NELSON GOERNER EN SU
MEJOR MOMENTO
Mozarteum Argentino: recital del pianista Nelson Goerner:
Programa George Friederich Haendel: Chacona en Sol mayor, HWV 435. Robert
Schumann: Danzas de la Liga de David, Op. 6. Frederic Chopin: Barcarola en Fa
sostenido mayor, Op. 60, Scherzo Nº 3 en Do sostenido menor Op. 29, Nocturnos
del Op. 55: En Fa menor Nº 1 y en Mi bemol mayor Nº 2, Polonesa en La bemol
mayor, Op. 53 “Heroica”. Teatro Colón,
30 de Mayo de 2016.
Nelson Goerner es hoy
por hoy Ntro. Mejor instrumentista. No se dude. Y si Ud. todavía dubita acerca
de mi aserto, vaya al primer recital que ofrezca por aquí y compruébelo Ud.
mismo. La prueba de categoría que brindó ante un muy interesante programa el
pasado Lunes en el Colón, ha sido de tal contundencia, tal su triunfo, que en
primer lugar me hizo rememorar sus inicios, cuando siendo aun adolescente, se atrevió a acometer el Nº1 de Liszt, a
escasos días de que Martha Argerich lo hiciera en el mismo lugar y, quizás, ante
muchos de los que en ese momento lo escuchaban a El, en aquel inolvidable
“Concierto del Retorno”. Haber tenido unos pocos años después la fortuna de
acompañarlo en aquel Concierto de Sábado a la noche, luego que Lazar Berman
hiciera el suyo por la tarde y haber presenciado el saludo entre ambos en
Camarines, lo mismo que luego haría con Rosalyn Tureck. Cuanta agua bajo el
puente, cuanto ha evolucionado, cuanta es su entrega en el escenario. Una
técnica formidable, un toque espectacular, versiones a fondo, sin reservarse
nada. Y por eso la ovación sostenida en el final de cada obra, o la interminable catarata de bravos, tanto
en Schumann como en el “Scherzo” y la Polonesa de Chopin. El Mozarteum es el
artífice de este nuevo encuentro al que, como en una religión, nos obliga a
concurrir como una misa y saber que recibiremos como retribucón Arte con
mayúsculas. Eso es lo que Goerner entrega en cada presentación suya.
Si bien hoy por hoy
no se concibe ya escuchar la Chacona de
Haendel en Piano (Mas bien que es para Clave), hacerla al inicio, casi como
un “precalentamiento”, comenzó a mostrar
la línea que seguiría la sesión a lo largo de la noche. Soltura, concentración
absoluta, con un auditorio que ¡Por fin!, se mantuvo en impertérrito silencio a
lo largo de cada obra.
Las “Danzas de la
Liga de David”, con las que Schumann homenajeó a sus amigos, basadas en las
intervenciones de “Florestan” y “Eusebius” (sus seudónimos en la función de
crítico musical), fueron objeto de una minuciosa lectura, profunda
interpretación, técnica impecable y un vuelo interpretativo supremo que hará
que tome a esta como versión de referencia.
En la segunda parte,
cinco momentos Chopinianos, en donde como ya dije, En el “Scherzo” como en la
Polonesa “Heróica”, tuvimos versiones supremas, y en la Barcarola como en los
Nocturnos, tuvimos gran intensidad, y en los segundos, un clima de intimidad
que se percibe cada vez menos en este tipo de recitales.
No faltaron bises, un
“Poema” de Scriabin, en bellísima versión, un Estudio para la Mano Izquierda,
de magnífica intensidad y un fragmento mas, de gran tensión, admirablemente
resuelto. No hacía falta nada mas.
Donato Decina
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