NUOVA HARMONIA
COMENZO LOS FESTEJOS DE LA TRIGESIMA TEMPORADA A LO GRANDE
“Nuova Harmonía”: Actuación de la “Capella Istropolitana”,
Concertino y Director: Robert Marecek. Solista: Angélika Kirschlager
(Mezzosoprano).Programa: Franz Schubert: Sinfonía Nº 3 en Re mayor D.200.
Cuatro Canciones: “Im Frühling”, “Der Lindenbaum”, “Erlkönig”, “Ave María”. Johann
Strauss (H): Obertura de “Die Fledermaus”, Wiener Blut, “Ich lade gern mir
Gäste ein” de “Die Fledermaus”, “Schwips Lied” de “Eine Nacht in Venice”. Robert
Stolz: “Du sollst der Kaiser meiner Seele Sein” de “Der Favorit”, “Im Prater
blühn wieder die Bäume”. Richard Heuberger: “Komm mit mir ins Chambre Separée”
de “Der Opernball”. Rudolf Sieczynski: “Wien, Wien nur du allein”. Teatro Coliseo, 08/04/16.
Nunca mas acertado
aquel fragmento de Alfredo Le Pera de “Volver”. No serán veinte años, pero son
nada menos que treinta temporadas consecutivas, que comenzaron a desarrollarse
a partir de la recordada “Italiana ‘86”, la que dió paso a “Harmonía”, luego
transformada en “Nuova Harmonía”. Artistas de excepción que prestigiaron sus
ciclos: Zubin Mehta, Gary Bertini, Gianandrea Gavazzeni, Gil Shaham, Pinchas
Zukerman, Julio Bocca, Vladimir Askenazy, Alberto Lysy, Renaud Capucon, Leonard Slatkin, Christoph
Eschembach, Krystof Penderecki, Nelson Göerner, Uto Ughi, Salvatore Accardo,
entre tantos. Orquestas como la del “Maggio Musicale Fiorentino”, Filarmónica
del Teatro Alla Scala de Milán, Deutsche Symphonie de Berlín, Sinfónica de
Bamberg, Sinfónica de la Radio de Hamburgo, Filarmónica de Rotterdam, la
desaparecida RAI de Roma. Conjuntos de Cámara como el Quinteto de Arcos del
Teatro Alla Scala de Milán. Ballets como el de Ana María Stekelman, Luisillo de
España y tantas otras manifestaciones que marcan un rumbo definido y que en
semejante marco encontraron correlato con una apertura de temporada acorde a
tan significativo acontecimiento. El
retorno a Buenos Aires de la “Cappella Istropolitana” de Bratislava, convocada
para reemplazar a la “Camerata Bern” inicialmente programada, y la presencia de
Angelika Kirschlager, la extraordinaria mezzo-soprano Austríaca, lo que dio
como resultado una muy buena asociación artística de ambas partes y momentos de
absoluto magnetismo tanto de la cantante como de la propia orquesta. “Nuova
Harmonía” puede entonces sentirse plenamente satisfecha con semejante envión
para iniciar los festejos. La Cappella Istropolitana es un muy disciplinado
conjunto, guiado con plena sabiduría por
Robert Marecek desde el primer Violín. En todo momento mostro ajuste, buen empaste,
muy buen sonido e instantes de gran altura, como por ejemplo en los movimientos
centrales de la Tercera Sinfonía de Schubert, poco transitada en los programas
de concierto en Ntro. Medio. Una magnífica versión de la obertura de “Die
Fledermaus”, donde en ningún momento se notó que era interpretada por un
conjunto camarístico y se tuvo la sensación de encontrarse asistiendo
imaginariamente a una función de algún pequeño teatro vienés con la pequeña
Orquesta en su foso. Vale lo mismo la mención para “Wiener Blut”, el
celebérrimo Vals, magníficamente expuesto. Pero vayamos ahora al motivo
principal de este comentario y es la nueva presentación de Angélika
kirschlager.
Verdaderamente se
puede expresar, al menos de mi parte, que si para la gente del tango Nelly Omar
era la “Gardel con Polleras”, Angélika Kirschlager es, sin dudas, la “Fischer
Dieskau con Polleras”. Inmensa categoría, dueña de todos los recursos imaginables.
Sentimiento, Enfasis, Voz Magnífica, Presencia, Expresividad. Mas allá de que
no se menciona en el programa de mano el origen de los arreglos para el
conjunto, una versión como la de “Erlkönig” (El Rey de los Alisos), no volverá
a escucharse en mucho tiempo en semejante nivel. Fue sencillamente un sacudón,
lo que el público experimentó luego de escuchársela. Mientras que “Im Frhüling”
y “Der Lindenbaum”, fueron preparando el clima previo, y una soberbia, sentida y muy intima versión
de “Ave María” remató con acierto la primera parte.
Además de las dos
páginas instrumentales anteriormente comentadas, el repertorio incluyó
fragmentos de Operetas y canciones para registro de Mezzosoprano. Kirschlager
aquí se soltó por completo y dio rienda suelta a todas sus condiciones
interpretativas. Fue un floreo absoluto en donde resaltamos “Ins Chambre
Separee”, con un clima intimo magnífico, “Ich lade gern mir Gäste ein”, la celebre intervención
del Príncipe Orlofsky de “Die Fledermaus” y una soberbia interpretación desde
lo actoral y lo vocal del “Schwips Lied” de “Una Noche en Venecia” en donde un
instrumentista ingresó, servilleta en mano (aprovechando su Frac como
vestimenta, lo que le daba aspecto de
mozo de la “Belle Epoque”), para ofrecerle un vaso que simulaba ser la copa de
bebida alcohólica y darle el pie para la simulación del estado de embriaguez y
a partir de ahí construir una versión memorable, la que contó con la
complicidad del Concertino que le ponía el hombro para simular que evitaba la
caída al piso. El cierre le cupo a una sentida interpretación de “Viena Ciudad
de mis Sueños”, como para resaltar el afecto por la cuna del género.
El acierto en la
elección de estos interpretes, puso de manifiesto el poner toda la carne en el
asador para celebrar un aniversario tan importante. Ojalá que el resto de la
temporada mantenga el mismo nivel.
Donato Decina
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