sábado, 5 de septiembre de 2015



OTRA NOCHE DECEPCIONANTE

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Vladimir Lande. Solista: Rustem Hayrudinov (piano). Programa: Giuseppe Verdi: Obertura de la Opera “Nabucco”. Piotr Illich Tchaickovsky: Fantasía de Concierto para Piano y Orquesta en Sol mayor, Op. 56. Johannes Brahms: Sinfonía Nº 3 en Fa mayor, Op. 90. Teatro Colón 03/09/15 (Abono Nº 10).

  Cuando ya faltan tan solo cuatro conciertos para culminar la programación de abono y ya se han producido los momentos mas importantes del ciclo (mas allá de los solistas que vendrán al penúltimo concierto y el último concierto todo), no deja de llamarme la atención el hecho que hemos tenido por igual momentos de sostenido entusiasmo (Como el Nº 7 que tuvo excelentes versiones del Concierto para Piano de Scriabin y la Sexta de Bruckner), como de verdadera decepción (los de hace tres semanas con cuarenta y ocho horas de diferencia entre uno y otro). Este se situará, sin duda alguna, entre los segundos. En primer lugar, por la programación ofrecida, que incluyó la Obertura de “Nabucco” acompañada de una obra casi no programada de Tchaickovsky como lo es la “Fantasía de Concierto” Op. 56 para Piano y Orquesta, que junto con la Décima de Mahler (Versión Cooke en Revisión de Diemecke), el Concierto de Bombo de Gabriel Prokofieff, próximo a ofrecerse, el programa para “Pipa” y Orquesta o “Los Amantes Sitiados”, se corresponde con las “rarezas” que nunca uno encuentra de manera habitual en los atriles de cualquier Orquesta en el mundo entero. En segundo lugar, la convocatoria a Vladimir Lande un Director Norteamericano de ascendencia rusa a quien ya viéramos hace un par de años atrás conduciendo una “Orquesta de Alquiler” como lo es una “Sinfónica de San Petesburgo”, la que nada tiene que ver con su homónima “Oficial” de esa misma ciudad, traídos por “Nuova Harmonía” y pasando sin pena ni gloria. Leyendo el curriculum actualizado del conductor, ahora es titular de la referida Orquesta, con la que realizó giras en ciudades Norteamericanas, pero también es conductor de una agrupación de cámara en Washington DC,  y fue titular de la Sinfónica de Tulsa (Oklahoma), de la que también Diemecke fue asesor artístico, ¿vendrá la mano por ahí?. Lo cierto es que lo rescatable de la noche fue la presencia del pianista Rustem Hayrudinov, de buena técnica, grato sonido y alta expresividad, el que le sacó lo mas que pudo el jugo a una partitura muy menor de Tchaickovsky, que por algo jamás escuché en mis treinta y dos años ininterrumpidos de concurrencia al Colón,  y a la que seguramente no escucharé en mucho tiempo mas, salvo que Diemecke decida lo contrario. Por lo demás, Lande hizo una impresentable lectura de la Obertura de “Nabucco”, tocada a un “tempi” velocísimo careciendo de la menor sutileza, del manejo de los silencios y la contención de sectores como la percusión, que lució completamente desbocada en todo el fragmento. Mas apaciguado estuvo en Tchaickovsky, para luego acometer en la segunda parte con una de las peores versiones de la Tercera de Brahms que yo recuerde en mi memoria auditiva. Marcada absolutamente igual en todo, sin respiración, sutilezas (¡Qué vá!), lirismo, canto, en fin, cosas que Lande evidenció no poseer en toda la noche,   y en donde el último movimiento tuvo una velocidad que tuve la impresión que quería terminar rápido el concierto para irse a Ezeiza a tomar el avión. Si las cosas no fueron peores, se debe a la hidalguía de los maestros de la Filarmónica con Haydee Seibert a la cabeza, quienes trataron de llevar las obras programadas de la mejor manera posible, y no empañar la parte buena lograda a lo largo del año. ¿Mejorarán las cosas en los cuatro conciertos que faltan?


Donato Decina

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