ESTA VEZ SI
Ciclo Oficial de Conciertos de la Orquesta sinfónica
Nacional, Director: Gabriel Chmura. Solista: Nelson Goerner (Piano). Programa.
Serguei Rachmaninoff (Concierto para Piano y Orquesta Nº 2, en Do menor, Op.
18. Serguei Prokofieff: Sinfonía Nº 5 en
Sí bemol mayor, Op. 100. Centro Cultural Kirchner, Sala “Ballena Azul”,
02/09/15.
En un día en el que
virtualmente se debió “deshojar la margarita”, teniendo en cuenta que “Nuova
Harmonía” presentaba en el Colón a la Sinfónica de Shangai con Maxim Vengerov
como solista, opté por concurrir a cubrir para Uds. este concierto dado que si
bien, el programa del Colón ofrecía dos obras de repertorio clásico Chino, mas
el “imán” Vengerov y la posibilidad de poder percibir una versión
de agrupación asiática de la Quinta de Shostakovich, el programa de la Nacional
fue tanto mas fuerte por la presencia de quien hoy por hoy es Ntro. Máximo
pianista en el mundo (Argerich y Barenboim ya juegan para mí en otra dimensión
interpretativa), ofreciendo una obra de muchísimo compromiso y otra quinta que
no le va en saga a la anterior, tan memorable como aquella, la de Prokofieff,
mas un conductor conocido por Ntros., el Polaco Gabriel Chmura, nuevamente convocado, que siempre tuvo sintonía con la Nacional cada
vez que le tocó dirigirla. No hizo falta nada mas para decidirme a concurrir y
creo que acerté en mi elección.
El querido Nelson fue
convocado por las autoridades al momento de concretar la compra de los nuevos
pianos “Steinway” que hoy integran la dotación del Centro Cultural Kirchner. Al
menos lo que se escuchó del elegido para esta ocasión fue muy bueno, y el instrumento en sí tiene sonido
excelente. Entrando ya en la versión en sí misma, tuvo intensidad, momentos de
lirismo pleno y, sobre todo, canto de excelencia en el final del segundo y todo
el tercero, con lo que la versión fue creciendo en voltaje mostrándonos a un
Goerner mucho mas a tono con Rachmaninoff que en ocasión de la versión del
Concierto Nº 3 junto a Diemecke en el Colón unos años atrás. Chmura, por su
parte, realizó un acompañamiento muy
interesante, con pleno contacto con el solista y marcando todos los detalles.
Pero la Nacional sigue aún en proceso de adaptación a su nueva sede y aún sigue
ensayando gran parte de la semana en la impresentable sala del piso 11 de la
Av. Córdoba, contigua al Teatro Nacional Cervantes, por lo que se hace ya
impostergable la habilitación de las salas que a tal fin tiene el Kirchner para
los ensayos , y nombrar cuanto antes a un titular que inicie un nuevo proceso
con la Orquesta, tendiente a ajustarla en todos sus sectores y culminar la
adaptación a la “Ballena” lo mas prestamente posible. Eso hace que por mas
bienintencionadas que sean las marcaciones
de detalles e interpretación, siempre hay sectores que se desbordan y
ello termina conspirando contra la versión en si misma. Para los entusiastas
que aplaudieron de pie la faena del querido interprete Sampedrino, Este les
retribuyó con creces con un poema de Scriabin y un Chopin que selló el romance con
el público presente.
La parte final, como
quedó dicha al comienzo, estuvo compuesta por una vibrante Quinta de
Prokofieff, donde un ya veterano Chmura tuvo sabio oficio para preparar una
sólida versión, a “tempi” un poco mas lento de lo habitual pero muy efectivo,
en el que se pudo percibir con absoluta nitidez a cada sector del conjunto. Si
no se alcanzó un nivel mayor, creo que se debe mas a las necesidades a las que
apunté en la parte anterior de esta crónica y no son achacables al Director
invitado.
Donato Decina
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