DESDE EL
IMPRESIONISMO A LA ACTUALIDAD
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique
Arturo Diemecke. Solistas: Marcela Roggeri-Jean-Phillippe Collard (Duo de
Pianos). Anssi Karttunen (Violonchelo). Programa: Francis Poulenc: “Concierto
para Dos Pianos y Orquesta” en Re menor. Pascal Dusapin: Concierto para
Violonchelo y Orquesta (“Celo”) (Primera audición Argentina). Maurice Ravel:
“La Valse” (Poema Coreográfico para Orquesta).
Teatro Colón, 20 de Octubre de 2016.
Continuando en el
nivel superlativo que enmarcó la presentación de la semana anterior, la
Filarmónica descolló en el escenario del Colón abordando un programa
íntegramente francés de comienzo y final del siglo veinte. Dos compositores de
excepción y una figura del panorama actual para regordeárnos en la audición.
La noche se inició
con una fantástica versión del Concierto para dos pianos y orquesta de Francis
Poulenc. He tenido la suerte de escucharla en diversas versiones
(Sainz-Bergaglio; Lechner-Tiempo; Dabul-Massone; Argerich-Hubert), ninguna
alcanzó la intensidad y el color que tuvo esta. Con una Marcela Roggeri de
toque de plena frescura y un Jean-Phillippe Collard como sostén del discurso,
cumplimentándose ambos para una faena excelente. La Orquesta también tuvo su
lucimiento, con un Diemecke que continuó en la misma dirección que nos había
mostrado la semana anterior en “Cuadros de una Exposición”, riqueza de matices,
canto orquestal, sutilezas y dialogo permanente con los solistas. Los sostenidos aplausos tuvieron recompensa
con otro dúo de Poulenc que motivó aún mas a la concurrencia.
Una de las visitas
importantes de este año es la de Anssi Kartunen, violonchelista finés
especialista en siglo veinte, también Director de Orquesta (uno de sus mas recientes
trabajos en materia de Dirección fue “Kraft”, la monumental obra de Lindberg
que conociéramos también este año en el Colón). Ha estado ofreciendo trabajos
de Pascal Dusapin en el C.E.T.C. y, ahora, en este abono en la sala grande,
tuvimos el privilegio de escucharlo en el Concierto para Violonchelo y Orquesta
del mismo compositor (El que lleva el mote de “Celo”). Obra intensa, parte de
una exploración a partir de un timbre sonoro
hacia la búsqueda de un sonido definitivo. La Orquesta concurre casi como
en apoyo al solista y allí se desarrolla esta interesante idea. Excelente
entendimiento Solista-Director-Conjunto, Técnica magnífica del solista y
detalles muy interesantes a lo largo de toda la obra. Una pequeña obra dedicada
a un asistente al concierto fue el bis ofrecido.
La “cereza del
postre” fue la inmensa versión de “La Valse”, muy rica en matices y detalles y
plena de colorido orquestal. Estupendamente ajustada y llena de vida, para
redondear un trabajo de exquisita factura.
Donato Decina
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