SOBRE "OPERA CLUB"

ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace el 17 de noviembre de 1990 a partir de un programa emitido por Radio Cultura. Este programa tuvo características muy especiales que lo transformaron, casi de inmediato, en el de mayor audiencia en su género.

Por primera vez se trataba el tema operístico con un absoluto desapego a las formas tradicionales de acartonamiento y solemnidad. Quedó en claro desde un principio que se trataba de un programa de ópera y no de cantantes –de estos últimos se ocupaba la mayoría-. Procedimos a lo que nuestro locutor de entonces (Mario Keegan) dio en llamar “derribando mitos” -desmitificar leyendas, anécdotas o lisas y llanas mentiras que con los años se convirtieron en falsas verdades-. Seguimos muy de cerca toda la actividad musical de Buenos Aires y La Plata poniendo muy especial énfasis en la promoción de los intérpretes jóvenes que estaban haciendo sus primeras armas –en la mayoría de los casos a puro pulmón- aunque sin descuidar las grandes figuras nacionales e internacionales que nos visitaban. Por último, el formato horario de cuatro horas nos permitió tratar amplia y distendidamente diferentes temas en un sólo programa desarrollado a través una conversación sin planificación previa entre dos a cinco co-conductores.

Todo esto nos puso en el primer lugar durante poco más de diez años. Diversos problemas –fundamentalmente económicos y de necesidades de programación de la radio- nos fueron acortando la duración y concluímos transmitiendo una hora a la medianoche del sábado. De esta manera fuimos perdiendo, junto con audiencia, nuestras características distintivas.

A partir de septiembre de 2012 nos mudamos a Radio Amadeus Cultura Musical recuperando nuestro formato original e intentando, de a poco y con mucho esfuerzo de todo tipo, retomar nuestro puesto de liderazgo –tarea nada fácil, por otra parte-.

Comencé diciendo que ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace a partir de un programa de radio. Esto es porque no es sólo un programa de radio –o, mejor dicho, el programa es casi como un pretexto-, sino un modo de unir a los oyentes tras un objetivo superior en común. El verdadero protagonista del programa no son ni los cantantes ni la música, son los oyentes –sus destinatarios y razón de ser-. Es por eso que los llamados telefónicos o mails son fundamentales para la concreción de lo que sale al aire. La audición es una excusa para que nos comuniquemos, nos conozcamos y podamos realizar y armar el programa y las actividades en forma conjunta.

Siempre me ha preocupado la incomunicación y soledad que aquejan a nuestra sociedad de manera cada vez mayor desde la segunda postguerra. Esta idea de nuclearnos bajo un interés u objetivo común es, para mí, un medio para paliar este terrible mal. Para esto, además del programa –y en lo personal más importante- son las diversas actividades que hemos venido realizando –con menor o mayor frecuencia- durante los últimos veintitrés años: encuentros, charlas, recitales, conferencia-debates, intercambio de material y, fundamentalmente, exhibición de videos (hoy DVDs) de diversas funciones operísticas –recuerdo con especial cariño el ciclo multitudinario que realizamos en el Centro Cultural General San Martín colmando ampliamente la capacidad plena de la Sala AB-. También estas actividades se vieron notablemente disminuídas con la anteriormente citada decadencia del programa –al que están intrínsecamente unidas-.

En esta nueva etapa muchas son las esperanzas y muchos los proyectos. La idea de congregarnos bajo nuestro amor a la ópera es, vuelvo a repetirlo, sólo un pretexto para encontrarnos virtual o realmente, tanto en nuestra relación comunicador-oyente como en forma personal. Este sitio, el Facebook y, en un futuro muy próximo, el Twitter serán nuestras herramientas virtuales a utilizarse en forma dinámica. Queremos crear un foro de debate y discusión a través del que no sólo hablemos de lo que nos gusta sino que intercambiemos ideas sobre políticas culturales. Necesitamos ampliar horizontes y promover los valores estéticos y culturales en los que se basan las obras de arte. De esta manera, a través de estos valores y del intercambio de ideas, iremos creciendo como personas y ayudando a crecer a nuestro entorno. Recordemos que los grandes cambios se producen, en general, a partir de los pequeños cambios individuales.

En cuanto al programa en sí mismo, posee una dinámica que va haciéndose cada vez más participativa –ya hemos desarrollado algunos temas propuestos por ustedes y esperamos una participación cada vez mayor-, poseemos también una enorme discoteca –probablemente la más grande de nuestro medio- con una cantidad de grabaciones que está muy holgadamente en la cantidad de cinco cifras y que abarca desde los primeros cilindros hasta las últimas funciones efectuadas en el mundo –a veces el mismo día de la emisión-, presentamos a las grandes figuras que nos visitan y hacemos una fuerte promoción de lo que están preparando los distintos grupos que han aparecido fuera del marco de los teatros oficiales y que es en donde realmente se encuentra el futuro.

La ópera es el centro pero no nos cerramos en ella. Abarcamos también los demás géneros vocales (opereta, zarzuela, oratorio, canción de cámara, sinfónico-vocal) y estamos, aún tímidamente y en muy pequeñas dosis, abriéndonos a todo el espectro de la música clásica (o académica –término que no me gusta pero al que adhiere muchísima gente-) En cuanto al período de lo que difundimos, es amplísimo y sin reservas ya que vamos desde la música medieval hasta las últimas manifestaciones de vanguardia.

En síntesis, estamos buscando crecer a partir del debate y la interacción. Considero que la relación estática con un oyente pasivo ya no es aceptable y pertenece a un tiempo que ya fue –no estoy valorizando, sólo presentando un hecho-. El piso de este proyecto es el que estamos transitando. El techo quisiera creer que no tiene límites (una sede propia, una emisora....).

Entre todos podemos lograrlo. Esto intenta ser un verdadero Club y les pido que se unan. Les garantizo que el crecimiento y el gozo serán ampliamente satisfactorios.


Dr. Roberto Luis Blanco Villalba


UNA CREACION DE ROBERTO BLANCO VILLALBA

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martes, 11 de marzo de 2014

SARMIENTO y WAGNER EN CONCIERTO


 Por Prof. Guillermo R. Gagliardi.
 
1.- Sarmiento, Wagner y la música.
DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO (1811-1888), siempre precursor, se inicia como periodista-educador en Chile, inaugurando el Colegio de Pensionistas de Santa Rosa en 1839. En su Prospecto de un establecimiento de educación para señoritas establece la obligatoriedad del aprendizaje de la música en las escuelas. Pocos años antes había animado la organización de una Sociedad Dramática Filarmónica (San Juan, 1835). Tiempo después funge como uno de los primeros críticos de Arte de América Hispana (en las disciplinas de Teatro, Música y Plástica, 1840, El Mercurio de Valparaíso). Avispados y dinámicos escritos sobre la pedagogía musical, la zamacueca, conciertos, la actuación de Juan Aurelio Casacuberta (1799-1849). Teórico y agudo comentarista de las representaciones santiaguinas de ópera italiana clásica (crónicas minuciosas y animadas en los tomos 1, 4 y 11 de sus Obras Completas).
En El Progreso (1845), conjuntamente, da a conocer sus magistrales apreciaciones sobre la vocación del arte como definitoria del carácter argentino. Y también analiza y dogmatiza sobre la Música como ciencia moral, como factor destinado “a obrar la más feliz de las revoluciones” a través de su aplicación en laeducación popular (en ello se ocupa auguralmente en su Facundo o Civilización y barbarie en las Pampas Argentinas, cap. II).
Sarmiento y WILHELM RICHARD WAGNER (1813-1883) poseyeron esa “fiebre periodística” que ha fundamentado sus genios: el formidable ímpetu renovador, el anhelo de propaganda, de evangelización de sus ideas, y el ansia de acción. El entusiasmo, la exaltación, fueron los estados normales de sus personalidades, netas y volcánicas. En su estudio Sarmiento y Alemania Rodolfo Modern afirma que “las dimensiones colosales y proteicas de Sarmiento permiten la exhibición de una serie de vinculaciones difícilmente sospechables”, lo que apoya mi investigación presente.
Innovadores, liberadores, generadores de fogosas polémicas. Sus mensajes trasuntan un nítido afán de superación del Hombre “a través del amor, del honor y el sacrificio”.
Un Humanismo transformador: en esto consiste su extraordinario legado. En el maestro de los Festspiele: la “obra de arte absoluta”, su aspiración absorbente a “un arte único e indivisible”. Das Kunstwerk der Zukunft: ideal magnífico perseguido desde sus juveniles combates periodísticos, su Proyecto de organización de un Teatro Nacional Alemán en el Reino de Sajonia (1848), su Informe sobre una escuela de Música Alemana por erigir en Munich (1865), hasta su concepción del Gotterdammerung (El ocaso de los Dioses). Vitalmente exuberantes, prometeicos. Autoritarios, suscitadores de discusiones y críticas. Provocadores de resonantes batallas. “El estado normal de mi naturaleza es la exaltación”, ésta “me inclina hacia lo grande y noble” confiesa Wagner (enWagnerde Emil Ludwig, 1913).

2.- El Genio en la prensa.
También el grito libérrimo, agresivo y querellante de nuestro cuyano, confluencia de heroísmo, extrema pasión, ternura, violencias y arbitrariedades, goce y ascetismo. Su leitmotiv es el culto de la Personalidad: “la prensa soy yo”.
La voluntad sobrehumana, desmesurada. “Escribid con amor, con corazón lo que se os alcance, lo que se os antoje (...), no se parecerá a lo de nadie; pero bueno o malo será vuestro”. Así pontifica el sanjuanino en sus acaloradas controversias en la prensa chilena, en 1842, sobre gramática y estilos, con elSemanario de Santiago. Constante coincidencia con la del músico: “No escribamos a la italiana, ni a la francesa, ni siquiera a la alemana; se trata de tomar a nuestra época por los hombros y de modelar sus formas” (en el Journal du Monde Elégantdonde recogió los frutos de su principiante periodismo musical).  Confluente propósito de liderazgo de la opinión pública: “decidir los destinos del mundo dando una nueva dirección a los espíritus”. “Escribid con amor, con corazón lo que se os alcance, lo que se os antoje ¿...? no se parecerá a lo de nadie; pero bueno o malo será vuestro...” (Obras Completas de Sarmiento, tomo I).
Siempre en la mayor escala de la humanidad. Con-moviendo con la prédica diaria de Arte y Política superior. El estilo sarmientesco arde y fulgura cuando de educación y progreso de los pueblos se trata. Prodigioso, “fáustico”, su pluma en los diarios resuena como “una trompa guerrera, de augusta soberbia” que “dice la lucha” como lo expresa Rubén Darío (1867-1916) en su “Marcha Triunfal” (de sus Cantos de Vida y Esperanza, 1905), próximo al sanjuanino por su visión americanista prevalente, y al ídolo de Bayreuth por la sutileza simbólica de su arte poético. Mallarmé (1842-1898) en su Homenaje a Wagner Alabó esas “trompetas altísimas de oro azorado”, “el dios R. W.” Irradiando su sacro mensaje (trad. de P. Mané en Obras Completas en Poesía, t. 1, Río Nuevo, 1979: “Hommages et tombeaux”).
Luchadores inclaudicables por sus ideales grandiosos. El Dios de El oro del Rhin los define éticamente al sentenciar: “Donde triunfa el valor nunca necesito consejos de nadie”. Afirmativos, de ciclópea voluntad creativa, beligerantes ante los innumerables vientos de incomprensión y la mediocridad omnipresentes. Estos rasgos confieren a sus vidas y obras, intensamente pasionales, una entidad mítica, de epopeya casi sobrenatural. Un periplo formidable de semidioses y, jerárquicamente, una arquetípica representatividad nacional. Sus “densos lenguajes”, decimos siguiendo a Mallea, el profundo autor de Historia de una pasión argentina en su Aseveración de 1938, nutridos de savia abundante, simbolizan “la sangre misma” de la nacionalidad. Desde su autenticidad se elevan a una indudable intemporalidad y universalidad. Porque en la nuez Sarmiento y en la nuez Wagner, agregamos, está el aceite humano de Argentina y Alemania.
Estilo de avance envolvente el del profeta del Zonda. Semejante en polifonía procelosa y progresión rítmica al wagneriano. El tono, caudaloso; la vibración, grave y solemne. Con su dominante lenguaje de sturmertemerario y dionisíaco. Así lo apreciamos en el Discurso a la Bandera que pronunciara en la inauguración de la estatua de Manuel Belgrano el 24-9-1873 (Obras, t. 21). Ascensión plenificante que se observa asimismo en la “Introducción” a su Facundo. Sarmiento producía febrilmente sus libelos, cartas, discursos populares y parlamentarios, opúsculos, sueltos y proclamas desafiantes. El párrafo, deslizándose tormentoso, cuando no en invocación romántica. Demuele y crea valores a latigazos cruentos. El periodista exhorta, profetiza, legisla en base a ideas modernizadoras. Al modo amplio y desbordado de forma y fondo y con la gravedad proteica del Caudillo del Sinaí, proponen líneas programáticas de largo alcance y ejecutan una obra que trasciende una relevante voluntad de poderío. “Son descripciones de una tierra de Promisión” en el acento de Moisés, son visiones del “Camino del Lacio”.
Casi todo libro o artículo suyo es polémico, enderezado contra la gente y las cosas que se ponen en el camino de sus planes e ideas  afirma H. P. Lang respecto de nuestro músico– pero pueden acercarse al tono libertario y agónico y a veces arbitrario de Sarmiento” (Lang, La música en la civilización occidental). F. Nietzsche (1844-1900) afirmó en el artista teutón “una naturaleza dictatorial, de gobernante.”
Advertimos inmediatamente una afinidad temperamental con la aspereza de carácter y la pasión extrema y tenacidad superior, “como madre de toda grandeza” que glorificó el destino sarmientino.
Otro momento clave, wagneriano, en la biografía sarmientina. En 1845 (en sus Viajes), en un barco a vela contempla el espectáculo subyugante del mar, desde Valparaíso rumbo a Montevideo. Goza del “estrépito aterrante” de las olas y sus movimiento gigantesco. Paisaje y sonidos: “Allí el abismo, lo infinito, lo incontrastable” entre “los polares esplendores” (op. cit., “Más -a-fuera”, carta a Demetrio Peña). Traduce emocionadamente su sensibilidad sobreexcitada, el éxtasis “lleno de atractivo y de delicia”. “Mis goces silenciosos y como conmigo mismo”, “la impresión que me causa la vista del mar, permaneciendo cuando puedo horas enteras, inmóvil, los ojos fijos en un punto, sin mirar, sin pensar...”. Un marinero cae al mar en la travesía. Ese lamentable naufragio lo aterra y obsesiona. Electo Presidente de la República en 1868, en su Diario de viaje de N. York a Buenos Aires, hermosa carta a su amada Aurelia Vélez (1836-1924), exultante, describe el mar: “¡Oh, el mar! cómo se dilatan los pulmones respirando sus saludables brisas!. Me siento vivir. ¡Cómo se agranda el horizonte!”. Vida y mar, sentir la existencia plenamente. Es la cuerda sarmientina constante, el entusiasmo extremo y la vitalidad creadora. Esta prosa es un poema sinfónico que ofrenda a su Isolda. El motivo del mar y del amor se entrelazan como en El holandés errante (1843), con el agregado de la maldición, el tema trágico del mítico navegante y el buque fantasma. “En el buque, sobre mar sin límites, deja uno de ser grey, pueblo, especie humana. Aquí: Dios, el mar, el pensamiento”. “La noche misteriosa, silenciosa...”. Las obras citadas, junto con la introducción magnífica del Facundo, representan una trilogía de pulso wagneriano. El demonismo de la invocación: “Sombra terrible de Facundo...” acusa la mayor nota romántica, en relación con Der Fliegende Holländer. Es equivalente alleitmotiv de la naturaleza fantasmal del navegante en la monumental ópera.
Ejecuta definitivamente una obra impresionante por su riqueza de ideas, por la energía de su forma, por la extensión e intensidad de su contenido.
Nuestra tesis sostiene que el autor de Recuerdos de provincia concibió una vigorosa sinfonía de héroes y semidioses a la altura y la tensión de sus propias virtudes y defectos, con caracteres de drama wagneriano, entre luces y sombras fascinantes: desde el fraile Aldao hasta el pedagogo yanqui Horace Mann, desde el indio Chipaco hasta el estadista Abraham Lincoln. Toda su épica obra de “diarista”, se consolida como una Gesta, que se manifiesta en “estallido vehemente” e “ímpetu de júbilo” según define el creador de Los maestros cantores (Acto I).

3.- La Música y el temperamento.
El primer gran éxito artístico de Wagner ocurrió en 1842 con la representación de su ópera que consagra la figura del rebelde y libertario Cola de Rienzo (1313-1354), el célebre y heroico tribuno romano del siglo XIV, primero libertador y finalmente tirano, proclamador del “buen Estado”.
He allí una temprana vinculación wagneriana en la obra sarmientina: aparece su Facundo en folletín, en El Progreso, interrumpiéndose a partir del 2-5-1845 la publicación de la novela histórica Rienzi (1835) del entonces muy popular Edward Bulwer Lytton (1803-1873), para comenzar con la biografía del caudillo riojano.
El goticismo de estas historias (al modo de Scribe, Sue, Dumas, Feval, Lytton) parece influir también en la pluma sarmientina. Terror, crímenes, nocturnismo, exotismos, exuberancia de la naturaleza, asesinatos, venganzas, muertes trágicas, alcanzan éxito entre los lectores de todas las épocas. Antinomias psicológicas, patetismo en las acciones, narraciones por entregas, explicación de la historia por medio de la vida de las personalidades mesiánicas. El alma de este singular y atractivo personaje la concebimos como instalada en la de Sarmiento. Rienzi en la novela de Lytton (Libro I, cap. VIII) revela que “se ha impreso en mi alma la huella de una pasión fuerte y dominante...”. Coinciden en la profesión sin ambages de un ideal de Justicia y Legocracia, en la entereza moral: “La seguridad bajo la protección de leyes iguales para todos es el don más precioso”. “Todo el que cree obrar influido por la voluntad divina supera toda clase de obstáculos con un ánimo, con una perseverancia invencibles, y comunica a los demás su convicción y su energía”.
El joven Richard, rebelde y libertario, alcanzó en 1842, en Dresde, su primer gran éxito artístico con la representación de su ópera homónima. Responde a las características del opus meyerbeeriano: base histórica clásica, fastuosidad hímnica, efectismo sonoro (notas alabadas por el sanjuanino, según citaremos más abajo). Luego propondrá en sus bregas por la prensa, en sus teorizaciones Arte y Revolución (1849), Sobre Estado y Religión (1864), Arte alemán y Política alemana (1867), Religión y Arte (1880) y en su pentagrama insuperable, a “los héroes del porvenir” como único factor de regeneración humana (Sigfrido, Parsifal).
Por su parte, nuestro Don Domingo se configura en la historia de América Latina como Héroe del alfabeto, imbuido de ideales de Bien y Redención ciudadana, ardorosamente defendidos contra el caos de la barbarie, esa noche de la destrucción semejante al cosmos nibelúnguico representado por Wagner.
Como el mundo diabólico de Nibelungos y Dioses corrompidos que representó éste en su inmortal Tetralogía, así también la casi infinita escritura sarmientina fue concebida para destruir la Barbarie del Analfabetismo y el Caudillaje, para construir la República de la Civilización.
Cual majestuoso Wotan criollo, en soledad y a menudo con sufrimientos indecibles, nuestro prócer erige su plan oceánico de mejoramiento de los pueblos. Su pluma diaria está urgida por iniciar, por forjar una nueva era de progreso y bienestar ciudadanos. Contrariado frecuentemente en su labor fundadora y futurista, por la inmoralidad y enanismo político y los intereses coloniales predominantes.
Su biografía “requiere módulos musicales” advirtió precisamente el crítico y ensayista Ricardo Rojas (1882-1957) en El Profeta de la Pampa (1945). Los días y escritos del Supremo Hacedor Sudamericano exigen una interpretación polifónica, operística. Desde sus impetuosos artículos trasandinos “Enseñanza de la música a los jóvenes” (en El Mercurio, 16-12-1841) o “La Comedia de la Libertad”, por ejemplo, hasta “Variación en la menor” (en El Nacional, 4-4-1882).
Sus piezas oratorias siempre beligerantes, su culto de la educación como “construcción del porvenir”, su concepción del “Teatro de la Política Argentina”, su didáctica del espectáculo, sus numerosos proyectos y concreciones pedagógicos de la Arquitectura Escolar como templo y escenario grandiosos al modo wagneriano, ejemplificadores y ennoblecedores de la mente del educando. Su pensamiento y verbo de ritmos amplios y plenos cual el “fiero, el loco luminoso Parsifal” según cantó el inmortal nicaragüense en su Wagneriana.
Adquiere su figura y su obra monumental, la “imponencia de Montaña” que observó el dramaturgo y ensayista francés Romain Rolland (1866-1944, Premio Nobel 1915) en el germano, la “unidad de la montaña” según la calificó nuestro poeta Leopoldo Lugones (1874-1938, en su magistral Historia de Sarmiento,1911, cap. I). Estudiarlos, pensarlos, sentirlos, nos exige definitivamente una actitud religiosa, más allá de controversias históricas. Hombres de acero y terciopelo, absorbentes y de avasallante energía hacedora.

4.- Música y Política.
Sarmiento y Wagner han restaurado la sacralidad de sus respectivos ámbitos de acción. Uno, asignando tal sentido a la función peraltada del maestro y a la del político. El otro, con lírica hondura y luminosidad, a la del artista y su obra; rescata, fulgurante, el mito y leyenda germánicos y los transfigura estéticamente desde la tradición espiritual cristiana (Heldentum und Christentum, 1881). Según el eximio alemán, “La música expresa únicamente emociones y sentimientos. En cuanto al contenido emocional, es expresado en adelante por la música con un poder incomparable”. El lenguaje hablado ha de manifestarse “como la necesidad imperiosa de un modo de expresión que vaya directamente a los sentidos”. Así consuena el concepto sarmientino en su escrito Enseñanza de la música a los jóvenes (1841, Obras Completas, tomo 4): “La música ha llegado a apoderarse del drama para mostrárnoslo a su modo, y hacernos sentir nuevas bellezas ocultas en las palabras y puestas de relieve por sus mágicos y apasionados acentos... Es la música una ciencia exacta en cuanto al fondo, casi matemática en todo, sino en aquellos giros de expresión y de sentimiento que podría colocarla entre las morales”.
Sarmiento confiere un sentido punzante, de combate trágico, a sus peleas en los diarios. Ya sea por causa de la ortografía, por la distinción entre Romanticismo y Socialismo en literatura, por la urgencia de concesión de vías férreas, construcción de escuelas primarias y bibliotecas, protección y fomento de la traducción de libros científicos, hasta sus finales polémicas sobre instrucción religiosa en las aulas públicas. Construye y justifica estas orgías de lucha cívica, sorprendentemente, con vocabulario y significados musicales. Asi, v. gr., en El Nacional tensa su cuerda satírica contra el ultramontanismo de los políticos y escritores José Manuel Estrada (1842-1894), Pedro Goyena (1843-1892) y otros (en La escuela ultrapampeana, tomo 43 de sus Obras). En “Política santurrona” (diario mencionado, 19-2-1883) contra los popes del órgano clerical La Unión: “Los preludios que inician la sinfonía con el Sr. Estrada, bajo el lema presidencial de Vanitas. Le sigue la ópera del maestro Goyena (salvo degeneración de parte). El tema es Sarmiento. Uditi, o rustici. ¡Esto es magnífico!”.
El autor de Argirópolis ha restaurado la religiosidad de su vocación y trabajo periodísticos, como Wagner, metafísicamente, la lírica originalidad de suGesamtkunstwerk: en el sentido de totalidad cosmogónica. Otorgan a su profesión un carácter cultual, de consagración a una tarea trascendente. Concepción sarmientina del Diarismo como ejercicio recio de Sísifo para erigir el Estado moderno. En su escrito La ópera italiana en Santiago” (El Progreso, 4-5-1844) el joven Domingo parece anunciar el Musikdrama wagneriano en tierra hispanoamericana. Cuando destaca lúcidamente la ópera peninsular: “La de armonías vivas y fogosas que se oyen bajo el ardiente y brillante cielo de Italia”, la de G. Donizetti (1797-1848), G. Rossini (1792-1858), V. Bellini (1801-1835). Y la distingue de la “de tantos célebres alemanes que, como Meyerbeer, han dotado el cielo nebuloso del norte de la Europa de una música nacional, sagrada y dramática”. En su crítica “Concierto musical” (4-4-1843, en sus Obras Completas, tomo 2) anticipaba la obra de arte del ídolo de Leipzig: nos transmitía su admiración por la obertura “Manzanillo”. “Un cuerpo de armonías tan grave y majestuoso que no puede uno menos que sentirse penetrado de cierto espíritu de serenidad, de cierta emoción sincera, de cierta cosa profunda y respetable parecida en algo al sentimiento religioso”. Música sublime, imperiosa, mística. J. Meyerbeer (1791-1864), gran despliegue de masas en escena, pomposa armonía, episodios impresionantes en intensidad y fuerza (“Los hugonotes”, “Roberto el Diablo”, “El Profeta”), que Wagner combatió considerándola “música de efecto sin razón”, es el compositor más afamado en la época de Sarmiento, junto con los italianos citados (Meyerbeer era frecuentemente representado en el primitivo Teatro Colón, entre 1857 y 1888).
Sarmiento compara también los asuntos jurídicos y de gobierno de las Naciones con los correspondientes a la Teoría Musical. En su “Representantes del pueblo Argentino” (en El Diario, 2-1-1888) compara estructuralmente el Preámbulo de la Constitución Nacional con la naturaleza de la Obertura: El Preámbulo es la obertura de la ópera”; en ella “está el tono y la nota dominante de la composición” (Obras, tomo 36: “Condición del extranjero en América”). Expone con gran finura y sutileza interpretativa, el texto de nuestra Carta Magna, analizando la trama del Derecho Constitucional desde el plano del Arte Sonoro: “Asegurar los beneficios de la libertad presente y futura a los habitantes del suelo argentino. He aquí la nota dominante en una ópera escrita en clave de sol, con cinco bemoles”.
En su “R.Wagner y Tannhäuser en París” (1861) Charles Baudelaire (1821-1867) manifestó claramente su “revelación”, “tan fuerte y tan terrible” por el templo wagneriano. Ese “bosque de símbolos”, esa noche vasta en que “se responden perfumes, colores y sonidos” (“Correspondencias", soneto de Las flores del mal, 1857). En sus críticas de El arte romántico anota el bardo galo dos observaciones que nos permiten adunar los caracteres aquí bosquejados. El Yo nietzscheano por una parte, y el conflicto entre el orden y la aventura, que coexisten en el germano. Grandeza y autenticidad del ego en el autor de Educar al Soberano y en el de Mein Leben. El orgullo de la progenie en aquel. La vanagloria por su obra en el otro. Vanidad e imposición rigurosa de sus ideas y logros dramático-líricos en el otro. Estas cualidades-defectos los expresan completamente. Los “encierra (...) en los límites más estrictos de la sinceridad”. Cometieron la audacia de exteriorizar su personalidad extraordinaria. Sus exigencias de orden y lógica y a su vez sus gestos de salvajismo y de sentimiento totalizadores. Paradójicos expresionistas, combaten en Don Domingo, Descartes y Facundo. En el maestro Richard, la Biblia, y el ocultismo, Jesús y Mefistófeles, Apolo y Dionisios.

5.-Balance y conclusión.
El jurista, funcionario público y escritor Mariano de Vedia y Mitre, después de asistir a la interpretación de la Obertura de Tannhäuser en el Teatro Colón (7 de agosto de 1933) escribió: “Cantemos la gloria de los grandes hombres, y cantemos a su culto que eleva a quienes lo profesan. Al hacerse admirar elevan la condición humana: el que admira, el que tiene la comprensión de la grandeza que otros alcanzaron, se ha emancipado merced a ellos de la inferioridad innata del hombre de pensar más en sí mismo que en los demás”.
Capaces de los mayores refinamientos y violencias. “Con la voz más suave o más estridente” marcaron “la violencia en la pasión y la voluntad”. Sitúanse entre las excelencias del mundo de la Antigüedad, lo clásico verdaderamente sentido, y la Modernidad más enérgica.
El argentino, entre los ideales formativos de Cicerón (106-43 a.c.) y las experiencias pedagógicas de Horace Mann (1796-1859). El septentrional, entre el renacimiento del drama heleno y las actualidades del arte simbolista. Éste, en su Kunst und Revolution (1849) desarrolla el tema de la reconquista del espíritu del “antiguo hombre bello, libre y fuerte” y su resurgimiento en el Cristianismo moderno; escribe en esos años La obra de arte del porvenir que también teoriza en su Oper und Drama. “Todo cuanto implican las palabras voluntad, deseo, concentración intensidad nerviosa, explosión, se siente y se deja adivinar en sus obras” sostiene Baudelaire. “Veo en ello –continúa– las principales características del fenómeno que llamamos Genio”.
El joven Sarmiento, viajero, avizora en su estadía en Alemania la esencia de la música wagneriana. Puede leerse en su carta a Manuel Montt (1809-1880), del 5-6-1847, entonces ministro chileno de Instrucción Pública, luego Presidente (“Viajes”, tomo 5 de sus Obras). Diagnostica la “mística metafísica” de esa música. Esas “columnas y espirales” “disipándose, reuniéndose en formas indefinibles, fantásticas, inapreciables”, “eclipsando por momentos la realidad, lo visible y terreno”. De donde deriva su especulación que expone a los profesores de la Universidad de Göttingen, sobre la filosofía y el arte alemán: “digo para mí, debe ser, caviloso, reveur, místico, vaporoso”, acompañado de la marca histórica del impulso de su “instinto de raza”, “activo e imperioso”.
Domingo tiene “la manía de andar a caza del por qué de las cosas”. Admira, destaca la tarea de embellecimiento artístico emprendida por el rey de Baviera en la capital, Luis I (1786-1868), abuelo del amante protector de Wagner, Luis II (1845-1886). “El Rey actual ha embellecido la ciudad con cuanto puede darla lustre, en museos, columnas, estatuas, jardines y palacios”. Exacerbará Ludwig II esta tendencia, construyendo fastuosos palacios, consagratorios de la monarquía alemana y de los símbolos wagnerianos. Aplaude el “pensamiento colosal” de instalar un panteón con las estatuas de los germanos sobresalientes y predice: “sin que esté lejos el día en que aplicado a todos los grandes hombres que han servido a los progresos de la especie humana, se forme el martirologio de los pueblos civilizados”.
Jean-René Huguenin en su estudio “Amores interesados” (cap. II del volumen colectivo Richard Wagner, 1964) describe la psicología del músico: “Tiene necesidad de ser mirado, de ser cuidado, querido. Este orgulloso es un débil, como lo son siempre los seres tan desembozadamente voluntariosos (..). Y los débiles saben que su energía, su poder creador y hasta su suerte está mucho mejor servidos por los amores que inspiran. Los seres que piensan en ellos, que sufren por ellos, los excitan...”. Sus amores, desde Minna Planer, Matilde Wesendonk, Cósima Liszt, Judith Gautier. Así Sarmiento, con su bello y revelador “Diario de Viaje” del 23 de julio al 29 de agosto de 1868 (contenido en Páginas Confidenciales ed. de A. Palcos) y en sus “Memorias” (Obras, tomo 49): “Absorto desde joven en un ideal que me ha hecho vivir dentro de mí mismo”, “sentí casi siempre a mi lado una mujer, atraída por no sé qué misterio, que me decía, acariciándome: adelante, llegarás”. Paula Albarracín, Juana Manso, Aurelia Vélez, Mary Mann... Debe haber en mis miradas algo de profundamente dolorido que excita la maternal solicitud femenil. Bajo la ruda corteza de formas desapacibles, descubre acaso los lineamien tos generales de la belleza moral...”. Las “Santas Mujeres” de Sarmiento y Wagner, personificación de la Providencia. “Mi destino confiesa Don Domingo– hánlo desde la cuna entretejido mujeres, y puedo nombrarlas una a una, en la serie que, como una cadena de amor, van pasándose el objeto de su predileccion”. El anticonvencionalismo vital de ambos maestros se refleja en las mujeres que los rodearon y los inspiraron. Ejemplifican esta “cadena” femenil deslumbrante, “su legendaria audacia para vivir y para pensar” (E. Drucaroff: Sarmiento y sus mujeres rev. VIVA, Clarín. 13-9-98). También se refirió al mismo tema en “Una sobrina de su tío” (1885, incluido en tomo 46 de sus Obras) donde el político reivindicador de la mujer en la sociedad moderna, señala “aquellas graves matronas, a quien debí todo” y “las jóvenes adeptas que me deben mucho, y pudieran deberme más, si todas hubiesen comprendido que en ellas rendía culto a la mujer, como inteligencia...”. “Una mujer es madre o amante, nunca amigo, aunque ella lo crea; si puede amar, se abandona como un don o un holocausto. Si no puede, física o moralmente, protege, vigila, cría, alienta y guía”. Pienso también en las otras mujeres de Wagner, “la sacra familia” femenina: en Senta, la soñadora de El holandés errante, la casta y hermosa Elsa de Lohengrin, en el impulso totalizador de la amorosa Elisabeth en Tannhäuser. Igualmente reflexiona el argentino: “¨¿Por qué no he de tener para mí las mujeres de Shakespeare? Porque todas ellas me cobijaron bajo el ala de madres, o me ayudaron a vivir en los largos años de prueba” (A. Jurado,Las mujeres de Sarmiento o Sarmiento y la mujer, etc.).
Julio R. Barcos nos confirma nuestras aseveraciones precedentes. En El Civilizador (1961) observa valiosamente que el cuyano “crea y representa su obra porque en la vida él lleva dentro de sí todo el teatro de la Historia. Está en el anfiteatro y está en la escena. Es el genio polifónico a lo Wagner. Por tetralogías se desarrolla su vida paralela a la del país. Es toda la cultura argentina y toda la civilización americana”.
Deducimos finalmente, que su prosa periodística, de increíble esencia wagneriana, es música combativa, militancia por la Libertad, advertencia perenne, sanción, y por sobre todo, ímpetu de Bien e inmortal altura de Belleza y Eticidad.

Bibliografía:
Para Sarmiento: Obras Completas 53 vs., Edit. Luz del Día.

R.Modern: Sarmiento y Alemania (La Prensa, 6-9-1970; luego en su Hispanoamérica en la literatura alemana, Fraterna, 1989); L. Pollmann: Sarmiento y Alemania (en Viajes de Sarmiento, ed. crítica de J. Fernández, Fondo Cultural Económico, UNESCO, 1993); J. Garate: Sarmiento en la Alemania de 1847(en Boletín de estudios germánicos, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, V, 1963); P. Suárez Urtubey: La música en el ideario de Sarmiento, Polifonía, 1970); E. Pereira Salas: Influencia argentina en la vida artística de Chile (conferencia), en La Prensa, 12-6-1976; J. R. Barcos: El Civilizador (Zamora, 1961); R. Rojas: El profeta de la pampa (1945, ed. Kraft, 1962); L. Lugones: Historia de Sarmiento (1911).

Palcos: Sarmiento, Emecé, 1962; L. Franco: Sarmiento entre dos fuegos (Paidós, 1967); C. R. Garro: Sarmiento y la educación artística, (La Prensa, 17-1-1979); E. Mallea: Aseveración sobre Sarmiento, revista SUR, nº 48, septiembre de 1938, etc.  

Para Wagner: R. Wagner, VV. AA, Cía. Gral. Fabril Editora, 1964; Lang: La música en la civilización Occidental, EUDEBA, 2ª ed., 1969; E. Ludwig: Obras completas, t. IV-Biografías, edit. Juventud, 1956; F. Nietzsche: Obras completas, Aguilar, t. 1 y 4; T. Mann: Obras completas, P. y Janés, t. 3; A. Liberman;Wagner, el visitante del Crepúsculo Gedisa, 1990; K. Pahlen: El mundo de la ópera y Diccionario de la ópera; M. Cané: Charlas literarias (cap. “Wagneriana” 1883); Santiago Estrada: Teatro (1889); A. de Estrada: Calidoscopio, 1911; C. Oyuela: Estudios Literarios, t. 1; etc.

Maurice Ravel y la extraña enfermedad de Pick: una combinación trágica


Por Pablo Ransanz Martínez, ("Filomúsica" septiembre de 2007.
La tradición es la personalidad de los imbéciles”
Maurice Ravel
¿Y para qué quiere usted ser un Ravel de segunda categoría,
cuando puede ser un Gershwin de primera?”
(Ravel dirigiéndose al propio George Gershwin) 
 
José Manuel García Montes, por su gran generosidad.


Maurice Ravel - Photo Melcy, 1910

El músico y el ser humano  
Más allá del talento compositivo del músico vasco-francés –de raíces españolas por parte materna– Maurice Ravel (Ciboure, Francia, 07/03/1875-París, íd., 28/12/1937), existen otras circunstancias ajenas a lo estrictamente musical que hicieron de este hombre un ser único y especial. Lamentablemente, su desaparición estuvo condicionada por una enfermedad durante siete años, una severa afección neurológica de carácter irreversible que le condujo a una muerte prematura y cruel. Se tratará de aclarar a todos nuestros lectores en estas páginas de Filomúsica los pormenores de su inusual dolencia.

Los primeros síntomas y el fatal desenlace
Cercano a los sesenta años de edad – en la década de los años treinta de la centuria pasada, Ravel se vio afectado por una extraña enfermedad cerebral que alteró sus facultades mentales y que le atacó a los centros neurológicos del habla y la coordinación motora. La neurología del primer tercio del siglo XX no contaba con los hallazgos científicos actuales ni con los medios humanos o la tecnología suficientes para combatir o paliar las consecuencias de la rara enfermedad raveliana, así que nuestro protagonista tuvo que ser sometido a innumerables pruebas médicas para diagnosticar su dolencia.
A medida que la enfermedad iba avanzando, se le fue haciendo imposible leer partituras –hecho terrible para un compositor, recordar melodías o componer. Se quejaba amargamente de que su corpus era aún insuficiente, y que en aquel momento de su vida era cuando tenía cosas realmente importantes que componer. Maurice Ravel decía tener “la cabeza llena de música”. Deseando verse libre de una enfermedad que le consumía lentamente, se sometió a una arriesgada intervención quirúrgica en el mes de noviembre de 1937. No recuperó la consciencia después de entrar al quirófano, falleciendo en diciembre de aquel mismo año.

 
La enfermedad de Pick
La extraña afección neurológica que padeció Ravel en la última etapa de su vida se denomina enfermedad de Pick –o demencia frontotemporal (DFT). Fue identificada y estudiada por primera vez en el año 1892 por el Doctor de origen germano-judío Arnold Pick (* Velké Meziricí, Groß Meseritsch, Mähren, 20/07/1851, † Praga, antigua República de Checoslovaquia, 04/04/1924), quien fuera profesor de Psiquiatría de la Universidad de Praga, y al que esta terrible afección cerebral debe su nombre. Pick - que había realizado sus estudios de Medicina en Viena descubrió esta atrofia tras realizar la autopsia a un paciente – un varón de 71 años - que presentaba graves trastornos morfológicos en los lóbulos frontales del cerebro. Esta enfermedad neurológica es relativamente rara, siendo responsable en la actualidad del 5% aproximadamente– de los casos de demencia diagnosticados. Además, es más común en mujeres que en varones.
El excelente médico falleció a los 73 años de edad víctima de septicemia10, después de someterse a una intervención quirúrgica para extirparle unos cálculos en la vejiga. El doctor Pick dejó escritas un total de casi trescientas cincuenta obras y un buen estudio sobre patologías nerviosas.

Arnold Pick
 Desde los inicios de la enfermedad, nuestro compositor presentó síntomas neurológicos tan preocupantes como disfasia y apraxia1. Aunque había días en los que se encontraba mejor, la enfermedad ya había comenzado su trayectoria fatal. Una magnífica definición de esta enfermedad podemos encontrarla acudiendo a una Enciclopedia médica especializada2 en la materia que ahora nos ocupa:
Enfermedad degenerativa rara y fatal del sistema nervioso. Se caracteriza por signos de severa disfunción de los lóbulos frontal y temporal, incluyendo pérdida de memoria, desorientación, apatía, y en los últimos estadíos, deterioro del habla, reflejos de agarre y de succión, y finalmente rigidez descerebrada, distonía3 y tremor4. Usualmente se observa entre los cuarenta y los sesenta años, más a menudo en mujeres que en hombres. Clínicamente se solapa con la demencia presenil de Alzheimer. También se la denomina síndrome de la atrofia cerebral circunscrita de Arnold Pick.”  
Puede ampliarse esta información añadiendo que la enfermedad de Pick pertenece al grupo de las denominadas "demencias preseniles"; es decir, aquellas atrofias cerebrales degenerativas precoces, y que, por tanto, hacen su aparición inesperadamente –y de manera genérica– durante los últimos años de vida del sujeto, en los que éste se ve afectado por la misma.  

Los efectos devastadores de la enfermedad raveliana  
Macroscópicamente –es decir, a simple vista, esta enfermedad se caracteriza por una severa atrofia de los lóbulos frontales y temporales –como ya se ha indicado con anterioridad, a diferencia del Alzheimer –otra terrible y más frecuente enfermedad neurodegenerativa en nuestros días, donde la atrofia cerebral es más generalizada entre personas de entre cincuenta y sesenta años. Con las modernas técnicas de imagen existentes –como TAC5 y RNM6, se puede aventurar el diagnóstico de esta enfermedad. Dicho diagnóstico no debería hacerse efectivo en vida del paciente como práctica habitual –y por tanto, preferentemente post mortem, puesto que es de carácter anatomo-patológico.  
El estudio de la histología7 de la pieza (muestras de tejido cerebral y/o secciones del cerebro afectadas) debe llevarse a cabo mediante un minucioso examen al microscopio, bien tras una biopsia cerebral –de ahí que lo más normal es que se realice al sujeto post mortem, como ya se ha indicado en el párrafo anterior, o bien durante la necropsia.
Como en toda demencia, los primeros datos que se pierden son los últimos que se han fijado en la memoria (pérdida de la ‘memoria de fijación’ o ‘memoria reciente’). De ahí, la pérdida gradual de información se lleva a cabo hacia atrás –la memoria de carácter más amplio y profundo, situada en áreas del cerebro en las que se almacena la información más importante y de carácter vital para la personalidad y el equilibrio psíquico. Se trata de un proceso paulatino de degeneración de las células y tejido nerviosos, con un imparable deterioro cognitivo de carácter “foliar”12 como lo denominaban antiguamente los psiquiatras, que culmina en el total desmantelamiento de las facultades psíquicas y en la decorticación13 
Quien escribe este artículo ha consultado a varios médicos y especialistas españoles en referencia a la atrofia cerebral que padeció Maurice Ravel, la inusual enfermedad que ahora estamos clarificando para todos nuestros lectores. Preguntado por la posible existencia de parásitos cerebrales en el inicio, transcurso o desarrollo de esta afección, un especialista –cuyas iniciales son M.A.U.– añade lo siguiente a lo ya expuesto:  
En la enfermedad de Pick, es frecuente la transmisión hereditaria (lo que viene a poner en solfa la etiología infecciosa8), la padecen más las mujeres que los hombres, es más frecuente en los países del norte de Europa, la vida media de los enfermos es de 7 años y, en estudios epidemiológicos9 llevados a cabo en Holanda, se calcula que la prevalencia de esta enfermedad por aquellas latitudes es de 28 casos por cada 100.000 individuos.” 
La crisis emocional y compositiva de Ravel  
Tristemente conocida es la anécdota en la que, estando nuestro personaje hospedado en París en casa de un amigo, escuchó por la radio una inspirada melodía que le sedujo. “¡Qué ingeniosa! Es como un gigantesco crescendo… ¿Quién la habrá compuesto?” –inquirió. Lo que estaba sonando era nada más y nada menos– que su propio Bolero (1928), una obra dedicada a Ida Rubinstein e inspirada en la danza tradicional andaluza del mismo nombre, y a la que él siempre se refirió con cierto desdén como “un ejercicio orquestal sin música”.  
 

Otros síntomas asociados a la ‘demencia frontotemporal’ (DFT)
Según la prestigiosa enciclopedia Medline11, “las personas con enfermedad de Pick tienden a comportarse de manera inapropiada en diversos escenarios sociales. Los cambios en el comportamiento continúan empeorando y con frecuencia son uno de los síntomas más perturbadores de esta enfermedad.”
Una de las características de esta inusual afección de carácter neurodegenerativo son ciertas ‘incrustaciones’ –las inclusiones, como se verá a continuación– de tipo proteínico en los lóbulos frontal y temporal del cerebro. Siguiendo con el estudio pormenorizado que se lleva a cabo en la citada enciclopedia11, “Las personas que padecen la enfermedad de Pick tienen anomalías llamadas cuerpos de Pick y células de Pick –inclusiones intracitoplasmáticas*– dentro de las células nerviosas en las áreas dañadas del cerebro. Estos cuerpos y células de Pick contienen una forma anormal de una proteína llamada ‘tau’. La causa exacta de estas anomalías se desconoce.”11 

 
C
uerpos de inclusión citoplasmática característicos de la enfermedad de Pick (!) 
(Cuerpos de Pick)
 El final
 Puede afirmarse que Maurice Ravel se vio abocado a un final triste y trágico, en el que apenas podía recordar, identificar o reconocer personas, objetos, emociones o situaciones de su vida pretérita o reciente. Maravilloso orquestador, como queda de manifiesto en su ballet Dafnis y Cloe o en el poema coreográfico La Valse donde el tratamiento de la forma vals evoluciona hasta sus últimas consecuencias, aún dejó –con absoluta certeza– grandes ideas musicales sin plasmar en el papel pautado.  
Uno de los mejores compositores –creativos, transgresores y vitales– nos dejó huérfanos y privados de su gran talento musical sin saber –quizá– quién era él mismo, en un frío invierno en el mágico París del año 1937.  
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1.    Disfasia.- Pérdida parcial o pérdida total (afasia) del habla, debida a una lesión cortical en las áreas específicas del lenguaje.http://www.psicopedagogia.com/disfasia
Apraxia.- Dificultad para ejecutar movimientos intencionales en ausencia de factores motores o psíquicos que puedan interferir en su desarrollo.http://www.psicopedagogia.com/definicion/apraxia  
2.    Para más información, acudir al siguiente enlace URL: http://www.iqb.es/diccio/e/enfermedadp.htm  
3.    Distonías.- Son trastornos del movimiento en los cuales contracciones sostenidas del músculo causan torceduras y movimientos repetitivos o posturas anormales. Estos movimientos, que son involuntarios y a veces dolorosos, pueden afectar a un solo músculo; a un grupo de músculos tales como los de los brazos, las piernas o el cuello; o al cuerpo entero. http://www.ninds.nih.gov/disorders/spanish/las_distonias.htm (National Institute of Neurological Disorders and Stroke. Bethesda [Reino Unido], MD 20892)  
4.    Tremor.- Es un desorden neurológico en el cual individuos exhiben un tremor o temblor rítmico en las manos, cabeza, piernas, tronco y/o voz. Puede afligir a personas de cualquier edad, sexo y raza y en la gran mayoría de casos, es hereditario. Aunque es más común en individuos mayores de edad, puede comenzar desde el nacimiento. http://www.essentialtremor.org/international/espanol/que_es.php  
5.    TAC.- Acrónimo de Tomografía Axial Computarizada1. m. Med. Conjunto de imágenes seriadas de secciones de un órgano o tejido, obtenidas a lo largo de un eje mediante distintas técnicas, y computarizadas. Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua:http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=TAC  
6.    RNM.- Acrónimo de Resonancia Nuclear Magnética2. f. Med. Técnica basada en este fenómeno, que obtiene imágenes internas de un organismo, especialmente con fines diagnósticos. Consultar el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE):http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=resonancia  
7.    Histología.- Estudio de los tejidos y las células bajo un microscopio. http://www.cancer.gov/Templates/db_alpha.aspx?CdrID=44171&lang=spanish  
8.    Etiología.- Para ampliar la información facilitada, consultar el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE):http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=etiología2. f. Med. Estudio de las causas de las enfermedades.  
9.    Epidemiología.- 1. f. Med. Tratado de las epidemias. Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE):http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=epidemiología  
10.                                               Septicemia.- 1. f. Med. Afección generalizada producida por la presencia en la sangre de microorganismos patógenos o de sus toxinas.Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE).http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=septicemia  
11.                                               Medline.- Para más información, acudir al siguiente enlace URL:http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000744.htm  
12.                                               Foliar.- Vocablo procedente de ‘folía’ (Del fr. folie, locura). 3. f. ant. locura. Para ampliar la información, acudir al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE). http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=folía  
13.                                               Decorticación.- La postura de decorticación es un indicio de daño al fascículo corticoespinal, la comunicación entre el cerebro y la médula espinal. Para más información, consultar el siguiente enlace URL de la enciclopedia médica online ‘Medline’:http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/003300.htm  

(!) Cuerpos de inclusión citoplasmática (También denominados Cuerpos de Pick).- Son depósitos de proteínas poco convencionales que se encuentran alojados dentro de las células nerviosas de los cerebros de las personas afectadas por esta enfermedad.
Bibliografía:  
·       National Institute of Neurological Disorders and Stroke. Bethesda (Reino Unido).
·       Enciclopedia médica virtual Medline (versión en idioma español): http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/
·       Portal web de Psicología para la Educación de Padres y Profesionaleswww.psicopedagogia.com
·       Demencias. Casabella Abril BEspinàs Boquet J, coordinadores. Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. Editorial EdiDe, Barcelona; 1999.
·       Instituto Nacional del Cáncer (versión en idioma español)http://www.cancer.gov/espanol
·       Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE)  

Bibliografía complementaria (en particular, para profesionales de la Medicina y demás disciplinas de la rama biosanitaria):
·       Moore DP, Jefferson JW. Handbook of Medical Psychiatry. 2nd ed. St. Louis, MO: Mosby; 2004.
·       Pierce JM. Pick's disease. J Neurol Neurosurg Psychiatry. 2003 Feb;74(2):169.
·       Grossman M. Frontotemporal dementia: a reviewJ Intl Neuropsychol Soc. 2002;8:566-583.
·       Grossman M. Progressive aphasic syndromes: clinical and theoretical advances. Curr Opin Neurol. 2002;15:1-5.
·       McKhann G, Albert M, Grossman M, Miller B, Dickson D, Trojanowski J. Clinical and pathological diagnosis of frontotemporal dementia. Arch Neurology. 2001;58:1803-1809.

sábado, 22 de febrero de 2014

NO SÓLO EL GRAN NORTE

                                                                                                              

por Fátima Gutitérres ("Wagnermanía", noviembre 2002)

A Javier del Prado
 Todo exceso se paga. Y el mayor exceso es ser.S. Pániker. Filosofía y mística.

Alberich y las ondinas. A. Rackham
            Como la inocencia sagrada de las Hijas del Rin no puede concebir que exista un ser capaz de renunciar al amor, las tres muchachas con nombres de ola que juegan y coquetean con el nibelungo, entre las límpidas aguas del río primordial, le revelan su secreto: sólo quien renuncia al poder del amor, sólo quien rechaza la alegría de amar, sólo él logra el prodigio de convertir el oro en anillo. Y esta joya le otorgará  un inmenso poderla herencia del mundo. El enano medita mientras suena la fanfarria del Oro y el tema insidioso, dulzón y siniestro, del Poder del anillo. Pero es ahora o nunca, y Alberich no va a perder la oportunidad: salta como un loco sobre el peñasco, trepa con espantosa celeridad hacia su cima, y, riendo, arranca el oro, violenta y ferozmente, a la vez que maldice el amor.
            Mientras que, en las profundidades de la tierra, Alberich forja la joya mágica, en las altas cimas, un dios sueña con el símbolo de su eterno poder: el Walhall; el tema musical de la divina residencia nos recuerda mucho al del Anillo, puesto que deriva directamente de él, pero resuena no siniestro sino grave, no insidioso, sino lleno de majestad; como si hubiera adquirido una nobleza que antes no tenía; desde él, intuimos que los poderes que persiguen Alberich y Wotan son absolutos, en ambos casos, pero, también en ambos casos, de muy distinta naturaleza. Sin embargo, en cuanto los gigantes rematen las altas almenas del Walhall, pedirán su salario, y no es otro que Freia: la diosa del amor. Wotan confía en que la astucia del dios del fuego, Loge, el que le recomendó el pacto, encuentre la manera de poseer la fortaleza sin perder a la guardiana de las manzanas de oro. Pero la Ley, que el propio Wotan grabó con runas en su lanza, no se puede burlar: el orden, tan frágil, del mundo y su autoridad reposan sobre ella.
Wotan y Fricka duermen, mientras los gigantes construyen el Walhall. von Stassen.
            Los dioses no saben qué ofrecer a los gigantes a cambio de Freia. Loge, ese espíritu burlón, inquieto y fascinante como el motivo musical que lo representa, no ha conseguido encontrar, en la tierra, el agua o el cielo, nada que quiera apartarse del amor... Salvo un enano... El nibelungo que lo cambió por el oro rojo que le robó al Rin. Las ondinas le contaron su desgracia al espíritu del fuego y, a través de él, le ruegan al rey de los dioses que les sea devuelto. Pero el efecto de esta noticia es muy diferente del deseado: el cercano tintineo del oro hechiza a Wotan y a su reina, Fricka: si cayera en sus manos, conseguirían lo que más desean: ella, la fidelidad del esposo; él, un poder sin límites. Aunque explícitamente Wotan no haya renunciado al amor y manifieste un claro rechazo hacia esa posibilidad, ambicionar el anillo le hace olvidar a Freia. Después de arrebatárselo violentamente a Alberich, sólo Erda, la Wala, el alma antigua del mundo, advirtiéndole de que ¡Todo lo que es... acaba!, previendo el final sombrío de los dioses, le obliga a deshacerse de él. Y, por primera vez presa del miedo, por primera vez consciente de la posibilidad de un final, se lo entrega a los constructores del Walhall como rescate por la diosa del amor.
            Pero Alberich ya había lanzado una maldición contra aquél que poseyera la sortija, y sus efectos son inmediatos: Fafner, el gigante, mata a su hermano para ser él su único dueño. Con inquietud, aunque sin perder majestad, los dioses toman posesión de la espléndida residencia que representa su poder, pero las Hijas del Rin, las voces de la Naturaleza, saben que ¡falso y cobarde es lo que allí arriba se alegra! Así acaba el Oro del Rin, el preámbulo de un drama, más exactamente de tres: La WalkyriaSiegfried y El ocaso de los dioses, en los que Wotan engendrará una raza de héroes para reconquistar el anillo y redimir a un mundo que, sin embargo, perecerá, junto con los dioses, en el incendio universal que sólo aplacarán las aguas del Rin, a las que la joya habrá sido, finalmente, devuelta. Aquella metafórica renuncia al amor de Wotan en la figura de Freia, fue el punto de partida de un doloroso camino expiatorio que irá liberando al dios de todas las ataduras que le unían al universo de la Necesidad.
Los dioses germánicos. von Stassen
            En este primer, y necesariamente breve, acercamiento al Anillo del Nibelungo, se desvelan ya los que son, a nuestro juicio, los tres referentes mitológicos y/o ideológicos de la Tetralogía wagneriana: el germanoescandinavo en los hechos que se nos narran, el griego en el paradigma heroico y el oriental en el progresivo abandono del mundo del deseo. 
            Los sonoros nombres de Wotan, Loge, Fricka, Freia o Walhall nos sitúan en plena mitología germánica o, para ser exactos, germanoescandinava. Como a Wagner le encantaba hablar de sí mismo y de su obra, conocemos al detalle el largo proceso de gestación del Anillo: mientras el maestro de Leipzig trabajaba en la composición de Lohengrin (termina el libreto en 1845 y la partitura en el 48), y, con ella, en el estudio de la tradición épica alemana, descubrió la radiante figura de Siegfried el joven héroe, valiente, guerrero y cabal (así lo describe el canto II delNibelungenlied), que se hizo con el fabuloso tesoro de los Nibelungos y a quien la Alemania romántica saludaba como una de las creaciones más genuinas y representativas de su espíritu popular. Entonces, el mito de Siegfried se unió, en el imaginario wagneriano, al del Grial y a la figura de Federico Barbarroja, lo que dio pie a un curioso ensayo: Los Wibelungos: Historia universal a partir de la leyenda (redactado en 1848), en el que vamos a detenernos un momento ya que, aunque en principio resulta algo chocante, quizá guarde algunas claves para entender la obra de Wagner, o, al menos, su evolución.
Barbarossa Imperator
Eneas huye de Troya con el Paladio. Denario de César
Los Wibelungos relata que, en el origen de la humanidad, el poder, tanto espiritual como material de los primeros reyes/sacerdotes, provenía de unTesoro, un objeto mágico que debía ser conquistado a un terrible adversario, con el más admirable de los esfuerzos y la mayor de las audacias; y, si bien, se convertiría en la herencia legítima de los descendientes de quien lo ganaba por primera vez, también debía ser reconquistado por ellos a base de un arrojo y una valentía idénticos a los de su anterior dueño. Este Tesoro parece tener su origen en el mítico Paladio que guardó a Troya de todos sus enemigos hasta que fue sustraído por Eneas. Junto con este héroe, llegó a Roma en donde ayudó a edificar un imperio que tendría su máxima expresión en César (descendiente de Venus, es decir de una divinidad protectora de Troya, y de donde proviene el nombre de Káiser). Con el final de la dinastía julia, Roma deja de ser la legítima sede del poder temporal, aunque, como residencia del Papa, sigue conservando una vertiente espiritual. Los reyes francos (también de origen troyano, según las extrañas etimologías que le debemos a Wagner) después de haber conquistado el Tesoro en su lucha contra los romanos, se convierten en Nibelungos y fundan la dinastía carolingia que, partiendo de Clodión y pasando por Carlomagno, llega hasta Federico Barbarroja, encarnación histórica de Siegfried (un hijo de Dios que en su más cercana manifestación se llamó así, pero que otros pueblos de la tierra llaman Cristo, siempre según Richard Wagner). Con el último Hohenstaufen, Conrad V (en 1268), desaparece el Tesoro en su forma física (permanecerá oculto, junto con Barbarroja, en la cueva del Kyffhäuser) pero reaparece bajo la forma idealizada del Grial, en el fantástico reino del Preste Juan.






El Santo Grial. D.G. Rossetti
Las consecuencias históricas de todo esto son que los herederos ya no deben jugarse valerosamente la vida para reconquistar la herencia paterna, con lo que la propiedad no entraña riesgo, luego es innoble (recordemos que Wagner frecuenta en esta primavera del 48 a Bakounine y tomará parte activa, en Dresde, en la fracasada Revolución del 49). A partir del siglo XIII, pues, la era de los hombres libres (es decir, separados de su origen natural, no sujetos a ninguna tradición, ni destino) habría sustituido a la de los héroes que, antes, había sucedido a la de los dioses. No podemos olvidar, a este respecto, la última escena de la Tetralogía en la que los hombres asisten desconcertados a la desaparición de héroes y dioses en la pira que enciende Brünnhilde. Naturalmente El Oro del Rin bien pudiera reflejar la era de los dioses, La Walkyria y Siegfried el paso a la de los héroes y el Ocaso de los Dioses el advenimiento de la de los hombres…











Brünnhilde. O. Redon
Sigamos con la génesis del Anillo y este primer referente temático en la tradición germanoescandinava. Wagner pensó en escribir un drama sobre Federico Barbarroja, pero desechó la idea, no sólo al darse cuenta de que el mito es superior a la Historia (precisamente porque la verdad que éste transmite es válida en cualquier época) y posee, junto con la música, el poder de dirigirse directamente al sentimiento, sino también,  al combinar la leyenda de Siegfried y del tesoro de los Nibelungos, no con el mito del Grial (al que dedicaría su última obra: Parsifal) sino con el escandinavo del Ragnarök: el destino final de los dioses, que se tradujo, erróneamente, al alemán como el crepúsculo de los dioses. El poetadel sonido y la palabra (Wort-Ton-Dichter), como le gustaba llamarse, ciertamente había descubierto la figura de Siegfried en el Nibelungenlied, pero al querer profundizar en los orígenes del personaje, que apenas se vislumbraban en el cantar de gesta alemán, llegó hasta las Eddas y la Völsunga Saga, y estas obras se convertirían en los más directos referentes míticos del Anillo del Nibelungo, que, pese a la pequeña semejanza en el título (y a una errónea, pero generalizada, creencia), tiene en común con elNibelungenlied, poco más que los nombres germánicos de sus personajes. Cabe, aquí, indicar que si bien la Edda Mayor encierra diecisiete poemas heroicos compuestos por lo que podríamos llamar Materia Nibelunga, pero anteriores al cantar de gesta alemán, la conclusión a la que llega la crítica especializada es que todos ellos provienen de dos leyendas de origen diferente: la de Brynhildr y Sigurdhr, por un lado, y, por otro, la de la derrota de los burgundios; ambas nacidas en suelo alemán, o, más concretamente, franco, pero de las que hoy no nos queda testimonio escrito.
Ilustración de Coczeschka para una edición del Nibelungenlied.
Así que fue Islandia, la Última Thule, la que conservó en dos magníficas obras la historia de los héroes y los dioses del viejo suelo germánico; se trata de la anónima Edda Mayorque se conserva en un manuscrito, el Codex Regius, datado en la segunda mitad del siglo XIII, pero que contiene cantos mitológicos y épicos compuestos entre los siglos VIII y XIII, y de la Edda en prosa de Snorri Sturluson, un curioso personaje islandés, terrateniente, embajador y poeta que conocía muy bien las tradiciones de su país y las recopiló, hacia el año1220, a modo de manual de poética y mitología al servicio de cualquier aprendiz de escritor que quisiera agradar a un público que, aunque ya cristianizado siglos atrás, gustaba de las viejas tradiciones que eran sus auténticas raíces. El canto que inaugura la Edda Poética: laVöluspà (Profecía de la vidente), y que citará Snorri en elGylfaginning (La Alucinación de Gylfi), es precisamente el que narra no sólo los orígenes del mundo sino también su final, el Ragnarök, lo que le da un color especial a esta mitología del Gran Norte: 
El sol se oscurece,            se sumerge la tierra, saltan del cielo               las claras estrellas; furiosa humareda          las llamas levantan, alto, hasta el cielo,       se eleva el ardor.
De esta manera, a la tragedia humana de Siegfried, descubierta en los viejos poemas alemanes, se superponía la tragedia cósmica escandinava, que universalizó considerablemente el sentido de la primera, sin perder su común origen y espíritu germánicos.
Pero, además, las Eddas, proporcionaron a Wagner un buen número de historias y elementos anecdóticos que él supo moldear y adaptar a su obra, guardando la forma pero dotándoles de un nuevo sentido. Llama tanto la atención, al leer los antiguos cantos escandinavos, descubrir lo poco que inventó Wagner, como constatar su genio para convertir estos relatos en temas absolutamente originales y perfectamente adecuados a su pensamiento. Recordemos que en la Edda en prosa de Snorri nos encontrábamos la curiosa explicación de cómo vino al mundo el fabuloso Sléipnir, el caballo de Odín.
Odín y Sléipnir. Siglo XII Escocia. Figura de ajedrez
Un artesano propuso a los dioses edificar, en sólo tres estaciones, una gran fortaleza que les guardara de los ataques de sus enemigos, los gigantes. Como salario, pidió el sol, la luna y a la diosa Freyia. La divina asamblea (desconociendo que el constructor pertenecía a la estirpe de los gigantes) aceptó, pero endureciendo el pacto: si se servía de alguna ayuda que no fuera la de su caballo o tardaba más de un invierno en realizar el trabajo, no recibiría nada a cambio. Loki (el Loge germánico) pensando que no podría cumplir con la promesa, aconsejó a los demás dioses que aceptaran y todos dieron su palabra, porque desconocían la extraordinaria fuerza de su caballo. Cuando el plazo estaba a punto de cumplirse y la fortaleza prácticamente terminada, cundió el pánico entre los dioses, indignados con Loki, por lo que éste urdió una de sus más famosas tretas: se transformó en yegua y, la última noche, tanto y tan bien distrajo al caballo del constructor, que éste no pudo acabar su tarea. Lo extraordinario de su furia reveló que, en realidad, se trataba de un gigante y Thor le aplastó la cabeza con su martillo. Poco tiempo después, Loki pariría un potro de ocho patas destinado a ser la montura de Odín.
En esta simpática e intranscendente narración, encontramos la materia dramática de la segunda escena del Oro del Rin: un pacto que paga la residencia de los dioses con la diosa del amor, pero que una parte de los contratantes no piensa cumplir, y la astucia de Loki que permite que no se cumpla. En esto consiste precisamente el primer pecado de los dioses (que se repite al robarle violentamente el anillo a Alberich): en establecer la paz por la que obtienen su poder, no gracias a la reconciliación sino por medio de la astucia y la fuerza.
Funeral de Siegfried. H. Leonhard
Pero antes de plasmarse en el Oro del Rin, que Wagner aún tardará varios años en componer, éste será el tema básico de su ensayo sobre El mito de los Nibelungos como proyecto para un drama (verano de 1848). Es entonces cuando el maestro empieza a concebir esta leyenda como una extensa historia que, partiendo del robo del oro por Alberich, y la maldición que provoca, arrastra a los dioses a la falta de la que acabamos de hablar y que envuelve al universo entero. Como este pecado no les permite reparar un daño sin producir otro, únicamente podrá ser redimido por un hombre que asumiéndolo y haciéndolo recaer sobre él, gracias a su voluntad libre e independiente, restablezca el orden del mundo. Sólo así podrá volver el oro robado a las Hijas del Rin. Esta visión, revolucionaria y optimista, en la que un héroe libre aparece como personaje principal, es la parte de la historia que Wagner decide dramatizar en el poema sobre La muerte de Siegfried (noviembre de 1848), primera versión del Crepúsculo de los dioses y el auténtico punto de partida de la Tetralogía wagneriana; aunque, con el transcurrir del tiempo, se convertirá en la Tercera Jornada, es decir, en la conclusión del Anillo. Wagner había empezado a sentir la necesitad de dramatizar todos los hechos que llevaban a la muerte de Siegfried, con lo que fue remontando en la historia hasta el origen del mundo: tres años después de este poema, compondrá  El joven Siegfried (su título definitivo será el de Siegfried. 1851) y, un año más tarde, La Walkyria yEl oro del Rin (finales de 1852). Vemos cómo el orden de composición de los poemas (El anillo del nibelungo completo, incluyendo las partituras, tardará aún más de 20 años en ser acabado) es inverso al de los hechos que nos presenta la historia. Pero lo verdaderamente importante son los cambios que, a lo largo de este proceso, va sufriendo la obra, ya que corren parejos a la evolución de pensamiento de su creador.
Hemos visto que, en la primera versión de La muerte de Siegfried, el héroe libre, redime al mundo y borra el pecado de los dioses, que siguen, en la figura de Wotan, ejerciendo su eterno poder. Pero este final no terminaba de agradar a Wagner, ya que lo cambió varias veces y, a cada cambio, los dioses iban perdiendo aliento vital, a la vez que el protagonismo redentor se iba desplazando del héroe a la walkyria. Probablemente bajo la influencia de Feuerbach, cinco años después de la primera versión (en 1852, aunque no aparecerá hasta la edición del 63), la obra acaba con un largo parlamento de Brünnhilde que, mientras prende fuego al Walhall, enfrenta la ley fundamental del amor con la perfidia del poder, la propiedad y los pactos traicionados. En esta versión del Anillo vemos perecer a unos dioses culpables.
De nuevo, Wagner se sirve del mito (esta vez, el del final del mundo que relatan las Eddas), para darle su personal sentido, que no será el último ya que, entre tanto, ha conocido la filosofía de Schopenhauer. Es entonces cuando Wotan se convierte en el protagonista absoluto del drama, desgarrado entre una egoísta ambición de poder y el altruismo que se somete a la necesidad universal, entre el oro y el amor o entre la voluntad de vivir y su negación, que todo viene a ser lo mismo.
Es en este momento, cuando la obra de Wagner deja ver, con más claridad, la influencia que el pensamiento helénico ejerce sobre ella, no podemos olvidar que Schopenhauer consideraba la tragedia como el más elevado de todos los géneros, y que ésta tiene su origen en Grecia. Así, más allá de la forma o del nombre germánico, el héroe wagneriano tiene mucho de héroe trágico griego y, muy especialmente, Wotan.
Antígona frente a Creonte. Vaso del "pittore del dolon".
El que la relación entre el dios y Brünnhilde, recuerde, en la ternura, a la de Zeus y Atenea en algunos pasajes de la Ilíada o, en el enfrentamiento, a la de Antígona y Creonte en Sófocles, no va más allá de lo anecdótico; así como que sobre la estirpe de héroes, que engendra Wotan, recaiga la vieja maldición de Alberich, algo muy semejante a lo que pasó en la casa de los Atridas con la maldición de Pélope (que puede remontarse hasta la(s) falta(s) de Tántalo), lo significativo es que se nos presenta en El oro del Rinel primer desencadenante de la tragedia griega: la culpabilidad del héroe, esa ambigua falta que comete. Ambigua, porque nadie sabe muy bien si se puede calificar de pecado o de simple error. En el caso de Wotan, ya hemos visto que consiste en querer saltarse los pactos de los que él mismo es garante (aunque, de hecho, acabe por no contravenirlos) y todo lo que esto provoca: el desear quedarse con el anillo (metafórica renuncia al amor), lo que entregaría por siempre a Freia a los gigantes (aunque no lo lleve a la práctica), el robárselo con violencia a Alberich, el no devolverlo a las Hijas del Rin... Wotan, como Edipo, es, a un mismo tiempo, culpable e inocente y, como él, caminará hacia la catástrofe, presa de una fatalidad que le transciende y que no sólo se debe a la culpa individual, sino que se sitúa en el hecho mismo de ser.
Zeus. Museo arqueológico de Olimpia
Calderón expuso, y Schopenhauer recuerda, lo que el héroe trágico debe aprender: que el delito mayor del hombre es haber nacido. Anaximandro formulaba mucho antes que: Allí donde está la génesis de las cosas que existen, allí mismo éstas tienen necesariamente que destruirse, lo que está muy cercano al ¡Todo lo que es... acaba! de Erda, la diosa de la tierra, que, como la pitia (no en vano, Delfos fue antes de la Madre Tierra que de Apolo), predice el final y, al hacerlo, llena de miedo y de inquietud el corazón del dios. Son los prolegómenos del dolor que cierra el Oro del Rin bajo una apariencia de solemnidad, y que llegará a su clímax en La Walkyria. Y es que, para el héroe trágico, el conocimiento pasa necesariamente por él, es el aprender mediante el sufrir de Esquilo. En la Primera Jornada de la Tetralogía, presenciaremos el lacerante dolor del dios, obligado a deshacerse de lo que más ama: primero hace morir a su hijo Siegmund, después castiga a su hija Brünnhilde, precisamente por obrar conforme a su deseo. Pero es que hay una fuerza universal superior a la voluntad de los dioses y los hombres: esa necesidad que los griegos llamaron ananké y que somete tanto a Zeus (en la Ilíada, llora sangre al no poder impedir la muerte de su hijo Sarpedón, precisamente por consejo de Hera) como a Wotan, que ya no obra por ambición, como en el Oro del Rin (ha pasado el tiempo de la hybris, de la desmesura)sino que se somete a la necesidad, que le presenta Fricka, por amor a un mundo, que no puede entregar al odio de Alberich.
A imagen y semejanza del héroe trágico griego, en pleno sufrimiento y ante el terrible dilema de la vida o la muerte de lo que más ama, Wotan actúa con firmeza, acepta la fatalidad y emprende el único camino posible, obedeciendo al  deber ético superior que, según Kierkegaard caracteriza a este tipo de personaje.
Tanka tibetano del siglo XVIII
Ya en la Segunda Jornada, el dios se habrá despojado de todos sus antiguos sueños de poder, recorrerrá el mundo como un simple Viajero (Der Wanderer) y  ejercerá una cierta influencia sobre la acción del drama, pero siempre de modo indirecto: Siegfried, el personaje que da título a esta obra, ni siquiera le conoce antes de partirle en dos la lanza, gesto le permitirá despertar a la walkyria dormida y abrir paso al crepúsculo de los dioses. Pero antes de ver roto el símbolo de su poder terrenal, Wotan ha mantenido una intensa conversación con Erda que vuelve a ser determinante: el imperativo de la necesidad, el final de los dioses, ya no sólo es asumido, sino feliz y libremente deseado. Volverá al Walhall y, en la Tercera Jornada de la Tetralogía, ya no aparecerá físicamente. Sabemos por Waltraute que sólo espera a que sus cuervos regresen con la noticia de que el anillo ha sido devuelto a las Hijas del Rin; eso significará que, gracias a la acción redentora de la walkyria, el mundo ha sido salvado de la tiranía del odio. Y aquí volvemos a encontrar la influencia de Schopenhauer y, con él, del pensamiento oriental que tanto llegó a prender en el espíritu de Wagner: como un perfecto yogi (que, para llegar a serlo ha recorrido un camino ascético que significa la victoria sobre cualquier seducción, pero a cambio alcanza un enorme poder espiritual) , Wotan ha cortado todas sus ataduras con el mundo engañoso de la necesidad y el deseo que se enredan en el velo de Maya. ¿Quién sabe si aquella primera y metafórica renuncia al amor egoísta fue un necesario primer paso para llegar a ser, como el Buda, emperador del universo que está más allá de cualquier apariencia?
En todo caso, El anillo del Nibelungo se cierra con el tema musical de la Redención por el Amor: la última y eterna sonrisa del dios.
Wotan. A.Lee
 
 

Bibliografía:
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