miércoles, 14 de diciembre de 2016

UNA GRIETA QUE TARDARA MUCHO TIEMPO EN CERRARSE


Teatro Colón, temporada 2016: “Porgy and Bess”, Opera en tres actos, música de George Gershwin con libro de  Dubose y Dorothy Heyward e Ira Gershwin. Interpretes: Xolela Sixaba (Porgy), Nonhlanhla Yende (Bess), Mandisinde Mbuyazwe (Crown), Lukhanyo Moyake (Sportin’Life), Siphamandla Yakupa (Clara), Goitsemang Lehobye (Serena) Miranda Tini (María), Mthunzi Mbombela (Robbins), Mandla Mndebele (Sepulturero), Owen Metsileng (Jake), Lindile Kula, Jr. (Jim), Lusindiso Dubula (Mingo), Andile Tshoni (Peter), Bukelwa Velem (Lilly), Noluvuyiso Mpofu (Vendedora de Frutillas), Nkululeko Masuku (Vendedor de Cangrejos), Nkosana Sitimela (Frazier), Thando Mjandana (Nelson), Brian Notcutt (Archdale y Coronel), Gideon Lombard (Detective), Niel Roux-Roy Hunter (Policías), Luthando Tsodo-Shaun Oelf (Bailarines), Renaldo Wales (Trompetísta), Enzo Daniel Viviani-Guadalupe Fustinoni (Hijos de Serena). Coro de la Opera de Ciudad del Cabo, Director: Marvin Kernell. Orquesta Estable del Teatro Colón. Escenografía y Vestuario: Michael Mitchell. Iluminación y Dirección Técnica: Kobus Rossouw, Coreografía: Sibonakaliso Ndaba. Dirección de Orquesta: Tim Murray, Dirección Escénica: Christine Crouse. Función del 06 de Diciembre de 2016.

  A dos décadas de producirse su estreno en la recordada producción de la Opera de Virginia, “Porgy and Bess” retornó al escenario del Colón como cierre de la presente temporada lírica y esta vez con otra producción igualmente foránea, en este caso de la opera de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), la que lleva la firma de Christine  Crouse, quien se desempeño también hasta hace dos años atrás como Directora Artística de esa casa.

  Si bien en las acciones se denota un innegable respeto por la esencia de la obra, la ambientación, tal como reza en el programa de mano, transcurre en los años del “Apartheid” Sudafricano en los tiempos en que Don Nelson Mandela sufría la cárcel.  Quizás sin proponérselo, Darío Lopérfido no alcanzaba a dimensionar el tipo de puesta que traía al escenario del Colón, mas aún, si tenemos en cuenta que parte de la gente que ha venido aquí para este espectáculo estuvo entre Ntros. para el F.I.B.A. del año pasado en aquella memorable adaptación del Macbeth Verdiano ( el que también transcurría por esas latitudes con un final de “mas de lo mismo”) , casi al igual que en la puesta de este año de Marcelo Lombardero, solo que en la Ntra. la partitura se respetó tal cuál y en la Africana se repetía dramáticamente el cierre con “Patria Opressa”. Este año en la época actual, cuestionado como está en el tema Derechos Humanos, con el recordado conato producido en el espectáculo fuera de abono del doble programa Dallapiccola, en donde la puesta abordaba esa temática y en donde enmascarados protestaron en su contra a la salida de la función del Día Domingo por la tarde , previo arrojar minutos antes  volantes en el mismo sentido dentro de la sala con la misma en penumbras (hubiese sido saludable que lo hicieran a cara limpia e identificándose, es inadmisible que en plena democracia se proteste de esa manera), esta puesta trae a la luz el tema de las grietas, ya que si Ntros. a treinta y tres años de recuperada la Democracia, seguimos en la disyuntiva de los desaparecidos y no lo hemos superado hasta el presente, con mas razón Sudáfrica que ha padecido odio racial, se expresa de esta manera en un espectáculo como este, con una puesta a lo “Broadway” que recuerda por momentos a “West Side Story” (las escenas del accionar policial por ejemplo), aprovechando la versatilidad de los interpretes que cantan, bailan y se mueven como peces en el agua en la actuación, aún cuando la historia haya corrido el riesgo de verse desnaturalizada. El debate seguirá por supuesto vigente y seguramente escucharemos todas las voces. De todos modos y mas allá del resultado artístico final, sería bueno que comencemos a encontrar instancias superadoras  y una mayor creatividad artística a la hora de encomendar los títulos a representarse. Para mi gusto, me quedo con la anterior de la Opera de Virginia, fiel al original y a la música de Gershwin, que en esa era definitivamente la protagonista principal. Mas allá de todo lo por mi expuesto, el nivel de realización escénica fue sobria y expuesta con inteligencia, los estereotipos de los personajes fueron respetados escrupulosamente y de allí surgieron las mejores actuaciones. Es así que los puntales fundamentales de la función fueron Mandisinde Mbuyazwe como el recio Crown quien desata parte de la siniestra trama y Lukhanyo Moyake como el siniestro Sportin’Life, ambos totalmente compenetrados con sus personajes, en el actuar y en el cantar. Otro tanto ocurre con Miranda Tini en el rol de María, la dueña de la tienda. Siphamandia Yakupa como Clara, tuvo una correcta actuación, aún cuando en la célebre “Summertime” llegó con lo justo a las notas mas agudas y otro tanto le cabe a Goitsemang Lehobye en el rol de Serena, con las mismas características interpretativas de su otra colega. En cuanto a la pareja protagónica, Nonhlanhla Yende como Bess  tiene una su favor una figura ideal para el papel, correcta entonación y buena dicción en las zonas graves y medias pero algunas muy tirantes en el pasaje agudo. De la misma forma que Xolela Sixaba como Porgy con imponente presencia y voz cavernosa casi como un Yanqui mas pero al que también la zona aguda lo lleva a un timbre desparejo. Ambos muy buenos actores con solidas composiciones.  El resto de los roles co-primarios fueron asignados a muy buenos elementos, los que se movieron con total dominio de la escena y un meritorio desempeño de Enzo Daniel Viviani y Guadalupe Fustinoni como los hijos de Serena y Robbins con simpático desempeño actoral. El Coro, preparado por Marvin Kernelle tuvo un destacadísimo desempeño en las escenas de conjunto. Cantaron, bailaron y desplegaron su arte por todo el escenario marcando uno de los logros de este trabajo. Y Ntra. Estable redondeo en esta prestación un año de muy buenos desempeños, con puntos notorios en “Die Soldaten”, “Beatrix Cenci”, “Macbeth”, la “Sinfonía de los Mil” y esta buena perfomance, aún cuando la lectura de Tim Murray haya sido mas bien narrativa que descriptiva y por tanto adoleció de mayor profundidad.

  Se cerro de modo correcto una controvertida temporada. A la Luz de lo anunciado, nos dirigiríamos a aguas mas calmas. El Publico lo está pidiendo así (al menos en las opiniones que Sábado a Sábado recogemos en el programa radial) y es hora de que se lo escuche.

           

  Donato Decina

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