viernes, 3 de junio de 2016

INSIPIDO Y MEDIOCRE


Teatro Colón, Temporada Lírica 2016: “Fidelio”, ópera en dos actos con música de Ludwig Van Beethoven con libreto de Joseph Sonnenleithner. Elenco: Carla Filipcic Holm (Leonora), Zoran Todorovich (Florestan), Homero Pérez Miranda (Don Pizarro), Manfred Hemm (Rocco), Jaquelina Livieri (Marcelina), Hernán Iturralde (Don Fernando), Santiago Bürgi (Jaquino), Sebastián Angulegui (Primer Prisionero), Juan González Cueto (Segundo Prisionero. Coro Estable del Teatro Colón: Director: Miguel Martínez, Orquesta Estable del Teatro Colón: Concertador y Director: Francisco Rettig. Iluminación: Ruben Conde, Escenografía y Vestuarista Asociado: Sebastián Sabas.  Regie, Escenografía, Vestuario y Multimedia: Eugenio Zanetti. Función del 20 de Mayo de2016.

  Mas allá de algún logro parcial que resaltaré en esta crónica, la decepción,  una vez mas Teatro Colón,  es la resultante de la función de “Fidelio”. Pocas veces me retiré de la sala de la calle Libertad con semejante sensación. Era lógica mi expectativa, dado el despliegue previo que la publicación del Teatro efectuó en su última edición (la previa al estreno). También la lógica expectativa por ver por primera vez a Francisco Rettig en el foso concertando ópera, máxime cuando en acompañamiento de Ballet, su trabajo fue mas que aceptable. Pero es sabido que cuando la mano viene mal barajada desde el vamos, las cosas se van desacoplando hasta bordear un naufragio casi insalvable. Y mucho de esto hubo aquí. El anuncio durante la presentación oficial de la temporada a fines del año pasado, en el sentido de que el rol protagónico sería asumido por la Portuguesa Elisabete Matos, desmentido a los pocos días por la página del Teatro Municipal de Santiago de Chile,  que la anunciaba para las mismas fechas asumiendo el rol titular de “La Gioconda” de Amilcare Ponchielli, adelanto exclusivo de Roberto Blanco Villalba en Ntro. programa radial. La convocatoria a Nadja Michael, de rotundo suceso como “Kundry” en “Parsifal”, para el reemplazo de la portuguesa. Su venida y su intempestiva partida,  sin que realmente se especificaran las razones y, sin saber si se efectuaron gestiones de emergencia para conseguir alguna interprete de importancia para encabezar el reparto titular, la convocatoria a Carla Filipcic Holm, que debía encabezar el segundo reparto, para hacerse cargo del Protagónico del primer elenco. Se habló mucho de la puesta, pero luego de ver los resultados estéticos,  y de leer  (porque ahora el programa de mano incluye reportajes) la entrevista que Eugenio Zanetti brindó a tal efecto, que su puesta era una simbolización de la libertad, la misma que la obra pregona  y que para ello se simbolizaban personajes y parte de la trama con un “reciclado” de puestas anteriores como su “Don Carlo” del año pasado. Entonces vemos a Rocco y Leonora/Fidelio con uniformes de  la Epoca de la Guerra del14 del siglo pasado, Jaquino de Civil al igual que Marcelina, pero Pizarro con vestuario de la Epoca de Felipe II, lo mismo que su custodia, mientras que el resto de la oficialidad viste uniforme de combate de la Guerra del 14. Los presidiarios encerrados en gradas (¿puestas de la Fura y Valentina Carrasco, de “Ballo” y “El Anillito”?). Florestán emergiendo de una catacumba (similar a la que el Maestro Roberto Oswald usó en “Salomé” tanto en el Colón como en el Argentino de La Plata). Y si de originalidades se habla, La entrada de Pizarro en un vehículo que parecía salido del inolvidable dibujo animado “Los Autos Locos”,  de fines de la década del 60 del siglo pasado, en donde la parte baja del vehículo semejaba “La Antigualla Blindada de Mathew y sus Pandilleros”, y la parte superior (Cañón incluido) al “Súper Chatarra Special”. La utilización del disco giratorio para escenas de desplazamiento,  con proyecciones de fondo de columnas que se iban corriendo para semejar el avance, iluminación correcta, y hasta los dos doberman que aparecieran en “Don Carlo” (¿y en Beatrix Cenci tal vez?, con lo que establecerían un record de presencias escénicas). Como se ve, todo muy suelto. Todo casi anárquico, como la increíble decisión, en este caso de Francisco Rettig, de abrir el segundo acto interpretando la “Leonora Nº 3”, fuera de lugar (en los teatros de importancia ya no se la interpreta), quitando gran parte de la atmósfera dramática con la que Florestán aparece en escena. Demasiado. Y en ello radica la fría recepción del público, y las discusiones posteriores en la calle y pasillos,  la mayoría con coincidencias en la lamentable puesta escénica y la endeble Dirección Orquestal. En mi opinión el espectáculo fue de una mediocridad mayúscula, poca marcación actoral, anarquía escénica,  y una Dirección de orquesta que mas allá de la “Leonora”, fue muy tibia, con pocas respuestas efectivas de la masa orquestal y un discreto enlace Foso-Cantantes. Por momentos los “tempi” fueron muy lentos y seguir la trama se hacía soporífero.

  En lo vocal, el Coro Estable ofreció una correcta labor, luchando con la comunicación con el foso. Zoran Todorovich fue un efectivo Florestán, pero sin línea de canto y una emisión descontrolada. Manfred Helmm, fue un apenas correcto Rocco y cabría preguntarse si era necesaria su presencia, cuando aquí sí tenemos gente de valía para el rol. Discretos tanto Jaquelina Livieri como Marcelina y, sorprendentemente, Santiago Bürgi como Jaquino. En éste último caso cabría preguntarse si se debió a todas las situaciones planteadas anteriormente, conociendo la valía escénica que este cantante posee. Pésima,  y sin ningún atenuante,  la participación de Homero Pérez Miranda como Pizarro. Flojo en todo sentido (vocal y actoral),  para una composición absolutamente desabrida. Por lo que llegamos a lo mas rescatable de la función, el soberbio Don Fernando de Hernán Iturralde, que estaba para cosas mas grandes, y el airoso paso de Carla Filipcic Holm, al hacerse cargo de la Leonora Titular, responder con buen canto y buena emisión. A futuro, con mejor marcación escénica, nos demostrará que también puede expresar y actuar con mayor convicción. Poco, demasiado poco. El Colón hasta ahora sigue en deuda.


Donato Decina

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