MUSICA ARGENTINA
ESTUPENDAMENTE PROGRAMADA
Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios
Filiberto”, Director: Luís Gorelik. Solista: Marcela Méndez (Arpa). Programa:
Juan Carlos Zorzi (1935-1999): “Adagio Elegíaco” (In Memoriam Gilardo Gilardi-1963).
Alberto Ginastera (1916-1983): “Glosas sobre un tema de Pau Casals” (versión
1977 para Orquesta Ampliada). Concierto para Arpa y Orquesta, Op. 25. CCk, Sala
Argentina, 13 de julio de 2016.
Un interesante
programa presentó Esta agrupación consagrada al repertorio Nacional, sea Este
Clásico o Popular. Hablar de dos compositores muy representativos, consagrados
ambos a bucear en Ntras. Raíces y Ntra. Identidad, y además, Maestro
(Ginastera) y Alumno (Zorzi), los que fueron reseñados de manera muy
interesante por el Director, ya que faltaron programas de mano, y por ello Luís
Gorelik, voz en cuello (no funcionó el micrófono), comentó cada obra
seleccionada y las etapas que los creadores elegidos atravesaban al momento de
componerlas.
Para el tipo de
actividad que la agrupación realizó hasta hace unos meses atrás, el hecho que
Gorelik haya sido seleccionado como Director Titular de la misma es un inmenso
privilegio para quienes la integran. También distinguir, entre otros, a Rafael
Gíntoli como concertino y a Mario Fiocca en Viola, significa una jerarquización
mayor del organismo. Bienvenidos sean todos estos avances.
Y esto se refrendo en
las interpretaciones, las que mantuvieron un nivel de excelencia que mucho se
agradece. El Concierto, llevado a cabo en la muy cálida sala Argentina del CCK,
se inició con la Obra de Zorzi, dedicada a Gilardo Gilardi (su principal
formador), compuesta (como Gorelik señaló) casi de un tirón sobre dos temas
principales de la “Sinfonía Cíclica” de Gilardi, que el Compositor y Director
se hallaba preparando para su estreno absoluto. Escrita para Orquesta de
Cuerdas, fue objeto de una versión muy emotiva.
Luego vino el turno
de las “Glosas obre un Tema de Pau Casals”. Aquí el Director explicó que se
trataba del estreno de la revisión hecha por Ginastera sobre el original para
Orquesta de Cuerdas, dotándola de una mayor orquestación, con lo que se
favorecieron muchos efectos tímbricos. El original fue compuesto en 1974, para
recordar el primer aniversario del fallecimiento de Casals, y estrenado en San
Juan de Puerto Rico, sede de los festivales que llevan el nombre del gran
músico Catalán. Esta revisión fue realizada a
pedido de la Orquesta Sinfónica Nacional de Washington y su entonces
titular Mtislav Rostropovich, con lo que aquí se entrelazaron unas cuantas
coincidencias, ya que Aurora Nátola (segunda Esposa de Ginastera) era alumna de
Casals y cultivaban una gran amistad, intensificada a partir de unirse Esta a
Ntro. Compositor. Rostropovich, obviamente dada su condición de Violoncellista,
también estuvo fuertemente vinculado a Casals. Washington, ciudad en la que se
produjeron encargos a Ginastera como “Beatrix Cenci”, una vez mas le pedía un
trabajo y, uniendo todo esto, Ginastera le ofreció al gran interprete Ruso,
esta reelaboración para cumplir con el pedido. La obra, basada en temas
catalanes, tiene como punto de partida el recuerdo de la imagen de Casals
viendo los atardeceres en las Playas Portorriqueñas con la vista fija en el
mar. De allí todas las llamadas musicales, sonidos que simulan el canto de los
pájaros, recuerdos entre sueños al dormitar por instantes, un nocturno que es
muy introspectivo, y un vértigo final que lleva a una feliz explosión musical.
Todo ello fue expuesto admirablemente por la Orquesta que se lució en la
interpretación, la que no tuvo fisura alguna y que fue estupendamente recibida
por la concurrencia.
El final vino de la
mano del Concierto para Arpa y Orquesta, op. 25, compuesto para el gran Nicanor
Zabaleta. Obra que continua con la etapa nacionalista de la producción de
Ginastera, aparece íntimamente ligada a su Op. 23, las inmensas “Variaciones
Concertantes” para Orquesta. La ocasión permitió conocer a Marcela Méndez, una
arpista de la que no tenía Yo antecedente alguno, y que me sorprendió gratamente pues se reveló
dominadora del instrumento, dueña de un refinadísimo sonido, musicalidad
absoluta y una exquisita técnica. Gorelik redondeó una extraordinaria faena,
con un acompañamiento en el que en ningún momento sobrepasó al sonido de la
arpista, la que hizo lo suyo sin amplificación alguna, y un conjunto con muy buena respuesta, con
momentos de brillo y lucimiento.
Todo esto no hace mas
que decir que valió muchísimo la pena concurrir al CCK. Preparados de esta
forma, con un muy buen conjunto
orquestal y muy buena guía, se impone decir que recomiendo abiertamente
concurrir a sus conciertos. Descubrirán a intérpretes de muchísimo valor.
Donato Decina
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