolver si concurrimos o no a presenciar el espectáculo. Nuestra obligación es concurrir por respeto a Uds. querídos oyentes/lectores que con avidez aguardan Ntra. Palabra para saber si concurren, o,  como en este caso en que cubrimos la última representación, coinciden o disienten con Ntra. Opinión. Afortunadamente hubo un balance muy positivo y entraremos ahora a desarrollarlo.

   Vamos al ámbito de desarrollo de la actividad de la Asociación. El clima, en estos atípicos días de abundante humedad y temperaturas impropias para la época, en que casi a las puertas del mismísimo Junio se registras marcas veraniegas, resultó benévolo, en el sentido en que las funciones coincidieran en los días en que el termómetro dio tregua, porque de haber sido lo contrario, estaríamos señalando que lo que Cecilia Layseca manifestara en el último espectáculo del pasado año,  respecto a las promesas realizadas por los administradores del Auditorio de Belgrano, las mismas resultaron incumplidas. El verano transcurrió y la instalación del Aire Acondicionado no se concretó. Si las funciones hubieran coincidido con alguno de los días anteriores, el público se habría sofocado como en las funciones del “Requiem” verdiano que cerraran la programación del año anterior. Ya que las próximas actividades transcurrirán en Junio y Setiembre venideros, es de suponer que no se registrará inconveniente alguno, pero señalo que con lo impredecible que es el clima en los últimos años, pueden reiterarse los inconvenientes descriptos. En cuanto al espacio físico, la platea posee una amplia distancia entre Borde de Escenario y Fila uno que es lo que permitió armar el improvisado foso orquestal y, aún con una embocadura escénica de boca ancha,  la profundidad del escenario es escasa, lo que hace que haya que organizar un dispositivo escénico funcional,  que ayude al desplazamiento de los intérpretes. Fue, entonces, un acierto rotundo la convocatoria de Raúl Marego (Director escénico) al laureado Daniel Feijoo, quien una vez mas con sencillos paneles y justos elementos ambientó una puesta “de época” que permitió resolver ese tema señalado y facilitó los desplazamientos de escenario . Súmese a ello la eficiente iluminación de otro reconocido realizador como Ernesto Bechara, siempre colocada en el punto e intensidad justos y el magnífico vestuario de Mariela Daga, de acertado colorido y exactas combinaciones para las escenas de mayor intimidad. La marcación de escena fue acertada. Los protagonistas tuvieron gestos ajustados en todo momento, sin desbordes, lo que hoy por hoy, como Uds. pudieran apreciar en mis últimas crónicas, inclusive las del mismísimo Colón, es todo un logro. Actoralmente, entonces, todos muy bien. Los desplazamientos de escenario fueron mayoritariamente acertados. El único punto reprochable es que en la célebre escena, casi inicial,  del “brindis”,  refuerzos de coro aparecieron iluminados en el lateral derecho de platea, copas en mano también ellos, con vestimenta “de calle”,  en evidente intento para que también el público se sume a cantar, cosa, a mi juicio, absolutamente innecesaria y que terminó por afear la escena, dándole un aspecto de “estudiantina”. Las resoluciones de los momentos mas dramáticos siempre tuvieron intensidad, y aquí entra a jugar el decisivo rol que ocupó Dante Ranieri como concertador. No tengo duda alguna que el experimentado cantante, acompañante y, en los últimos años, concertador ha entregado su mejor trabajo en muchísimo tiempo. Concepción vital, fresca, que no decae en ningún momento, sosteniendo entones todo el peso de la obra, logrando que los intérpretes estuvieran en su mayoría cómodos en escena. La intensidad, el lirismo de los preludios (sobre todo el tercer acto), el “tempi” exacto, todo ello redundó en que la función transcurriera en un abrir y cerrar de ojos y que saliéramos ampliamente satisfechos del Auditorio. Otro aporte fundamental lo brindó el Coral Ensamble, una vez mas magníficamente preparado por Gustavo Codina y Cecilia Layseca, con ajustadísimas entradas y un sonido homogéneo, en el que jugó rol fundamental para ello el justo equilibrio entre voces experimentadas (algunas en coros profesionales y otras con muchísimos años de trayectoria en el “Off Colón”) y jóvenes con mucho entusiasmo que aprenden, y cómo, de los mayores. En el plano vocal, María José Dulín fue una digna protagonista. Tal vez le costó mucho el primer acto, ya que su registro está mas oscuro y eso en la zona extremadamente aguda se siente, pero a partir del “duetto” con Germont en el segundo, comenzó a crecer llegando a un tercer acto en magnífica forma. Su “Addío dal Passato” conmovió. Fermín Prieto tuvo idéntico comportamiento. Muy errático al comienzo, comenzó a asentarse en el primer cuadro del segundo acto y de allí su actuación mantuvo un constante crecimiento hasta el final. Lo mejor de la noche lo brindó Fernando Santiago con un Germont de magnífica factura, sobrio en la actuación y estupendo en lo vocal y fue sostén fundamental para que desde su aparición en escena el espectáculo en sí creciera por completo,  potenciando a Dulín y a Prieto. También fue un acierto el haya interpretado la “Cabaletta” posterior a “Di Provenza al Mar”.  Nora Balanda, aportó belleza y buen canto para dar vida a Flora. Fernando Grassi brindó su intachable solvencia para el Marques D’Obrigny. Vanina De Bonis fue una convincente Annina. Leonardo Menna entregó sobriedad para su caracterización del Barón Douphol. Cristian Taleb fue correcto Gastón y Alejandro Di Nardo se asentó con el correr de la función para redondear un correctísimo Doctor Grenvil. Los tres restantes roles co-primarios fueron cubiertos por integrantes del Coral Ensamble. Deberá hacerse a futuro una selección un poco mas exigente,  ya que no siempre fueron justas las respuestas brindadas y se notó la diferencia de experiencia con los restantes intérpretes.

  Antes de comenzar la función, Cecilia Layseca agradeció la presencia del público en el único de los tres espectáculos que tendrá tres funciones,  y que de ser de la preferencia de los asistentes, se puede decidir de parte de la Asociación, la inclusión el año próximo de una nueva propuesta escenificada que se sumará a la ya existente y en detrimento de uno de los dos sinfónico- vocal-coral. A juzgar por la trayectoria, la experiencia adquirida y la calidad que invariablemente bridan las propuestas, sería bienvenido un nuevo título lírico el próximo año.
                                                                                 Donato Decina




Y CUANDO EL FRASCO SE DESTAPÓ, EL FORMOL BROTÓ POR TODAS PARTES

Nuova Harmonía: Presentación de la Austro-Hungarian Haydn Philarmonic. Solista y Director: Alexander Lonquich. Programa: Franz Peter Schubert: Sinfonía Nº 5 en Sí bemol mayor D 485. Wolfang Amadeus Mozart: Concierto para Piano Nº 25 en Do mayor, K 503. Franz Joseph Haydn: Sinfonía Nº 92 en Sol mayor “Oxford”. Teatro Colón, 15/05/15.

   En la primera de sus únicas dos noches en la sala del Teatro Colón previstas para el corriente año, Nuova Harmonía presentó a la Austro-Hungarian Haydn Philarmonic, una agrupación imaginada y creada por Adam Fischer, el célebre conductor húngaro a quién Uds. tantas veces han podido apreciar en los videos que presentamos a lo largo de estos 25 años del Opera Club (¿recuerdan por caso la “Gioconda” en Viena con la Marton, el Pla y Manuguerra, dirigidos por El?). El objetivo central (hace ya 28 años), era poder juntar (saltando la tristemente célebre “Cortina de Hierro”, inmortalizada por Sir Winston Churchill) a músicos Austríacos y Húngaros por igual y realizar música de Haydn, fundamentalmente, mas otros compositores de los períodos Clasicista y Romántico, en el palacio Esterhazy, en el cuál  el célebre “Papá” sirvió a lo largo de tantos años a los Príncipes de esa dinastía.  Si bien dos años después la “cortina” se resquebrajó en mil pedazos, la agrupación perduró con mas vigor y sus presentaciones y giras se sucedieron ininterrumpidamente, y Adam Fischer cristalizó su idea hasta la actualidad, y en dos meses mas, en el próximo verano boreal, cederá su lugar a Nicolás Alstaedt, quien de ahí en mas   regirá los destinos artísticos de la agrupación. Hitos fundamentales en su historia nos revelan que durante 14 años, entre 1987 y 2001, se abocaron junto a Fischer a grabar las sinfonías Haydnianas desde la 40 a la 54 y que desde 2004 lo vienen haciendo desde la 92 a la 104, es decir, las sinfonías de Londres. Giras por Europa, E.E. U.U., Corea y Japón, se suceden. Presentaciones  en la “Musikverein” vienesa o la célebre “Primavera de Budapest”, entre otros lugares de importancia,  o, como en este caso, la primera “tournee” Sudamericana.  En lo que el conjunto respecta, es una agrupación conformada por 45 músicos, de los que aproximadamente 30 vinieron a presentarse entre Nosotros. Típico sonido Europeo, con mucho color, tersura de cuerdas y una profundidad interpretativa superlativa.  Para esta ocasión, se seleccionó al pianista alemán Alexander Lonquich para cumplir la doble función de Solista y Director. Y entonces……

  En una entrevista que el interprete concedió a la  publicación colega “Cantábile”, Lonquich sostuvo que aprendió mucho con el célebre Paul Badura-Skoda (El que alguna vez,  en el final de su carrera, participó también en algún abono de Harmonía),  con quien tomó clases allá por 1976 (39 años atrás) . Como se verá,  toda una declaración de principios, solo que al día de hoy, y en función del repertorio elegido, la forma de interpretar quedó superada en el tiempo y hasta la conformación de la agrupación en sí misma está superada en el tiempo. En la propia Europa, sobresalen las corrientes historicistas, de las que hoy por hoy los Harnoncourt, los Gardiner, los Minkovski, son los mascarones de proa que efectúan sus presentaciones y registros de audio usando instrumentos a la usanza de la época. Hasta los “tempi” son distintos y se cree que son los mas ajustados al período de composición de estas obras (relean mi crónica sobre la “Deustsche Kammerphilarmonie de Bremen” en su presentación de tan solo unos días atrás para el Mozarteum y saque cada cual sus propias conclusiones). Por lo tanto, programar una primera parte con la Quinta de Schubert y el Veinticinco de Mozart para Piano y Orquesta, a “tempi” antiguo, que sonará bien para la platea de público mayor que predomina en este abono pero no en mi caso, y,  encima, ante la cálida respuesta de aplausos, le adosamos como “bis” el último movimiento del 17, al menos para mí resultó tan extenuante como la recordada presentación el año anterior para la misma entidad y en el mismo Teatro de Enoch Zu Guttenberg y la “Orquesta de Administración del Sonido” de Alemania y su particular versión de 75 minutos de la “Romántica” de Bruckner. Todo previsible, tempis mas lentos, cargazón romántica por demás, es decir, una visón superada con el paso de los años, la que en cada ocasión,  con las visitas de agrupaciones de enfoque mas actual, nos hacen verla mas atrasada aún.

  La segunda parte tuvo eje en la versión de la Sinfonía Nº 92 “Oxford” de Haydn, que es la que inaugura, por decirlo de alguna manera, el ciclo de Sinfonías de la etapa inglesa del gran compositor austríaco. Todo prosiguió por los mismos carriles, salvo un interesante último movimiento, expuesto de manera más ágil que los anteriores que redondeó de manera algo mejor la faena, pero que fue un suspiro, si tenemos en cuenta que de forma excesivamente generosa, se despacharon con dos bises Haydnianos de considerable extensión, el último movimiento de la Sinfonía “La Caccia” y el último movimiento de la Sinfonía Nº 88, la cuál la única vez que este cronista tuvo oportunidad de apreciarla fue hace treinta años atrás con la Orquesta del Concertgebow de Amesterdam , con la Dirección de Bernard Haitink. Hace treinta años atrás, sonaba fantástica. Treinta años después, demasiado aroma a formol.


Donato Decina


UN JOVEN TALENTO CON INMENSO PORVENIR

Mozarteum Argentino: Actuación del Pianista Jan Lisiecki. Programa: Johann Sebastian Bach/Ferruccio Busoni: Preludio Coral “Wachet Auf, Ruft  Uns Die Stimme” BWV 645 (BV B 27/2). Preludio Coral “Ich Ruf Zu Dir, Herr Jesu Christ”, BWV 639 (BV B 27/5). Johann Sebastian Bach: Partita Nº 2 en Do menor, BWV 826. Ignacy Jan Paderewski: Humoresques de Concert, Op.14 (Selección): “Minuet”, “Sarabande”, “Caprice”. Nocturno en Si bemol mayor, Op.16 Nº 4. Félix Mendelsohn: Andante e Rondó Capriccioso, Op.14. Frederic Chopin: Estudios Op. 10. Teatro Colón 13/05/15.

  Para quienes asistimos a esta velada, Quedará guardada en Ntra. Memoria auditiva el sonido de este joven intérprete canadiense de apenas 20 años, de fuerte personalidad artística  y de magnífica técnica. Ya sorprendió, durante la misma mañana, previo a la función, cuando ante la emergencia que se le planteó a la entidad organizadora para sus legendarios “Conciertos del Mediodía”, con motivo de la abrupta cancelación del pianista Daniel Levy,  resueltamente reemplazó a su colega y evitó la suspensión de dicho evento. Ya por la noche, en la segunda de sus presentaciones para los abonos de ciclo, apareció casi muy tímidamente en el escenario del Colón, para ir construyendo desde el teclado una actuación sólida y convincente que terminó por arrancar una sostenida ovación del público asistente, el que, lógicamente, continuaba pidiendo mas.

  Pareció un “Calentamiento previo”, la elección de los dos corales Bachianos en la adaptación para piano solo de Ferruccio Busoni. Un sonido agradable, buena técnica y una paulatina templanza, que fue creciendo luego con la Partita Nº 2 del gran genio alemán.

  Lo mejor de la noche comenzó con  la interpretación de dos obras de Ignacy Paderewski. Tres de las “Humoresques” de Concert, a saber: el “Minuet”, la “Sarabande” y el “Caprice”, en donde corrió mucho la sensibilidad y la expresividad, refrendadas ambas a posteriori en el Nocturno en Si bemol Mayor Op. 14, alcanzando aquí la primera cumbre interpretativa de la velada. Cerró la primera parte de su participación con una interesante versión del Andante e Rondó Capriccioso, del Op. 14 de Mendelsohn, en la que no hizo mas que refrendar todo lo expuesto precedentemente. 

  Y el plato fuerte vino en la segunda parte con la interpretación integra de los doce estudios que integran el Op. 10 de Frederic Chopin. Evidentemente, Lisiecki está ampliamente consustanciado con el gran compositor Polaco, ya sea por su ascendencia familiar o por su formación musical. Lo cierto es que cada uno de ellos reflejó en su interpretación todo lo que Chopin refiere para cada circunstancia. Y aquí también, valga mi agradecimiento a Claudia Guzmán, musicóloga y responsable de prensa del Mozarteum, por sus notas al programa de mano, ya que fueron una verdadera guía en cuanto a la explicación de cada estudio, lo que permitió seguir al dedillo la obra y percibir aún mas las cualidades interpretativas de Lisiecki, a las que le sumó una compenetración absoluta y un “tempi” por demás exacto en cada uno de ellos. Y  aquí sí, la ovación a la que me referí en el comienzo, y las dos retribuciones del intérprete con dos de los mas célebres valses Chopinianos, el último de ellos, el que se incluye en el recordado ballet “Las Sílfides”, en  el que mientras el joven panista deleitaba al auditorio, en la memoria de éste cronista venía la imagen de Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev danzando esa música, nada menos.

Donato Decina

NO SIEMPRE SALE IGUAL

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Freddy Kempf (Piano). Programa: George Gershwin: Obertura Cubana, Concierto en Fa (Para Piano y Orquesta). Ferde Grofe: “El Gran Cañón del Colorado” (Suite Sinfónica). Teatro Colón, 07/05/15.

  Una noche que empezó redonda y terminó chata. Esa es la síntesis que le cabe a este concierto en el que, a partir de la muy buena versión de la Obertura Cubana de Gershwin, sentimos ir hacia el paraíso musical y terminamos quedándonos en buenas intenciones. ¿Razones?. A juzgar por como se desarrolló la velada, es muy probable que el Director arribó casi sobre la fecha del Concierto por lo que solo pudo ajustar detalles. En el caso de la Obertura se floreó, porque sin dudas la siente, le gusta, le cae como anillo al dedo y salió una versión redonda. En el Concierto en Fa, hubo una gran demora por parte de los armadores de sala en elevar el piano y armar nuevamente la Orquesta y, para peor, olvidaron colocar la partitura del Director en el atril, por lo que se retrasó unos instantes mas la iniciación de la interpretación, debiendo Diemecke hacer gala de su reconocido histrionismo, diciéndole al público que evidentemente estaban con la cabeza puesta en el River-Boca que se iniciaría minutos mas tarde. Yendo a la versión, Freddy Kempf, pianista Inglés que viene cumpliendo intensa labor en circuitos de segundo y tercer orden en el hemisferio Norte, tuvo correcta actuación, algo de Swing y sonido mas bien chico. Y aquí se sintió, ya que la Orquesta lució apagada, con correcta intervención, pero siempre a la espera que algo más sucediera. Evidentemente a gran parte del público el trabajo ofrecido fue convincente (no lo fue en mi caso), y Kempf, ofreció un fragmento de un movimiento de una Sonata de Serguei Rachmaninoff a modo de bis, en el que mejoró su perfomance.

  El cierre le cupo a la Suite de “El Gran Cañón del Colorado” de Ferde Grofe, una obra que en lo personal hacía mas de 25 años que no la escuchaba en vivo y que, conociendo las aptitudes del conductor Mexicano, presagiaba una versión electrizante. Nada de eso. Encontramos una Orquesta muy contenida, incluso en los bronces que es la sección de donde surge todo el brillo que la obra pide, y que en este caso se los oyó llamativamente apagados. Sea que privilegió el poder escuchar todos los planos (cuerdas, vientos, Arpa, celesta), lo cierto es que el resultado fue un producto discreto, correcto en el balance, pero del que esperábamos bastante mas.


Donato Decina

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