SOBRE "OPERA CLUB"

ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace el 17 de noviembre de 1990 a partir de un programa emitido por Radio Cultura. Este programa tuvo características muy especiales que lo transformaron, casi de inmediato, en el de mayor audiencia en su género.

Por primera vez se trataba el tema operístico con un absoluto desapego a las formas tradicionales de acartonamiento y solemnidad. Quedó en claro desde un principio que se trataba de un programa de ópera y no de cantantes –de estos últimos se ocupaba la mayoría-. Procedimos a lo que nuestro locutor de entonces (Mario Keegan) dio en llamar “derribando mitos” -desmitificar leyendas, anécdotas o lisas y llanas mentiras que con los años se convirtieron en falsas verdades-. Seguimos muy de cerca toda la actividad musical de Buenos Aires y La Plata poniendo muy especial énfasis en la promoción de los intérpretes jóvenes que estaban haciendo sus primeras armas –en la mayoría de los casos a puro pulmón- aunque sin descuidar las grandes figuras nacionales e internacionales que nos visitaban. Por último, el formato horario de cuatro horas nos permitió tratar amplia y distendidamente diferentes temas en un sólo programa desarrollado a través una conversación sin planificación previa entre dos a cinco co-conductores.

Todo esto nos puso en el primer lugar durante poco más de diez años. Diversos problemas –fundamentalmente económicos y de necesidades de programación de la radio- nos fueron acortando la duración y concluímos transmitiendo una hora a la medianoche del sábado. De esta manera fuimos perdiendo, junto con audiencia, nuestras características distintivas.

A partir de septiembre de 2012 nos mudamos a Radio Amadeus Cultura Musical recuperando nuestro formato original e intentando, de a poco y con mucho esfuerzo de todo tipo, retomar nuestro puesto de liderazgo –tarea nada fácil, por otra parte-.

Comencé diciendo que ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace a partir de un programa de radio. Esto es porque no es sólo un programa de radio –o, mejor dicho, el programa es casi como un pretexto-, sino un modo de unir a los oyentes tras un objetivo superior en común. El verdadero protagonista del programa no son ni los cantantes ni la música, son los oyentes –sus destinatarios y razón de ser-. Es por eso que los llamados telefónicos o mails son fundamentales para la concreción de lo que sale al aire. La audición es una excusa para que nos comuniquemos, nos conozcamos y podamos realizar y armar el programa y las actividades en forma conjunta.

Siempre me ha preocupado la incomunicación y soledad que aquejan a nuestra sociedad de manera cada vez mayor desde la segunda postguerra. Esta idea de nuclearnos bajo un interés u objetivo común es, para mí, un medio para paliar este terrible mal. Para esto, además del programa –y en lo personal más importante- son las diversas actividades que hemos venido realizando –con menor o mayor frecuencia- durante los últimos veintitrés años: encuentros, charlas, recitales, conferencia-debates, intercambio de material y, fundamentalmente, exhibición de videos (hoy DVDs) de diversas funciones operísticas –recuerdo con especial cariño el ciclo multitudinario que realizamos en el Centro Cultural General San Martín colmando ampliamente la capacidad plena de la Sala AB-. También estas actividades se vieron notablemente disminuídas con la anteriormente citada decadencia del programa –al que están intrínsecamente unidas-.

En esta nueva etapa muchas son las esperanzas y muchos los proyectos. La idea de congregarnos bajo nuestro amor a la ópera es, vuelvo a repetirlo, sólo un pretexto para encontrarnos virtual o realmente, tanto en nuestra relación comunicador-oyente como en forma personal. Este sitio, el Facebook y, en un futuro muy próximo, el Twitter serán nuestras herramientas virtuales a utilizarse en forma dinámica. Queremos crear un foro de debate y discusión a través del que no sólo hablemos de lo que nos gusta sino que intercambiemos ideas sobre políticas culturales. Necesitamos ampliar horizontes y promover los valores estéticos y culturales en los que se basan las obras de arte. De esta manera, a través de estos valores y del intercambio de ideas, iremos creciendo como personas y ayudando a crecer a nuestro entorno. Recordemos que los grandes cambios se producen, en general, a partir de los pequeños cambios individuales.

En cuanto al programa en sí mismo, posee una dinámica que va haciéndose cada vez más participativa –ya hemos desarrollado algunos temas propuestos por ustedes y esperamos una participación cada vez mayor-, poseemos también una enorme discoteca –probablemente la más grande de nuestro medio- con una cantidad de grabaciones que está muy holgadamente en la cantidad de cinco cifras y que abarca desde los primeros cilindros hasta las últimas funciones efectuadas en el mundo –a veces el mismo día de la emisión-, presentamos a las grandes figuras que nos visitan y hacemos una fuerte promoción de lo que están preparando los distintos grupos que han aparecido fuera del marco de los teatros oficiales y que es en donde realmente se encuentra el futuro.

La ópera es el centro pero no nos cerramos en ella. Abarcamos también los demás géneros vocales (opereta, zarzuela, oratorio, canción de cámara, sinfónico-vocal) y estamos, aún tímidamente y en muy pequeñas dosis, abriéndonos a todo el espectro de la música clásica (o académica –término que no me gusta pero al que adhiere muchísima gente-) En cuanto al período de lo que difundimos, es amplísimo y sin reservas ya que vamos desde la música medieval hasta las últimas manifestaciones de vanguardia.

En síntesis, estamos buscando crecer a partir del debate y la interacción. Considero que la relación estática con un oyente pasivo ya no es aceptable y pertenece a un tiempo que ya fue –no estoy valorizando, sólo presentando un hecho-. El piso de este proyecto es el que estamos transitando. El techo quisiera creer que no tiene límites (una sede propia, una emisora....).

Entre todos podemos lograrlo. Esto intenta ser un verdadero Club y les pido que se unan. Les garantizo que el crecimiento y el gozo serán ampliamente satisfactorios.


Dr. Roberto Luis Blanco Villalba


UNA CREACION DE ROBERTO BLANCO VILLALBA

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martes, 28 de junio de 2016

«El coste de una ópera es un disparate. En la época de Callas no era así, ni hacía falta»

Jesús álvarez abcdesevilla
Día 26/06/2013 - 08.06h

El barítono italiano, triunfador en el Maestranza, dice que muchos directores de escena son «arrogantes y se cargan las óperas por querer hacerlas modernas»

«El coste de una ópera es un disparate. En la época de Callas no era así, ni hacía falta»
guillermo mendo
Leo Nucci, caracterizado de «Rigoletto»

Considerado uno de los mejores barítonos del mundo y el mejor «Rigoletto» de la historia, Leo Nucci ha logrado rendir a sus pies al teatro Maestranza desde que el pasado jueves el público le obligó a hacer un bis en medio de la representación, algo solo logrado por Alfredo Kraus hace casi dos décadas.
Con más de 500 rigolettos a sus espaldas y con más actuaciones que nadie sobre el escenario de la Scala de Milán, el cantante italiano asegura en una entrevista concedida a ABC que «lo que cuesta hoy montar una ópera es obsceno, con tanta gente sin trabajo». Y añade: «La ópera es emoción, magia. Su música y su historia bastan y todo se podría hacer sin esas puestas en escena tan costosas ni tanta tecnología. Se podría hacer una ópera con 50.000 euros».
«Además -dice el prestigioso barítono- los montajes caros son cosa de los últimos cuarenta años. Antes no eran así, en la época de la Callas eran más sencillos y no hacía falta. Se ha inflado mucho todo. Los cantantes cobramos demasiado y lo que cobran muchos directores de orquesta es injustificable, todo lo cual ha convertido la época en algo elitista con entradas que cuestan 100, 200 ó 300 euros, cuando debían costar 30 euros como máximo, para que todo el mundo pudiera verlas».
Nucci considera también que muchos directores de escena actuales, a los que califica de«arrogantes» y «aprovechados», «se cargan las óperas por querer hacerlas modernas». «No hay ninguna necesidad de llevar la Bohème al mundo de la drogadicción o convertir a la Traviata en una yonqui. Eso es justo lo que hace anacrónica una ópera», añade.
El cantante italiano, que se despide el sábado del Maestranza, reconoce, sin embargo, que algunas óperas resultan demasiado largas y admite que es difícil de aguantar estar cuatro horas y medio sentado escuchando, por ejemplo, un título de Wagner. «Como dice Puccini en "La bohème" la brevedad es muy valiosa, un premio. Yo también canté a Wagner, pero no creo que se necesite un chelo de 45 minutos».
Mecánico de profesión hasta los 25 años, cuando entró en el coro de la Scala de Milán, Nucci es hijo y nieto de un herrador de caballos. «Mi padre dejó de hablarme durante un año, cuando entré en el coro porque pensaba que no haría carrera. Y yo también lo pensaba. Pero cuando cumplí 28 empecé a despegar y ya él se convirtió en mi primer fan», dice.

viernes, 17 de junio de 2016

A PESAR DE LOS ALTIBAJOS, FUE UNA BUENA NOCHE

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: Director Invitado: Andrés Tolcachir, Solista: Xavier Incháusti (Violín). Programa: Max Bruch: Concierto para Violín y Orquesta Nº 1. Antonín Dvorak: Sinfonía Nº 7 en Re menor, op. 70. Teatro Coliseo (En reemplazo de la sala de la Usina del Arte, originalmente programada), 16 de Junio de 2016.

  Si mi querida compañera,  la “Doc” Mónica Rossi, sube en el orden cronológico en que ocurrieron estás dos últimas crónicas sobre dos conciertos sinfónicos ocurridos con un día de diferencia uno con el otro, se darán cuenta que la obra solista en ambos es la misma, el Concierto Nº 1 de Bruch. También que en los últimos días, la presencia de una Compañía de Ballet Holandesa, hizo que se alterara la programación de la “Usina del Arte”, por lo que este concierto del ciclo “la Filarmónica en la Usina”, que tiene mas actividades que el propio ciclo de Abono en el mismísimo Colón, pasara a la sala del Coliseo. Resultado: Inconcebible que la Filarmónica, como está actuando últimamente, llene tan solo tres cuartos de platea de la sala del Coliseo. No entro en polémicas, ni discusiones, acerca de si una obra pueda ser interpretada por dos Orquestas en la misma ciudad tres días seguidos. Quedará para los programadores de Ntros. dos máximos Organismos Sinfónicos Argentinos, si alguna vez compatibilizarán programaciones para que, sin resignar cada organismo la programación de una misma obra, al menos se brinde la misma en fechas diferentes. De la misma forma que en la comunicación, vuelvo a reiterarlo, algo falla y mal. La Filarmónica no se merecía un marco tan paupérrimo de público.

  La diferencia fundamental, que hace que esta versión de Bruch, haya sido superior a la que escuchara la noche anterior, es que Xavier Incháusti tuvo la musicalidad y profundidad, de la que la otra careció. Técnica sobró, y sin que sea un Virtuoso, Incháusti tuvo inteligencia suficiente para hacer una versión muy bien llevada, incluso para exigirle a Tolcachir mediante un gesto en plena interpretación, un “tempi” un poco mas lento del que el Conductor venía adoptando. Ni que hablar del rendimiento de la agrupación orquestal, ya que se notó, y demasiado, que la Filarmónica es una Orquesta muy bien trabajada y de refinadísimo sonido, lo que quedó expuesto ya desde el primer compás. Mientras los aplausos de la concurrencia se mantenían, aún cuando comenzaban a aminorar, llamó poderosamente la atención la actitud del Concertino Delmir Lulja de retirase junto a la fila de violines que encabeza, para que los armadores de Orquesta del Colón preparen los atriles y arrancar de inmediato con la 7ª de Dvorak. Pareció la actitud de un burócrata que quería despachar su trabajo cuanto antes y tomarse el fin de semana largo que al día siguiente se iniciaba, por lo cuál, los asistentes se quedaron con las ganas de escuchar un bis que Incháusti merecía.

  La Séptima de Dvorak fue objeto de una interesante lectura por parte de Tolcachir, el que logró que pudieran apreciarse todos los planos sonoros en momentos de un “tutti” orquestal pleno. Hubo momentos de pleno canto orquestal, algo de lo que la  mayoría de los actuales jóvenes conductores argentinos carecen, y brillo,  como en el final, en que la coda de la obra fue muy bien expuesta. El vals sobre el que se desarrolla el tercer movimiento, fue el que marcó el punto mas alto de la noche, donde marcó la nostalgia y melancolía que la música encierra, con un final de vibración magnífica.

  Y con todos estos ingredientes, como en las actas de una reunión de consorcio, “a las 21,15, se levantó la sesión”. A tomarse el “raje”, que el “finde extra large” comenzó.


Donato Decina
LA SORPRESA FUE ESCUCHAR AL MEJOR NEUHOLD

Orquesta Sinfónica Nacional: Director: Gunther Neuhold. Solista: Alexandre Da Costa (Violín). Programa: Max Bruch: Concierto Nº 1 para Violín y Orquesta. Gustav Mahler: Sinfonía Nº 1 en Re mayor “El Titán”. CCK, Sala Sinfónica, 15 de Junio de 2016.

  Querido lector,  si además de seguir estas crónicas musicales en éste blog, Ud. es oyente avezado y seguidor de Ntro. programa radial, siempre habrá escuchado de boca de Roberto Blanco Villalba y la mía propia,  que las características del Austríaco Gunther Neuhold como conductor orquestal, son las de un interprete de gélido temperamento y de ideas muchas veces escasas. Ahora bien, la experiencia que viví el pasado Jueves en la Sala Sinfónica del CCK , nos mostró que hay obras con las que evidentemente está consustanciado, en las que juega un peso mayor, en donde no importa que la orquesta este en pleno proceso de transformación (Sala nueva, en pleno ajuste de su acústica,  y renovación por concurso de muchos de sus cargos [inclusive de solistas de muchas familias de instrumentos]), para  desafiarla,  afrontando una de las obras capitales de todo el repertorio para gran orquesta,  y salir muy bien parado en su empresa. Esto es lo que ocurrió, ya que el saldo que dejó la interpretación ofrecida de la Primera de Mahler,  es que tuvo todos los ingredientes que la partitura tiene, atmósfera heroica, el rescate emotivo del ambiente campesino austríaco que el segundo movimiento tiene, la exacta marcación de la música Klezmer en el tercero. No importa si hubo desacoples y pifias en el primer movimiento, si lo que sobrevino después fue que el conjunto fue acomodándose y lo que se escuchó en todo momento fue Mahler. Otro elemento que quiero destacar es que el “tempi” que Neuhold empleó es un poco mas veloz del de otros conductores, sin que ello haya significado sacrificar el fondo, cosa que de ninguna manera ocurrió. En todo momento el espíritu de la obra sobrevoló el auditorio y de allí que valoro y mucho esta versión ofrecida, la que fue por demás interesante.

 El inicio tuvo la presentación del Violinista Canadiense  Alexandre Da Costa, quien ofreció el Concierto Nº 1 de Bruch. Aquí la tónica fue la misma que en la sinfonía de Mahler, “tempi” ágil y muy dinámico, pero con muy amplio sonido, mucha prolijidad, buena técnica, lo que hizo que la versión tuviera vértigo y vivacidad. La carencia, a mi juicio, es la falta de una mayor musicalidad, la que hubiera redundado de manera beneficiosa en el resultado final de la interpretación.

  El público quiso mas, y lo logró con un bis poco habitual. A dúo con el Violonchelista solista de la Sinfónica, José Antonio Araujo, una obra de Jimi  Hendrix muy vivaz que “levantó” a la concurrencia.  No necesitó, romper el violín y quemarlo….., ¡Afortunadamente!   


Donato Decina

miércoles, 15 de junio de 2016

BASHKIROVA, SIEMPRE EN MUY BUENAS “JUNTAS”

Mozarteum Argentino: Actuación del Jerusalem Chamber Music Festival, Piano, Dirección Musical y Artística: Elena Bashkirova. Músicos Invitados Edición 2016: Chen Halevi (Clarinete), Mihaela Martin (Violín), Frans Helerson (Violonchelo). Programa: Ludwig Van Beethoven: Trío “Gassenhauer”, Op. 11 en Si bemol mayor, para Clarinete,  Violonchelo y Piano. Paul Hindemith: Cuarteto para Clarinete, Violín, Violonchelo y Piano. Bela Bartok: “Contrastes”, Sz.111, BB116 (Para Violín, Clarinete y Piano). Franz Peter Schubert: Trío Nº1 en Sí bemol mayor, para Violín, Violonchelo y Piano, D.898. Teatro Colón, 13 de Junio de 2016.

  Una vez mas se presentó en el Colón para el Mozarteum Argentino Elena Bashkirova. Ahora su agrupamiento lo efectúa bajo el nombre de Jerusalem Chamber Music Festival (Festival de Música de Cámara de Jerusalem), que pareciera ser el nombre definitivo (que refiere mas a evento musical que a nombre de bautismo para una agrupación de esa índole).  Mas allá que de inmediato acudan a mi memoria, los nombres de anteriores músicos invitados que se presentaran junto a la pianista rusa en las dos visitas anteriores (Sobre todo la primera, con nombres como los de Michael Sanderling o Gerard Causse ), la virtud de Bashkirova,  en su rol de Directora Artística, es la de saber rodearse de buenos y muy efectivos interpretes que le dan el “ropaje” con el cuál nunca defraudará al auditorio en el que se presente. También, justo es decirlo, tiene mucha inteligencia al momento de formular los programas que se abordarán. Siempre se hallarán en las propuestas,  obras de compositores clásicos, con algún creador contemporáneo consagrado y la oportunidad de presentar a algún compositor desconocido, El o La que se nos terminarán revelando como hábiles creadores. Esta visita vino de la mano de propuestas sobre la base del formato de los dos primeros tópicos mencionados en el párrafo anterior. Así tuvimos el placer de escuchar el Trío “Gassenhauer” de Beethoven, obra de su primer período de composición, muy “mozartiana” en las formas, en donde el israelí Chen Halevi, se reveló como un muy buen clarinetista, dominador de los climas, silencios y momentos de mayor energía que la obra contiene. También, a un refinadísimo violonchelista llamado Frans Helmerson, oriundo de Suecia, e integrante y miembro fundador del Michelangelo String Quartett, dueño de un portentoso sonido y capaz de extraerle hasta el sonido mas imperceptible a su instrumento. Junto a Ellos, Bashkirova se desenvolvió con suma corrección, actuando como columna vertebral de la interpretación, casi un gran apoyo,  logrando plasmar en mi opinión una muy buena versión de la obra.

   Para cerrar la primera parte, se tuvo la magnífica oportunidad de escuchar el Cuarteto para Violín, Violonchelo, Clarinete y Piano de Paul Hindemith,  compuesto en 1938, comenzada su composición en Alemania, continuada en la primera etapa de exilio en Suiza y estrenada finalmente en Estados Unidos. En esta oportunidad, se pudieron apreciar las cualidades interpretativas de la violinista rumana Mihaela Martín (también miembro fundadora del Michelangelo String Quartett), dueña de un dominio absoluto de su instrumento y de plena justeza en cada intervención. La obra, plena de momentos de carga emotiva, lució plena en contrastes y matices, logrando (sobre todo  los interpretes de cuerda) llegar al punto justo de interpretación.  Halevi,  una vez mas, tuvo refinada intervención y Bashkirova, mas allá de que su intervención fue correcta, tuvo la virtud de ensamblar a cada uno de los músicos y que estos entregaran lo mejor de sí mismos.

  El comienzo de la segunda parte fue dedicado a la magistral “Contrastes” de Bela Bartok, en la que fundamentalmente Martín y Halevi lograron mostrar con exactitud la real dimensión de la obra que sonó “bien Bartok”, Bashkirova una vez mas obró como apoyo, balanceando por completo al conjunto, logrando con ello una muy limpia interpretación.

 El cierre le cupo a una magnífica versión del Trío Nº 1 de Schubert, en donde la experiencia de los interpretes de cuerda (sumado a ello a los años de trabajar juntos), llevó a un nivel de excelencia a la versión ofrecida,  y aquí también Bashkirova, fundamentalmente en el segundo movimiento, también tuvo excelencia en su intervención, por lo cuál, todos redondearon una faena magnífica.

  La nota llamativa la brindó el público, que siguió  respetuosamente en silencio todo el programa,  pero que no está habituado a este tipo de sesiones camarísticas y, por ello, no respondió con la efusividad habitual a la hora del aplauso. Entonces, solo el público de las localidades altas  sostuvo el batir de palmas y motivó dos nuevos llamados a escena a los músicos, el último también con Halevi presente, pero, lamentablemente, no alcanzó para  lograr un bis que harto merecían.


Donato Decina
¿ Y “DIDO Y ENEAS” DE PURCELL DONDE QUEDO?

Teatro Colón, Temporada lírica 2016, “Dido y Eneas” Opera en un prólogo y tres actos de Henry Purcell con libreto de Nahum Tate,  basado en el Libro IV de la Enéida de Virgilio, en revisión de Attilio Cremonesi. Dirección escénica y coreografía: Sasha Waltz. Dirección Musical: Cristopher Moulds. Escenografía: Thomas Schenk - Sasha Waltz. Iluminación: Thilo Reuther. Vestuario: Christine Birkle. Orquesta Akademie für Alte Musik  Berlín. Coro Vocalconsort Berlín. Intérpretes: Dido: Aurore Ugolin (canto), Yael Schnell-Michal Mualem (Danza). Eneas: Reuben Willcox (Canto),  Virgis Puodziunas (Danza). Preparador de Eneas Luc Dunberry – Alfonso Pérez Torres (Danza). Belinda: Debora York (Canto), Sasa Queliz (Danza). Segunda Mujer: Celine Ricci (Canto) María Marta Colusi (Danza). Narrador: Peggy Grelat Dupont (Danza). Hechicera: Fabrice Mantegna (Canto), Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola-Gyung Moo Kim (Danza). Marinero (Primera Bruja): Sebastian Lipp (Canto), Takako Suzuki (Danza). Espíritu  Segunda Bruja): Michael Bennett (Canto), Jiri Bartovanec (Danza). Ascanio: Sophia Sandig (Danza). Teatro Colón, 10 de Junio de 2016.

  Decididamente no hubo “Dido y Eneas”. Lo que hubo es un espectáculo de danza basado en música de Henry Purcell, con epicentro en “Dido y Eneas”, creado por Sasha Waltz, con muchos números de Orquesta, interpretados por una correcta formación alemana, la Akademie für Alte Musik de Berlín, correctamente conducidos por Christopher Moulds y un buen coro, el Vocalconsort de Berlín que además de cantar y actuar, debe danzar, por momentos hacerlo en ropa interior y moverse en forma desordenada por exigencias de la puesta. Correctos bailarines que deben hacer “acquadance” en una pecera gigantesca ( a la que no le falta el climatizador) y que se va vaciando a medida que los bailarines la abandonan, se secan dejando al descubierto  sus cuerpos desnudos de espaldas al público. y  cantantes que  mientras actúan  son doblados por bailarines (que son los verdaderos interpretes del trabajo)  expuestos en situaciones como las que afrontan los protagonistas vocales, los que deben cargar por mitades con la totalidad del vestuario de coro y bailarines como “Ekekos” de Ntra. Puna. La insólita decisión de “travestir” los roles de la Hechicera y las Brujas a voces masculinas. Fragmentos Orquestales de otras obras del Compositor Inglés, que se intercalan con la Opera en sí (y no sé si a ésta se le efectuaron cortes), una clase de danza en el medio de la acción, declamada en Francés y sin subtitulado alguno. Momentos de danza contemporánea con improvisación sin música que provocan baches insalvables. Una monumental inversión que si se la hubiera presentado como parte de algún festival teatral o de danza, hubiere tenido su lugar adecuado, pero que decididamente está fuera de lugar en un abono de opera. Al menos para los tradicionales  abonados del Colón. A los otros, sean estos figurones o cholulos, les da lo mismo,  y solo de esta forma se entiende la ovación que provocaron, mientras que tímidamente desde otros sectores, el público de siempre hacía brotar murmullos de desaprobación. Haberla ofrecido fuera de abono como el “Macbeth” Sudafricano del año pasado, hubiera significado un acierto. No como espectáculo de abono. Y en lo vocal, las voces estuvieron a tono con la medianía del trabajo. No hay que agregar nada mas. Tal vez alguna vez volvamos a ver un “Dido y Eneas” con todas las dela ley.


Donato Decina
UNA REVELACION EN CADA CONCIERTO

“Colón Contemporáneo”: Actuación del Ensemble Modern y la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Pablo Rus Broseta. Programa: Magnus Lindberg: “Expo”, “Kraft”. Marcos Franciosi: “Madrigal Nº 3”. Vito Zuraj: “Runaround”. Teatro Colón. 09 de junio de 2016.

  Desde hace muchísimos años, decimos que uno de los puntales fundamentales de las temporadas del Teatro Colón es el ciclo “Colón Contemporáneo”, ya sea por lo reveladoras que son las obras programadas en cuanto a escritura o estilo se refieren, como por la categoría de los compositores convocados,  e Interpretes y Directores que se presentan en cada uno de ellos. Hemos tenido así a Compositores contemporáneos como Salvatore Sciarrino,   presentes en la sala e involucrándose en la presentación de sus obras, como redescubrir a autores de la talla de Luciano Berio o Edgar Varese. Aquí,  además de incluir un estreno comisionado al Argentino Marcos Franciosi,  y de conocer al esloveno Vito Zuraj, el centro de la programación lo constituyó el Fines Magnus Lindberg, de quien se escucharon como puntas del programa, “Expo”, trabajo del año 2009 y la monumental “Kraft”, compuesta entre 1983 y 1985. La presencia por segunda vez en Ntro. Medio del Ensemble Modern, el extraordinario conjunto residente en Alemania,  y la conducción reservada al Español Pablo Rus Broseta, quien trabajó no solo junto a Lindberg, sino que colaboró también con apellidos de la talla de Boulez o Francesconi, entre otros, garantizaba el interés que el concierto suscitó,  y puedo decir entonces, que ese interés fue absolutamente correspondido con una entrega de colosal categoría.

  Dejando para el final el análisis de las obras de Lindberg, puedo afirmar que el estreno del “Madrigal Nº 3” del Argentino Marcos Franciosi, comisionado por el Ensemble Modern y el propio Teatro Colón fue muy auspicioso, ya sea por lo conciso y contundente de su escritura, con un lenguaje musical sin concesiones,  y por una proyección sonora muy bien construida. El propio compositor dice en el programa de mano que su escritura está basada en vivencias personales que actúan como disparadores para que ese material se proyecte y se disuelva. Hay una búsqueda permanente de la sonoridad y un trabajo para cada integrante del Modern, que es llevado a la perfección. Una gratísima sorpresa.

  De Vito Zuraj se escuchó la irreverente “Runaround” del año 2014, en donde un quinteto de bronces conformado por instrumentistas del Modern, recibieron el refuerzo de músicos de Ntra. Filarmónica de Buenos Aires. Aquí también la escritura contundente y concisa, donde se utiliza hasta el sonido emitido solamente por las boquillas de los instrumentos de viento, y un irreverente escupitajo final que un Clarinetista debe dirigir al Director, al que por cierto no le acierta, nos mostraron un camino distinto, cargado de creatividad y conocer a un interesante compositor.

  Vamos entonces a lo fundamental de la noche. De la escritura un  tanto “megalómana” de “Kraft”, que emplea una imponente masa orquestal, mas el desdoblamiento de funciones de los integrantes del “Ensemble”, en diferentes instrumentos (nutrida batería de percusión, dispositivos en derredor de la sala con amplificación, la que se va repitiendo sobre la interpretación en un efecto electro-acústico). Todo ello es un material de avanzada compuesto hace mas de treinta años en una computadora “Apple” de esa época y que debía conformar el encargo de un concierto para piano y orquesta y, en cambio,  dio paso a un despliegue colosal de instrumentistas que emplean Gong en el centro de la sala, Chinchines percutidos mientras los músicos caminan por los pasillos de la misma, lijas de cajas de fósforos frotadas entre sí, Clarinete requinto al que se le coloca agua por su boquilla y debe ser interpretado con ella dentro. Manguera colocada sobre una palangana con agua para soplar y proyectar el sonido que brota de ella. Ruido conformado de abollar papel de diario y papel de aluminio. Maracas hechas a partir de bolas de Pool. Como se ve, no solo Ntros. “Les Luthiers” crean tantos instrumentos, sino que también Mahler, Richard Strauss y Bruckner se ven superados en la masa instrumental empleada para esta obra y que también deja reservado para que las familias de instrumentos de viento y bronce, deban desplazarse a localidades laterales para interpretar desde allí,  mientras la música va marcándoles el paso para desplazarse a cada sector de ida y vuelta,  y que el Director haga sonar un silbato, cual árbitro deportivo, marcando el inicio de la interpretación. Treinta minutos contundentes, que nos hacen pensar en la “Expo” inicial, en donde una orquesta mas chica aborda una obra con muchas influencias tonales,  y nos muestran que actualmente al compositor Fines le llegó el momento, que también le ha ocurrido a otros colegas suyos, de “volver a las fuentes”, en una evidente Mtra. de que hay que esperar el momento de incursionar en otras variantes que hoy por hoy  no han llegado. Una vez mas gracias, por hacernos conocer y ampliar Ntro. Horizonte sonoro.


Donato Decina

sábado, 4 de junio de 2016



RUSTIONI, LISTO PARA RECIBIR LA ANTORCHA Y SEGUIR LA SENDA DE LOS GRANDES


“Nuova Harmonia”: Concierto a crago de la “Orchestra Della Toscana”, Director: Daniele Rustioni. Solista: Francesca Dego (Violin). Programa: Gioacchino Rossini: Obertura de “La Italiana en Argel”, Niccolo Paganini: “Concerto Nº 1 in Re maggiore per Violino e Orchestra”, Op. 6. Ludwig Van Beethoven: Sinfonía Nº 5 en Do menor, Op. 67. Teatro Coliseo, 2 de Junio de 2016.

  Si concurrí al Coliseo esperando un buen concierto, la expectativa fue ampliamente superada,  y me terminé encontrando con uno de los acontecimientos mas importantes, no solo de esta temporada, sino de los últimos años. A Daniele Rustioni lo conocimos como un buen concertador, en Ntro. Ciclo de videos del Opera Club el pasado año en Ntra. Etapa en la Biblioteca del Teatro “Luz y Fuerza”, dirigiendo “Il Trovattore”, con Marcelo Alvarez en el Protagónico y Hugo de Ana en la Puesta, en el Teatro Alla Scala de Milán. Casi se podría decir que ese fue un autentico “Triunfo Argentino”, ya que los padres del Joven Director nacido en Milán son compatriotas Ntros. que, como tantos otros, a comienzos de la década del ochenta del pasado siglo, hicieron las valijas y encontraron en Ezeiza, lamentablemente, la única salida posible. Hoy, además del rotundo triunfo de anoche (Jueves), aprovechará esta estancia entre Ntros. para , entre otras cosas, viajar a Villa Carlos Paz, en busca de sus orígenes. Allí vivían sus padres, ya que su progenitor era oficial de la Fuerza Aérea destinado a la Guarnición Aérea de Córdoba. Ojalá su sorpresa sea la misma grata sorpresa que tuvimos Ntros.  al escuchar sus versiones, plenas de energía, de canto orquestal (algo  de lo que muchos jóvenes directores de hoy carecen). Sus gestos, aún con alguna sobrecarga en ese sentido, van dirigidos a contagiar a los músicos. Y lo consigue, ya que con un orgánico tan similar al de algunas agrupaciones de alrededores de Ntra. Capital y del Interior Argentino, logra una homogeneidad de sonido increíble, corpóreo, y de un ajuste impecable. Ya desde la Obertura de “La Italiana en Argel”, se tuvo la sensación de que “había pasta”, para luego darle un espectacular acompañamiento en el Concierto Nº1 de Paganini a Francesca Dego, una magnífica violinista de muy buen sonido, estupenda técnica y de brillante interpretación, la que ya estuvo entre Nros., en el recordado y reciente “Concurso Internacional de Violín” que Shlomo Mintz presidía y en el que obtuvo el sexto puesto. Ahora bien, luego de escucharla, y ovacionarla, o evolucionó fortísimamente (para bien suyo), o,   ¿habrán sido tan buenos los demás que le dieron solo el sexto puesto?. Sea como fuere, las dificultadas del primer movimiento fueron resueltas con absoluto dominio del instrumento y de la escena, mas una pasmosa seguridad. El segundo movimiento tuvo absoluta plenitud de canto y, por supuesto, hubo un magnífico clima de intimidad (una vez mas, ¡gracias público!, nada fuera de lugar) y en un personalísimo “tempi” algo mas lento,  acometer el celebérrimo tema del ultimo movimiento con prestancia. Las cadencias también tuvieron en Ella a la instrumentista ideal y Rustioni, además de la categoría del acompañamiento, la azuzaba con sus gestos, casi a los recordados movimientos de Juan D’Arienzo, cuando “provocaba” a sus cantantes o a sus instrumentistas tanto para distenderlos como para contagiarlos. Dos bises en respuesta a las largas ovaciones, para dar paso luego del intervalo, al momento mas trascendente de la noche.

  Una imponente Quinta de Beethoven, marcada, cantada en cada compas, presentada en cada detalle, intensa, vivaz, logrando señalarle al auditorio ese paso del sufrimiento a la esperanza, de la sombra a la luz, sintetizado en esa transición del tercero al cuarto de los movimientos, en donde la tensión se cortaba con un cuchillo, para dar lugar a esa luminosidad magnífica y arrolladora. El ímpetu y la vivacidad que Rustioni le contagió a sus huestes fue tal, que estoy plenamente convencido que para los abonados de Este Ciclo, el Beethoven que se les ofreció cinco días antes en la sala del Colón, quedó reducido a su mínima expresión, tal la reacción espontánea de la concurrencia con el último compás. 

  En un día muy importante para los Italianos (Se cumplía el septuagésimo aniversario de la proclamación de la República [Mi homenaje a las memorias de Alcide De Gásperi y  Aldo Moro por ello]), y mas allá de la ausencia de los Himnos, la jornada sirvió también para inaugurar un nuevo ciclo “Verano Italiano” entre Ntros., y en homenaje a todo esto, Director Dixit (se permitió gritar un “¡Viva Italia y Viva Argentina”!) Rustioni nos regaló una magnífica versión de la Obertura de “El Barbero de Sevilla”, como broche de oro a un concierto magnífico. Este joven Director (algo mas de treinta años) mostró capacidad y talento, tiene aplomo, garra, soltura, le canta y le habla a los músicos en cada gesto. No dudo que de continuar así, esta llamado a recibir de los grandes la antorcha, para portarla dignamente.


Donato Decina


NELSON GOERNER EN SU MEJOR MOMENTO

Mozarteum Argentino: recital del pianista Nelson Goerner: Programa George Friederich Haendel: Chacona en Sol mayor, HWV 435. Robert Schumann: Danzas de la Liga de David, Op. 6. Frederic Chopin: Barcarola en Fa sostenido mayor, Op. 60, Scherzo Nº 3 en Do sostenido menor Op. 29, Nocturnos del Op. 55: En Fa menor Nº 1 y en Mi bemol mayor Nº 2, Polonesa en La bemol mayor,  Op. 53 “Heroica”. Teatro Colón, 30 de Mayo de 2016.

  Nelson Goerner es hoy por hoy Ntro. Mejor instrumentista. No se dude. Y si Ud. todavía dubita acerca de mi aserto, vaya al primer recital que ofrezca por aquí y compruébelo Ud. mismo. La prueba de categoría que brindó ante un muy interesante programa el pasado Lunes en el Colón, ha sido de tal contundencia, tal su triunfo, que en primer lugar me hizo rememorar sus inicios, cuando siendo aun adolescente,  se atrevió a acometer el Nº1 de Liszt, a escasos días de que Martha Argerich lo hiciera en el mismo lugar y, quizás, ante muchos de los que en ese momento lo escuchaban a El, en aquel inolvidable “Concierto del Retorno”. Haber tenido unos pocos años después la fortuna de acompañarlo en aquel Concierto de Sábado a la noche, luego que Lazar Berman hiciera el suyo por la tarde y haber presenciado el saludo entre ambos en Camarines, lo mismo que luego haría con Rosalyn Tureck. Cuanta agua bajo el puente, cuanto ha evolucionado, cuanta es su entrega en el escenario. Una técnica formidable, un toque espectacular, versiones a fondo, sin reservarse nada. Y por eso la ovación sostenida en el final de cada obra,  o la interminable catarata de bravos, tanto en Schumann como en el “Scherzo” y la Polonesa de Chopin. El Mozarteum es el artífice de este nuevo encuentro al que, como en una religión, nos obliga a concurrir como una misa y saber que recibiremos como retribucón Arte con mayúsculas. Eso es lo que Goerner entrega en cada presentación suya.


  Si bien hoy por hoy no se concibe  ya escuchar la Chacona de Haendel en Piano (Mas bien que es para Clave), hacerla al inicio, casi como un  “precalentamiento”, comenzó a mostrar la línea que seguiría la sesión a lo largo de la noche. Soltura, concentración absoluta, con un auditorio que ¡Por fin!, se mantuvo en impertérrito silencio a lo largo de cada obra.
  Las “Danzas de la Liga de David”, con las que Schumann homenajeó a sus amigos, basadas en las intervenciones de “Florestan” y “Eusebius” (sus seudónimos en la función de crítico musical), fueron objeto de una minuciosa lectura, profunda interpretación, técnica impecable y un vuelo interpretativo supremo que hará que tome a esta como versión de referencia.

  En la segunda parte, cinco momentos Chopinianos, en donde como ya dije, En el “Scherzo” como en la Polonesa “Heróica”, tuvimos versiones supremas, y en la Barcarola como en los Nocturnos, tuvimos gran intensidad, y en los segundos, un clima de intimidad que se percibe cada vez menos en este tipo de recitales.

  No faltaron bises, un “Poema” de Scriabin, en bellísima versión, un Estudio para la Mano Izquierda, de magnífica intensidad y un fragmento mas, de gran tensión, admirablemente resuelto. No hacía falta nada mas.


Donato Decina


LAS GALAS VOLVIERON CON ALTIBAJOS

Orquesta Sinfónica Nacional: Gala de homenaje al 206º aniversario  de la Revolución del 25 de Mayo de 1810. Director: Christian Baldini. Solista: Bruno Gelber (Piano). Coro Polifónico Nacional: Director: Darío Marchese. Coro Nacional de Niños: Directora: María Isabel Sanz. Programa: Blas Parera/Vicente López y Planes: Himno Nacional Argentino (basado en la revisión de Juan Pedro Esnaola),  Alberto Ginastera: Suite del Ballet “Panambí” Op.1, Salmo 150, Op. 5, Ludwig Van Beethoven: Canto Elegíaco en Mi mayor Op. 118. Johannes Brahms: Concierto para Piano y Orquesta Nº 1 en Re menor, Op. 15. CCK- Sala Sinfónica, 25 de Mayo de 2016.

  Volvieron los Conciertos de Gala. Una loable iniciativa, si bien es cierto que el año anterior al inaugurarse el CCK, los fastos fueron inmensos, pero es volver a una tradición ya perdida,  y es tambien muy bueno que se mantenga. Por supuesto el Folcklore de esos eventos: reparto de Escarapelas, Chocolate y Pastelitos para los primerizos en llegar. Mucho público (afortunadamente), tanto,  que se pudo llenar hasta la cuarta bandeja de ubicaciones. Y allí Christian Baldini, el joven Director Argentino residente en Estados Unidos,  que tan buena impresión causó en el Estreno Mundial de “Requiem” de Oscar Strasnoy, que apareció para Comandar las fuerzas musicales dispuestas en el escenario y llevar adelante una buena interpretación de Ntro. Himno Nacional, coreado como se debe por toda la concurrencia. Aplausos sostenidos, cero consignas políticas y a predisponerse a escuchar buena música.
La Primera de las obras escuchadas, fue la Suite de la Música para el Ballet “Panambí” de Alberto Ginastera. Una muy buena interpretación, pero que tuvo la inexplicable omisión del número de cierre con coro, cuando las voces del Polifónico estaban en el escenario. Si además este programa se repitió 72 hs. mas tarde en San Luís y luego en San Juan, mas inexplicable lo es aún. Se nota mucho mas el ajuste de sonido, ya no hay tantas estridencias y en las ubicaciones altas se escucha mejor que en las bajas.

Una muy interesante lectura tuvo el Canto Elegíaco en Mi mayor de Beethoven. Aquí el Polifónico mostró su mejor cara, pero en cambio la Sinfónica se limitó a una buena lectura. Por lejos lo mejor de la noche fue el Salmo 150, objeto de una versión espectacular. Brillo Orquestal, Coros ajustados y un final imponente. La memoria de Ginastera lo merece.

  El cierre le cupo a la participación solista de Bruno Gelber  en uno de sus “caballitos de batalla”, el Concierto Nº 1 de Brahms. A Gelber se lo recibió con una ovación producto del cariño del público, pero se lo vio ingresar al escenario asistido por un  ayudante para lentamente ubicarse en el taburete. El inicio marcó un  llamativo desencuentro entre un solista (Con notorias pifias y notas de mas) y el Director que no lograba encontrarle la vuelta al interprete para acompañarlo como se debe. Recién sobre el final del primer movimiento los caminos se encontraron y de ahí en mas,  se pudo mantener una cierta uniformidad. El segundo movimiento nos entregó al mejor Gelber, creando la atmosfera intima que el fragmento requiere y a una Orquesta mas reconcentrada. Y el cierre, mas allá de algún pequeño “desliz”, mantuvo la tensión con  una correcta coda final. De todos modos, no fue ni por asomo lo que se esperaba. Da la sensación que Gelber descarga sus tensiones en la interpretación por sobre la obra misma.  Esto se viene observando muy repetidamente en los últimos tiempos y en cuanto a Baldini, es evidente que la situación lo supero, aunque felizmente pudo corregir la distorsión y ofrecer un digno acompañamiento. Tras el final, Pablo Avelluto (Ministro de Cultura) y Hernán Lombardi (Titular del Sistema Nacional de Medios Públicos, del que ahora depende el CCK), le tributaron un homenaje al solista, obsequiándole un presente floral. Su trayectoria harto lo merece.


Donato Decina


INTELIGENCIA HASTA PARA PROGRAMAR LOS BISES

“Nuova Harmonía”: Concierto a Cargo de la Orquesta Sinfónica de Bamberg, Director: Jonathan Nott, Solista: Maciej Pikulski (Piano). Programa: Ludwig Van Beethoven: Obertura “Egmont” Op. 84, Sinfonía Nº 6 en Fa mayor “Pastoral”. George Gershwin: Concierto en Fa para Piano y Orquesta. Teatro Colón: 28 de Mayo de 2016.

  Si de partidos de truco se tratase, debería decir que este era el bueno (al mejor de tres) con respecto a mi opinión sobre Jonathan Nott, el Director Ingles que este año se despide de la titularidad  de la Orquesta Sinfónica de Bamberg a la que llegó para suceder a Horst Stein. Si la primera visita (en el Coliseo), que muy floja, a tal punto que en mis columnas de entonces para la página de Operayre para la que Yo escribía, titulé mi crónica “Cuando con ser prolijo no alcanza), un par de años después retornaron Orquesta y Director, una vez mas al Coliseo,  y aquí,  una interesante versión de la 4ª de Bruckner (Que no llegó ni por asomo a compararse con la de Diemecke de la semana anterior), me otorgó una visión mas positiva. Esta tercera era en el marco del Colón y, mas allá de la deserción de Rudolf Buchbinder por motivos personales, ya sabíamos quien era Maciej Pikulski (su reemplazante) y, sumado a ello, la invitación personal efectuada por la gente de Nuova Harmonia, me decidieron a sacrificar gran parte del programa radial de esa noche ( gracias Roberto Blanco Villalba que aún no del todo repuesto asumiste el gasto de esas tres horas de transmisión), para asistir a la velada.

  La apertura estuvo conformada por una prolija lectura de la Obertura “Egmont” de Beethoven. Si bien la orquesta mantiene el sonido y el color “mate” europeo, careció a mi juicio de la profundidad suficiente, algo que en Nott parece constante. En cambio se lo vió mucho mas cómodo acompañando el Concierto en Fa de Gershwin, en el que Maciej Pikulski tuvo un meritorio desempeño al salvar esta parte de la gira de la Orquesta por la situación antes mencionada. Tuvo buen toque, personalidad, dosis de “Swing”, que la obra tiene y mucho. Aquí también la triada Orquesta-Director-Solista, tuvo mucho que ver ya que hubo un muy buen trabajo en equipo que se notó sobremanera,  mas allá de una trompeta solista que me hizo rememorar a cuando temblábamos en esos pasajes durante los abonos de muchas agrupaciones argentinas hace mas de treinta años. Pikulski tuvo su momento de lucimiento, para honrar al Colón en su misión primera que es la de Teatro Lírico,  y recordarnos también su faceta de magnífico acompañante de voces (Sus presencias junto a José van Dam y a Renee Fleming así lo atestiguan), abordando la paráfrasis de Franz Liszt sobre el cuarteto “Bella Figlia dell’Amore” de “Rigoletto” de Verdi, haciéndolo de manera magnífica.

  La obra de fondo fue la “Pastoral” de Beethoven, en donde si bien persistieron las características interpretativas de Nott, hubo momentos de mayor “canto” orquestal, con lucimiento de los vientos de la Orquesta en el segundo movimiento y desde la descripción de la tormenta hasta el final, pudieron apreciarse a pleno las cualidades de la agrupación visitante. Nott entregará la posta el 31 de Diciembre para hacerse cargo de la Suisse Romande y la Sinfónica de Tokio. Es de esperar que la Orquesta, que supo tener batutas titulares como Rowicki y Stein, entre otras, elija un sucesor acorde a su reputación.

  Los bises fueron los mas originales y lo mejor escuchado en la noche, una magnífica versión (de las mejores que haya escuchado en vivo) de la Obertura de “Las Bodas de Fígaro”, plena de matices y vivacidad y un fragmento de la Suite “Romanesc” de Gyorgy Lygeti, en donde el Concertino se destacó en una formidable actuación solista, como así también el diálogo entre los dos cornos en el escenario con los dos fuera de escena, para culminar la noche de la mejor manera. El fallo fue empate. Estamos a mano con Nott ( uno por uno es negocio), que supo emparejar y destacarse sobre el final de esta actuación.


Donato Decina

viernes, 3 de junio de 2016

INSIPIDO Y MEDIOCRE


Teatro Colón, Temporada Lírica 2016: “Fidelio”, ópera en dos actos con música de Ludwig Van Beethoven con libreto de Joseph Sonnenleithner. Elenco: Carla Filipcic Holm (Leonora), Zoran Todorovich (Florestan), Homero Pérez Miranda (Don Pizarro), Manfred Hemm (Rocco), Jaquelina Livieri (Marcelina), Hernán Iturralde (Don Fernando), Santiago Bürgi (Jaquino), Sebastián Angulegui (Primer Prisionero), Juan González Cueto (Segundo Prisionero. Coro Estable del Teatro Colón: Director: Miguel Martínez, Orquesta Estable del Teatro Colón: Concertador y Director: Francisco Rettig. Iluminación: Ruben Conde, Escenografía y Vestuarista Asociado: Sebastián Sabas.  Regie, Escenografía, Vestuario y Multimedia: Eugenio Zanetti. Función del 20 de Mayo de2016.

  Mas allá de algún logro parcial que resaltaré en esta crónica, la decepción,  una vez mas Teatro Colón,  es la resultante de la función de “Fidelio”. Pocas veces me retiré de la sala de la calle Libertad con semejante sensación. Era lógica mi expectativa, dado el despliegue previo que la publicación del Teatro efectuó en su última edición (la previa al estreno). También la lógica expectativa por ver por primera vez a Francisco Rettig en el foso concertando ópera, máxime cuando en acompañamiento de Ballet, su trabajo fue mas que aceptable. Pero es sabido que cuando la mano viene mal barajada desde el vamos, las cosas se van desacoplando hasta bordear un naufragio casi insalvable. Y mucho de esto hubo aquí. El anuncio durante la presentación oficial de la temporada a fines del año pasado, en el sentido de que el rol protagónico sería asumido por la Portuguesa Elisabete Matos, desmentido a los pocos días por la página del Teatro Municipal de Santiago de Chile,  que la anunciaba para las mismas fechas asumiendo el rol titular de “La Gioconda” de Amilcare Ponchielli, adelanto exclusivo de Roberto Blanco Villalba en Ntro. programa radial. La convocatoria a Nadja Michael, de rotundo suceso como “Kundry” en “Parsifal”, para el reemplazo de la portuguesa. Su venida y su intempestiva partida,  sin que realmente se especificaran las razones y, sin saber si se efectuaron gestiones de emergencia para conseguir alguna interprete de importancia para encabezar el reparto titular, la convocatoria a Carla Filipcic Holm, que debía encabezar el segundo reparto, para hacerse cargo del Protagónico del primer elenco. Se habló mucho de la puesta, pero luego de ver los resultados estéticos,  y de leer  (porque ahora el programa de mano incluye reportajes) la entrevista que Eugenio Zanetti brindó a tal efecto, que su puesta era una simbolización de la libertad, la misma que la obra pregona  y que para ello se simbolizaban personajes y parte de la trama con un “reciclado” de puestas anteriores como su “Don Carlo” del año pasado. Entonces vemos a Rocco y Leonora/Fidelio con uniformes de  la Epoca de la Guerra del14 del siglo pasado, Jaquino de Civil al igual que Marcelina, pero Pizarro con vestuario de la Epoca de Felipe II, lo mismo que su custodia, mientras que el resto de la oficialidad viste uniforme de combate de la Guerra del 14. Los presidiarios encerrados en gradas (¿puestas de la Fura y Valentina Carrasco, de “Ballo” y “El Anillito”?). Florestán emergiendo de una catacumba (similar a la que el Maestro Roberto Oswald usó en “Salomé” tanto en el Colón como en el Argentino de La Plata). Y si de originalidades se habla, La entrada de Pizarro en un vehículo que parecía salido del inolvidable dibujo animado “Los Autos Locos”,  de fines de la década del 60 del siglo pasado, en donde la parte baja del vehículo semejaba “La Antigualla Blindada de Mathew y sus Pandilleros”, y la parte superior (Cañón incluido) al “Súper Chatarra Special”. La utilización del disco giratorio para escenas de desplazamiento,  con proyecciones de fondo de columnas que se iban corriendo para semejar el avance, iluminación correcta, y hasta los dos doberman que aparecieran en “Don Carlo” (¿y en Beatrix Cenci tal vez?, con lo que establecerían un record de presencias escénicas). Como se ve, todo muy suelto. Todo casi anárquico, como la increíble decisión, en este caso de Francisco Rettig, de abrir el segundo acto interpretando la “Leonora Nº 3”, fuera de lugar (en los teatros de importancia ya no se la interpreta), quitando gran parte de la atmósfera dramática con la que Florestán aparece en escena. Demasiado. Y en ello radica la fría recepción del público, y las discusiones posteriores en la calle y pasillos,  la mayoría con coincidencias en la lamentable puesta escénica y la endeble Dirección Orquestal. En mi opinión el espectáculo fue de una mediocridad mayúscula, poca marcación actoral, anarquía escénica,  y una Dirección de orquesta que mas allá de la “Leonora”, fue muy tibia, con pocas respuestas efectivas de la masa orquestal y un discreto enlace Foso-Cantantes. Por momentos los “tempi” fueron muy lentos y seguir la trama se hacía soporífero.

  En lo vocal, el Coro Estable ofreció una correcta labor, luchando con la comunicación con el foso. Zoran Todorovich fue un efectivo Florestán, pero sin línea de canto y una emisión descontrolada. Manfred Helmm, fue un apenas correcto Rocco y cabría preguntarse si era necesaria su presencia, cuando aquí sí tenemos gente de valía para el rol. Discretos tanto Jaquelina Livieri como Marcelina y, sorprendentemente, Santiago Bürgi como Jaquino. En éste último caso cabría preguntarse si se debió a todas las situaciones planteadas anteriormente, conociendo la valía escénica que este cantante posee. Pésima,  y sin ningún atenuante,  la participación de Homero Pérez Miranda como Pizarro. Flojo en todo sentido (vocal y actoral),  para una composición absolutamente desabrida. Por lo que llegamos a lo mas rescatable de la función, el soberbio Don Fernando de Hernán Iturralde, que estaba para cosas mas grandes, y el airoso paso de Carla Filipcic Holm, al hacerse cargo de la Leonora Titular, responder con buen canto y buena emisión. A futuro, con mejor marcación escénica, nos demostrará que también puede expresar y actuar con mayor convicción. Poco, demasiado poco. El Colón hasta ahora sigue en deuda.


Donato Decina


PARA UN “BELLO EXCENTRICO”, EL MAS BELLO HOMENAJE

Teatro Colón: “El Bello Excéntrico” (Homenaje a Erik Satie). Música para piano y canciones del autor y sus amigos a 150 años del nacimiento del compositor. Puesta en Escena: Eva Halac. Diseño Escenográfico: Marcela Sleigh. Diseño Gráfico: Florencia Morello. Vestuario: Pía Carregal/ Jorge León.  Piano y Dirección Artística: Fernanda Morello. Interpretes: Virginia Correa Dupuy (Mezzosoprano), Víctor Torres (Barítono). Manipulación de Objetos: Valeria Kleinbort. Obras de: Satie, Roussel, Debussy y Dukas. Sala Principal: 18 de Mayo de 2016.


  Una escenografía de “burdel”, casi con clima de “Gato Negro” (no por que Ud., amigo lector, vaya a comprar especias o tomarse un café, sino que remedará el ambiente del homónimo parisino en el que el homenajeado trabajó como pianista acompañante), el ámbito perfecto para un escenario reducido, ya que un tabique con puertas en donde se proyectarán de fondo imágenes alusivas dividirá a la boca con el proscenio. Y desde allí,  a recorrer los grandes momentos y las mejores páginas de  Erik Satie, tan rico en vivencias, tan imaginativo a la hora de componer. Casi como decir que parece salido de otro mundo, tan diferente a los demás, tan personal y, sin embargo, tan amigo de sus amigos, a tal punto que la programación ofrecida, mostró, en la parte final, una maravillosa contraposición  entre Debussy, “Regret” enfrentada con “Idylle” (del ciclo “Avant – Dernieres Pensees), Dukas,  “Sonnet” enfrentada con “Aubade”,  y Roussel, “Jazz Dans La Nuit” enfrentada con “Meditation”. Por supuesto antes y después hubo un recorrido por sus trabajos mas trascendentes “Sonatine Bureaucratique”, “Trois Melodies” (las de 1886 y de 1916), “Trois Poemes D’Amour”, las increíbles “Gnosiennes”, “Ludions”,  “Croquis & Agraceries D’un Gros Bonhomme En Bois”, “La Diva de L’Empire”, “Tendrement”/ “Je Te Vieux” (Dos Valses a Duo)  y, por supuesto, la infaltable “Gymnopedie Nº1”, acaso su obra mas famosa.

  Eva Halac logró plasmar todo ese clima en su puesta, a la que le agrego una marioneta manipulada por Valeria Kleinbort en la primera parte del espectáculo,  que la convirtió en su propio homenaje. Victor Torres aportó buena voz para sus intervenciones, Fernanda Morello, programó, interpretó y acompaño con buen toque, buen sonido y liviano “tempi”, tal vez, como el compositor imaginó sus obras. Y Virgina Correa Dupuy se “robó” la escena, con un oficio, una expresividad, y una verdadera creatividad para cada intervención, que justificó sobradamente el que recibiera la Ovación de la noche. Tal vez hasta ahora sea el espectáculo mas redondo que Ntro. Primer coliseo presentó en lo que va del año.



Donato Decina


INSPIRACION Y TALENTO

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Philippe Entremont (Piano). Programa: Ludwig Van Beethoven: Concierto para Piano y Orquesta Nº1 en Do mayor Op. 15. Anton Bruckner: Sinfonía Nº 4 en Mi bemol mayor “Romántica”. Teatro Colón, 19 de Mayo de 2016.

 La mas perfecta actuación en mucho tiempo. Este es el calificativo que le corresponde a este concierto de la Filarmónica. Sonido glorioso, ajuste impecable, acompañamiento magnífico, solistas de primera. Y un inspiradísimo Philippe Entremont, que nos regaló un Beethoven de impecable factura, como jamás este cronista haya escuchado. Toque preciso, concepción maravillosa, inspiración sublime en cada movimiento. Fiesta para los oídos, que tuvo correlato con una imponente versión de la “Romántica” de Bruckner, de la que el conductor mexicano eligió la versión de 1878, con algún aditamento de su propia pluma (un platillazo final que jamas oí anteriormente), para ofrecerla casi completa (Se suprimió una fanfarria previa a la última exposición del segundo tema del cuarto movimiento, antes de la coda final de la obra), con un “tempi” mas lento de lo habitual, casi a lo Böhm, pero no soporífero como Zu Guttenberg,  por lo que no molestó en modo alguno que la versión haya durado casi una hora diez minutos y que hace que considere esta interpretación como una de las tres mas perfectas que haya yo escuchado en vivo, luego de Barenboim con Sinfónica de Chicago y Masur con Gewandhaus, todas estas en el Colón. Una noche perfecta en todo sentido que demuestra que cuando en serio se quiere, Ntra. Filarmónica está a la altura de las orquestas de gran nivel.


Donato Decina
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