UN
IMPONENTE PROKOFIEFF HIZO QUE VALIERA LA PENA CONCURRIR
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires,
Director: Enrique Arturo Diemecke. Solistas: Lucille Chung - Alessio Bax
(Pianos). Programa: Wolfang Amadeus Mozart: Concierto Nº 10 para dos Pianos y
Orquesta en Mi bemol mayor, Kv. 365/316a. Serguei Prokofieff: Extractos de las
dos Suites de la Música para el Ballet “Romeo Y Julieta”. Teatro Colón, 22 de
Octubre de 2015.
El Balance final de este concierto, me ratificó la impresión de que,
afortunadamente, la Filarmónica está volviendo por sus fueros. La solidez
mostrada en los fragmentos de “Romeo y Julieta” de Prokofieff, que si bien la
venía interpretando completa como acompañamiento del Ballet Estable, no era así
a comienzos de la temporada, cuando estaba programada solo para Este concierto,
nos mostraron a Diemecke en su salsa, con pasajes de un lirismo y un vuelo
absolutos e instantes de virtuosismo
supremo del conjunto. Tal fue lo escuchado que, ¡Por fin!, no voló una mosca en
el recinto, cero aplausos fuera de lugar, prácticamente cero toses y un
sepulcral silencio de varios segundos hasta el comienzo de la catarata de
aplausos que coronó la actuación. Ojalá tengamos unas cuantas noches mas en
semejante nivel.
El comienzo, nos trajo al escenario
nuevamente a Alessio Bax, de cuya actuación solista para el Mozarteum ya me
referí en crónicas pasadas. Esta vez lo hizo en
Compañía de su Esposa, Lucille Chung, Canadiense, de obvia ascendencia Oriental, con la que
abordó el Concierto Nº 10 para dos pianos de Mozart, redondeando la audición de
obras Mozartianas de ese período, ya que Barry Douglas había abordado el Nº 14
en el Coliseo la noche anterior. En su ya clásica “Charla Explicativa”, esta
vez al comienzo de la segunda parte, Diemecke comentó que la versión utilizada
incluyó oboes y trompetas, “aún cuando no se supiese la procedencia de la
misma, pero como quedaba mejor se la empleó”. Mas allá de semejante acto, a mi
juicio temerario, tuvimos a un Orgánico
Orquestal grande en demasía para como se interpreta Mozart, y mas esta época de
su producción, en la actualidad. Cuatro Contrabajos, veinte violínes, seis
violas y cuatro violoncellos, ya son muchísimo. Y los “tempi” sonaron mas a
Post-romanticismo que a Clasicismo. En cuanto al dúo solista, Bax reforzó mas
mi convicción en el sentido de ser un correcto pianista, al que le falta aún
un mayor vuelo interpretativo, cosa que
no sucedió con Chung, quien desde el vamos mostró mayor musicalidad, magnífico
toque y pleno sentimiento. Aún así, gozaron del favor del público que retribuyó
con sostenidos aplausos, los que fueron retribuidos con una electrizante
versión a cuatro manos de “Libertango” de Piazzolla (Basta de Piazzolla, ¡por
favor!), que hizo delirar a la concurrencia.
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