jueves, 1 de septiembre de 2016

Y EL CICLO CULMINO DE UN TIRON

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solístas: Natasha Binder, Sergio Tempo,  Karin Lechner (Piano) Programa: Ludwig Van Beethoven: Conciertos para Piano y Orquesta Nºs. 2 en Se bemol mayor, Op.19; 3 en Do menor, Op. 37,  y 5 en Mi bemol mayor, Op. 73 “El Emperador”. Teatro Colón, 25 de Agosto de 2016.

  Y luego del “Cielo” alcanzado la noche anterior con Zubin Mehta y la Filarmónica de Israel, la realidad y el reencuentro con la Filarmónica de Buenos Aires a lejano mes y medio de la última presentación en el Colón. Deberá pensarse seriamente al momento de asignársele las fechas correspondientes a los conciertos de abono,  el evitar semejantes baches entre fecha y fecha, mas allá de los eventos internacionales que engalanaron la sala durante ese período,  y que hacen que el público abonado pierda el contacto, y mucho mas quienes son abonados no solo a la Filarmónica, sino también a estos eventos organizados por el Colón y las instituciones privadas, con lo cuál, hasta se pierde memoria auditiva y al reencontrarse con la Orquesta, el choque es violento. Independientemente  de que la actual sea una de las etapas mas brillantes en la historia de la agrupación, hay sustanciales diferencias de sonido con los grupos visitantes y ese debe ser el punto a atacar.

  Luego de escuchada íntegramente la sesión, la sensación que tengo es que resultó toda una desmesura el confiar tres de los conciertos al eje  Lechner-Tiempo-Binder,  y que los tres conciertos se interpretaran en una misma noche. Solo uno o tres interpretes de verdadera imponencia pueden hacerlo así, este no ha sido el caso.

  La primera en ingresar al escenario, fue la joven Natasha Binder, ya con dieciséis años, para abordar el Concierto Nº2. Tuve la sensación de que se la está sobre-exigiendo en demasía. Su toque es aún impreciso, hubo notas demás, digitación por momentos muy acelerada (Si se me permite una humorada: daría la impresión que tocaron el timbre de la casa de al lado para recibir asesoramiento de la Argerich en ese tema) y carencia de profundidad interpretativa. No hablamos ya de una niña. Es una adolescente, y a esta altura de sus años, no menos de dos de los últimos y mas jóvenes alumnos de su recordado bisabuelo (Antonio de Raco), tenían bien definida su personalidad interpretativa.

  Luego fue el turno de Sergio Tiempo, quien acometió el Concierto Nº3. Mucha fuerza y  fuerte personalidad para acometerlo. Tuvo los momentos mas interesantes de toda la noche, y su entendimiento con Diemecke fue completo.

  El cierre fue a cargo de Karin Lechner con “El Emperador”, objeto de una prolija interpretación, que al menos no desentonó y también tuvo un correcto ida y vuelta con la Orquesta, la que a lo largo de la noche lució prolija y bien ajustada. Solo eso.

   Pareció excesivo. De cualquier manera luego de esta “Ráfaga”, quedará para el recuerdo de este ciclo la imponente versión de Philippe Entremont del Nº 1, que fue lo mas alto. Habrá que repensar como preparar mejor estos esfuerzos.

   

Donato Decina

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