DECEPCION Y FASTIDIO
Mozarteum Argentino:
Primer Concierto de la Temporada 2016. Actuación de la Mezzosoprano Joyce Di
Donato. Al Piano: Craig Terry. En programa: Obras de Luna, Ravel, Rossini,
Granados, Häendel, Giordani, Pergolesi
y Rosa. Teatro Colón, 19/04/16.
Mas allá de la muy
interesante programación, en cuanto a nombres rutilantes y obras programadas,
por parte del Mozarteum Argentino, el
balance de la actuación de Joyce Di Donato en el Concierto de apertura me dejó
la doble sensación de decepción y fastidio. Decepción, porque defraudó la
expectativa que uno tenía sobre todo con las obras que Ella decidió frecuentar,
fundamentalmente Ravel (Sheherazade), Luna (de España Vengo), Granados (Tres
tonadillas de “La Maja Dolorosa”), Häendel (Lascia ch’io pianga de “Rinaldo”),
Tres Arias Antiguas (Caro mio Ben de Giordani, la celebérrima Se tu m’ami de
Pergolesi y Star Vicino de Salvatore Rosa) y dos Rossini que son “caballitos de
batalla” de su repertorio: “Bel Raggio Lusinghier” de Semirámide y Tanti
Affetti in tal Momento de “La Donna del lago”. Y fastidio, porque las arias
antiguas anunciadas, fueron abordadas en un arreglo del pianista acompañante
Terry en tiempo de Jazz, sin que mediase explicación alguna y en donde en todo
caso parecía algo así como un “paso de comedia musical” , dejando a las
explicaciones del programa de mano, que
las tomó como si se abordaran en versión real, virtualmente pagando ante el
público, mas allá de que evidentemente
gran parte de la asistencia lo tomó como una humorada y en consecuencia la
ovacionó , sin medir a mi juicio, las serias consecuencias que esa “humorada”
podrían haber tenido, ya que hacerlo de esa manera jugó contra la natural
expectativa que el avezado espectador tenía, máxime, cuando abordó en recitales
anteriores ese repertorio de manera “seria” y había resultado un deleite.
Decepción, porque tanto el inicio con el “De España Vengo” de “El Niño Judío”
de Luna y las dos primeras canciones de “Sheherazade” de Ravel, fueron hechas
partitura en mano y totalmente fuera de estilo, llegando a veces a gritar en
varios pasajes. Solo en el tercer número de la segunda obra pudo lograrse algo
del clima de intimidad que el maravilloso trabajo de Ravel tiene, y aquí, se
notó la mano, el oficio y la técnica de Craig Terry, el que resultó un gran
acompañante.
Lo mismo debe decirse
para la segunda parte, con una insípida versión (también con partitura), de
Tres tonadillas de “La Maja Dolorosa” de Enrique Granados y el desaguisado de
las tres arias antiguas. Nos quedan entonces, una ahí sí muy buena versión de
“Lascia ch’io Pianga” de Rinaldo de Häendel, en donde mostró que sigue
plenamente vigente en ese repertorio, tanto por emisión, dicción y estilo, y las dos arias Rossinianas con las que cerró
ambas partes del recital: “Bel Raggio
Lusinghier” de “Semirámide” y “Tanti Affeti in tal momento” de “La Donna del
Lago”, en donde hizo valer su categoría
en ese repertorio. Si a ello sumamos tres bises de factura impecable, todos
ellos de música popular americana, cerrando con su ya clásica versión de “Out
of The Rainbow” de “El Mago de Oz”, tenemos una cabal idea de lo flojo y hasta
mezquino que resultó el recital. Eso sí, en todo momento compensó el déficit,
con mucha simpatía, elegancia para conducirse y caminar el escenario casi como
una notable “relacionista pública”, compartiendo dicho calificativo con el pianista Terry, el que también
derrochó en todo momento la misma elegancia, pero que de ninguna manera alcanzó
para mitigar, la decepción y el fastidio que Yo ya tenía a esa altura de la
noche.
Donato Decina