VEINTICINCO AÑOS
DESPUES, OTRA EXCELENTE ANTIGONA VELEZ
“El Dilema de Antígona Vélez”, Opera en un acto dividido en
diez escenas sobre idea de Guillermo Asencio, basado en “Antígona Vélez” de
Leopoldo Marechal. Música de Sebastián Boeris, libreto de Sara Melul.
Interpretes: Natalia Alberó (Antígona Vélez), Santiago Martínez (Lisandro
Galván), Gerónimo Seib (Don Facundo Galván/Don Rosendo), Paula Do Souto (Carmen
Vélez/Paulina), Laura Katz (Kundry), Miguel Angel Pérez (Don Pascual/Capataz/Sargento),
Ana Laura García (Francisca/Bruja Nº 1), Leila Recchi Rodríguez (Bruja Nº 2),
Bibiana Fischy (Doña Aurelia/Bruja Nº 3). Actores: Germán Crivos (Alter
Facundo), Elisa Nasi (Alter Carmen), Alba Castillo (Alter Aurelia), Norberto
Rodríguez (Alter Rosendo). Escenografía,
Diseño de Iluminación (Compartido), Vestuario: Zacarías Gianni. Coreografía:
Pamela Atrio. Octeto de músicos dirigidos por Pablo Bonacci. Dirección Escénica
y Diseño de Iluminación (Compartido): Guillermo Asencio. Espacio “El Galpón de
Caballito”, Función de Estreno Absoluto del 16 de Noviembre de 2016.
A veinticinco años
del estreno de una de las óperas mas ambiciosas de toda la historia musical
argentina (también una de las más exitosas), Marechal y su “Antígona Vélez”
vuelven al drama lírico. Vaya puntos de contácto. Un mismo tema tratado por
Juan Carlos Zorzi, por ese entonces transitando los últimos momentos de su
primer ciclo como titular de la Sinfónica de Rosario, como por Sebastián
Boeris, Rosarino de Nacimiento allá por 1985, el que tal vez de refilón haya
logrado escuchar algún compás de Zorzi allí durante la segunda titularidad de
Este, lamentablemente trunca por su muy prematura desaparición física. Leopoldo
Marechal como punto de encuentro y, para esta nueva “Antígona”, Guillermo
Asencio como disparador de ideas. Por último, ¡Bravo!: al Fondo Nacional de las
Artes por aprobar y becar este proyecto.
Lo primero que
Guillermo Asencio aclaró a viva voz antes del comienzo del espectáculo, es que
en nada este trabajo competía con la ópera de Zorzi. Es una adaptación del
Teatro de prosa de Marechal al formato lírico con un lenguaje musical muy
actual. Y vaya si fue correcta esta
primera aclaración. Este es un trabajo muy concentrado. Comprimido. Adaptable
al espacio físico del “Galpón de Caballito”, un muy lindo lugar sobre la
Avenida Avellaneda frente al puente sobre la calle Nicasio Oroño y las vías del
Sarmiento (“Rosario siempre estuvo cerca” diría Páez, Nicasio Oroño tiene en
Rosario su correlato con, ni mas ni menos que, el Boulevard Oroño, una de sus
arterias principales). A la inversa, la “Antígona” de Zorzi, fue siempre
pensada para las grandes salas y hacia allí apuntaron tanto el Compositor y
Director de Orquesta como Javier Collazo su libretista. En cambio aquí, gran
parte de los méritos corresponderán también a Sara Melul, responsable de una
extraordinaria adaptación tanto del texto de Marechal como las inclusiones y
alusiones del original de Sófocles, derivando en una expresión escénica
formidable por su poder de síntesis, sin sacrificar en nada la esencia de ambas
obras y llevada a cabo en un espacio
reducido y poco convencional. En cuanto a la música de Boeris es concisa,
contundente, muy cómoda para el trabajo de las voces como también lo es para el
público, a veces tan reacio a aceptar
productos de lenguaje musical moderno, lo que es casi el único punto en común
con el producto de Zorzi, el que por algo también triunfó usando también un
lenguaje moderno pero accesible para el espectador y, por lo tanto, esta obra
se termina imponiendo por todas las cualidades que he descripto. Y aquí
cobra vuelo e intensidad el trabajo
admirable de Guillermo Asencio como Director Escénico, aunando el Teatro de
prosa con el musical, ahondando en la “psiquis” de la protagonista, hermana y madre
de sus hermanos y el “dilema” en el dolor de sepultar dignamente al castigado
Ignacio, dejado a la intemperie a merced de los caranchos, en detrimento de
Martín, su otro hermano, velado con todos los honores camperos, mas aún, a costa de jugarse Ella misma su vida y dejar
huérfana a Carmen, su otra hermana. La presencia de los “Alter”, tanto para un
personaje central como Don Facundo Galván, como para roles secundarios como
Carmen (que aquí tiene una participación mayor que en la Antígona de Zorzi no
tenía), Rosendo (El Viejo Rastreador) o Aurelia. Para ello, Germán Crivos (Don Facundo), Elisa Nasi
(Carmen), Norberto Rodríguez (Rosendo) y Alba Castillo (Aurelia) realizan
composiciones actorales formidables desde todo punto de vista, con una entrega
física y vocal sin concesiones. Las voces convocadas lo fueron merced a una
cuidadosa selección y se notó. El protagónico estuvo a cargo de Natalia Alberó,
voz potente, firme, con notable entrega. Su actuación no decae en ningún
momento. Lisandro Galván fue Santiago Martínez, voz de bellísimo timbre, buena
figura e impecable línea de canto, su fragmento del relato en donde le narra a
Antígona su deslumbramiento amoroso adolescente con Ella en ocasión de su primera
doma de potro fue rico en expresividad y matices. Gerónimo Seib asumió los que
acaso sean los dos roles mas comprometidos de toda la partitura: Don Facundo
Galván y Don Rosendo y en ambos salió airoso con buena línea de canto y muy
buenas dicción y expresividad actoral. Una revelación del espectáculo fue la
joven Paula Do Souto para los roles de Carmen (Hermana de Antígona) y Paulina.
Voz de gratísimo timbre y buena línea de canto. Otro hallazgo lo encontramos en
Norberto Rodríguez, quien se desdobla en los roles de Don Pascual, El Capataz
de “La Postrera” y el Sargento del Pelotón de Soldados que descubre muertos a
los amantes atravesados por la misma lanza. Muy correcta Laura Katz en el rol de
Kundry. Tres buenas voces cubren el rol de las “Brujas”: Ana Laura García ( que
también es Francísca)de buena presencia y grato tímbre, Leila Recchi Rodríguez,
correcta en su composición y Bibiana Fischy (también Doña Aurelia), tal vez la
mas conocida de las tres por sus actuaciones en el “Off Colón”, de muy efectiva
participación. Todas las voces, supieron también actuar y decir en la prosa
(algo desgraciadamente muy poco frecuente en Ntro. Medio y eso es también
acierto de Asencio).
Entrando en el
terreno técnico, Pamela Atrio desarrolló coreografías acordes a los momentos
musicales en que se desarrollan, llevadas a cabo tanto por los cantantes como
por los actores de manera muy efectiva. Zacarías Gianni lleva en la sangre su
oficio. Es indudable que abrevó en los trabajos de su padre Carlos para
presentarnos un marco escénico minimalista muy efectivo, desarrollado por Malén
Gorgone Pampin y Florencia Iribarne Lucato con extraordinario manejo de la
paleta de color, resaltado ello con una muy buena iluminación, desarrollada en
conjunto con Guillermo Asencio, la que da marco estupendo en todo el espectáculo
y un vestuario que dio justo en las formas e idiosincrasia de los hombres y
mujeres de Ntra. Pampa en aquella época (No olvidar que la acción de Marechal
está ambientada en la época de la Conquista del Desierto, aún cuando en lo
geográfico pone a “La Postrera” en lo que hoy es el partido de Castelli en la
Provincia de Buenos Aires y en el dúo de amor de Antígona y Lisandro se hable
además de las “Barrancas del Salado” donde hoy se sitúa “Villa Raquel”, la
legendaria estancia de la también trágica Familia Guerrero con su castillo
visible al costado de la Autovía 2).
Para el final dejé la
revelación que ha sido para mí la vibrante concertación de Pablo Bonacci, un
muy joven conductor de 27 años, dueño de una solidez de recursos admirable, muy
firme en los gestos al frente de un octeto de sobresalientes instrumentistas en
donde hubo matices, colores y énfasis a lo largo de toda la función. Diálogo
permanente Cantantes-Grupo Instrumental-Director, para garantizar este éxito.
Sin temor a equivocarme,
creo haber estado frente al mejor estreno de una obra Argentina en la actual
temporada. Salí plenamente gratificado y entiendo que es un esfuerzo que no
deberá caer en saco roto, es decir, merece reponerse a futuro. Lo merecen.
Donato Decina
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