UNA GRIETA QUE
TARDARA MUCHO TIEMPO EN CERRARSE
Teatro Colón, temporada 2016: “Porgy and Bess”, Opera en tres
actos, música de George Gershwin con libro de
Dubose y Dorothy Heyward e Ira Gershwin. Interpretes: Xolela Sixaba
(Porgy), Nonhlanhla Yende (Bess), Mandisinde Mbuyazwe (Crown), Lukhanyo Moyake
(Sportin’Life), Siphamandla Yakupa (Clara), Goitsemang Lehobye (Serena) Miranda
Tini (María), Mthunzi Mbombela (Robbins), Mandla Mndebele (Sepulturero), Owen
Metsileng (Jake), Lindile Kula, Jr. (Jim), Lusindiso Dubula (Mingo), Andile
Tshoni (Peter), Bukelwa Velem (Lilly), Noluvuyiso Mpofu (Vendedora de
Frutillas), Nkululeko Masuku (Vendedor de Cangrejos), Nkosana Sitimela
(Frazier), Thando Mjandana (Nelson), Brian Notcutt (Archdale y Coronel), Gideon
Lombard (Detective), Niel Roux-Roy Hunter (Policías), Luthando Tsodo-Shaun Oelf
(Bailarines), Renaldo Wales (Trompetísta), Enzo Daniel Viviani-Guadalupe
Fustinoni (Hijos de Serena). Coro de la Opera de Ciudad del Cabo, Director:
Marvin Kernell. Orquesta Estable del Teatro Colón. Escenografía y Vestuario:
Michael Mitchell. Iluminación y Dirección Técnica: Kobus Rossouw, Coreografía:
Sibonakaliso Ndaba. Dirección de Orquesta: Tim Murray, Dirección Escénica:
Christine Crouse. Función del 06 de Diciembre de 2016.
A dos décadas de producirse su estreno en la
recordada producción de la Opera de Virginia, “Porgy and Bess” retornó al
escenario del Colón como cierre de la presente temporada lírica y esta vez con
otra producción igualmente foránea, en este caso de la opera de Ciudad del Cabo
(Sudáfrica), la que lleva la firma de Christine
Crouse, quien se desempeño también hasta hace dos años atrás como
Directora Artística de esa casa.
Si bien en las
acciones se denota un innegable respeto por la esencia de la obra, la
ambientación, tal como reza en el programa de mano, transcurre en los años del
“Apartheid” Sudafricano en los tiempos en que Don Nelson Mandela sufría la
cárcel. Quizás sin proponérselo, Darío
Lopérfido no alcanzaba a dimensionar el tipo de puesta que traía al escenario
del Colón, mas aún, si tenemos en cuenta que parte de la gente que ha venido
aquí para este espectáculo estuvo entre Ntros. para el F.I.B.A. del año pasado
en aquella memorable adaptación del Macbeth Verdiano ( el que también
transcurría por esas latitudes con un final de “mas de lo mismo”) , casi al
igual que en la puesta de este año de Marcelo Lombardero, solo que en la Ntra. la
partitura se respetó tal cuál y en la Africana se repetía dramáticamente el
cierre con “Patria Opressa”. Este año en la época actual, cuestionado como está
en el tema Derechos Humanos, con el recordado conato producido en el
espectáculo fuera de abono del doble programa Dallapiccola, en donde la puesta
abordaba esa temática y en donde enmascarados protestaron en su contra a la
salida de la función del Día Domingo por la tarde , previo arrojar minutos
antes volantes en el mismo sentido
dentro de la sala con la misma en penumbras (hubiese sido saludable que lo
hicieran a cara limpia e identificándose, es inadmisible que en plena
democracia se proteste de esa manera), esta puesta trae a la luz el tema de las
grietas, ya que si Ntros. a treinta y tres años de recuperada la Democracia,
seguimos en la disyuntiva de los desaparecidos y no lo hemos superado hasta el
presente, con mas razón Sudáfrica que ha padecido odio racial, se expresa de
esta manera en un espectáculo como este, con una puesta a lo “Broadway” que
recuerda por momentos a “West Side Story” (las escenas del accionar policial
por ejemplo), aprovechando la versatilidad de los interpretes que cantan,
bailan y se mueven como peces en el agua en la actuación, aún cuando la
historia haya corrido el riesgo de verse desnaturalizada. El debate seguirá por
supuesto vigente y seguramente escucharemos todas las voces. De todos modos y
mas allá del resultado artístico final, sería bueno que comencemos a encontrar
instancias superadoras y una mayor
creatividad artística a la hora de encomendar los títulos a representarse. Para
mi gusto, me quedo con la anterior de la Opera de Virginia, fiel al original y
a la música de Gershwin, que en esa era definitivamente la protagonista
principal. Mas allá de todo lo por mi expuesto, el nivel de realización
escénica fue sobria y expuesta con inteligencia, los estereotipos de los personajes
fueron respetados escrupulosamente y de allí surgieron las mejores actuaciones.
Es así que los puntales fundamentales de la función fueron Mandisinde Mbuyazwe
como el recio Crown quien desata parte de la siniestra trama y Lukhanyo Moyake
como el siniestro Sportin’Life, ambos totalmente compenetrados con sus
personajes, en el actuar y en el cantar. Otro tanto ocurre con Miranda Tini en
el rol de María, la dueña de la tienda. Siphamandia Yakupa como Clara, tuvo una
correcta actuación, aún cuando en la célebre “Summertime” llegó con lo justo a
las notas mas agudas y otro tanto le cabe a Goitsemang Lehobye en el rol de
Serena, con las mismas características interpretativas de su otra colega. En
cuanto a la pareja protagónica, Nonhlanhla Yende como Bess tiene una su favor una figura ideal para el
papel, correcta entonación y buena dicción en las zonas graves y medias pero
algunas muy tirantes en el pasaje agudo. De la misma forma que Xolela Sixaba
como Porgy con imponente presencia y voz cavernosa casi como un Yanqui mas pero
al que también la zona aguda lo lleva a un timbre desparejo. Ambos muy buenos
actores con solidas composiciones. El
resto de los roles co-primarios fueron asignados a muy buenos elementos, los
que se movieron con total dominio de la escena y un meritorio desempeño de Enzo
Daniel Viviani y Guadalupe Fustinoni como los hijos de Serena y Robbins con
simpático desempeño actoral. El Coro, preparado por Marvin Kernelle tuvo un
destacadísimo desempeño en las escenas de conjunto. Cantaron, bailaron y
desplegaron su arte por todo el escenario marcando uno de los logros de este
trabajo. Y Ntra. Estable redondeo en esta prestación un año de muy buenos
desempeños, con puntos notorios en “Die Soldaten”, “Beatrix Cenci”, “Macbeth”,
la “Sinfonía de los Mil” y esta buena perfomance, aún cuando la lectura de Tim
Murray haya sido mas bien narrativa que descriptiva y por tanto adoleció de
mayor profundidad.
Se cerro de modo
correcto una controvertida temporada. A la Luz de lo anunciado, nos
dirigiríamos a aguas mas calmas. El Publico lo está pidiendo así (al menos en
las opiniones que Sábado a Sábado recogemos en el programa radial) y es hora de
que se lo escuche.
Donato
Decina
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