DESPEDIDA
El 31 de diciembre de 2016, será el último programa de OPERA CLUB,luego de 26 años en el aire y luego del fallecimiento de su creador, Roberto Blanco Villalba, el 30 de octubre pasado.
Con ello,y por voluntad de los herederos de Roberto,también llegará a su fin este Blog.
Los compañeros de equipo de Roberto,que continuamos con su legado por 2 meses,agradecemos a los lectores de todo el mundo y nos despedimos, prometiendo volvernos a encontrar próximamente en una nueva página web en la que seguiremos comentando todo lo relativo al mundo de la música.
viernes, 30 de diciembre de 2016
martes, 20 de diciembre de 2016
SOLISTA INMEJORABLE
+ DIRECTOR INMEJORABLE = MUSICA PARA LOS DIOSES
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: Director Invitado: Carl
St. Clair. Solista: Nelson Goerner (Piano). Programa: Leonard Bernstein:
“Slava” (Obertura Política). Piotr Illich Tchaickovsky: Concierto para Piano y
Orquesta en Si bemol menor, Op. 23. Dimitri Shostakovich: Sinfonía Nº 10 en Mi
menor, Op. 93. Teatro Colón: 15 de Diciembre de 2016.
Así como el
desorganizado futbol Ntro. de cada día tiene sus calendarios de disputa “Alla
Europea”, el Colón en general y la Filarmónica en particular parecieran correr
en idéntico sentido, sino no hay forma de entender como puede ser posible que
en pleno Diciembre, con un factor climático que preanuncia el que puede ser un
rígido verano (y a pesar de la refrigeración de sala), estén pendientes dos conciertos de abono de la
Filarmónica, con el último a ofrecerse a escasas cuarenta y ocho horas de la
Nochebuena. Jamás en mis treinta y tres años de permanente concurrencia a la
sala de la calle Libertad (y mas de uno de Uds. con mas años que Yo también) me
tocó presenciar un desaguisado semejante. Y revisando la programación del
próximo año, si bien la Orquesta tendrá mas conciertos y culminará alrededor de
Noviembre su temporada (lo que significa
una vuelta casi a lo normal), será el “Andrea Chenier” de Marcelo Alvarez el
que en pleno Diciembre culmine la actividad. Es cierto que para estas fechas
existía un “Ciclo de Primavera” menos formal. Entonces debemos volver a esas
fuentes y, como la programación próxima, navegar en el tema fechas hacia aguas
mas calmas.
Mas allá del anterior
comentario, quienes asistimos a esta velada hemos tenido el privilegio de
escuchar la mejor versión que un pianista argentino haya ofrecido del Nº 1 de
Tchaickovsky y a Nelson Goerner le ha cabido semejante honor. Versión intensa,
plena de lirismo, toque prolijo, llena de sutilezas y energía perfectamente
administrada sin abuso alguno del pedal.
Compenetración total con la obra y espectacular diálogo con la orquesta.
También es responsable de ello Carl St. Clair, conductor Norteamericano
discípulo de Leonard Bernstein, titular de la Sinfónica del Pacífico en su país
y de la Sinfónica Nacional de Costa Rica, quien además ostenta una interesante
foja de servicios en su país y Europa, dueño de una muy pulida técnica
interpretativa que logró de la Filarmónica un superlativo rendimiento. La atención de la sala fue única, con un
pulcro silencio que logró hacer callar hasta a los impertinentes celulares. Y
el estallido de júbilo que hubo al final de la obra fue disparador de un bis
para la mas exquisita “cosecha Goerner”: un Nocturno de Chopin en el que creó
una atmósfera maravillosa, plena de apasionamiento, canto y belleza tímbrica.
En cuanto al
Director, ya desde el mismo comienzo impresionó de buena forma al abordar
“Slava” de Leonard Bernstein. Tempi justo, versión “chispeante”, animada y
plena de color. Al explicar a posteriori el formato del programa y las
particularidades de la Décima de Shostakovich, nos explicaba su relación con el
gran compositor y Director de Orquesta Norteamericano, la amistad de este
último con “Slava” Rostropovich (de hecho el título de la obra de Bernstein
lleva el sobrenombre del genial violoncelista ruso [desertor de su país] y fue
compuesta para celebrar la llegada del interprete a Washington para hacerse
cargo de la Sinfónica Nacional de esa ciudad) y la de “Slava” con Dimitri
Shostakovich (bien conocida por todos Ntros.), y por ello la inclusión de la
Decima en el programa.
La versión que
escuche en el Colón, se inscribe dentro de las tres mejores que uno haya
escuchado, aclarando que no tuve la fortuna de estar presente en la de Yuri
Temirkanov con la Filarmónica de San Petersburgo para el Mozarteum en el Colón,
que al decir de todos fue la mas perfecta. Entonces la ubicamos junto a la de
Stanislaw Skrowaczewsky y la Halle de Manchester, y a la primera versión de Pedro Ignacio
Calderón con la Sinfónica Nacional en el Auditorio de Belgrano en el año 2005
(cuando por ese entonces en un reportaje concedido a este cronista le
manifestaba que ese era el tiempo en que debía abordar este repertorio). Tuvo pasión, intensidad, fuerza, tensión
dramática en una progresión que dejó al auditorio sin aliento. Para ello contó con
la inestimable colaboración del Clarinetista Jorge Caldelari quien ofició de
traductor al público y sin dejar de manifestar que el celebre tema que lleva en
cada nota cada inicial del nombre de Shostakovich en idioma alemán sería
interpretado por el solista Fernando Chiappero, con lo que logró además ganarse
el favor de la agrupación toda que respondió de manera formidable y se ganó la
merecida ovación de la concurrencia.
Para la próxima
semana esta anunciada la presentación de Leonid Grín como Director Invitado. Bienvenido.
Tanto El, como St. Clair, como Roberto Minczuk (Que el día anterior guiará a la
Estable, a pedido de la misma), son Maestros que deberán ser convocados con
mayor frecuencia para ayudar al que el Trabajo de Enrique Arturo Diemecke sea
perfeccionado aún mas.
Donato Fabián Decina
miércoles, 14 de diciembre de 2016
UNA GRIETA QUE
TARDARA MUCHO TIEMPO EN CERRARSE
Teatro Colón, temporada 2016: “Porgy and Bess”, Opera en tres
actos, música de George Gershwin con libro de
Dubose y Dorothy Heyward e Ira Gershwin. Interpretes: Xolela Sixaba
(Porgy), Nonhlanhla Yende (Bess), Mandisinde Mbuyazwe (Crown), Lukhanyo Moyake
(Sportin’Life), Siphamandla Yakupa (Clara), Goitsemang Lehobye (Serena) Miranda
Tini (María), Mthunzi Mbombela (Robbins), Mandla Mndebele (Sepulturero), Owen
Metsileng (Jake), Lindile Kula, Jr. (Jim), Lusindiso Dubula (Mingo), Andile
Tshoni (Peter), Bukelwa Velem (Lilly), Noluvuyiso Mpofu (Vendedora de
Frutillas), Nkululeko Masuku (Vendedor de Cangrejos), Nkosana Sitimela
(Frazier), Thando Mjandana (Nelson), Brian Notcutt (Archdale y Coronel), Gideon
Lombard (Detective), Niel Roux-Roy Hunter (Policías), Luthando Tsodo-Shaun Oelf
(Bailarines), Renaldo Wales (Trompetísta), Enzo Daniel Viviani-Guadalupe
Fustinoni (Hijos de Serena). Coro de la Opera de Ciudad del Cabo, Director:
Marvin Kernell. Orquesta Estable del Teatro Colón. Escenografía y Vestuario:
Michael Mitchell. Iluminación y Dirección Técnica: Kobus Rossouw, Coreografía:
Sibonakaliso Ndaba. Dirección de Orquesta: Tim Murray, Dirección Escénica:
Christine Crouse. Función del 06 de Diciembre de 2016.
A dos décadas de producirse su estreno en la
recordada producción de la Opera de Virginia, “Porgy and Bess” retornó al
escenario del Colón como cierre de la presente temporada lírica y esta vez con
otra producción igualmente foránea, en este caso de la opera de Ciudad del Cabo
(Sudáfrica), la que lleva la firma de Christine
Crouse, quien se desempeño también hasta hace dos años atrás como
Directora Artística de esa casa.
Si bien en las
acciones se denota un innegable respeto por la esencia de la obra, la
ambientación, tal como reza en el programa de mano, transcurre en los años del
“Apartheid” Sudafricano en los tiempos en que Don Nelson Mandela sufría la
cárcel. Quizás sin proponérselo, Darío
Lopérfido no alcanzaba a dimensionar el tipo de puesta que traía al escenario
del Colón, mas aún, si tenemos en cuenta que parte de la gente que ha venido
aquí para este espectáculo estuvo entre Ntros. para el F.I.B.A. del año pasado
en aquella memorable adaptación del Macbeth Verdiano ( el que también
transcurría por esas latitudes con un final de “mas de lo mismo”) , casi al
igual que en la puesta de este año de Marcelo Lombardero, solo que en la Ntra. la
partitura se respetó tal cuál y en la Africana se repetía dramáticamente el
cierre con “Patria Opressa”. Este año en la época actual, cuestionado como está
en el tema Derechos Humanos, con el recordado conato producido en el
espectáculo fuera de abono del doble programa Dallapiccola, en donde la puesta
abordaba esa temática y en donde enmascarados protestaron en su contra a la
salida de la función del Día Domingo por la tarde , previo arrojar minutos
antes volantes en el mismo sentido
dentro de la sala con la misma en penumbras (hubiese sido saludable que lo
hicieran a cara limpia e identificándose, es inadmisible que en plena
democracia se proteste de esa manera), esta puesta trae a la luz el tema de las
grietas, ya que si Ntros. a treinta y tres años de recuperada la Democracia,
seguimos en la disyuntiva de los desaparecidos y no lo hemos superado hasta el
presente, con mas razón Sudáfrica que ha padecido odio racial, se expresa de
esta manera en un espectáculo como este, con una puesta a lo “Broadway” que
recuerda por momentos a “West Side Story” (las escenas del accionar policial
por ejemplo), aprovechando la versatilidad de los interpretes que cantan,
bailan y se mueven como peces en el agua en la actuación, aún cuando la
historia haya corrido el riesgo de verse desnaturalizada. El debate seguirá por
supuesto vigente y seguramente escucharemos todas las voces. De todos modos y
mas allá del resultado artístico final, sería bueno que comencemos a encontrar
instancias superadoras y una mayor
creatividad artística a la hora de encomendar los títulos a representarse. Para
mi gusto, me quedo con la anterior de la Opera de Virginia, fiel al original y
a la música de Gershwin, que en esa era definitivamente la protagonista
principal. Mas allá de todo lo por mi expuesto, el nivel de realización
escénica fue sobria y expuesta con inteligencia, los estereotipos de los personajes
fueron respetados escrupulosamente y de allí surgieron las mejores actuaciones.
Es así que los puntales fundamentales de la función fueron Mandisinde Mbuyazwe
como el recio Crown quien desata parte de la siniestra trama y Lukhanyo Moyake
como el siniestro Sportin’Life, ambos totalmente compenetrados con sus
personajes, en el actuar y en el cantar. Otro tanto ocurre con Miranda Tini en
el rol de María, la dueña de la tienda. Siphamandia Yakupa como Clara, tuvo una
correcta actuación, aún cuando en la célebre “Summertime” llegó con lo justo a
las notas mas agudas y otro tanto le cabe a Goitsemang Lehobye en el rol de
Serena, con las mismas características interpretativas de su otra colega. En
cuanto a la pareja protagónica, Nonhlanhla Yende como Bess tiene una su favor una figura ideal para el
papel, correcta entonación y buena dicción en las zonas graves y medias pero
algunas muy tirantes en el pasaje agudo. De la misma forma que Xolela Sixaba
como Porgy con imponente presencia y voz cavernosa casi como un Yanqui mas pero
al que también la zona aguda lo lleva a un timbre desparejo. Ambos muy buenos
actores con solidas composiciones. El
resto de los roles co-primarios fueron asignados a muy buenos elementos, los
que se movieron con total dominio de la escena y un meritorio desempeño de Enzo
Daniel Viviani y Guadalupe Fustinoni como los hijos de Serena y Robbins con
simpático desempeño actoral. El Coro, preparado por Marvin Kernelle tuvo un
destacadísimo desempeño en las escenas de conjunto. Cantaron, bailaron y
desplegaron su arte por todo el escenario marcando uno de los logros de este
trabajo. Y Ntra. Estable redondeo en esta prestación un año de muy buenos
desempeños, con puntos notorios en “Die Soldaten”, “Beatrix Cenci”, “Macbeth”,
la “Sinfonía de los Mil” y esta buena perfomance, aún cuando la lectura de Tim
Murray haya sido mas bien narrativa que descriptiva y por tanto adoleció de
mayor profundidad.
Se cerro de modo
correcto una controvertida temporada. A la Luz de lo anunciado, nos
dirigiríamos a aguas mas calmas. El Publico lo está pidiendo así (al menos en
las opiniones que Sábado a Sábado recogemos en el programa radial) y es hora de
que se lo escuche.
Donato
Decina
sábado, 10 de diciembre de 2016
UN TALLER QUE CRECE
AÑO TRAS AÑO
Taller de Integración Operística del Instituto Superior de
Arte del Teatro Colón de Buenos Aires: “Trouble In Tahiti” (Problema en
Tahiti), Opera en un acto y siete escenas, Libreto y Música de Leonard
Bernstein (1917-1990). Interpretes: Vanesa Aguado Benítez (Dinah), Hernán Vuga
(Sam), Milagros Burga (Muchacha), German Polón (Muchacho I), Rodrigo Villani
(Muchacho II), Milagros Andaluz, Francisco Cruzans, Edgar Ocampo Orozco
(Actores). Orquesta Integrada por Alumnos, Docentes, Colaboradores y Ex
Docentes de la Academia Orquestal del Instituto Superior de Arte del Teatro
Colón, dirigida por Emmanuel Siffert. Diseño Escenográfico: Josefina
Nigro-Romina Stein. Vestuario: Luciano Parente Ormachea, Iluminación: Sebastián
Evangelísta, Diseño Audiovisual: Luciano Moreno, Diseño Gráfico: Elio Osés,
Director Técnico del Circuito Audiovisual de Televisión: Mariano Asseff,
Caracterizadora en Escena: Florencia Saraceni, Vestuarista en Escena: Ana Paula
Fernández, Stage Manager en Escena: Aldana Gerez Gigena, Composición
Coreográfica: Rodrigo Villani, Dirección Escénica: Romina Almirón. Teatro 25 de
Mayo, función del 04/12/16.
Una de las
iniciativas mas interesantes que año tras año desarrolla el Instituto Superior
de Arte del Teatro Colón (y que mas crecimiento demuestra), es el Taller de
Integración Operística, el que en cada muestra se va superando. Luego de la
interesante Perfomance del año pasado con el doble programa dedicado a Gian
Carlo Menotti, que integraron “El Teléfono” y “Amahl y los Visitantes de la
Noche”, llega la muestra de Este año con
un reto muy interesante: “Trouble In
Tahiti” (Problemas en Tahiti) de Leonard Bernstein, una obra de 1951, que aún
mantiene su vigencia. Podrán pasar de moda los ritmos o las formas de
composición, lo que no pasa de moda es la temática. Una pareja integrada por
dos seres que piensan de manera individual y no en la pareja y menos en el hijo
de ambos. Un ejecutivo triunfador que no
es feliz, una mujer que se siente sola. Se mienten a si mismos, evitan ir al
grano y la verdad sobrevuela la casa pero nunca se la enfrenta. La acción puede
transcurrir en cualquier ciudad de Estados Unidos que tenga zonas
residenciales. La rutina indica, desayuno temprano, el viaje diario en tren para
ir a trabajar, el lance con la secretaria de turno, el partido de Handball por
sobre la actuación del hijo en una obra de teatro en el colegio, el almuerzo de
negocios. Para la mujer, el Psicólogo, el colegio del hijo, el encuentro con
las amigas, hasta que el hastío desata la tormenta y entonces un encuentro
fortuito entre los cónyuges revela que ninguno de los dos desea prolongar ese
momento y las excusas están a la orden del día. Una ida al cine en solitario
por parte de Ella para ver la comedia “Trouble in Tahiti”, da el pie para una
crítica ácida y feróz, casi como un anticipo de la que a posteriori se viera en
“West Side Story” (por caso la canción al jefe policial por parte de la
pandilla de Tom), a la idiosincrasia Norteamericana y su sistema y a los
espectáculos “pasatistas” como forma de evasión. Luego de evadir una vez mas e
ir al grano con los problemas, la iniciativa del hombre será llevar a su mujer
al cine para ver……”Trouble in Tahiti”, para resignación de la mujer.
Todo el trabajo fue
asignado a través de un riguroso concurso. Romina Almirón fue la ganadora de la
selección. Su visión fue magnífica. Ambientarla en un Set de T.V. blanco y
negro, en donde cámaras actuales se encontraban revestidas por armazones que
las transformaban en las legendarias cámaras de T.V. que tanto admirábamos
desde 1951 a 1980, las que llevaban la imagen a Ntros. venerados armatostes a
válvulas, representados por una pantalla de proyección . La acción forma parte
de un capítulo de la novela, en donde el pequeño coro hace las veces de Maestro
de Ceremonias. Es por ello, que en los momentos de interludio veremos a la Vestuarista, a la
Caracterizadora y al “Stage Manager” en escena, integrados al espectáculo. Dos
Paneles dan vida a dos diferentes ambientes: la Casa y la Oficina, recreados al
estilo de la época. Tres actores van haciendo las veces de Extras: Milagros
Andaluz como la secretaria y la asistente que con el cartel de aplausos,
solicitará los mismos al público, como si todos formáramos parte del set. Francisco
Cruzans será el Psicólogo que ingresará a la casa desde adentro de la heladera
en una acción desopilante y Edgar Ocampo Orozco en el rol de Linyera que mora
en el parque en el que se cruzarán los protagonistas con una actuación muda
fantástica. Josefina Nigro y Romina Stein desarrollaron con acierto la
ambientación, la que en el vestuario de Luciano Parente Ormachea encontró
realce. Una muy buena iluminación de Sebastián Evangelista también permitió que
pudiera visualizarse de manera adecuada el trabajo televisivo muy importante a
cargo de Mariano Asseff. Hubo momentos en los que también se recurrió a
proyecciones que mostraban el movimiento
de la época en las grandes ciudades, tal cual como ocurría en los programas
televisivos de ese entonces, las que
fueron elegidas con acierto por Luciano Moreno, cumplimentadas por la gráfica
de Elio Osés. Milagros Burga y Germán Polón hicieron el coro de escena, en
donde cantaron y bailaron de manera estupenda. Debió haber intervenido un
tercer cantante, el que por una indisposición no pudo hacerlo. Fue suplantado
en forma muda por Rodrigo Villani, coreógrafo del espectáculo, que lo hizo con
envidiable soltura para lograr que ese percance pasara desapercibido. Sus coreografías
fueron oportunas y plenas de “swing” correspondiendo a la música.
La pareja protagónica
mostró seguridad, solvencia y estupendo desempeño. Vanesa Aguado Benítez como
la atribulada esposa dio en el “Physique du Rol” ideal, mostrando una cuidada línea de canto,
muy buena emisión y buena dicción. Actuó de manera convincente. Hernán Vuga fue
un estupendo Sam mostrando todas las miserias que esta criatura musical exhibe.
Tuvo gratísimo timbre, muy buena emisión y excelente actuación.
Otro acierto lo
constituyó la convocatoria al Suizo Emmanuel Siffert para la concertación del
espectáculo al frente de músicos seleccionados entre los actuales alumnos de la
Academia Orquestal del Instituto, ex integrantes, docentes y colaboradores que
sonó amalgamada, muy bien balanceada, con plena comunicación con el palco
escénico. Tuvo “swing” y plena
consustanciación con la música de Bernstein, por lo cual su desempeño fue
laudatorio.
La intención es
mejorar año tras año la calidad de estos talleres. Hay planes ambiciosos para
el año próximo. Esperemos que tengan la debida continuidad.
Donato Decina
OTRO SI Y DIGO
Complemento de mi
comentario sobre la interpretación de la Sinfonía Nº 2 “Resurrección” de Gustav
Mahler por la Orquesta Sinfónica Juvenil “José de San Martín”.
La memoria tiene
nichos que a veces no se activan como es debido. Por eso y desde ya con el
debido pedido de disculpas por adelantado, quiero agregar a la reseña que
efectué en el comentario sobre las interpretaciones desde 1988 hasta el
presente de la Sinfonía “Resurrección” de Mahler, dos versiones mas que
involuntariamente no fueron detalladas por Mí y que cada cual tiene variantes
importantes, imposibles de omisión.
El hecho mas
importante entre Ntros. respecto a las interpretaciones de Esta Sinfonía tuvo
lugar en el año 2000, y fue la versión ofrecida por Javier Logioia Orbe al frente de la Estable del Argentino de la
Plata, su Coro Estable y las solistas María Bugallo y Cecilia Jakubowicz.
Fueron en total cuatro conciertos, el primero en la Facultad de Derecho de
Buenos Aires, el segundo en la Catedral de La Plata (el Argentino se hallaba
poniendo a punto su sala actual para su apertura definitiva, lo que ocurriría
unos meses después), luego en el Auditorium de Mar del Plata, el Municipal de
Bahía Blanca y el mas importante, en Sao Paulo (Brasil) en el auditorium de la
Sinfónica del Estado de Sao Paulo. Fue una interpretación muy emotiva, con
puntos sobresalientes y digna de ser llevada al Brasil.
La otra, la que Luís
Gorelik llevó a cabo en Salta al frente de la Sinfónica local, la que desde su
creación y a lo largo de las gestiones de todos sus titulares se caracterizó
por un compromiso de interpretación formidable. Dicha versión fue escuchada en
el Auditorio “Juan Carlos Davalos”, primitiva sede de la Orquesta hasta la
inauguración del actual auditorio.
Hecha la corrección y
pidiendo disculpas por el “lapsus”, ahora sí está completa la reseña de
versiones ofrecidas.
Donato Decina
viernes, 9 de diciembre de 2016
MUCHO MAS QUE UN
DIRECTOR, MUCHO MAS QUE UNA JOVEN ORQUESTA
Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil José de San Martín:
Director: Mario Benzecry. Asociación Coral “Lagun Onak”, Coro de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Director de Ambas Agrupaciones:
Miguel Angel Pesce. Solistas: Jaquelina Livieri (Soprano), Alejandra Malvino
(Mezzosoprano). Programa: Gustav Mahler: Sinfonía Nº 2 en Do menor
“Resurrección”. CCK-Sala Sinfónica, 04/12/16.
Desde que en 1965
(mas precisamente un 9 de Julio, en función de Gala presidida en el Colón por
Don Arturo Umberto Illia) Aristóbulo Carlos Paita estrenó esta partitura al
frente de la legendaria Orquesta Sinfónica de Radio Nacional (desaparecida poco
menos de un año después por la troglodita “Revolución Argentina”), debieron
pasar largos períodos para que alguien se acordara de desempolvar la partitura
y animarse a dirigirla. La historia dice entonces: Jacques Bodmer (recordado
Director Suízo) en 1972 al Frente de la Sinfónica Nacional (de la que por
entonces era su titular), Pedro Ignacio Calderón en 1978 al frente de la
Filarmónica de Buenos Aires en el Colón. Precisamente fue Pedro Ignacio
Calderón, quien logró que este inmenso trabajo de Mahler comenzara a ser
revalorado en su justa dimensión. Lo hizo en 1988, en ocasión de celebrarse los
ochenta años de la inauguración del Colón que hoy todos conocemos, en cinco
ocasiones, una de ellas la de honor, en
presencia de otro Presidente de la Nación
de cuño Radical, Don Raúl Ricardo Alfonsín. A partir de allí, es notable
la cantidad de veces que en forma vertiginosa comenzó su recorrido
interpretativo entre Ntros.: Zubin Mehta y la Filarmónica de Israel en 1992,
junto al Coro Estable del Colón preparado por Vittorio Sicuri y Faith Esham y
Nancy Maultsby como solistas. Una versión de Franz Paul Decker un año después
con la Filarmónica y el mismo Coro Estable en la fallida integral del
inolvidable conductor Alemán. Guido Guida se animó a hacerla en el Argentino
platense cuando aún Este tenía su sede provisoria en el Cine Teatro Rocha
(¿1994?), en el que acaso haya sido el punto de partida de su Orquesta Estable
para la interpretación de obras sinfónicas de gran envergadura. Nuevamente
Calderón, ahora con la Sinfónica Nacional en dos ocasiones 1999 (Auditorio de
Belgrano) y luego en 2008 (Facultad de Derecho [Esta última junto a las de
Mehta y la posterior de Diemecke, las tres mas imponentes por igual que este
cronista haya escuchado hasta el presente]). Francisco Rettig, para la
Asociación Wagneriana en el Colón con la Nacional y el Coro de la entidad Organizadora (1998). Luís
Gorelik en el Argentino (2009), al igual que Alejo Pérez (2012) y sin olvidar
de que Dante Anzolini estrenó allí en forma absoluta para la Argentina
“Totenfeier”, poema sinfónico de Mahler el que casi en su totalidad se
convirtió en el primer movimiento de Esta Sinfonía (2008). Lo dicho en cuanto a
Enrique Arturo Diemecke, dos ocasiones, 2010 (Filarmónica) y la imponente de
2015 en la por entonces recién inaugurada “Ballena Azul” (10 de julio de 2015,
un día después de cumplirse el quincuagésimo aniversario de su estreno entre
Ntros.), con los Cuerpos Estables de la Nación (Sinfónica-Polifónico) y dando a
conocer “Totenfeier” en el Colón por primera vez entre ambas versiones de la Segunda.
Lo mas reciente nos indica que Carlos Vieu la concertó Este año en el Argentino
y que David del Pino Klinge se ha animado a ofrecerla en Rosario, dentro de su
integral Mahler (al que cuando se concrete, le cabrá el altísimo honor de ser la primera plaza
del Interior de Ntro. País en la que se interprete el ciclo completo de
sinfonías del genial compositor Bohemio). Y por fin lo que faltaba después de
larguísimos años de lucha. Que una Sinfónica Juvenil Argentina la interprete.
Hace mas de 24 años que Mario Benzecry viene luchando y sosteniendo su proyecto
mas querido, la Sinfónica Juvenil “José de San Martín”, partiendo de la
base de la experiencia de José Antonio
Abreu en Venezuela y su “sistema”, haciéndolo en un principio con aportes privados y luego, en la
que tal vez haya sido uno de los méritos mas importantes de la pasada y
controvertida gestión nacional, nacionalizada, también gracias a la
intervención de Abreu, que como nadie vio el trabajo que su colega Argentino
realizaba. Siempre envidié sanamente el
que Orquestas Juveniles realizaran estas obras de gran magnitud en todo el
mundo, menos aquí. El que los jóvenes, no solo venezolanos (Que se foguearon no
solo con Abreu, Dudamel o Mateus, sino que lo hicieron también entre otros como
Mata, Sinópoli, Abbado y Rattle), también Europeos (Juvenil Mahler y Juvenil
Mozart con Abbado, la Filarmónica
Juvenil de Berlín con Johnatan Nott) y de Norteamérica (La juvenil de las
Américas con Carlos Miguel Prieto), hayan logrado ingresar a este repertorio
y hacerlo en un nivel que pone los pelos
de punta a mas de alguna Orquesta Profesional. Siempre desee que la Argentina
tuviera un organismo así. Cuando Benzecry inició su camino, la controvertida
gestión Maharbiz le cerraba las puertas por así decirlo al organismo que había
fogueado mas que ningún otro en el País a los Jóvenes Músicos: la Juvenil de
Radio Nacional, tantos años llevada adelante por el “Venerable” Don Ljerko
Spiller y que tuviera como último titular a Juan Carlos Zorzi. También por ese
entonces tuvo lugar la creación de la Orquesta Académica del Teatro Colón, pero
desde el vamos su impronta intentó ser siempre la que había dejado vacante la
Juvenil de Radio Nacional. Otro tanto vale para la Camerata Académica del
Argentino de La Plata. Hubo serios compromisos para intentar imponer estas
obras en este tipo de conjuntos. No
puedo olvidar a Carlos Calleja y su Orquesta Académica de Buenos Aires y a Alejo Pérez con la Orquesta Juvenil del
Bicentenario, ambos abordando la Primera Sinfonía “ El Titán”. Pero es Benzecry
el que con tesón y persistencia fue andando de a poco, y así, tuvimos en
progresión: La Primera, con la que celebró los veinte años del Conjunto. La
Quinta, con la cual los Organismos Musicales de la Nación se despedían después
de treinta y cuatro años del Auditorio de Belgrano, y que además sirviera en su
ensayo general para la prueba acústica de la “Ballena Azul”. Aquí se juntan los
caminos de la historia. La del recorrido de la partitura entre Ntros, y la del
recorrido de la Juvenil “José de San Martín”. Que nunca dejó de actuar en la
Facultad de Derecho (lugar físico de su nacimiento), pero que ya también desde
el segundo semestre del año pasado tiene como sede a la “Ballena” y hacia allí me dirigí, ávido de escucharla.
Mario Benzecry, con
ochenta gloriosos y juveniles años, sigue evolucionando cada día como
interprete. Su visión de la Segunda es absolutamente irreprochable. Hay unos
pocos Directores que trazan verdaderas líneas interpretativas. Algunos muy
personales: Zubin Mahta y el desaparecido Lorin Maazel se hallan aquí. En
cambio en esta obra hay dos tendencias (a las que podríamos denominar
habituales) que les han dado la forma para abordarla. Una es la de Leonard
Bernstein, en la que veo a Diemecke claramente enrolado y otra la de Georg
Solti, en la que Calderón y Benzecry se encuentran. Ambas formas de interpretación son absolutamente
válidas, ambas conmueven. Bernstein va hacia la profundidad de manera
progresiva, Solti lo hace de manera un poco mas dinámica, pero sin sacrificar
en modo alguno el fondo. Y esto es lo
que precisamente escuchamos en la “Ballena”. Tensión permanente, dinámica, canto orquestal, empaste perfecto, secciones
instrumentales con destacada actuación, Todo un trabajo de “Orfebrería” al que
Benzecry le extrajo el mejor producto, contagiando a los Jóvenes que se
prodigaron con entrega y entusiasmo. Por fortuna lo podemos escuchar, solo que
lamento que recién ahora el Maestro haya podido abordar este repertorio.
Otro tanto me cabe
decir para la formidable preparación y ajuste que Miguel Angel Pesce le brindó
a dos de las agrupaciones corales de las que es titular: El Legendario “Lagun
Onak” y el Coro de la Facultad de Derecho de la U.B.A., los que cantaron con
plena seguridad, e impecable afinación.
Y en las partes
solistas, Jaquelina Livieri ratificó en muy pocos días que en este repertorio
se mueve con solvencia, como lo hiciera en la Octava del Colón. Impecable
colocación de la Voz, correcta emisión y muy buen decir. Alejandra Malvino se
movió a sus anchas y una vez mas se ha hecho merecedora de mi mayor elogio,
fantástica de punta a punta.
Y seguiré bregando
por todo esto. Porque se pudo y porque se hará. La “San Martín” ya es mucho mas
que una Orquesta, porque su mentor es
mucho mas que un Director.
Donato Fabián Decina
sábado, 3 de diciembre de 2016
DIEZ AÑOS NO ES NADA
(PERO SON MUCHOS)
Actuación de “MusicaQuantica”, Voces de Cámara, Director:
Camilo Santostéfano. Programa: Obras de Vaughan Williams, Dallapiccola,
Pizetti, Monteverdi, Petrassi y la “Misa Brevis” de Zoltan Kodaly.
Participación: Tomás Alfaro (Organo). CCK, sala Sinfónica: 01 de Diciembre de
2016.
Diez años no es nada
(al decir de Le Pera, al que Gardel musicalizó para inmortalizar la frase),
pero sin embargo son muchos. Cuantiosos en crecimiento, en experiencia, en
enriquecimiento de un conjunto (aclaro que musical y espiritual, no de otra
clase en estos tiempos que corren). Y eso es lo que “MusicaQuantica”, las Voces
de Cámara a las que Camilo Santostéfano amalgama desde hace una década nos
propone y que para celebrarlo, se dieron cita (las actuales y algunas de las
que participaron en alguna etapa de Este camino) en la “Ballena Azul”, con un
concierto de extraordinaria factura.
Camilo Santostéfano
es un formidable músico que tiene la virtud de evolucionar y superarse a sí mismo
en cada emprendimiento que aborda. Este conjunto, obra toda suya, lleva su
impronta. Sorprende en la formulación de sus programas y aquí, el detalle: la
primera parte fue básicamente dedicada a una forma musical que toda formación
que se precie de ser de categoría aborda: “El Madrigal”. De ayer y de ahora.
Por eso la presencia de Dallapiccola, musicalizando dos poemas de Michelangelo
Buonaroti (Il Giovine), sobrino del inmortal creador, sobre las quejas de las
esposas y también los esposos. Simpáticas en su forma y vertidas con mucha
expresividad, soltura y delicadeza. Dos poemas musicalizados por Ildebrando
Pizetti (de tanta presencia en Ntro. programa radial a través de sus óperas):
“Il Giardino di Afrodite” y “Piena Sorgeva La Luna”, temas de Amor y de
Belleza, plenas en sutileza, demostrando riqueza interpretativa. Y llegamos al
pasado. Monteverdi, maestro del madrigal, en dos hermosísimas composiciones:
“Ecco mormorar l’Onde”, en una versión plena de frescura y “Zefiro torna e’i
Bel Tempo Rimena”, del que según el Director, dado que Monteverdi lo compone al
poco tiempo del fallecimiento de su esposa, leyendo su texto es lógico creer
que lo hizo a modo de maravillosa despedida. Y en el cierre, Goffredo Petrassi (Gran formador de músicos argentinos
en las décadas del sesenta y setenta en la Accademia Chigiana di Siena), nombre
fundamental de la vanguardia italiana en los cuarentas y cincuentas, con cinco
madrigales que conforman los “Nonsense Madrigals”, satíricos, mordaces,
divertidos que mostraron la actualidad del conjunto, el que comenzó su
actuación con “Silence and Music” de Ralph Vaughan Williams, de inocultable
sabor Inglés e ideal para abrir una actuación.
La segunda parte
mostró a la agrupación a la que se sumaron coreutas que a lo largo de estos
diez años formaron parte de Ella, para entonar todos juntos, sumados al órgano
(No el de sala sino uno mas chico) la “Misa Brevis” de Zoltan Kodaly, obra poco
frecuentada entre Nosotros y que en mi caso, mi única referencia ha sido la
grabación de Janos Ferencsic para el sello “Hungaroton” hace mas de treinta
años y que acompañaba a una maravillosa versión del “Te Deum de Budavar” del
mismo compositor. Obra de muchos detalles y matices, todos resaltados, voces
muy interesantes que conformaron el terceto solista (Mezzosoprano, Tenor y
bajo), todos ellos integrantes de la agrupación y un formidable trabajo de
Tomas Alfaro en el Organo al que le extrajo sonidos envidiables.
Actuaciones, giras,
programas siempre interesantes, resultados artísticos, todos debidos al
sostenido y magnífico trabajo de Camilo Santostéfano. Por muchísimos años mas y
que sean bien merecidos. Y por si fuera poco, un electrizante Britten a modo de
bis coronó la actuación.
Donato Decina
domingo, 27 de noviembre de 2016
UNA SALUDABLE
RENOVACION DEL REPERTORIO
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: Director: Wolfgang
Wengenroth. Programa: Gyorgy Ligeti: “Lontano”, Anton Webern: Cinco Piezas, Op.
10, Seis Piezas, Op. 6, Johann Sebastian Bach/Arreglo de Anton Webern: Fuga
(Ricercata) a Seis Voces de “Una Ofrenda Musical”, BWV 1079/5, Morton Feldman:
“Coptic Light”. Teatro Colón: 24 de Noviembre de 2016. (Abono Nº 13, Compartido
con “Colón Contemporáneo”).
Es una saludable
iniciativa el que uno de los conciertos del ciclo “Colón Contemporáneo” integre
además la programación de abono de la Filarmónica de Buenos Aires. Lo que a
esta altura no es nada normal, es que en pleno siglo veintiuno estas obras no
formen parte de los conciertos junto a las mas “clásicas”. Sabido es que la
orientación que Enrique Arturo Diemecke la ha impuesto al organismo, abarca
hasta las dos primeras décadas del siglo veinte. En cambio solo hasta ahora
tuvimos algunas grageas en las cuales tambien mostró capacidad de adaptación
(solo basta para el caso recordar la velada dedicada a Mauricio Kagel, con la
presencia de Este en la sala).Aquí tuvimos un programa dedicado a dos gigantes
contemporáneos. Gyorgy Ligeti (hace algunos años desaparecido) y Morton
Feldman, quien junto a Salvatore Sciarrino es hoy un faro, una referencia para
muchos creadores actuales de Ntro. Medio. Y en el centro del programa, dos
obras muy poco frecuentadas de Anton Webern y un arreglo de este basado en
Johann Sebastian Bach. Un riquísimo programa para oídos predispuestos.
Me detengo
primeramente en la frase anterior: “Oídos Predispuestos”. La conducta de un
gran sector de la concurrencia fue sencillamente atroz. Propia de una
intolerancia que hace imposible que quienes la llevan a cabo puedan siquiera
apreciar en algún sentido las obras que se ofrecieron. Toses groseras, ni
siquiera mitigando los sonidos que emiten pensando en los demás, ruidos,
celulares que no se apagan y que suenan en el medio de la interpretación. Todo
eso me lleva a pensar que quien hace eso y compra un abono no repara en la
programación. Va al concierto para no perder el valor de la entrada y se
manifiesta así en lugar de no concurrir o al menos retirarse de la sala si no
le gustan las obras al término de algunas de ellas. Lo rescatable en cambio es
la actitud de los interpretes, que año tras año abordan este repertorio. Si
tenemos en cuenta que no hace muchos años, hubo una controversia en torno a la
repentina deserción de los atriles de “Ritmica Ostinata” de Juan Carlos Paz
(Controvertida figura Nacional, si las hay), el avance que hoy en día han
manifestado es monumental.
Yendo de lleno al
programa, la apertura mostró la intensa música de Gyorgy Ligeti y su “Lontano”,
que fue objeto de una interpretación minuciosa, casi quirúrgica. Con
intervenciones solistas de excepción en todos los sectores de la Orquesta. Un
interesante contraste mostraron las dos obras de Anton Webern elegidas. Las
Cinco piezas del Op. 10 y las Seis Piezas del Op. 6, que nos permitieron
adentrarnos mas en el universo creador de este gran maestro Austríaco, del que solo nos han llegado muestras casi a
cuentagotas, una de Ellas, la célebre “Passacaglia”, su Op. 1, tuvo tan solo la
interpretación en Ntro. Medio hace unos años por Juan Pablo Izquierdo y la
Filarmónica, sin olvidar la de la Sinfónica de Viena con Roshdestvenski al
podio y la de Zubin Metha en su visita con la Filarmónica de Munich. Las
primeras son brevísimas, casi cortantes para un orgánico reducido y de
llamativa disposición, con órgano, celesta, arpa, percusión y unos pocos
vientos y cuerdas. Las segundas expresan desolación y duelo (había fallecido su
madre al momento de componerlas) y nos acercan al Webern mas conocido e intenso. Y el arreglo de Bach (del que también hace ya
un tiempo escucháramos uno similar de Gerardo Gandini para su inolvidable
“Sinfonietta”), interpretado en un “tempi” mas bien lento, casi pesante, muy
distinto que el que hoy hacen conjuntos revisionistas con instrumentos a la usanza de época, que deja al arreglo
Webern un tanto incomodo ante el enfoque actual.
Ya en la segunda
parte, afortunadamente con el masivo desbande por parte de los intolerantes,
disfrutamos a pleno de “Coptic Light” de Morton Feldman, compositor
Norteamericano, discípulo de Cage, el que a partir del efecto que provoca la
luminosidad de los tejidos arcanos del Museo del Louvre, esencialmente coptos,
dispara la idea de un tema que va sufriendo diferentes metamorfosis sin perder
de vista el inicio del mismo. Fue una maravillosa experiencia sonora, desde la
sensualidad de la melodía inicial y sus variantes posteriores, que provoca en
el oyente una atracción poco frecuente que llevó a la reacción final con una
justiciera ovación para los interpretes.
El Alemán Wolfgang
Wengenroth, joven Director, fue convocado para la realización de este
concierto. Demostró conocimiento, consustanciación con el repertorio y extrajo
al milímetro todos los detalles de cada obra, logrando con la Filarmónica un
formidable entendimiento para un extraordinario resultado. Bienvenida sea la
renovación y, por favor, no cerrarse ante lo nuevo, nos atrofia.
Donato Decina
sábado, 26 de noviembre de 2016
EN EL DIA DE LA
MUSICA, EL COLON BRILLO CON MAHLER
Teatro Colón: Cierre del Abono Verde 2016. Orquesta Estable
del Teatro Colón, Director: Enrique Arturo Diemecke. Coro Estable del Teatro
Colón: Director: Miguel Martínez. Coro Polifónico Nacional: Director: Darío
Marchese. Coro de Niños del Teatro Colón: Director: César Bustamante. Solistas:
Jaquelina Livieri (Soprano), Daniela Tabernig (Soprano), Paula Almerares (Soprano),
Alejandra Malvino (Mezzosoprano), Guadalupe Barrientos (Mezzosoprano), Enrique
Folger (Tenor), Alejandro Meerapfel (Barítono), Fernando Radó (Bajo). Programa:
Gustav Mahler: Sinfonía Nº 8 en Mi bemol mayor “De Los Mil”. Teatro Colón, 22
de Noviembre de 2016.
Pocas son las
ocasiones que en Ntro. Medio se pudo escuchar Esta “Mega Obra”. Hagamos
memoria: 1977, Filarmónica de Buenos Aires con Calderón en el Colón (para 6
conciertos). 1998 nuevamente con Calderón, ahora con la Sinfónica Nacional, El
Polifónico Nacional, El Polifónico de Córdoba, El “Delfino Quirici” de Río
Cuarto, El Nacional de Niños y el lamentablemente desaparecido Coro de la
Asociación Wagneriana de Buenos Aires, para el ciclo de Esta última en el Colón
por una sola ocasión. 2010, la gigantesca patriada de Alejo Pérez en La Plata
(3 ocasiones) y en el Luna Park (3 Ocasiones), con la Estable del Argentino y
su Coro (Casualmente con Miguel Martínez como preparador), el Polifónico
Nacional, El Coro de Niños del Argentino y, nuevamente también, el Nacional de Niños. Ahora el Turno de la
Estable del Colón, con los Coros Estable y de Niños de la Casa y, una vez mas, la convocatoria al Polifónico
Nacional. Esta vez le cupo a Enrique Arturo Diemecke la responsabilidad de
amalgamar fuerzas y concertar semejante página. Analicemos entonces lo
escuchado.
Es bueno que se le
haya confiado Este programa a Diemecke, el que con esta interpretación culmina
entre Nosotros la interpretación integral de las sinfonías de Mahler. Ambicioso
bocado que la mayoría de los Directores de Orquesta pretenden para sí.
Si miramos en
perspectiva Este trabajo del gran sinfonista Bohemio del Post-Romanticismo, nos
preguntamos el Porque lo denominó sinfonía. ¿Puede ser considerada cantata?,
no. ¿Oratorio?, menos, teniendo en cuenta que son dos fragmentos muy disímiles
entre sí para que se trate de eso y no hay por caso otra forma que reemplace a
la Sinfonía. En dos movimientos y prácticamente toda cantada.
Uno hubiese querido que la Filarmónica haya
sido quien la interpretara, teniendo en cuenta que el tándem
Diemecke-Filarmónica es una alianza a esta altura casi indestructible. Sin
embargo se le confió a la Estable este trabajo, del que solo por la
inclaudicable tenacidad del Director Mexicano emergió airosa. Página difícil. Refuerzos
de la Filarmónica para completar el orgánico mínimo requerido para acometerla.
Repertorio con el que está poco familiarizada, son algunos de los ítems que
pesan a la hora de hacer esta crónica. A favor, Diemecke logró extraerle un
sonido que al solo antes Stefano Ranzani en “Macbeth” pudo concretarlo dentro de
la presente temporada. Los fragmentos puramente orquestales fueron expuestos a
pleno y justos en “Tempi” y en Expresividad. También la ayuda que elementos que
antes pertenecían a la Filarmónica y pasaron a la Estable con los Concursos del
2010/11 (y que conocen de memoria la forma de trabajar del Director) prestaron
en esta ocasión. Algunos de los solistas que también intervinieron en la
versión de Alejo Pérez también aportaron lo suyo, al igual que el Polifónico
Nacional, donde algunas de sus voces la cantaron en las ultimas tres
oportunidades en que fue ofrecida. Todo esto, sin dudas, sumó mucho. En cambio un notable punto en
contra, lo constituyó que toda la masa sinfónico-vocal-coral no pudo ser
ubicada de manera tal que la Campana Acústica del escenario pudiese estar
armada por completo, por lo que parte de los coros estuvieron dentro de Ella y
la Orquesta y los Solistas fueron colocados por delante en donde solo habían
cortinados a los costados. Allí se perdió muchísimo el sonido, los bronces
sonaban apagados y algunas voces fueron literalmente “tapadas” por parte de los
coros. En cambio tanto a Paula Almerares como a la banda fuera de escena, al
estar ubicados en Palcos Altos, pudieron
ser escuchados óptimamente.
La Concepción de la
Obra por parte del Conductor es óptima de punta a punta. Todos los detalles,
efectos, acoples, acompañamiento a los cantantes, se fueron desgranando uno por uno, logrando
un perfecto empaste y momentos de notable virtuosismo. Los coros tuvieron un
soberbio ajuste y cantaron con notable entrega. Al Estable, Miguel Martínez lo
llevó a una de sus mejores actuaciones desde que El Director se hiciera cargo
nuevamente del conjunto. Vale lo mismo para el Coro de niños el que también de
la mano de César Bustamante logró una notable intervención. Ni que hablar del
Polifónico, curtido por demás en este repertorio, el que guiado por Marchese, se movió como pez
en el agua.
En la parte puramente
vocal, Daniela Tabernig (Que está atravesando un formidable momento artístico),
Enrique Folger (El que se afianza en este repertorio como también le ocurriera
en la versión reducida de “La Canción de la Tierra” en la Usina del Arte,
Exactamente un mes antes de Este concierto) y Fernando Radó (Con un volumen
vocal estupendo), tuvieron pleno
lucimiento. Jaquelina Livieri estuvo en una de sus mejores noches y,
fundamentalmente en la segunda parte, ofreció una actuación meritoria.
Alejandra Malvino cantó con la solvencia a la que nos tiene acostumbrados y
Guadalupe Barrientos tuvo destellos de calidad. Paula Almerares tuvo una breve
intervención con correctísimo desempeño. Alejandro Meerapfel logró finalmente
sobrepasar a toda la masa orquestal que tenía encima en su fragmento mas
importante y pudo convencer.
El Colon ofreció un
buen producto como broche de oro a un abono que tuvo de todo,
Barenboim-Argerich- Kaufmann-Fleming-Lang-Vengerov y esta obra colosal. Es de
esperar que se repitan sucesos de esta envergadura, aunque para esta sinfonía
en particular creo que el lugar mas adecuado hoy sea la “Ballena Azul”.
domingo, 20 de noviembre de 2016
VEINTICINCO AÑOS
DESPUES, OTRA EXCELENTE ANTIGONA VELEZ
“El Dilema de Antígona Vélez”, Opera en un acto dividido en
diez escenas sobre idea de Guillermo Asencio, basado en “Antígona Vélez” de
Leopoldo Marechal. Música de Sebastián Boeris, libreto de Sara Melul.
Interpretes: Natalia Alberó (Antígona Vélez), Santiago Martínez (Lisandro
Galván), Gerónimo Seib (Don Facundo Galván/Don Rosendo), Paula Do Souto (Carmen
Vélez/Paulina), Laura Katz (Kundry), Miguel Angel Pérez (Don Pascual/Capataz/Sargento),
Ana Laura García (Francisca/Bruja Nº 1), Leila Recchi Rodríguez (Bruja Nº 2),
Bibiana Fischy (Doña Aurelia/Bruja Nº 3). Actores: Germán Crivos (Alter
Facundo), Elisa Nasi (Alter Carmen), Alba Castillo (Alter Aurelia), Norberto
Rodríguez (Alter Rosendo). Escenografía,
Diseño de Iluminación (Compartido), Vestuario: Zacarías Gianni. Coreografía:
Pamela Atrio. Octeto de músicos dirigidos por Pablo Bonacci. Dirección Escénica
y Diseño de Iluminación (Compartido): Guillermo Asencio. Espacio “El Galpón de
Caballito”, Función de Estreno Absoluto del 16 de Noviembre de 2016.
A veinticinco años
del estreno de una de las óperas mas ambiciosas de toda la historia musical
argentina (también una de las más exitosas), Marechal y su “Antígona Vélez”
vuelven al drama lírico. Vaya puntos de contácto. Un mismo tema tratado por
Juan Carlos Zorzi, por ese entonces transitando los últimos momentos de su
primer ciclo como titular de la Sinfónica de Rosario, como por Sebastián
Boeris, Rosarino de Nacimiento allá por 1985, el que tal vez de refilón haya
logrado escuchar algún compás de Zorzi allí durante la segunda titularidad de
Este, lamentablemente trunca por su muy prematura desaparición física. Leopoldo
Marechal como punto de encuentro y, para esta nueva “Antígona”, Guillermo
Asencio como disparador de ideas. Por último, ¡Bravo!: al Fondo Nacional de las
Artes por aprobar y becar este proyecto.
Lo primero que
Guillermo Asencio aclaró a viva voz antes del comienzo del espectáculo, es que
en nada este trabajo competía con la ópera de Zorzi. Es una adaptación del
Teatro de prosa de Marechal al formato lírico con un lenguaje musical muy
actual. Y vaya si fue correcta esta
primera aclaración. Este es un trabajo muy concentrado. Comprimido. Adaptable
al espacio físico del “Galpón de Caballito”, un muy lindo lugar sobre la
Avenida Avellaneda frente al puente sobre la calle Nicasio Oroño y las vías del
Sarmiento (“Rosario siempre estuvo cerca” diría Páez, Nicasio Oroño tiene en
Rosario su correlato con, ni mas ni menos que, el Boulevard Oroño, una de sus
arterias principales). A la inversa, la “Antígona” de Zorzi, fue siempre
pensada para las grandes salas y hacia allí apuntaron tanto el Compositor y
Director de Orquesta como Javier Collazo su libretista. En cambio aquí, gran
parte de los méritos corresponderán también a Sara Melul, responsable de una
extraordinaria adaptación tanto del texto de Marechal como las inclusiones y
alusiones del original de Sófocles, derivando en una expresión escénica
formidable por su poder de síntesis, sin sacrificar en nada la esencia de ambas
obras y llevada a cabo en un espacio
reducido y poco convencional. En cuanto a la música de Boeris es concisa,
contundente, muy cómoda para el trabajo de las voces como también lo es para el
público, a veces tan reacio a aceptar
productos de lenguaje musical moderno, lo que es casi el único punto en común
con el producto de Zorzi, el que por algo también triunfó usando también un
lenguaje moderno pero accesible para el espectador y, por lo tanto, esta obra
se termina imponiendo por todas las cualidades que he descripto. Y aquí
cobra vuelo e intensidad el trabajo
admirable de Guillermo Asencio como Director Escénico, aunando el Teatro de
prosa con el musical, ahondando en la “psiquis” de la protagonista, hermana y madre
de sus hermanos y el “dilema” en el dolor de sepultar dignamente al castigado
Ignacio, dejado a la intemperie a merced de los caranchos, en detrimento de
Martín, su otro hermano, velado con todos los honores camperos, mas aún, a costa de jugarse Ella misma su vida y dejar
huérfana a Carmen, su otra hermana. La presencia de los “Alter”, tanto para un
personaje central como Don Facundo Galván, como para roles secundarios como
Carmen (que aquí tiene una participación mayor que en la Antígona de Zorzi no
tenía), Rosendo (El Viejo Rastreador) o Aurelia. Para ello, Germán Crivos (Don Facundo), Elisa Nasi
(Carmen), Norberto Rodríguez (Rosendo) y Alba Castillo (Aurelia) realizan
composiciones actorales formidables desde todo punto de vista, con una entrega
física y vocal sin concesiones. Las voces convocadas lo fueron merced a una
cuidadosa selección y se notó. El protagónico estuvo a cargo de Natalia Alberó,
voz potente, firme, con notable entrega. Su actuación no decae en ningún
momento. Lisandro Galván fue Santiago Martínez, voz de bellísimo timbre, buena
figura e impecable línea de canto, su fragmento del relato en donde le narra a
Antígona su deslumbramiento amoroso adolescente con Ella en ocasión de su primera
doma de potro fue rico en expresividad y matices. Gerónimo Seib asumió los que
acaso sean los dos roles mas comprometidos de toda la partitura: Don Facundo
Galván y Don Rosendo y en ambos salió airoso con buena línea de canto y muy
buenas dicción y expresividad actoral. Una revelación del espectáculo fue la
joven Paula Do Souto para los roles de Carmen (Hermana de Antígona) y Paulina.
Voz de gratísimo timbre y buena línea de canto. Otro hallazgo lo encontramos en
Norberto Rodríguez, quien se desdobla en los roles de Don Pascual, El Capataz
de “La Postrera” y el Sargento del Pelotón de Soldados que descubre muertos a
los amantes atravesados por la misma lanza. Muy correcta Laura Katz en el rol de
Kundry. Tres buenas voces cubren el rol de las “Brujas”: Ana Laura García ( que
también es Francísca)de buena presencia y grato tímbre, Leila Recchi Rodríguez,
correcta en su composición y Bibiana Fischy (también Doña Aurelia), tal vez la
mas conocida de las tres por sus actuaciones en el “Off Colón”, de muy efectiva
participación. Todas las voces, supieron también actuar y decir en la prosa
(algo desgraciadamente muy poco frecuente en Ntro. Medio y eso es también
acierto de Asencio).
Entrando en el
terreno técnico, Pamela Atrio desarrolló coreografías acordes a los momentos
musicales en que se desarrollan, llevadas a cabo tanto por los cantantes como
por los actores de manera muy efectiva. Zacarías Gianni lleva en la sangre su
oficio. Es indudable que abrevó en los trabajos de su padre Carlos para
presentarnos un marco escénico minimalista muy efectivo, desarrollado por Malén
Gorgone Pampin y Florencia Iribarne Lucato con extraordinario manejo de la
paleta de color, resaltado ello con una muy buena iluminación, desarrollada en
conjunto con Guillermo Asencio, la que da marco estupendo en todo el espectáculo
y un vestuario que dio justo en las formas e idiosincrasia de los hombres y
mujeres de Ntra. Pampa en aquella época (No olvidar que la acción de Marechal
está ambientada en la época de la Conquista del Desierto, aún cuando en lo
geográfico pone a “La Postrera” en lo que hoy es el partido de Castelli en la
Provincia de Buenos Aires y en el dúo de amor de Antígona y Lisandro se hable
además de las “Barrancas del Salado” donde hoy se sitúa “Villa Raquel”, la
legendaria estancia de la también trágica Familia Guerrero con su castillo
visible al costado de la Autovía 2).
Para el final dejé la
revelación que ha sido para mí la vibrante concertación de Pablo Bonacci, un
muy joven conductor de 27 años, dueño de una solidez de recursos admirable, muy
firme en los gestos al frente de un octeto de sobresalientes instrumentistas en
donde hubo matices, colores y énfasis a lo largo de toda la función. Diálogo
permanente Cantantes-Grupo Instrumental-Director, para garantizar este éxito.
Sin temor a equivocarme,
creo haber estado frente al mejor estreno de una obra Argentina en la actual
temporada. Salí plenamente gratificado y entiendo que es un esfuerzo que no
deberá caer en saco roto, es decir, merece reponerse a futuro. Lo merecen.
Donato Decina
jueves, 17 de noviembre de 2016
ROBERTO LUIS BLANCO
VILLALBA
(1951-2016)
DEFINITIVAMENTE
LEYENDA
Queridos Lectores: Superado ya el impacto que provocó la
partida de Roberto, la que no por ser posible sorprende de igual manera por el
fulminante desenlace, me impone ahora la tristeza de despedirlo desde Este
espacio por el creado y para el que fui convocado a colaborar y en el que en
los últimos tiempos escribí mis crónicas cubriendo el espacio escrito de
cobertura de espectáculos, ya que no era su animo el mejor como para sentarse a
una PC y comentar desde allí El también.
No voy a hacer semblanza biográfica. Roberto
las haría de los demás, pero no la propia. Vayamos entonces al que era favorito
de todos Uds. Campechano, frontal, sin
anestesia. Mi segunda pareja lo definió como un “sincericida” a bocajarro
frente a frente y El, divertido, aceptó de muy buena gana la definición.
Mordaz, ácido, sin concesiones, dueño de una descomunal discoteca con la cuál
de no haber mediado sus dramáticos problemas de salud, alcanzaban para hacer
por lo menos treinta años mas el “Opera
Club”, su hijo natural, su criatura, pese a su soltería por decisión (el otro
hijo, adoptivo este, era “Liebchen”, su
caniche, adoptado definitivamente ahora por su hermano Carlos y el resto de su
Familia). Generosidad múltiple, amigo de sus amigos. Nunca hizo uso de su
espacio y de su cargo de programador de Radio Amadeus para difundir la música
que El componía y que solo Nosotros, sus colaboradores junto a sus
incondicionales amigos difundimos, acaso por primera vez al aire en su programa
homenaje, para, al menos en mi caso, dejarme deslumbrado y pensar como era
posible que no se conociera y que ni siquiera hubiera existido una tratativa
para interpretarla en Ntro. Medio. Pasiones,
muchas: Callas, Georghiu, Alagna, Gedda, Schock, Maazel, Hampson Domingo
(incluso cantando roles de Barítono), Solti, Toscanini y siguen las firmas.
Desde los dieciocho años ejercía la crítica. Ahora sin El el vacío es muy
profundo. Profesional hasta la medula, apasionado, necesitaba estar en todos
los detalles y reservarse para si mismo la última palabra. Sabemos que los
Sábados a la noche no serán lo mismo sin su voz y humildemente digo que lo que
Roberto Falcone y Yo pretendemos en esta serie de programas que a invitación
del Dr. Adolfo Critto, titular de la licencia de Radio Amadeus, hacemos a modo
de homenaje, es seguir manteniendo la esencia que Roberto le impuso al programa. Sus hermanos
nos han permitido utilizar el título con esta condición. Lo merece y por
derecho propio, Roberto definitivamente es leyenda.
Donato Decina
jueves, 27 de octubre de 2016
DESDE EL
IMPRESIONISMO A LA ACTUALIDAD
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique
Arturo Diemecke. Solistas: Marcela Roggeri-Jean-Phillippe Collard (Duo de
Pianos). Anssi Karttunen (Violonchelo). Programa: Francis Poulenc: “Concierto
para Dos Pianos y Orquesta” en Re menor. Pascal Dusapin: Concierto para
Violonchelo y Orquesta (“Celo”) (Primera audición Argentina). Maurice Ravel:
“La Valse” (Poema Coreográfico para Orquesta).
Teatro Colón, 20 de Octubre de 2016.
Continuando en el
nivel superlativo que enmarcó la presentación de la semana anterior, la
Filarmónica descolló en el escenario del Colón abordando un programa
íntegramente francés de comienzo y final del siglo veinte. Dos compositores de
excepción y una figura del panorama actual para regordeárnos en la audición.
La noche se inició
con una fantástica versión del Concierto para dos pianos y orquesta de Francis
Poulenc. He tenido la suerte de escucharla en diversas versiones
(Sainz-Bergaglio; Lechner-Tiempo; Dabul-Massone; Argerich-Hubert), ninguna
alcanzó la intensidad y el color que tuvo esta. Con una Marcela Roggeri de
toque de plena frescura y un Jean-Phillippe Collard como sostén del discurso,
cumplimentándose ambos para una faena excelente. La Orquesta también tuvo su
lucimiento, con un Diemecke que continuó en la misma dirección que nos había
mostrado la semana anterior en “Cuadros de una Exposición”, riqueza de matices,
canto orquestal, sutilezas y dialogo permanente con los solistas. Los sostenidos aplausos tuvieron recompensa
con otro dúo de Poulenc que motivó aún mas a la concurrencia.
Una de las visitas
importantes de este año es la de Anssi Kartunen, violonchelista finés
especialista en siglo veinte, también Director de Orquesta (uno de sus mas recientes
trabajos en materia de Dirección fue “Kraft”, la monumental obra de Lindberg
que conociéramos también este año en el Colón). Ha estado ofreciendo trabajos
de Pascal Dusapin en el C.E.T.C. y, ahora, en este abono en la sala grande,
tuvimos el privilegio de escucharlo en el Concierto para Violonchelo y Orquesta
del mismo compositor (El que lleva el mote de “Celo”). Obra intensa, parte de
una exploración a partir de un timbre sonoro
hacia la búsqueda de un sonido definitivo. La Orquesta concurre casi como
en apoyo al solista y allí se desarrolla esta interesante idea. Excelente
entendimiento Solista-Director-Conjunto, Técnica magnífica del solista y
detalles muy interesantes a lo largo de toda la obra. Una pequeña obra dedicada
a un asistente al concierto fue el bis ofrecido.
La “cereza del
postre” fue la inmensa versión de “La Valse”, muy rica en matices y detalles y
plena de colorido orquestal. Estupendamente ajustada y llena de vida, para
redondear un trabajo de exquisita factura.
Donato Decina
PARE, MIRE, ESCUCHE
Buenos Aires Lírica (Temporada 2016): “Manon Lescaut”. Drama
lírico en cuatro actos, libreto de Luigi Illica, Marco Parga, Domenico Oliva,
Ruggiero Leoncavallo, Giulio Ricordi y Tito Ricordi. Música de Giacomo Puccini,
basada en la novela “Historia del Caballero Des Grieux y Manon Lescaut” del
Abate Prevost (1731). Interpretes: Macarena Valenzuela (Manon Lescaut), Eric
Herrero (Renato Des Grieux), Ernesto Bauer (Lescaut), Norberto Marcos (Geronte
Di Ravoir), Ivan Maier (Edmondo, Maestro de Baile, Farolero),Trinidad Goyeneche
(Un Músico), Enzo Romano (Posadero, Capitán, Sargento), Constanza
Panozzo-Cristina Wasylyk-Marcela Marina-Diana Gómez (Madrigalistas), Natalia
Giardinieri- Moyra Agrelo-Alfonsina Ciotti-Florencia Fernández Mora-Florencia
Repetto (Cortesanas [Actrices]).Coro de Buenos Aires Lírica, Preparador: Juan
Casasbellas. Escenografía: Daniela Taiana, Vestuario: Sofía Di Nunzio,
Iluminación: Gonzalo Córdova. Orquesta de Buenos Aires Lírica: Director: Mario
Perusso. Puesta en Escena: André Heller-Lopes (Teatro Avenida, 14 de Octubre de
2016).
El título de esta
crónica no es otro que el que se lee en los pasos a nivel ferroviarios (casi
siempre en las “Cruces de San Andrés”), y entiendo que el verdadero significado
es prestar atención y respetar las señales (y por ende el cruce). Si lo
trasladamos a este trabajo con el que Buenos Aires Lírica culmino la presente
temporada oficial (Se anunció una puesta adaptada de “Agrippina” de Händel la
que tendrá lugar en el mas acotado Teatro del Picadero), es obvio que ante la
magnitud del título abordado a desarrollar en una sala con un foso que no puede
albergar a una masa orquestal como la que pide Puccini (En los créditos no se
menciona si es la partitura original o se emplea una reducción de algún
compositor o adaptador), uno pide prestar atención y respetar la obra. En el desarrollo que seguirá, se darán cuenta
de que hubo buenas intenciones visulaes basadas justamente en el respeto por la
obra, mas allá de algún disenso puntual. Musicalmente, hubieron voces que
emplearon todos sus recursos redondeando un final digno, y en el foso el máximo especialista en Puccini
de la República Argentina, comandando
las cosas desde ahí para que la empresa llegue a puerto.
André Heller-Lopes
hizo girar todo su trabajo en base a un
convento como espacio físico. Allí Des Grieux está escribiendo el que
probablemente sea su Diario Intimo por el que luego se irán acercando
Edmundo, la propia Manon (en “In Quine
Trine Morbide”) y Lescaut (En la arenga a la multitud en la que solicita se
apiaden de la desgracia de su hermana). Si bien aquí no se trata el asunto, como
sí ocurre en la de Massenet, Des Grieux fue seminarista. Se ha dicho que una
persona le refirió a Prevost el asunto (¿la persona que lo vivió?) en Le Havre,
volviendo de Louisiana, mientras al Abate se embarcaba en sentido inverso, y esta narración actuó como disparador para
que escribiera la novela. Ahí tenemos un hilo conductor, Des Grieux-Prevost-Manon
(Que viaja a París enviada por su familia a tomar los habitos). Renato revive
la historia mientras la va escribiendo y el espacio toma forma de Posada de
Amiens, Palacio de Geronte, Planchada del Muelle desde donde zarparán
deportados a Louisiana y el propio desierto de Louisiana. Todo ello resuelto
con nobles recursos visuales, sin caer jamás en chabacanería alguna, para lo
cual contó con la invalorable colaboración de Daniela Taiana en el diseño
escénico, un muy buen vestuario de Sofía Di Nunzio y una muy conveniente y
efectiva iluminación de Gonzalo Córdova. Puede objetarse el hecho de que se le
haya quitado intimidad al final, cuando en el desenlace aparecen los espectros
de Edmundo, Geronte, Lescaut y el Posadero junto a los protagonistas, o bien,
el momento del embarque, ya que al estar Lescaut casi fuera de escena leyendo ese
tramo de la narración iluminado por un velador, el mas desprevenido pudo haber
pensado que el interprete no tenía memorizado el fragmento, de todas formas son
detalles menores que no hacen al fondo de la cuestión. La idea es interesante,
pero todos los factores que confluyeron para desarrollarla no estuvieron por
igual al mismo nivel, por eso, Parar-Mirar-Escuchar. Terminó siendo un hueso
dificilísimo de roer y los logros fueron parciales.
En lo vocal, Macarena
Valenzuela hizo una composición de menor a mayor, el primer acto decididamente
no va con su tesitura vocal. Empero, a partir del segundo acto (desde el “Dúo
de Amor”) fue creciendo en entrega e intensidad y ya en el cuarto, entregó una
interesante “Sola, Perduta, Abbandonata”. Fue buena actriz, muy convincente en
sus gestos. Eric Herrero se entregó al personaje con todos sus recursos vocales
y actorales, los que no siempre estuvieron de su lado. Al límite, con técnica
trastabillante. Solo su tesón y su tenacidad lo llevaron a llegar al final de
la representación de digna manera. Ernesto Bauer fue un correcto Lescaut, bien
jugado desde lo actoral, con un buen juego de comedia en los dos primeros
actos. Vocalmente tuvo un correcto decir. Norberto Marcos fue un digno Geronte.
Supo extraerle todo lo posible al rol, demostrando el deseo creciente de poseer a la joven, hasta el
momento de denunciarla sin vacilar, como respuesta al ultraje de su dignidad y
de su casa. Ivan Maier fue el valor mas
parejo de todo el elenco, soltura, elegancia, buen decir, impecable línea
vocal. La asignación de roles dada para este espectáculo, le consignó el
Edmundo en el primer acto (trazando a un perfecto ladero de Renato), el Maestro
de Baile para el segundo (dando vuelo a un simpático paso de comedia) y al
farolero en el tercero (resuelto de impecable forma).
Enzo Romano tuvo
efectiva intervención, tanto el Posadero en el primer acto como ser Capitan y
Sargento al mismo tiempo en el tercero. Impecable en presencia y dicción. Trinidad Goyeneche compuso de manera muy
simpática al músico, secundada con corrección por Constanza Panozzo, Cristina
Wasylyk, Marcela Marina y Diana Gómez como las madrigalistas. El Coro, bien
preparado por Juan Casasbellas, mostró el brío al que nos tiene
acostumbrados. Y bien por las actrices
que en el tercer acto compusieron a las cortesanas que son deportadas a
Louisiana con Manon.
El sostén fundamental
de este enorme esfuerzo se llama Mario Perusso, que a sus ochenta jóvenes años,
se dio el gusto de concertar este título. La Orquesta que se reunió, fue
conformada por valores de primerísima línea de nuestros principales organismos
musicales. A la falta de ensayos, suplieron con enorme profesionalidad las carencias
y ofrecieron una versión plena de nervio, tensión creciente y un punto
culminante en el célebre “Intermezzo”, que al igual que en su versión del Colón
se lo interpretó entre el tercero y el
cuarto acto, lleno de apasionamiento y arrancando la ovación mas sostenida de
la noche.
Donato Decina
martes, 18 de octubre de 2016
LOS JOVENES POS JOVENES IDEN PISTA
Mozarteum Argentino: Actuación de la Tonhalle Orchester
Zurich: Director: Lionel Bringuier. Solista: Lisa Batiashvili (Violín).
Programa: Piotr Illich Tchaickovsky: Concierto Para Violín y Orquesta en Re
mayor, Op. 35. Gustav Mahler: Sinfonía Nº 1 en Re mayor “El Titán”. Teatro
Colón 11 de Octubre de 2016.
Acude a mi memoria la
última vez que ví a esta orquesta en Ntro. medio. 1988. También como ahora, el
Mozarteum había sido el artífice de la visita.
En aquella ocasión en el podio estuvo el
hoy extinto conductor nipón Hiroshi Wakasugi, y lo mas rescatable fue una apagada versión
de la Cuarta de Schumann y un bis de un compositor Japonés que repitió
invariablemente en cada noche de presentación. Hoy, a 28 años de aquella
ocasión nos muestra que muchísima agua corrió bajo el puente y que,
evidentemente han hecho mejorar el nivel de la agrupación visitante. La mas
notoria ha sido, la presencia de David Zinman que realizó un invalorable
aporte, llevando al conjunto a grabar las integrales de Beethoven y Mahler, y
se ha notado en muchos aspectos que hoy a un año de su asunción como titular el
muy joven Lionel Bringuier mantiene como características salientes: buenos
vientos, ajustada percusión, cornos y trombones de buen nivel, pero también
algún aspecto a corregir, como por ejemplo cuerdas con un sonido excesivamente
mate, casi “apagado” y trompetas demasiado contenidas, cosas que llamativamente
encontré hace 28 años atrás con Wakasugi, entonces a tan solo un año de asumir,
este joven conductor francés de 30 años encuentra un interesantísimo desafío en
su carrera y el tiene la palabra con la cual se evaluará su labor en el futuro.
La primera de Mahler escuchada tuvo características llamativas, “Crescendos”
arrolladores como en el tema del estallido del amanecer en el primer
movimiento. Notable desenvolvimiento de
los vientos en el segundo movimiento con un canto fresco en los temas
campesinos. Notable exposición de la música Klezmer en la sección central del
tercer movimiento y un arrollador comienzo del movimiento de cierre con una
correcta coda final. Siempre se mantuvo el tema del colorido excesivamente mate
en la cuerda que en mi opinión terminó opacando la versión, y a mi juicio, es
la zona que exige inmediata corrección.
La parte mas saliente
de la velada fue la presentación de la violinista Georgiana Lisa Batiashvili,
discípula entre otros de Ntra. Ana Chumachenco, también Ella muy joven, que
entregó una formidable versión del Concierto de Tchaickovsky. Canto, Energía,
Enjundia, refinamiento sonoro y un
conjunto que con una admirable guía de Bringuier le dio un ropaje
formidable. La respuesta del público
tuvo su recompensa con una versión de solista, conjunto y director de un arreglo para violín y cuerdas del comienzo
del segundo movimiento de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak y de igual
manera al final, aunque no haya sido lo mas recomendable, bisaron una obra
compuesta por el primer clarinete de la agrupación sobre temas folcklóricos
suizos con algún injerto del comienzo de la sinfonía de Mahler escuchada, lo
que dio la impresión de haber sido compuesta para la ocasión. Lo cierto es que
se presentaron dos jóvenes y muy interesantes valores, piden pista y solo en un
tiempo el soberano dará el veredicto.
Donato Decina
SU MAJESTAD ARTURO
(¡Que viva Arturo!
[aunque también se llame Enrique])
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: Director: Enrique
Arturo Diemecke. Solista: Luís Ascot (Piano). Programa: Arturo Márquez: Danzón
Nº 2; Alberto Ginastera: Concierto para Piano y Orquesta Nº 1, Op. 28. Modest
Mussorgsky: “Cuadros de una Exposición” (Orquestación de Maurice Ravel). Teatro
Colón, Concierto de Abono Nº 10, 13/10/16.
Quienes tuvimos el
privilegio de asistir a Esta velada, la recordaremos por siempre como el día en
que Enrique Arturo Diemecke logró plasmar el que tal vez sea el Concierto mas
virtuoso en lo que va de la rica historia de la Orquesta Filarmónica de Buenos
Aires. Sin concesiones, de punta a punta, con guía maestra, con conceptos de
interpretación profunda, extrayendo hasta el mas mínimo detalle de cada obra
programada y culminando con el mas exquisito virtuosismo al que se presta la
magnífica orquestación Raveliana en los “Cuadros de una Exposición” de
Mussorgsky.
Abrió la noche el
“Danzón Nº 2” del mexicano Arturo Márquez, obra pintoresca, colorida, que
refleja como este ritmo cubano terminó imponiéndose en México. Al comentarla,
previo a su interpretación, Diemecke manifestó que en ocasión de estrenarla con
esta misma agrupación hace ya lejanos 16 años, aquí en Buenos Aires (y para
toda Argentina), la gente la tomó como
una obra menor, sin reparar lo mucho de clásico que había en su escritura,
tomando además el público presente esa noche como nota negativa el baile que el
propio conductor mexicano desarrolló sobre el podio para dirigirla. Agregó que
esta vez a esos lejanos 16 años del estreno, quizás no le responderían tanto
las piernas, pero con un sensual movimiento de cintura en un espacio reducido
como el del podio bastaba. Lo cierto es que si bien yo considero que hay
compositores y obras mexicanas que tienen mayor valía que esta obra de Márquez
(Y no es menos cierto que muchas agrupaciones iberoamericanas la tienen ya como
obra de repertorio), la versión fue minuciosa y resaltó lo mucho de escritura
clásica que tiene, sin por ello sacrificar lo popular de su esencia.
A continuación, se
continuó con el homenaje permanente que los Argentinos tributamos a lo largo de
este año a la figura de Ntro. máximo compositor académico. Y aquí uno de sus
amigos personales, Luís Ascot, desarrolló una encomiable labor de equipo junto
a su también muy buen amigo Diemecke y a la Filarmónica toda, para una vibrante versión del Concierto para Piano
y Orquesta Nº 1. Tuvo todo. Creciente intensidad, entrega total del solista,
pasajes de dificultad resueltos con absoluta precisión y un electrizante final que motivo que el
interprete solista saliera virtualmente “eyectado” del taburete, culminando de
pie su faena, para luego fundirse con el Director en un largo abrazo y
extender, apretón de manos al concertino mediante, su gratitud a la Orquesta toda. El público respondió con una sostenida
ovación, tributo a una labor formidable y tuvo como recompensa dos “bonus
track” por parte de Ascot. “Consolación Nº 2” de Franz Liszt, obra que era del
gusto de Ginastera y una versión para Piano solo de la “Canción del Arbol del
Olvido”, como íntimo homenaje a la memoria de su querido amigo.
Y para el final, lo
dicho. El deslumbramiento y fascinación con los que el público presente recibió
la versión de “Cuadros de una Exposición”. Creo, sin temor a equivocarme, que
desde la inolvidable versión de Lorin Maazel con la Nacional de Francia en 1988
no registro en memoria auditiva un trabajo semejante. Desde el “pesadillesco” Gnomo,
pasando por la melancolía de “El Viejo Castillo”, y de allí la inquietud de “Tullerías”,
la pesante Carreta en “Bydlo”, los simpáticos “Pollitos”, los lamentos del
Judío Rico al Pobre, el frenético movimiento del Mercado de Limoges, el
misterio que encierra “Catacumbas”, la arrolladora cabaña de “Baba Yaga” y
culminar con una apoteótica entrada triunfal por “La Gran Puerta de Kiev”, como
remate de esta descomunal versión, que debió merecer, al menos, el bisado de
esta última en mérito al formidable trabajo entregado a lo largo de la noche. Semejante demostración de capacidad, merece
que en el futuro próximo la Orquesta y su Director se vean recompensados con un
mayor número de presentaciones en el Teatro. Se debe, se puede.
Donato
Decina
lunes, 10 de octubre de 2016
EL MEJOR ESPECTACULO
DEL AÑO
Teatro Colón (Temporada 2016): “Macbeth”: Opera en Cuatro
Actos con Música de Giuseppe Verdi, Libreto de Francesco María Piave con
colaboración de Andrea Maffei, basado en la obra teatral homónima de William
Shakespeare. Interpretes: Fabian Veloz (Macbeth), Chiara Taigi (Lady Macbeth),
Aleksander Teliga (Banquo), Gustavo López Manzitti (Macduff), Rocío Giordano
(Dama de Lady Macbeth), Gastón Oliveira Weckesser (Malcom), Ivan García
(Doctor), Mariano Fernández Bustinza (Primera Aparición), María Victoria
Gaeta (Segunda Aparición), Dante Lombardi
(Tercera Aparición), Juan Pablo Labourdette (Sicario), Sebastián Sorrarain
(Siervo). Coro Estable del Teatro Colón, Orquesta Estable del Teatro Colón.
Escenografía y Proyecciones: Diego Siliano, Vestuario: Luciana Gutman,
Iluminación: Horacio Efron, Coreografía: Ignacio González Cano. Direcc ión del
Coro: Miguel Martínez. Dirección de Orquesta: Stefano Ranzani. Regie: Marcelo
Lombardero. Función del 02 de Octubre de 2016.
Fue, sin dudas, el
espectáculo del año. Por concepción, por despliegue de talento, por realización
musical y por contar con un protagonista excluyente en lo vocal. Y marca,
además, una línea de crecimiento en realizaciones de la que son responsables,
casualidad o no, tres artistas surgidos de las entrañas mismas del Colón. Se
inició con “Die Soldaten” (Pablo Martitano), continuó con la reposición de
“Tosca” (Aníbal Lápiz) y llega a su punto culminante con esta magnífica
creación de Marcelo Lombardero. Si miramos desde la primera de las nombradas
hacia atrás y recordamos lo presentado por el Colón hasta ese momento, debemos
preguntarnos si vale la pena intentar compartir con otras salas producciones de
dudoso gusto y eficacia, o permitirle
hacer los primeros palotes en materia de
opera a gente que podrá ser idónea en
otros ámbitos del espectáculo, pero que para el Colón son neófitos, y debería tenerse en cuenta que esta sala es
una meta y no un trampolín. Si dentro de la casa tenemos todo ¿vale la pena
traer de afuera?. Mi respuesta es: Absolutamente no. El Colón es un Teatro de
propia producción. Podrán venir profesionales del exterior, pero siempre con la
premisa de que aquí encuentran todo. Y en Macbeth, la “fábrica de ilusiones”
funcionó a pleno. Una impecable realización escenográfica y de proyecciones a
cargo de Diego Siliano. Un vestuario de Luciana Gutman de impecable factura.
Una magnífica iluminación de Horacio Efron, ajustada hasta en los mínimos
detalles y Coreografías de Ignacio González Cano funcionales a los momentos en
que se desplegaron. Todo lo descripto concurrió de manera funcional al servicio
de una magnífica concepción escénica de Marcelo Lombardero, que trasladó a la
época actual la historia sin sacrificar en nada la esencia de la misma. Podrá
estar en Escocia (su origen), podrá trasladarse
a los Balcanes. La historia está contada hasta en sus mínimos detalles y es lo
que se vió en el escenario del Colón. Podrán entenderse los apasionamientos de
“Shakespereanos” que pretenden el original. No así, las necedades de muchos que
se dedican a denostar sin fundamento alguno. La marcación actoral, los
desplazamientos escénicos, las caracterizaciones a tiempo actual, todo estuvo
allí y no hay nada para objetar. Magnífico trabajo.
El otro puntal fue la
concepción musical de Stefano Ranzani, que logra su mejor trabajo en el Colón.
Se escuchó Verdi a pleno en toda la
función. Detalles, canto orquestal, matices, para una labor encomiable.
Y el tercer mérito
para Fabián Veloz, protagonista excluyente del espectáculo, capaz de dotar a su
criatura de todas sus atribulaciones, dudas, ansias hasta un final en el que
desnudó las miserias del personaje hasta su mínima expresión. Canto franco,
estupendo decir. Actuación que lo consagra definitivamente.
En lo que hace al
resto del elenco, Chiara Taigi fue una Lady Macbeth buena en lo actoral y
correcta en lo vocal. No cabe duda que se trata de un valor que ha tenido una
trayectoria apreciable en escenarios de primera magnitud, pero vocalmente no ha
lucido en su mejor forma. Veamos. El registro mas agudo de su extensión lo
maneja con oficio debido a que le cuestan hoy por hoy mucho esas notas. Su zona
central es su fuerte. Termina
redondeando una actuación aceptable y no creo hoy que en Ntro. Medio, para un
primer elenco del Colón haya un valor que esté a nivel para este papel y este
espectáculo.
Otro tanto se puede
decir de Aleksander Teliga como Bancquo. Un decir aceptable y buen
sostenimiento en lo actoral, pero reitero, no se consiguen valores superadores
por estas latitudes. Gustavo López
Manzitti dijo con corrección, aunque en “Ah la Paterna Mano” faltó mayor
intensidad. Un muy buen nivel de los
demás co-primarios convocados, cada cual
en lo suyo al servicio integral del espectáculo, y un buen desempeño del Coro
Estable con un muy destacable “Patria Opressa”.
Cuando los que hacen
el Colón logran desplegar toda la potencialidad en su escenario, se notan las
distancias de manera abrumadora. Todavía pueden dar muchísimo mas.
Donato Decina