OTRA NOCHE
DECEPCIONANTE
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Vladimir
Lande. Solista: Rustem Hayrudinov (piano). Programa: Giuseppe Verdi: Obertura
de la Opera “Nabucco”. Piotr Illich Tchaickovsky: Fantasía de Concierto para
Piano y Orquesta en Sol mayor, Op. 56. Johannes Brahms: Sinfonía Nº 3 en Fa
mayor, Op. 90. Teatro Colón 03/09/15 (Abono Nº 10).
Cuando ya faltan tan
solo cuatro conciertos para culminar la programación de abono y ya se han producido
los momentos mas importantes del ciclo (mas allá de los solistas que vendrán al
penúltimo concierto y el último concierto todo), no deja de llamarme la
atención el hecho que hemos tenido por igual momentos de sostenido entusiasmo
(Como el Nº 7 que tuvo excelentes versiones del Concierto para Piano de
Scriabin y la Sexta de Bruckner), como de verdadera decepción (los de hace tres
semanas con cuarenta y ocho horas de diferencia entre uno y otro). Este se
situará, sin duda alguna, entre los segundos. En primer lugar, por la
programación ofrecida, que incluyó la Obertura de “Nabucco” acompañada de una
obra casi no programada de Tchaickovsky como lo es la “Fantasía de Concierto”
Op. 56 para Piano y Orquesta, que junto con la Décima de Mahler (Versión Cooke
en Revisión de Diemecke), el Concierto de Bombo de Gabriel Prokofieff, próximo
a ofrecerse, el programa para “Pipa” y Orquesta o “Los Amantes Sitiados”, se
corresponde con las “rarezas” que nunca uno encuentra de manera habitual en los
atriles de cualquier Orquesta en el mundo entero. En segundo lugar, la
convocatoria a Vladimir Lande un Director Norteamericano de ascendencia rusa a
quien ya viéramos hace un par de años atrás conduciendo una “Orquesta de
Alquiler” como lo es una “Sinfónica de San Petesburgo”, la que nada tiene que
ver con su homónima “Oficial” de esa misma ciudad, traídos por “Nuova Harmonía”
y pasando sin pena ni gloria. Leyendo el curriculum actualizado del conductor,
ahora es titular de la referida Orquesta, con la que realizó giras en ciudades
Norteamericanas, pero también es conductor de una agrupación de cámara en
Washington DC, y fue titular de la
Sinfónica de Tulsa (Oklahoma), de la que también Diemecke fue asesor artístico,
¿vendrá la mano por ahí?. Lo cierto es que lo rescatable de la noche fue la
presencia del pianista Rustem Hayrudinov, de buena técnica, grato sonido y alta
expresividad, el que le sacó lo mas que pudo el jugo a una partitura muy menor
de Tchaickovsky, que por algo jamás escuché en mis treinta y dos años ininterrumpidos
de concurrencia al Colón, y a la que
seguramente no escucharé en mucho tiempo mas, salvo que Diemecke decida lo
contrario. Por lo demás, Lande hizo una impresentable lectura de la Obertura de
“Nabucco”, tocada a un “tempi” velocísimo careciendo de la menor sutileza, del
manejo de los silencios y la contención de sectores como la percusión, que
lució completamente desbocada en todo el fragmento. Mas apaciguado estuvo en
Tchaickovsky, para luego acometer en la segunda parte con una de las peores versiones
de la Tercera de Brahms que yo recuerde en mi memoria auditiva. Marcada
absolutamente igual en todo, sin respiración, sutilezas (¡Qué vá!), lirismo,
canto, en fin, cosas que Lande evidenció no poseer en toda la noche, y en
donde el último movimiento tuvo una velocidad que tuve la impresión que quería
terminar rápido el concierto para irse a Ezeiza a tomar el avión. Si las cosas
no fueron peores, se debe a la hidalguía de los maestros de la Filarmónica con
Haydee Seibert a la cabeza, quienes trataron de llevar las obras programadas de
la mejor manera posible, y no empañar la parte buena lograda a lo largo del
año. ¿Mejorarán las cosas en los cuatro conciertos que faltan?
Donato Decina
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