SOLISTA INMEJORABLE
+ DIRECTOR INMEJORABLE = MUSICA PARA LOS DIOSES
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: Director Invitado: Carl
St. Clair. Solista: Nelson Goerner (Piano). Programa: Leonard Bernstein:
“Slava” (Obertura Política). Piotr Illich Tchaickovsky: Concierto para Piano y
Orquesta en Si bemol menor, Op. 23. Dimitri Shostakovich: Sinfonía Nº 10 en Mi
menor, Op. 93. Teatro Colón: 15 de Diciembre de 2016.
Así como el
desorganizado futbol Ntro. de cada día tiene sus calendarios de disputa “Alla
Europea”, el Colón en general y la Filarmónica en particular parecieran correr
en idéntico sentido, sino no hay forma de entender como puede ser posible que
en pleno Diciembre, con un factor climático que preanuncia el que puede ser un
rígido verano (y a pesar de la refrigeración de sala), estén pendientes dos conciertos de abono de la
Filarmónica, con el último a ofrecerse a escasas cuarenta y ocho horas de la
Nochebuena. Jamás en mis treinta y tres años de permanente concurrencia a la
sala de la calle Libertad (y mas de uno de Uds. con mas años que Yo también) me
tocó presenciar un desaguisado semejante. Y revisando la programación del
próximo año, si bien la Orquesta tendrá mas conciertos y culminará alrededor de
Noviembre su temporada (lo que significa
una vuelta casi a lo normal), será el “Andrea Chenier” de Marcelo Alvarez el
que en pleno Diciembre culmine la actividad. Es cierto que para estas fechas
existía un “Ciclo de Primavera” menos formal. Entonces debemos volver a esas
fuentes y, como la programación próxima, navegar en el tema fechas hacia aguas
mas calmas.
Mas allá del anterior
comentario, quienes asistimos a esta velada hemos tenido el privilegio de
escuchar la mejor versión que un pianista argentino haya ofrecido del Nº 1 de
Tchaickovsky y a Nelson Goerner le ha cabido semejante honor. Versión intensa,
plena de lirismo, toque prolijo, llena de sutilezas y energía perfectamente
administrada sin abuso alguno del pedal.
Compenetración total con la obra y espectacular diálogo con la orquesta.
También es responsable de ello Carl St. Clair, conductor Norteamericano
discípulo de Leonard Bernstein, titular de la Sinfónica del Pacífico en su país
y de la Sinfónica Nacional de Costa Rica, quien además ostenta una interesante
foja de servicios en su país y Europa, dueño de una muy pulida técnica
interpretativa que logró de la Filarmónica un superlativo rendimiento. La atención de la sala fue única, con un
pulcro silencio que logró hacer callar hasta a los impertinentes celulares. Y
el estallido de júbilo que hubo al final de la obra fue disparador de un bis
para la mas exquisita “cosecha Goerner”: un Nocturno de Chopin en el que creó
una atmósfera maravillosa, plena de apasionamiento, canto y belleza tímbrica.
En cuanto al
Director, ya desde el mismo comienzo impresionó de buena forma al abordar
“Slava” de Leonard Bernstein. Tempi justo, versión “chispeante”, animada y
plena de color. Al explicar a posteriori el formato del programa y las
particularidades de la Décima de Shostakovich, nos explicaba su relación con el
gran compositor y Director de Orquesta Norteamericano, la amistad de este
último con “Slava” Rostropovich (de hecho el título de la obra de Bernstein
lleva el sobrenombre del genial violoncelista ruso [desertor de su país] y fue
compuesta para celebrar la llegada del interprete a Washington para hacerse
cargo de la Sinfónica Nacional de esa ciudad) y la de “Slava” con Dimitri
Shostakovich (bien conocida por todos Ntros.), y por ello la inclusión de la
Decima en el programa.
La versión que
escuche en el Colón, se inscribe dentro de las tres mejores que uno haya
escuchado, aclarando que no tuve la fortuna de estar presente en la de Yuri
Temirkanov con la Filarmónica de San Petersburgo para el Mozarteum en el Colón,
que al decir de todos fue la mas perfecta. Entonces la ubicamos junto a la de
Stanislaw Skrowaczewsky y la Halle de Manchester, y a la primera versión de Pedro Ignacio
Calderón con la Sinfónica Nacional en el Auditorio de Belgrano en el año 2005
(cuando por ese entonces en un reportaje concedido a este cronista le
manifestaba que ese era el tiempo en que debía abordar este repertorio). Tuvo pasión, intensidad, fuerza, tensión
dramática en una progresión que dejó al auditorio sin aliento. Para ello contó con
la inestimable colaboración del Clarinetista Jorge Caldelari quien ofició de
traductor al público y sin dejar de manifestar que el celebre tema que lleva en
cada nota cada inicial del nombre de Shostakovich en idioma alemán sería
interpretado por el solista Fernando Chiappero, con lo que logró además ganarse
el favor de la agrupación toda que respondió de manera formidable y se ganó la
merecida ovación de la concurrencia.
Para la próxima
semana esta anunciada la presentación de Leonid Grín como Director Invitado. Bienvenido.
Tanto El, como St. Clair, como Roberto Minczuk (Que el día anterior guiará a la
Estable, a pedido de la misma), son Maestros que deberán ser convocados con
mayor frecuencia para ayudar al que el Trabajo de Enrique Arturo Diemecke sea
perfeccionado aún mas.
Donato Fabián Decina
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