martes, 18 de agosto de 2015

BELLEZA ABSOLUTA

Festival de Música y Reflexión 2015: Actuación de Martha Argerich y Daniel Barenboim (Dúo de Pianos). Programa: Robert Schumann: “Seis Estudios Canónicos”,  Op. 56, Claude Debussy: “En Blanco y Negro”, Bela Bartok: Sonata para Dos Pianos y Percusión. Teatro Colón, 26 de Julio de 2015.

  Como el año anterior, la actuación conjunta de Ntras. Dos máximas estrellas de la música clásica, hizo quedar chica a la sala del Colón. Pocos resquicios en las zonas altas para poder fundamentalmente apreciar visualmente el desempeño de ambos. Escuchar, se escucha de sobra y muy bueno.

 Los climas que ambos establecieron durante la interpretación de los Séis Estudios canónicos de Schumann, quedarán en Ntro. Recuerdo auditivo. Sutileza, intimidad, toque exquisito en ambos. El “Piano Barenboim” que suena de maravillas y que imprime mayor profundidad interpretativa y una Argerich superlativa en todo sentido para abordar a un compositor del que, según sus propias palabras, necesita ensayo y aprendizaje constantes. Ida y vuelta magnífico.

  El punto mas alto de la tarde fue, sin dudas, la versión de “En Blanco y Negro” de Debussy. Allí, ambos se florearon en la interpretación, logrando extraer de la partitura todo lo mejor. Martha y su delicadeza, pero también Martha y su vehemencia.  Y un Barenboim en su mejor forma, manteniendo la extraordinaria comunicación que se estableció en Schumann. Impresionismo en estado puro.

  La segunda parte estuvo íntegramente dedicada a la sonata para dos pianos y percusión de Bela Bartok. Ambos pianos de espaldas al público, con vista a los percusionistas. Inexplicablemente los programas recibidos carecen de la información de los nombres de ambos. Yo pude establecer que se trataban de un integrante de la Orquesta del Diván y un pintoresco percusionista de la Staatskapelle de Berlín, el que también intervino en “Sur Incises” de Boulez,  quien es hijo de padre africano y madre alemana. Ambos se desdoblaron de manera formidable en la labor, estableciendo el toque justo en cada fragmento, y ni que hablar de los dos genios que tuvieron alto voltaje en sus intervenciones, dejándonos una versión para el recuerdo y un formidable bis, en la transcripción para dos pianos de la Danza de la Doncella de Azúcar del “Cascanueces de Tchaickovsky”, acaso como resarcimiento al público del Concierto Nº1, que Martha finalmente reemplazó.


Donato Decina

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