sábado, 4 de junio de 2016



NELSON GOERNER EN SU MEJOR MOMENTO

Mozarteum Argentino: recital del pianista Nelson Goerner: Programa George Friederich Haendel: Chacona en Sol mayor, HWV 435. Robert Schumann: Danzas de la Liga de David, Op. 6. Frederic Chopin: Barcarola en Fa sostenido mayor, Op. 60, Scherzo Nº 3 en Do sostenido menor Op. 29, Nocturnos del Op. 55: En Fa menor Nº 1 y en Mi bemol mayor Nº 2, Polonesa en La bemol mayor,  Op. 53 “Heroica”. Teatro Colón, 30 de Mayo de 2016.

  Nelson Goerner es hoy por hoy Ntro. Mejor instrumentista. No se dude. Y si Ud. todavía dubita acerca de mi aserto, vaya al primer recital que ofrezca por aquí y compruébelo Ud. mismo. La prueba de categoría que brindó ante un muy interesante programa el pasado Lunes en el Colón, ha sido de tal contundencia, tal su triunfo, que en primer lugar me hizo rememorar sus inicios, cuando siendo aun adolescente,  se atrevió a acometer el Nº1 de Liszt, a escasos días de que Martha Argerich lo hiciera en el mismo lugar y, quizás, ante muchos de los que en ese momento lo escuchaban a El, en aquel inolvidable “Concierto del Retorno”. Haber tenido unos pocos años después la fortuna de acompañarlo en aquel Concierto de Sábado a la noche, luego que Lazar Berman hiciera el suyo por la tarde y haber presenciado el saludo entre ambos en Camarines, lo mismo que luego haría con Rosalyn Tureck. Cuanta agua bajo el puente, cuanto ha evolucionado, cuanta es su entrega en el escenario. Una técnica formidable, un toque espectacular, versiones a fondo, sin reservarse nada. Y por eso la ovación sostenida en el final de cada obra,  o la interminable catarata de bravos, tanto en Schumann como en el “Scherzo” y la Polonesa de Chopin. El Mozarteum es el artífice de este nuevo encuentro al que, como en una religión, nos obliga a concurrir como una misa y saber que recibiremos como retribucón Arte con mayúsculas. Eso es lo que Goerner entrega en cada presentación suya.


  Si bien hoy por hoy no se concibe  ya escuchar la Chacona de Haendel en Piano (Mas bien que es para Clave), hacerla al inicio, casi como un  “precalentamiento”, comenzó a mostrar la línea que seguiría la sesión a lo largo de la noche. Soltura, concentración absoluta, con un auditorio que ¡Por fin!, se mantuvo en impertérrito silencio a lo largo de cada obra.
  Las “Danzas de la Liga de David”, con las que Schumann homenajeó a sus amigos, basadas en las intervenciones de “Florestan” y “Eusebius” (sus seudónimos en la función de crítico musical), fueron objeto de una minuciosa lectura, profunda interpretación, técnica impecable y un vuelo interpretativo supremo que hará que tome a esta como versión de referencia.

  En la segunda parte, cinco momentos Chopinianos, en donde como ya dije, En el “Scherzo” como en la Polonesa “Heróica”, tuvimos versiones supremas, y en la Barcarola como en los Nocturnos, tuvimos gran intensidad, y en los segundos, un clima de intimidad que se percibe cada vez menos en este tipo de recitales.

  No faltaron bises, un “Poema” de Scriabin, en bellísima versión, un Estudio para la Mano Izquierda, de magnífica intensidad y un fragmento mas, de gran tensión, admirablemente resuelto. No hacía falta nada mas.


Donato Decina

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