SOBRE "OPERA CLUB"

ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace el 17 de noviembre de 1990 a partir de un programa emitido por Radio Cultura. Este programa tuvo características muy especiales que lo transformaron, casi de inmediato, en el de mayor audiencia en su género.

Por primera vez se trataba el tema operístico con un absoluto desapego a las formas tradicionales de acartonamiento y solemnidad. Quedó en claro desde un principio que se trataba de un programa de ópera y no de cantantes –de estos últimos se ocupaba la mayoría-. Procedimos a lo que nuestro locutor de entonces (Mario Keegan) dio en llamar “derribando mitos” -desmitificar leyendas, anécdotas o lisas y llanas mentiras que con los años se convirtieron en falsas verdades-. Seguimos muy de cerca toda la actividad musical de Buenos Aires y La Plata poniendo muy especial énfasis en la promoción de los intérpretes jóvenes que estaban haciendo sus primeras armas –en la mayoría de los casos a puro pulmón- aunque sin descuidar las grandes figuras nacionales e internacionales que nos visitaban. Por último, el formato horario de cuatro horas nos permitió tratar amplia y distendidamente diferentes temas en un sólo programa desarrollado a través una conversación sin planificación previa entre dos a cinco co-conductores.

Todo esto nos puso en el primer lugar durante poco más de diez años. Diversos problemas –fundamentalmente económicos y de necesidades de programación de la radio- nos fueron acortando la duración y concluímos transmitiendo una hora a la medianoche del sábado. De esta manera fuimos perdiendo, junto con audiencia, nuestras características distintivas.

A partir de septiembre de 2012 nos mudamos a Radio Amadeus Cultura Musical recuperando nuestro formato original e intentando, de a poco y con mucho esfuerzo de todo tipo, retomar nuestro puesto de liderazgo –tarea nada fácil, por otra parte-.

Comencé diciendo que ÓPERA CLUB es un emprendimiento que nace a partir de un programa de radio. Esto es porque no es sólo un programa de radio –o, mejor dicho, el programa es casi como un pretexto-, sino un modo de unir a los oyentes tras un objetivo superior en común. El verdadero protagonista del programa no son ni los cantantes ni la música, son los oyentes –sus destinatarios y razón de ser-. Es por eso que los llamados telefónicos o mails son fundamentales para la concreción de lo que sale al aire. La audición es una excusa para que nos comuniquemos, nos conozcamos y podamos realizar y armar el programa y las actividades en forma conjunta.

Siempre me ha preocupado la incomunicación y soledad que aquejan a nuestra sociedad de manera cada vez mayor desde la segunda postguerra. Esta idea de nuclearnos bajo un interés u objetivo común es, para mí, un medio para paliar este terrible mal. Para esto, además del programa –y en lo personal más importante- son las diversas actividades que hemos venido realizando –con menor o mayor frecuencia- durante los últimos veintitrés años: encuentros, charlas, recitales, conferencia-debates, intercambio de material y, fundamentalmente, exhibición de videos (hoy DVDs) de diversas funciones operísticas –recuerdo con especial cariño el ciclo multitudinario que realizamos en el Centro Cultural General San Martín colmando ampliamente la capacidad plena de la Sala AB-. También estas actividades se vieron notablemente disminuídas con la anteriormente citada decadencia del programa –al que están intrínsecamente unidas-.

En esta nueva etapa muchas son las esperanzas y muchos los proyectos. La idea de congregarnos bajo nuestro amor a la ópera es, vuelvo a repetirlo, sólo un pretexto para encontrarnos virtual o realmente, tanto en nuestra relación comunicador-oyente como en forma personal. Este sitio, el Facebook y, en un futuro muy próximo, el Twitter serán nuestras herramientas virtuales a utilizarse en forma dinámica. Queremos crear un foro de debate y discusión a través del que no sólo hablemos de lo que nos gusta sino que intercambiemos ideas sobre políticas culturales. Necesitamos ampliar horizontes y promover los valores estéticos y culturales en los que se basan las obras de arte. De esta manera, a través de estos valores y del intercambio de ideas, iremos creciendo como personas y ayudando a crecer a nuestro entorno. Recordemos que los grandes cambios se producen, en general, a partir de los pequeños cambios individuales.

En cuanto al programa en sí mismo, posee una dinámica que va haciéndose cada vez más participativa –ya hemos desarrollado algunos temas propuestos por ustedes y esperamos una participación cada vez mayor-, poseemos también una enorme discoteca –probablemente la más grande de nuestro medio- con una cantidad de grabaciones que está muy holgadamente en la cantidad de cinco cifras y que abarca desde los primeros cilindros hasta las últimas funciones efectuadas en el mundo –a veces el mismo día de la emisión-, presentamos a las grandes figuras que nos visitan y hacemos una fuerte promoción de lo que están preparando los distintos grupos que han aparecido fuera del marco de los teatros oficiales y que es en donde realmente se encuentra el futuro.

La ópera es el centro pero no nos cerramos en ella. Abarcamos también los demás géneros vocales (opereta, zarzuela, oratorio, canción de cámara, sinfónico-vocal) y estamos, aún tímidamente y en muy pequeñas dosis, abriéndonos a todo el espectro de la música clásica (o académica –término que no me gusta pero al que adhiere muchísima gente-) En cuanto al período de lo que difundimos, es amplísimo y sin reservas ya que vamos desde la música medieval hasta las últimas manifestaciones de vanguardia.

En síntesis, estamos buscando crecer a partir del debate y la interacción. Considero que la relación estática con un oyente pasivo ya no es aceptable y pertenece a un tiempo que ya fue –no estoy valorizando, sólo presentando un hecho-. El piso de este proyecto es el que estamos transitando. El techo quisiera creer que no tiene límites (una sede propia, una emisora....).

Entre todos podemos lograrlo. Esto intenta ser un verdadero Club y les pido que se unan. Les garantizo que el crecimiento y el gozo serán ampliamente satisfactorios.


Dr. Roberto Luis Blanco Villalba


UNA CREACION DE ROBERTO BLANCO VILLALBA

........................................

sábado, 25 de julio de 2015

Muti: «Una orquesta sinfónica cuesta muchísimo menos que un jugador de fútbol»

EFE / LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
Día 10/01/2014 - 17.02h

El director italiano inaugura hoy la 30 edición del Festival de Música de Canarias al frente de la Sinfónica de Chicago: «Quitar la palabra a la cultura embrutecerá al pueblo»

El director de orquesta italiano Riccardo Muti ha expresado supreocupación por los recortes que las artes están sufriendo en Europa y se ha dirigido a sus gobernantes para advertirles de que «quitar la palabra a la cultura significa embrutecer al pueblo. Si cerramos a nuestros hijos la posibilidad de acercarse a la cultura, estamos abocados a un futuro de gente muy superficial y peligrosa», advirtió ayer en rueda de prensa Muti, quien hoy inaugura la 30 edición del Festival de Música de Canarias al frente de una de las tres mejores orquestas del mundo: la Sinfónica de Chicago.
A petición del propio Muti, la Sinfónica de Chicago no solo abrirá su gira europea de 2014 con cuatro sesiones en los dos auditorios más emblemáticos de las Islas Canarias, el Alfredo Kraus y el Adán Martín, sino que ofrecerá dos conciertos, en formato de cámara, en centros de mayores y de personas dependientes de Las Palmas de Gran Canaria y de Santa Cruz de Tenerife.
El director italiano, que regresa a Canarias tras haber presentado en su Festival a la Phillarmonia Orchestra de Londres en 2008, subraya que, al elegir los programas para sus conciertos en el Festival Canarias, ha escogido compositores que le permitieran «remarcar la importancia de la cultura europea en estos momentos de crisis»: Verdi, Strauss y Prokoviev en un programa, y Beethoven y Berlioz, en el otro. «Nosotros sabemos que cada vez que ha habido dictaduras, los dictadores han intentado cerrar la boca a las gentes de la cultura, porque la cultura es el alma del pueblo».

Los festivales, en déficit

El director italiano reconoce que «la mayoría de los festivales y teatros de Europa están hoy en déficit», pero insiste en que ninguno de los grandes compositores de la historia «murió rico», a pesar de que escribieron música que «hizo de Europa una tierra de gran profundidad. Cuando Beethoven escribió la "Novena Sinfonía", su empresario se enojó muchísimo y le preguntó si realmente era necesario añadir un coro y cuatro solistas a la orquesta. Eso encareció todo, y su primera representación fue un desastre económico, aunque tuvo muchísimo éxito. Pero, si el empresario hubiera convencido a Beethoven, hoy no tendríamos "Novena Sinfonía". La cultura no existe para hacer beneficios, pero una orquesta sinfónica cuesta mucho, muchísimo menos que un jugador de fútbol».
El maestro asegura que entiende que su profesión tiene «también un significado moral» y considera que los gobernantes deberían entender este mensaje: «Bastaría con quitar un poco de dinero de cosas innecesarias para destinarlo primero a la educación, luego a la educación y después a la educación».
El director de la Orquesta Sinfónica de Chicago también alerta de queEuropa no puede resignarse a quedar reducida a un mero destino turístico para el resto del mundo: «Tenemos una historia, una historia que ha alimentado al mundo. España tiene la segunda lengua del mundo, lo cual es una gran responsabilidad, porque le comunica con un continente entero. Toda Sudamérica y gran parte de América del norte habla español, y eso significa no solo idioma: también significa cultura española, cultura europea... Bueno y también romana», bromeó.
"LA OPINÓN DE MÁLAGA"

"A mis 74 años y con las señales de cautela que me manda el cuerpo sé lo que ya no puedo hacer"

El cantante asegura que su "enorme entusiasmo por la música y el arte", sus "amigos entrañables" en la industria y "una familia comprensiva" son las claves de su fecunda e inagotable carrera

Víctor A. Gómez 24.07.2015 | 05:00
Una imagen promocional del cantante y director Plácido Domingo.
Una imagen promocional del cantante y director Plácido Domingo.L. O.
Su actuación en Starlite será realmente especial: usted soñó el auditorio que ahora es la Cantera hace unos años, cuando con Julio Iglesias y Alfonso de Hohenlohe intentaron que Nagüeles fuera una realidad. ¿Qué descubrió allí, tan especial es su acústica?
La Cantera fue y ha sido siempre un lugar mágico. El hecho de ser una escenario natural siempre añade un atractivo extraordinario. Laacústica natural de la piedra la recuerdo con excelencia. Y aunque hace décadas que no la visito, sé que ya ha dado la bienvenida a un sin número de artistas y espectadores y que todos han quedado encantados y sienten la experiencia como inolvidable. Me emociona mucho poder finalmente volver a actuar aquí, en Starlite.
Hablábamos de ese recuerdo de Nagüeles... Pero usted no es mucho del pasado; de hecho, da la sensación de que uno de los lemas de su carrera podría ser «Nunca mirar hacia atrás, nunca detenerse»?
Sí, estaría de acuerdo con ese lema... La verdad es que siempre miro hacía adelante y estoy entusiasmado con el presente. El glorioso pasado es el que me ha traído hasta aquí y siempre lo valoraré con orgullo. En cuanto a detenerse, ya dirá Dios, pero hasta el momento le soy agradecidopor lo que me ha concedido y por poder seguir a mi satisfacción y la del publico.
Su cuerpo, de vez en cuando, le da alertas y le pide descansos, pero su cabeza no para de idear planes. ¿Es frustrante tener una cabeza que va a mil revoluciones y saber que el cuerpo ya no la acompaña a la misma velocidad, o lo tiene asumido desde hace tiempo?
Como decía antes, la voz algún día dirá: «Hasta aquí». Pero dirigir y seguir cultivando nuevas voces a través de los programas de Jóvenes Cantantes de Los Ángeles, Washington y Valencia, así como a través del concurso de Operalia, lo seguiré haciendo con gran entusiasmo y determinación hasta que el cuerpo aguante. Sí es verdad que Dios y el cuerpo me han mandado señales de cautela, y me cuido más y más cada día. Ya estoy bien entrado en los 74 años pero consciente de lo que se puede y ya no se puede.
De ahí el titular de un artículo reciente del New York Times a propósito de usted: «Placido defies the gravity of age» («Plácido desafía la gravedad de la edad»). ¿Cómo lo hace? ¿Trabajo, genes?
Como decía antes, con entusiasmo en mi trabajo, compañerismo siempre y mucha paciencia. Siempre estoy estudiando, como joven universitario, siempre tengo una partitura o dos bajo el brazo.
Suele sugerir usted que su carrera es más grande que su talento. ¿Qué otros factores han entrado en juego, además de su talento, para lograr una trayectoria como la suya?
A menudo lo he dicho: yo no fui un tenor nato; me tuve que inventar los agudos y trabajarlos mucho, al contrario de la mayoría de los tenores de entonces y de ahora, que tienen sus agudos altos, naturales, fáciles y muy bonitos. Mi voz era mas abaritonada y ahora estoy volviendo a un círculo completo. El talento lo recibí con emoción, pero la carrera de más de 50 años que he venido haciendo ha requerido de mucho esfuerzo, mucho trabajo, mucho estudio... Pero no me siento único o solitario en esta filosofía: todo artista que sabe lo sacrificado de esta carrera y merece toda adulación y comprensión. Siempre lo he dicho y lo seguiré diciendo.
Es curioso: jamás se le ha conocido un fracaso o una mala etapa profesional; su carrera ha sido de una estabilidad apabullante. ¿Cree usted que habría sabido sobrevivir a un fracaso, a un fiasco, o le habría afectado demasiado?
He tenido mejores funciones que otras a lo largo de mi carrera y, aunque no dejo que me afecten, mejores críticas que otras, pero no creo haber vivido nunca un fracaso. Hay altas y bajas como en todo, pero hay que mirar hacia delante y seguir tu camino. Tropiezos los tenemos todos, pero fracaso es una palabra demasiado fuerte para lo que hacemos los artistas.
¿Cómo ha conseguido que cantar sea su profesión pero sin dejar de ser su hobby?
Con la mucha pasión que tengo por lo que hago y me gusta. En serio, tengo un enorme entusiasmo por la música y el arte, tengo colegas y amigos entrañables en la industria y una familia que me comprende, me apoya y me sigue. Si además le proporciono un buen rato al publico, la verdad, qué más puedo pedir.
Para mí uno de los grandes valores de su carrera ha sido el despojar al cantante de ópera de las superficialidades del divo, de su imagen pública repelente. ¿Ha sido consciente esa cercanía de usted con el público o simplemente una consecuencia natural de su forma de ser?
Creo que sí es consecuencia natural de mi forma de ser. Así eran mis padres también, entregados al publico y agradecidos por el cariño demostrado. Uno va cultivando a su publico, pero ese público es finalmente el que te pone o no la estrellita en la frente. Siempre he sido sencillo, y no conozco otro comportamiento. Lo que veis es lo que soy.
Una de sus frases que siempre más me ha llamado la atención: «Me gusta sufrir en el escenario». Me gustaría que ahondara más en algo tan paradójico.
Me refiero sobre todo a los personajes que interpreto. El caracterizar a un personaje que sufre un amor imposible, un ataque de celos incontrolable, una pérdida irreconciliable o una muerte trágica te permite activar matices inigualables al momento de actuarlos y de darles vida. Aunque me honro de tener un muy buen sentido del humor, se me da mucho mejor el drama que la comedia escénica.
Para dramas la crisis económica. En su opinión, ¿cuál ha sido la gran tragedia que ha vivido la cultura en estos durísimos años?
El tener que sacrificar producciones, el haber cerrado algunos teatros, el haber interrumpido algunas actividades en programas de jóvenes cantantes... En fin, cualquier sacrificio en lo que supone el avance, la preservación y la continuidad de la música es una tragedia. No hay nada más pacificador y conciliador que la música. Habría que defenderla de manera igualmente prioritaria.
En Starlite también actúa Andrea Bocelli, otro gran popularizador del bel canto al que le han dado muchos palos desde la crítica más ortodoxa. ¿Cómo se ha llevado y se lleva usted, que ha cantado también pop, con los críticos más duros y más ortodoxos?
A Andrea lo respeto y admiro muchísimo. Somos amigos y hemos colaborado juntos en varios proyectos discográficos y algunas representaciones; hemos colaborado tanto en el genero popular como fue en la canción Canto del Sole Inesauribile (Canto al Sol inagotable) en el disco Amore Infinito, de poemas del Papa Juan Pablo II, como en la reciente grabación de Manon Lescaut que le dirigí, precisamente con la soprano Ana María Martínez, quien me acompañará mañana en Starlite. En cuanto a la crítica de mi trabajo fuera de la ópera, se acaban de cumplir 25 años del primer concierto de los Tres Tenores en Caracala, que abrió una gran puerta al genero clásico crossver, pero casi 34 desde mi disco Perhaps Love, en el que hice un dueto con John Denver, pasando por mi dueto Soñadores de España con Julio [Iglesias, que también actuará en Starlite]. Lo he vivido y, hasta el momento, lo he sobrevivido todo.
Por cierto, hablando de pop y de crossover, en 2012 volvió a ese terreno con Songs. Una curiosidad: ¿qué canción pop actual, de estos momentos, cantaría usted?
Pues en estos momentos me encuentro preparando un nuevo disco de Navidad en el cual interpretaré tanto clásicos como piezas nuevas de esas fiestas.
¿Cómo le gustaría que fuera su despedida de los escenarios, austera y discreta o más espectacular y multitudinaria?
Mi despedida de los escenarios será muy íntima. No vislumbro una gira de despedida, si no que más bien lo anunciaré después de cierta representación de ópera en algún lugar. De los conciertos, todavía no puedo decir. Espero seguir pudiendo cantar conciertos por un rato más allá de la función operística, que exige mucho más de ti.
Cuando se tiene todo, ¿qué se puede querer tener?
Más tiempo para disfrutar de mi familia. Todos han sido siempre muy pacientes conmigo, muy comprensivos y me han apoyado en todo, así que sólo pido podérmelos gozar durante mucho tiempo.

sábado, 11 de julio de 2015

 


UN ARTISTA CABAL

Ciclo Oficial de Conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional: Director Invitado: Enrique Arturo Diemecke. Solistas: Soledad de la Rosa (Soprano), María Florencia Machado (Mezzosoprano), Coro Polifónico Nacional. Director Roberto Luvini. Participación de Mario Videla (Organo). Concertino Invitada: Lucía Luque. Programa: Gustav Mahler: Sinfonía Nº 2 en Do menor “Resurrección”. Centro Cultural Kirchner, Sala “Ballena Azul”, 10 de Julio de 2015.

  La expectativa rondaba por todos los pasillos y en las mismas butacas de la “Ballena Azul”. Desde que se supo la programación, el hecho que fuera invitado a dirigir Enrique Arturo Diemecke, el que desde su debut absoluto como Director en Ntro. País en 1999 en el Auditorio de Belgrano nunca mas había sido convocado,  y que la obra que dirigiría sería la Segunda de Mahler, naturalmente fue creciendo el interés, ratificado por la desbordante concurrencia de público, que produjo, de todos los conciertos a los que asistí en el Kirchner, la mayor afluencia. Aparición de notorias figuras del mundo musical. Comentaristas como Víctor Hugo Morales, al que hacía largo tiempo que no veía en los conciertos de la Nacional. Habitués del Colón que gracias a este nuevo auditorio, volvieron a escuchar a la Sinfónica después de muchísimo tiempo. Cámaras de Televisión (sería bueno saber cuál o cuales señales oficiales transmitirán el concierto en diferido para poder difundirlo). La saludable vuelta de las transmisiones en Directo de Radio Nacional, con el mismísimo Pablo Kohan a la cabeza, quien además realizó una charla previa en otra sala del Centro para ilustrar al público, como antes lo hacía en Facultad de Derecho el inolvidable Julio Palacio (casualmente su última charla fue antes de la versión de Calderón de esta sinfonía ahí en 2009).
 En fin, se percibía ansiedad en todos los asistentes, de la misma forma en que a Mí también me acontecía. Y Diemecke retribuyó con creces, con una versión que terminó siendo un perfecto trabajo de orfebrería, entregándonos tal vez su alhaja mas preciada. Tuvo todos los condimentos posibles a partir de un apego absoluto a las indicaciones del propio compositor, que marcan las pautas a seguir en la partitura, pero con su condimento personal.  Entonces, Tensión, Intensidad, Dinámica, Apasionamiento fueron contagiando al gigantesco orgánico orquestal que Mahler solicita, el que luego de atravesar algunas imprecisiones iniciales se fue involucrando de forma tal que culminó en una versión arrolladora y plena de entrega. “Totenfeier” (tal el nombre Original puesto por el autor al primer movimiento), tuvo una intensa exposición y mostró ajuste y equilibrio. La carga dramática que la versión exhibió, fue de tal magnitud, que como expresó el Director Mexicano en explicaciones previas a viva voz al auditorio,  motivó aplicar la larga pausa sugerida por Mahler entre ese tiempo y los cuatro posteriores. El Coro se ubicó ya en su Gradería/Balcón desde el inicio, y las solistas vocales también ingresaron desde un comienzo, por lo que Diemecke logró máxima concentración del público, los músicos y los cantantes, quienes percibieron desde el vamos la progresión dramática que el trabajo adquiría. El “canto franco” que tuvo el andante que sigue fue magistral, la Sección en “Pizzicatti” de las cuerdas y el apoyo de las árpas tuvo una transparencia de sonido sencillamente gloriosa,  y el “Scherzo” posterior continúo en la misma línea. Aquí bronces, vientos y la percusión mostraron un empaste notorio. Podrá decirse que tal vez la acústica de la sala aún brinde un sonido demasiado brillante y que haya habido alguna estridencia de mas, pero lo cierto es que aquí el apasionamiento de Diemecke lo pudo todo,  y la respuesta orquestal fue rotunda.  “Ulricht” nos  mostró  a una María Florencia Machado en saludable y franco crecimiento. Con voz muy profunda entonó el Lied que forma parte también del Ciclo “El Cuerno Mágico de la Juventud”, el que tuvo un muy sentido final,  y que dio paso al arrollador ataque inicial de la Orquesta en el último movimiento. La banda interna, tuvo un lucimiento magnífico en sus dos momentos de intervención, con la “Llamada de Dios” y sus variaciones posteriores,  y Diemecke le extrajo lo mejor a la Nacional, con un discurso orquestal francamente conmovedor, tanto por la enjundia de la marcha que tiene al “Dies Irae” como motivo principal, como al tema que se desarrolla a partir del “Llamado de Dios” que después será citado por el Coro. Y aquí la otra “perlita” fue que la masa coral inició su intervención cantando desde sus respectivos asientos, hasta el momento previo a la coda final. En este punto, la voz de Soledad de la Rosa corrió magnífica por toda la sala, iniciando junto al coro su participación con las notas mas bajas,  hasta el momento en que toma vuelo propio su participación solista, sobresaliendo sobre la orquesta y la masa vocal. Machado aquí estuvo correcta, aunque por momentos la orquesta cubrió su intervención. El Coro Polifónico Nacional, demostró una vez mas las cualidades que siempre le he reconocido en mis crónicas, con ajuste,  empaste y homogeneidad, en la que fue la actuación de despedida de Roberto Luvini al frente del organismo, ya que al momento de escribir estas líneas, el propio Director lo acaba de confirmar en las redes sociales y, de hecho, no salió a saludar como es costumbre al final de la interpretación,  y al Sub-Director, Darío Marchese, también se lo vio deambular por los pasillos de palco de la “Ballena”. Es de esperar, que quién lo suceda mantenga el mismo rumbo de trabajo, y este,  termine siendo instancia de mayor superación. La intervención que Mario Videla efectuó en el órgano, fue de apoyo, resaltando con énfasis la coda y coro finales, y de ningún modo arrolladora. Se lo escuchó muy bien en el inicio de la estrofa final del texto de Klopstrock, sirviendo como pie al coro, e integrándose de manera impecable a la masa orquestal, sin sobresalir en ningún momento. Y todos convergieron en un final conmovedor, cerrado por Diemecke con el corte de música tan caro a sus sentimientos de Director, encontrando en el público la ovación mas estremecedora. Párrafo aparte para la increíble omisión en el programa de mano de los refuerzos que actuaron en la orquesta, como así también que Lucía Luque, una de las mas interesantes interpretes de Violín de la generación de jóvenes músicos argentinos que residen en Europa, fue la Concertino invitada que hizo su presentación en Este concierto, dato que de ningún modo debió haber sido omitido y por eso, en desagravio suyo, lo hago resaltándolo entre los artistas que intervinieron en esta versión, a la que sitúo junto a las de Zubin Mehta para el Mozarteum en 1993 con la Filarmónica de Israel y al Coro Estable del Colón preparado por Vittorio Sicuri y la ya mencionada de Calderón con Estos mismos organísmos del 2009 en Derecho. Diemecke se superó a si mismo, ofreciendo una versión mas intensa que la del 2010 en el Colón con Filarmónica y el Coro Estable y demostró lo que un artista cabal, como verdaderamente lo es, es capaz de dar.

Donato Decina

PLÁCIDO DOMINGO: 'NO HE CONOCIDO EL FRACASO'. ENTREVISTA EN EXCLUSIVA.

 en "Codalario"
11 de julio de 2015
PLÁCIDO DOMINGO: “No he conocido el fracaso”
Por Alejandro Martínez
   La trayectoria artística de Plácido Domingo no tiene parangón. Guste más o menos, lo cierto es que la
 reciente historia de al lírica no se explica sin su contribución durante más de medio siglo. Encaminado
 ya la recta final de su carrera, Plácido Domingo se presta a charlar con Codalario, amable y cercano,
 en mitad de una agenda imposible, derrochando el vigor y la simpatía que le han hecho tan popular.
No ha sido fácil encontrar un momento para esta entrevista, y no por falta de de disposición 
por su parte, sino por su agenda, realmente intensa e imposible. ¿No se cansa nunca?
   Bueno, hoy estoy un poco cansado, lo admito (risas).
Es impresionante verle trabajar con la misma fuerza y dedicación que en sus comienzos, 
con una agenda imposible. ¿Cómo lo hace?
   Creo que sólo se explica con la pasión con la que vivo mi dedicación a los escenario. Es algo continuo, 
una necesidad constante de dar algo al público. Hay trabajos muy creativos, como escritor o compositor,
 que obligan a pasar el tiempo en casa. En mi caso sin embargo, como en el de tantos artistas, nuestra
 vida es un encuentro continuado con el público, cada dos o tres días. La energía genera energía y cuanta 
más actividad tengo, más actividad necesito tener. Y creo en los claves blancos (sonríe). 
Y el público lo sabe y casi siempre me trae claveles blancos.
¿Se definiría como adicto al público?
   Exactamente, sí. Piense que nunca he tenido una vida al margen de los escenarios y no puedo siquiera
 imaginármela.
Y creo que aspira también a no tener nunca una vida lejos de los escenarios, en los años que le 
quedan por delante.
   Bueno, como le decía lógicamente me voy cansando más. La ópera es el espectáculo más completo
 pero también el más cansado. Ensayamos tantas horas, con dos, tres o cuatro semanas de antelación
 según sea la producción. Y además usando la voz cada día. Creo que ha llegado el momento de buscar 
un equilibrio en mi agenda, quizá pensando en cantar más conciertos y menos funciones de ópera. 
Y según la energía que me quede, quizá algún día, de aquí a unos años, tenga que pensar en dejar la
 ópera. Mi vida es el escenario, y en un concierto actúo, me implico e intento hacer un personaje. En todo 
caso, algo me inventaré para seguir estando en el escenario el día que tenga que dejar de cantar ópera
 como tal. A día de hoy tengo contratos hasta el 2019. Iremos viendo de aquí a entonces como van
 las cosas y cómo responde mi voz.
En estas cinco décadas de carrera, ¿qué ha cambiado en usted?
   (Pensativo) Si le digo la verdad creo que sigo siendo el mismo, trabajo con la misma pasión,
con la misma intensidad y sobre todo con la misma honestidad. Y déjeme decirle que hoy en día 
hay algo que me asombra y me decepciona: hay cantantes que cancelan en un teatro para ir a otro
 porque les ha salido un contrato mejor. Y eso verdaderamente no tiene nombre, no tengo palabras
 para expresar el disgusto que me causa. Y muchas veces es un problema de los agentes que los 
empujan a tomar esas decisiones y no tanto de los artistas. A mí me pasó muchas veces: tener 
un contrato firmado y después llegarme ofertas muy interesantes y más atractivas desde un punto de
 vista económico, pero no fui. Un artista no puede dejar colgado a un público y decepcionarlo yendo a
 otro teatro. Otra cosa es que haya un acuerdo previo entre un artista y un teatro para flexibilizar las
 fechas y buscarles otro acomodo. Esto me sucedió una vez en la carrera, cuando Zeffirelli me ofreció
la película de La Traviata. Yo tenía un par de contratos ya firmados en Texas y Nueva Orleans. 
Hablamos con los teatros y estuvieron de acuerdo en cambiar las fechas. Pero hoy en día escuchamos
 una y otra vez que tal o cual cantante canceló en EEUU por ejemplo y resulta que está dos días después 
ensayando en Europa. Eso no puede ser. A mí el compromiso me ha llevado siempre por buen camino.
He hecho siempre lo que he firmado.
Más allá de su increíble resistencia física, que está fuera de lo normal, ¿cómo se explica que 
su voz siga mostrando síntomas de vitalidad, obviamente en coherencia con su edad? Se 
habla mucho de la técnica, e incluso se ha criticado mucho la suya en particular, pero de no 
haber tenido una técnica saludable, su voz no seguiría ahí cincuenta años después.
   Yo he tenido suerte. Más o menos aprendí a cantar bien, y mi trabajo me costó. Hay una cantidad 
enorme de colegas míos tenores que empezaron ya con un registro agudo más natural, mientras que 
yo estuve mucho tiempo trabajando medio tono. Eso me ha llevado a trabajar de una forma más 
saludable, quizá, de modo que he durado más.
Viendo su enorme repertorio, todo lo que ha cantado y la agenda imposible que todavía
 hoy mantiene, se podría pensar que no medita realmente todas las decisiones que toma y
que va muy rápido. Pero, de nuevo, de ser así usted no estaría todavía hoy aquí en activo.
   Todo va muy bien pensado y meditado, la verdad es que sí. No hay apenas improvisación en
 mi carrera. De vez en cuando sí, por supuesto, pero por lo regular todo está muy medido y organizado, 
en efecto.
Hablemos de esta temporada última de Plácido Domingo en papales de barítono. Recuerdo que
 cuando cantó el Boccanegra decía que sería el único papel para barítono, como capricho 
personal, digamos. Pero después han venido tantos… ¿Qué ha pasado?
   Siempre había pensando en cantar el Boccanegra antes de retirarme, como despedida. Yo tenía 
previsto hacerlo al final de mi trayectoria, quizá por estas fechas en que ahora estamos. Pero Daniel 
Barenboim, con quien tengo una enorme amistad y a quien admiro tantísimo, me propuso cantarlo con 
él en Berlín y en la Scala, en 2009. Y lo hicimos, y yo después he seguido cantando partes de tenor. 
Pero empezaron a pedirme el Boccanegra en todas partes: en el Metropolitan, en el Covent Garden,
 en Madrid, en Viena, en Zúrich… yo mismo lo programé en Los Ángeles como es lógico. Y llegó entonces 
la oferta para hacer el Rigoletto en vivo en la televisión. Ardua tarea, debo decir, pero lo hice y con gran
satisfacción. Me di cuenta entonces de que el repertorio de tenor era ya muy limitado para mí y empecé 
a buscar otros papeles de barítono que pudiera hacer.
¿Realmente le quedan pocos papeles de tenor que pueda cantar?
   Sí, sí, porque la tesitura ya no está a mi alcance. Puedo hacer el Tamerlano, podría y me gustaría hacer 
el Nerón de L´Incoronazione di Poppea y el Ulises de Il ritorno d´Ulisse in patriade Monteverdi. El Ulises 
lo hay en versión para barítono y para tenor, como sucede con laIphigénie. Hay por tanto algunas obras 
para tenor que puedo seguir haciendo, pero también debo ser realista con el tipo de personaje. No puedo 
hacer ya un personaje de una juventud muy evidente. Lo más joven que habré hecho últimamente es el 
Conde de Luna, que no se lleva demasiada edad con Manrico. Pero prefiero papeles más nobles y próximos
 a mi edad actual. Encontré entonces el Athanael de Thaïs, que hice en Valencia, Sevilla y Los Ángeles. 
llegó después I due Foscari, la Giovanna d´Arco en concierto, el Germont de Traviata en el Met, 
Luna en el Il Trovatore en Berlín y en Salzburgo. Y ya empecé a entusiasmarme (risas) y me lancé al 
Macbeth, hice el Carlo V de Ernani… y tengo ya algunas otras previstas. Haré el Posa de Don Carlo en 
Viena, en 2017, cuando se cumplen cincuenta años de mi Don Carlo allí en 1967. También están 
previstos Un ballo in maschera y Vísperas sicilianas. Estamos hablando también para La Forza del Destino
También tengo contrato para la Luisa Miller, pero son palabras mayores; vamos a ver si lo hacemos.
Es realmente increíble que a estas alturas se plantee todavía cantar, y por tanto estudiar y ensayar 
todo eso. Y me imagino que se planteará de hecho otras cosas más allá de Verdi.
   Sí, me gustaría hacer Le roi Artus, de la que ya hablé en su día, demasiado pronto y me la copiaron
 en París (risas). Hay una obra espléndida, el Belisario de Donizetti. Me hubiera gustado mucho el Hamlet 
de Thomas, pero la edad ahí es un obstáculo difícil de salvar. Quiero también hacer Los Gavilanes, la parte 
de barítono de El gato montés… Hay tantas obras con música preciosa… Pero lo que más debo de pensar 
y ponderar son las horas de trabajo y ensayos que implica todo eso.
Recuerdo que estuvo programado un Holandés errante en Verona. ¿Qué fue de aquello?
   Era un sueño que yo tenía, sí, y que no se pudo hacer. En aquella época me habían ofrecido tomar
la dirección artística de la Arena de Verona y yo pensé que era hora también de que Wagner volviera
 a la Arena. Muchísimos años atrás, antes de mi época, se hizo el Lohengrin allí. Y yo pensaba que si 
hay una obra de Wagner para ese escenario es el Holandés errante, la más italiana de sus óperas y 
con el espectáculo tremendo que se podría hacer allí. Y hablé con Daniel [Barenboim] y estuvo
 dispuesto, con la condición de llevar a la Staatkapelle. Pero aquello finalmente no cuajó, y yo tampoco
me hice cargo de la dirección artística de Verona, porque pensaron que Wagner no encajaba allí. 
Sí estuve de director adjunto en la edición del centenario. Siento que no cuajase la idea, porque
realmente creo que el público que mantiene en pie la Arena es el público alemán. Y si la Arena se
 consolidó es porque en su día iban allí todos los grandes nombres, cosa que ahora no sucede, 
aunque haya cantantes estupendos, qué duda cabe, pero los nombres más destacados, las estrellas, 
no van a cantar a la Arena. Recuerdo el año que canté Turandot y Don Carlo, en el 69, 
con Nilsson y Caballé respectivamente. Y estaban allí Cappuccilli, Cossotto… Al año siguiente, en el 70,
 hice Manon Lescaut mientras Corelli cantaba Carmen y Bergonzi hacía Traviata. Y estaban allí la Scotto,
la Olivero… Eso ya no ha vuelto a ser así en la Arena. Y yo quería también conseguir eso con mi incursión 
como director artístico de la Arena.
¿Y se sigue planteando cantar el Holandés en otras circunstancias?
   Realmente no lo se, es una parte muy particular y no está ahora mismo entre mis preferencias. Lo que 
sí he pensado en cantar, y cada día me late más porque tiene un paralelismo musical y vocal 
con Parsifal, es el Amfortas.
Creo que dijo que no a dos proyectos importantes, un Peter Grimes que le ofreció Mortier 
y un Don Giovanni que le propuso Karajan.
   Sí, así es. La primera vez que se transmitió una opera desde el Metroplitan a Europa fue laManon Lescaut 
que hice con la Scotto. En el entreacto hubo una entrevista y hablando, hablando en un momento dije que
 me gustaría algún día cantar el Don Giovanni. Pero cuando decía “algún día” yo pensaba en mucho tiempo 
después. Y a la mañana siguiente tenía sobre la mesa una invitación de Karajan para cantar el papel. Y por 
segunda vez en mi carrera tuve un desencuentro con él porque le dije que no podía ser. Tuvimos un 
primer desajuste cuando debuté hace cuarenta años en Salzburgo. Hicimos el Don Carlo y me invitó para
 hacerlo de nuevo al año siguiente, para seis funciones. Yo tenía ya firmados unos contratos en Japón y le dije 
que sólo podía hacer las cuatro primeras. No lo entendió, dijo que las seis o ninguna y aunque no fue fácil 
yo hice como antes le decía, respeté lo que tenía firmado. En ese momento fue José [Carreras] el que 
debutó en Salzburgo. Seguro que a José le hubiera gustado hacer las dos últimas funciones mientras yo hacía
 las cuatro primeras, pero Karajan no quería eso. Y con respecto al Peter Grimes, lo cierto es que me lo pensé 
mucho. Y de veras que la crueldad del personaje es algo que yo no sentía que fuese capaz de representar
. Lo llegue a tener firmado en Viena pero me eché para atrás, el personaje no iba conmigo.
¿Ha conocido el fracaso?
   (Piensa concentrado unos instantes y responde decidido y firme) No, el fracaso no. He tenido críticas 
negativas, y es lógico tenerlas, pero fracaso no.
¿Y decepción?
   Sí, decepción sí, porque soy muy exigente conmigo mismo y hay momentos en los que no he quedado
 plenamente contento. Pero también le digo que eso pasa, y pasa rápido. Lo contrario sería muy ególatra
 por mi parte. No puedo hacerlo todo bien en todo momento. No es posible. Cuesta asumirlo, pero uno
 debe saber que en ocasiones se equivoca o no está en disposición de quedar tan satisfecho como
 querría. Son decepciones puntuales, de las que se aprende, pero el fracaso no, no lo he conocido. Recuerdo,
 eso sí, una anécdota. Estaba yo haciendo la antología de la zarzuela con José Tamayo. Teníamos un concierto
 en un gran escenario en Dinamarca, para cinco o seis mil personas. Hicimos el ensayo y el sonido no llegaba
, y cuando representamos el espectáculo hubo abucheos y protestas, pero por las condiciones 
acústicas, no por el espectáculo como tal.
En sus años como tenor le criticaban por lo que le podían costar en algunos momentos las notas 
agudas y ahora le critican porque cantando de barítono suena a tenor.
   (Risas). Es cierto, pero yo creo que siempre exageraron. Cuando dicen eso de mis agudos… que oigan, que 
oigan las grabaciones. Ahí están, en estudio y en directo. Yo nunca tuve facilidad para el Do. Pero 
encontrarán y no pocos Si naturales, inclusive el Do… Yo vendía todo lo que tenía, palabra por palabra, 
frase por frase. Yo nunca entendí que una nota aguda fuese lo más importante de mi entrega, en la que 
había mucho más. Se exageraba entonces con eso y se exagera ahora con mi dedicación como barítono. Yo no 
voy” de barítono; soy un tenor que canta papeles de barítono en una etapa muy concreta de mi trayectoria. Y 
lo hago con una voz que ha ganado oscuridad con OtelloParsifal y Valquiria. Y es curioso porque mi 
voz suena más baritonal en la parte grave que en el centro, porque el centro es lo que más he usado 
como tenor. Entonces si estoy más descansado puedo sacar más un sonido y un color de barítono, pero si estoy 
cansado la voz busca auxilio en su lugar natural y suena más a tenor, desde luego. Yo me oigo y me digo: “tenor” 
(risas). Soy tenor y a mucha honra. Y el público lo sabe y viene a escucharme con ese planteamiento de partida.
Compartió los años de Corelli, Bergonzi y compañía, y ahora comparte los años de Kaufmann o Kunde.
 Desde su punto de vista, y como tenor, ¿son parangonables los tenores de ayer y de hoy?
   Desde mi punto de vista, y sin la menor duda, Jonas Kaufmann es un grandísimo tenor y lo hubiera sido
igualmente en aquellos años, en cualquier generación. Es extraordinario y uno de los tenores más completos 
que han surgido. Y me hace especial ilusión comprobar que está de algún modo siguiendo un poco mi 
camino. Me entusiasma su forma de cantar, es muy musical y extremadamente correcto con la partitura. Y
 Kunde es un fenómeno verdaderamente sorprendente. Recuerdo haberle escuchado Puritani y no he tenido 
aún ocasión de escucharle en su nueva etapa, pero todas las referencias que me llegan son extraordinarias y
lo celebro. Creo que nadie había cantado antes que él los dos Otellos en una misma temporada, algo digno
de aplaudir. Yo tengo gran admiración por los cantantes y colegas que hacen una gran trayectoria, y si 
son tenores todavía más. Nada me ilusiona más que escuchar un gran tenor.
Se cumplen veinticinco años del mítico concierto con Pavarotti y Carreras en Caracalla. ¿Qué recuerdo
 guarda de entonces?
   Fue algo extraordinario. En primer lugar porque supuso darle la bienvenida de nuevo a los escenarios a José
[Carreras] que venía afortunadamente de superar su enfermedad. Y por otro lado, fue un concierto con unas
 dimensiones inéditas, que inauguró un mercado nuevo para la ópera, sin lugar a dudas. Déjeme decirle 
por cierto una cosa en este punto: el cantante de ópera está mal pagado. Tres semanas de ensayos, más tres 
semanas con funciones, y tiene que mantenerse todo ese tiempo con lo que gana en esas cuatro o cinco 
funciones. Yo he sido muy afortunado porque he podido hacer conciertos de otra dimensión económica, más 
allá de las funciones de teatro. Pero un cantante de ópera que se retira con cincuenta o sesenta años
 es difícil que pueda vivir el resto de su vida de lo que ha ganado. La ópera es el arte más difícil del mundo 
y es injusto que un artista pop pueda vivir toda su vida con las ventas de un sólo disco exitoso.
Autor:Alejandro Martínez

viernes, 10 de julio de 2015



BUENAS VOCES PARA CELEBRAR LA AMISTAD

Centro Cultural Kirchner: Concierto integrante de las Jornadas Culturales de Rusia en Argentina: Gala de Estrellas de la Opera Rusa, con la participación de la Orquesta Sinfónica Nacional de Argentina,  dirigida por Alim Shakhmametiev. Interpretes: Oxana Shilova (Soprano), Olesya Petrova (Mezzosoprano), Dimitri Voropaev (Tenor), Vasily Ladyuk (Barítono). Programa Integrado por obras y/o fragmentos de Tchalkovsky, Rimsky-Korsakov, Dvorak, Rossini, Saint-Saëns, Verdi, Bizet, Lehar, Falvo, Puccini, Bixio, Lara, Cannio y Sorozábal. Sala “Ballena Azul”,  30 de Junio de 2015.



  En el marco de los convenios entre la Federación Rusa y la República Argentina, generados durante la visita oficial que la Presidenta de la Nación efectuara a su Par Ruso en Abril pasado, tuvieron lugar en Ntro. País las Jornadas Culturales de Rusia en Argentina, como contrapartida de las que en forma inversa   se llevaran a cabo en Mayo último, en la que varios artistas de raigambre popular en Ntro. Medio, se presentaron en la Federación.  Aquí, en lo que a música se refiere, una delegación encabezada por el Director de Orquesta Alim Shakhmametiev, regente artístico de la Orquesta Sinfónica y de Opera del Conservatorio Rimsky-Korsakov de San Petesburgo, y también titular de la Filarmónica de Novosibirsk (Ciudad que hace un par de décadas atrás enviara aquí a su Ballet, que bailara en el Luna Park “Espartáco” de Khatchaturian-Grigorovich con Maximiliano Guerra en el protagónico), se presentó en la “Ballena Azul”, oportunidad que sirvió también para resaltar los vínculos muy fuertes entre ambas naciones, como con especial énfasis lo destacaron tanto la funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores Argentino al dar la bienvenida a los artistas , como el carismático Embajador Ruso, quién haciendo gala de muy buen y fino humor, manifestó “que la concurrencia ya había ganado por partida doble, porque la Selección Nacional de Fútbol (quien en esos instantes goleaba a su similar Paraguaya), ganaba y volvía a jugar, pero esta presentación era por única vez y esa era la otra ganancia”, metiéndose a Esta en el bolsillo.

  El Director de Orquesta se reservó para sí los momentos de apertura de cada parte del espectáculo, con una buena lectura de la Polonesa que inicia el Cuarto acto de “Eugene Onieguin” de Tchaickovsky en la primera,  y la Obertura de “Carmen”,  en la segunda, la que fue expuesta en una vibrante versión. Cuatro cantantes integraron el resto de la delegación, de los cuales, las voces femeninas se formaron en el Conservatorio de San Petersburgo, el Tenor en la Academia Coral de la misma ciudad y, en cambio, el Barítono en la Academia Rusa de Arte y en una Institución privada (paradojas de la “Perestroika”). De los cuatro, las voces mas graves fueron las rotundas triunfadoras de la velada. La Mezzosoprano Olesya Petrova, que inició su labor con una correcta interpretación de la tercera canción de Lel de la Opera “La Doncella de Nieve” de Rimsky-Korsakov, para ir creciendo y afianzándose con el correr de la gala con “Mon Coeur souvre la voix” de “Sansón y Dalila”, mostrar gracia, seducción y desenvolvimiento en la “Habanera” de “Carmen” y culminar con absoluto desparpajo en una monumental versión de “Granada”, el clásico de Agustín Lara, exhibiendo condiciones vocales sólidas, graves increíbles y un centro magnífico. El Barítono Vasily Ladyuk, también hizo gala de una voz grave que corrió por todo el auditorio, iniciando la faena con el aria del Príncipe Yeletsky de “La Dama de Pique”, florearse con el “Largo al Factotum” de “El Barbero de Sevilla”, en donde literalmente “hizo lo que quiso con su voz”, hasta cantar de espaldas al público, mirando a la orquesta, uno de los “Figaro….”, con imponente fiato. Pero en la segunda parte , a mi entender, erró el repertorio,  desperdiciando su participación con “Dicitincello vuje”, y haciéndose cargo de entonar el “No puede ser” de “La Tabernera del Puerto”,  en una discutible versión bajada de tono,  a la que ni el mismísimo Plácido Domingo se le atrevería. Si bien lo hizo con corrección y salió airoso en ambas ocasiones,  teniendo en cuenta las cualidades que le apreciáramos en la primera parte, fue una verdadera pena que haya incursionado (o lo hayan hecho incursionar) en piezas reservadas para la cuerda tenoril. Ambas voces ya son dueñas de interesantes antecedentes, incluyendo ambos el paso por los elencos del mismísimo “Met” neoyorkino, y lo demostraron con creces entre Ntros.
  Los otros dos cantantes fueron, la Soprano Oxana Shilova, de singular belleza física, buena voz, aunque con emisión mucho mas chica, quién ha hecho presentaciones junto a Larisa Gergieva, en circuitos Europeos y Norteamericanos (evidentemente segunda y tercera líneas). Comenzó con una correcta interpretación de la “Canción a la Luna” de “Russalka”, el “Bolero” de “I Vespri Siciliani”, debió ayudar al tenor a completar el Aria de Sou-Chong de “El País de las Sonrisas”, un buen “O Mio Babbino Caro” y cerrar junto a su compañero tenor con el inefable “Brindis” de “La Traviata” copas en mano (¿cuando no?). El Tenor Dimitry Voropaev, miembro de los elencos de Mariinsky (a propósito, ¿cómo serán las voces que vendrán para “El Angel de Fuego” de Prokofieff, correspondientes al convenio Colón –Mariinsky, suscripto por Gergiev y García Caffi?) fue la voz mas discreta de la noche. Arrancó con una buena interpretación de “Kuda-Kuda” de “Eugene Onieguin”, para luego irse desdibujando en cada una de sus participaciones, lo ya dicho en el Aria de Sou-Chong, donde la Soprano acudió en auxilio suyo para poderla terminar en digna forma, alternándose ambos los fragmentos,   y  luego abordar canciones como “Parlami d’Amore” y “O surdato ‘nnamurato”, de discutible inclusión, amén del señalado “Brindis” Traviatero.
  Debo destacar, ante todo, que en todo momento, la acústica de la “Ballena Azul” permitió apreciar las cualidades canoras de los interpretes. Las voces corren, la Orquesta en ningún momento tapa y, al contrario, entonces se desnudan los defectos, como el caso  del Tenor, fundamentalmente. El resumen de la actuación de las voces es que las graves corresponden a interpretes que están para una muy buena segunda línea. En cambio las agudas no pasan de “cabotaje” en teatros de menor rango y valía, lo que en cierto modo le puede caber al Director de Orquesta, mas allá de su buen trabajo y su absoluta simpatía.


   Los presentes fueron correspondidos tras los sostenidos aplausos con una versión entre las cuatro voces de “Funiculí-Funiculá”, en donde hasta el Director de Orquesta bailoteó en el podio, en un final a plena alegría, como corresponde en estas ocasiones. Tal vez se extrañaron canciones Rusas, pero la presencia de cantantes de ese repertorio el día 3 de Julio en la cúpula del Centro Cultural, quizás haya movido a que los líricos no lo hiciéran.

Y ENCIMA CANTAN

Mozarteum Argentino: Actuación de la Budapest Festival Orchestra, Director: Ivan Fischer. Solista: Miah Persson (Soprano). Programa: Bela Bartok: Magyar Képek (Bocetos Húngaros), Sz. 97, 88, 103. Richard Strauss: Vier Letzte Lieder (Las Cuatro Ultimas Canciones), Gustav Mahler: Sinfonía Nº 4 en Sol mayor. Teatro Colon, 27 de Junio de 2015.



  Una vez mas la Budapest Festival Orchestra junto a Ivan Fischer, su titular y fundador, regresaron a Buenos Aires merced a los oficios del Mozarteum Argentino, quien los presentó en la sala del Colón. Siempre que este grupo llega a Ntros., la expectativa está centrada en cual será la obra poco frecuentada que el Director Magyar abordará en el concierto. Y en esta noche, los músicos tenían en sus atriles los “Bocetos Húngaros” de Bela Bartok, correspondientes a los números de catálogo 97, 88 y 103, que abarcan cinco momentos: La descriptiva “Atardecer en el Pueblo”, la simpática “Danza del Oso”,  la introspectiva “Mediodía”, el electrizante momento “Ligeramente Achispado” y el atractivo cierre con la “Danza de Urog”. Fischer marcó con precisión y estableció el clima de cada uno de los tiempos mencionados, siendo convincente su interpretación. La tersura de las cuerdas, la belleza de los vientos y el muy buen sonido del metal, convergieron para que se lograra un efecto muy cálido, por lo que la versión fue muy bienvenida, siendo éste el primer momento de interés de la velada.

  El otro punto de interés consistió en la presentación de la Soprano Sueca Miah Persson, abordando tanto “Las Cuatro Ultimas canciones” de Richard Strauss, como la parte vocal que cierra la Sinfonía Nº 4 de Mahler. Persson es portadora de un  bellísimo timbre vocal, su línea de canto es muy estilizada, la emisión es chica. Su  trabajo encajó en el enfoque que Fischer le brindó a la obra, que fue camarístico, con planos de mucha intimidad, tanto, que a mi entender se excedió en ese aspecto, haciendo que la versión careciera del brillo y la imponencia que son habituales al abordarse esta obra, perdiéndose por ello muchos detalles que suelen descubrirse en cada versión, la que por momentos cayó directamente en la monotonía.
  Todo lo contrario sobrevino en la segunda parte, en donde los interpretes se florearon con una de las mas espectaculares versiones de la cuarta de Mahler que Este cronista haya escuchado en vivo. Aquí sí  el enfoque mostró toda la riqueza de la descripción de la naturaleza, la campiña, la rústica vida de sus habitantes. Haciendo lugar a una tendencia discutible en muchos Directores, Fischer colocó frente a sí al solista de corno de la Orquesta en el segundo movimiento, cerca también del atril de la Concertino, la que también tiene su momento al emplear un Violín preparado en los solos que le corresponden a ese tiempo. La belleza del timbre de las cuerdas y los vientos,  de fundamental preponderancia en este pasaje, hizo que pudiera percibirse toda la paleta de sonidos que la partitura posee. Y  luego de ello, desembocamos en el magnífico momento culminante de la noche, en donde Fischer tuvo la sabia decisión de interpretar en un todo los dos últimos movimientos, los que indudablemente tienen conexión entre sí. La Intensidad del “Poco Adagio”, la expresividad, el “canto” de la Orquesta, fueron supremos en todo sentido, alcanzando un clima extraordinario, en donde por primera vez en mucho tiempo “no voló ni una mosca”, cero toses, cero celulares, imposible alterar el ambiente, enlazándose con el último movimiento,  en el que Persson hizo su ingreso al escenario “en puntas de pie”, ya que Fischer también resolvió con acertadísimo criterio que no ingrese en el medio la obra, entre el tercer y el cuarto movimientos, lo que habría sacado de concentración al auditorio. La versión Persson del Lied “La Vida Celestial” que cierra la obra fue esa,  “Celestial”. Bellísimo canto, línea de expresividad impecable, bellísimas dicción y entonación, con un final en el que Fischer logró que los últimos compases se extingan lentamente casi como una “esfumatura”, obteniendo primero un silencio acentuado de la concurrencia, para luego estallar en una ensordecedora y justiciera ovación,  como premio a la categoría de la versión ofrecida.

  La sorpresa vino luego en donde los músicos se agruparon de pie y en semicírculo en torno al Director, partitura en mano cada uno de ellos, para formar un magnífico coro el que con esplendida afinación, abordó un Lied de Fanny Mendelsohn, que hizo poner de pie a los asistentes. No hizo falta nada mas, si encima…. ¡cantan!.


Donato Decina



PERSISTIR EN LO QUE SE SABE HACER MUY BIEN

Ensamble Lírico Orquestal: Concierto Sinfónico-Instrumental-Vocal-Coral con Obras de Wolfang Amadeus Mozart: Director: Gustavo Codina. Solistas: Mauricio Marcelli (Violín), Cecilia Layseca (Soprano), Lidice Robinson (Mezzosoprano), Mauro Di Bert (Tenor), Walter Schuarz (Bajo). Orquesta del Ensamble Lírico Orquestal. Coral Ensamble: Preparadores: Gustavo Codina-Cecilia Layseca. Programa: Concierto para Violín y Orquesta Nº 4 en Re Kv. 218, Requiem Kv. 626. Auditorio de Belgrano, 28 de junio de 2015.

  Cuando culminó la temporada 2014 con el “Requiem” de Verdi, Cecilia Layseca anunció al público la programación 2014, la que fue adjuntada con profusa folletería, y de la que diéramos cuenta en la crónica de esa presentación. Allí consignamos que Este Requiem “Mozartiano”, base de la programación de ésta fecha, sería conducido por Guillermo Becerra, el que ya había concertado para esta entidad una gala eslava al frente de la Agrupación Sinfónica de Morón y que contara con la participación del “Coral Ensamble”, en donde descollaron las versiones de “Finlandia” de Sibelius (en conocidísimo arreglo para Banda), las “Danzas Polovtsianas” de “El Principe Igor” de Borodín y la Obertura 1812 de Tchaicovsky en versión Banda con Coro, y que luego repetiría el suceso un año mas tarde con la Novena Sinfonía de Beethoven, en una buena versión. Ya el año pasado el Director Platense residente en Mar del Plata, debía volver a presentarse para la entidad abordando una selección de la Opera “Porgy and Bess” de Gershwin. Sin embargo, un cambio de programación motivó que la presentara Gustavo Codina en versión con Banda de Jazz, por cierto discutible, ya que no fue la versión original la que se empleó, pero se informó al público y a la prensa con no menos de dos meses de anticipación el cambio realizado. Al comenzar el concierto con el pequeño orgánico orquestal en el escenario para el  abordaje del Concierto para Violín y Orquesta Nº 4, apareció Gustavo Codina en el escenario para la presentación de la velada, apareció Mauricio Marcelli, el Concertino de la Orquesta y Solista de la obra y, como al pasar, Codina manifestó que por problemas personales en Mar del Plata, Becerra estaba en esa y que El se haría cargo del Concierto, como ya lo había hecho la semana anterior. Cuanto menos, debemos decir que la desprolijidad ha sido mayúscula, ya que teniendo en Natalia Rivara a una excelente encargada de prensa, debió emitirse urgentemente una comunicación advirtiendo del reemplazo que se produciría, independientemente de las causas que obedecieron al mismo por segunda vez en un año. No fue así,  y lamentablemente se notó en demasía con la versión ofrecida del Concierto Nº 4 de Mozart, ya que para esa circunstancia no había “Plan B” y  la interpretación pasó por innumerables momentos de zozobra. Es evidente que la buena y saludable intención de ampliar el repertorio de la entidad organizadora chocó con la realidad que significó la ausencia del Director originalmente comprometido en el podio, por lo que teniendo en cuenta las palabras que también viritiera Cecilia Layseca, en esta oportunidad en ocasión de la última función de “La Traviata” que abrió la presente temporada (y de la que también diera Yo cuenta en este Blog), el esfuerzo que esta entidad deberá centrar a futuro deberá dirigirse a lo que ellos verdaderamente saben hacer, como son los espectáculos Líricos y Sinfónico-Vocales-Corales, que han sido el suceso de sus programaciones y que tienen el “Plan B” que es el que Gustavo Codina, como preparador del Coral Ensamble, sabe a la perfección el repertorio que se aborda, y ante una deserción como en este caso, puede perfectamente dirigir el espectáculo con solvencia y categoría, como lo fue con el Requiem de esta tarde/noche. Para las obras con solistas instrumentales, deberá armarlo El desde el vamos y no tengo dudas que con su reconocida capacidad, saldrá airoso también en el acompañamiento de solistas instrumentales. Los “tempi” del Requiem fueron muy precisos, aunque sería saludable que no se produzcan “baches” tan largos, como los ocurridos en el transcurso de la “Sequentia”, entre tiempo y tiempo, que le quitaron algo de concentración al espectador para el seguimiento de la obra. El Coral Ensamble conoce al dedillo la obra y, una vez mas, dio muestras de su solvencia y ajuste. El Cuarteto vocal fue irreprochable, Mauro Di Bert posee buen esmalte vocal e hizo lo suyo con corrección, Walter Schuarz aportó su oficio y su categoría. Lidice Robison ofreció aplomo, buen decir, y se supera en cada presentación, y Cecilia Layseca fue “la voz” de la ya caída noche, supo cantar, expresar, tuvo dulce timbre y grato canto. Todos al inicio y al final, se ubicaron junto a los coreutas como uno mas de ellos, dándole mas realce al conjunto y demostrando que ese es el camino en el que se debe persistir.

Donato Decina 
ESCUCHENOS TODOS LOS SABADOS, A PARTIR DE LAS 20 HS POR RADIO CULTURA MUSICAL 104.9 Y POR www.culturamusical.com.ar.
ESCRIBANOS A operaclubradio@gmail.com