UN SOLIDO CONJUNTO
EN UN EXIGENTE PROGRAMA
Orquesta de Cámara del
Congreso de la Nación: Director: Sebastiano de Filippi. Solistas: María
Florencia Machado (Mezzosoprano), Constanza Antunica (Soprano), Elías Ongay
(Tenor), Gabriel Vacas (Barítono), Vocal Miscelánea, Director: Lucas Echaníz,
Mariano Irschick (Organo). Programa: Tommaso Albinoni: “Adagio” (Para Orquesta
de Cuerdas y Organo), Ottorino Respighi: “Il Tramonto” (Para Mezzosoprano y
Orquesta de Cuerdas), Franz Peter Schubert: Misa Nº 2 (versión Original para
Solistas, Coro, Organo y Orquesta de Cuerdas). Salón de los Pasos Perdidos del
Honorable Congreso de la Nación, 28/05/15.
“Voces del Cielo y la
Tierra (de lo profano a lo sagrado)”, tal fue el título elegido para este
concierto que mostró una vez mas la pujanza de este joven conjunto que va
creciendo cada vez mas a cada presentación, a partir de la reorganización
encarada hace un par de años atrás. En esta segunda temporada oficial de
conciertos, nos volvimos a pegar una vuelta por el Salón de los Pasos Perdidos
del Congreso, atraídos por la propuesta musical, y, desde ya, lo que a priori
prometía el programa, se terminó cumpliendo con creces.
Mas allá de una
inexplicable sucesión de eventos programados en salones linderos entre sí (a
esa hora en el Salón Azul, la conductora Teté Coustarot era objeto de la
concesión de la mención Domingo Faustino Sarmiento), lo que motivó que De
Filippi, ya parado frente al conjunto y al Organista, se viera forzado a
retrasar en veinte minutos el inicio del concierto, y ya vuelto Este al podio, se inició la velada
con una sólida, concentrada y muy potente versión del célebre “Adagio” de
Albinoni para Organo y Orquesta de Cuerdas. Una exposición profunda de constante
y creciente tensión por parte del Director y el grupo y una sutil intervención
de Mariano Irschick en la primera de las dos que le cupo en el concierto.
Formidable comienzo, que dió paso al punto mas alto de la noche, cuando con la
intervención vocal de María Florencia Machado, los cuerdístas del Congreso
arremetieron con una espectacular versión de “Il Tramonto”, versión en Italiano
de un Celebre poema en lengua inglesa al que Ottorino Respighi convirtió en un
gran fragmento Dramático Musical. Aquí, los tiempos, las progresiones, la
tensión en crecimiento y ni que hablar de la expresividad y el decir de la
Mezzo Rosarina hicieron que tras un magnífico silencio del público al último
compas, la salva unánime de aplausos de los presentes ante el gesto de distensión
del Director, coronara una labor extraordinaria. Fue una versión magnífica que,
de existir grabación, se la debería
difundir para que Uds. puedan corroboran lo que en estas líneas Yo expreso.
Tras ello, se debió
suspender el intervalo, dado la situación narrada al inicio de esta crónica,
cosa que se lamentó mucho, ya que hubiera sido necesario, aunque mas no sea un
breve respiro, luego de la tensión “Respighiana”. Aún así, se escuchó una noble
versión de la partitura original para solistas, coro, órgano y orquesta de
cuerdas de la Misa Nº 2 de Schubert, la que escucháramos en su versión
definitiva hace seis años atrás (¡Como transcurre el tiempo!) por el Coro “Sine
Nomine”, solistas y la “Wiener Akademie”, conducida por Martín Haselbock, el en
ciclo del Mozarteum en el Coliseo (por ese entonces el Colón estaba aún
cerrado), y que en esa oportunidad, suscitara opiniones muy divididas. A Esta
versión ofrecida, aún cuando se trata de la versión original, carente de
vientos, algún bronce y leve percusión, se la escuchó de una manera mucho mas
profunda que aquella, mérito del Director, de la sobriedad ya descripta de
Mariano Irschick desde el órgano, una sólida formación coral como el “Vocal
Miscelánea”, bien preparada por su director, Lucas Echaniz, y tres buenos solistas vocales: Constanza
Antunica, una soprano de gratísimo timbre y voz muy fresca, la que fue el punto
vocal mas alto de la obra. Elías Ongay,
un tenor de bella voz que cumplió acabadamente en su única parte asignada y
Gabriel Vacas, un barítono que tuvo un correcto desempeño. De Filippi, como
sabemos, fogueadísimo en estas concertaciones a partir de su desempeño en
espectáculos operísticos, amalgamó a todos los participantes y sostuvo a pulso
firme el ritmo y los tiempos de la obra, coronando un concierto en el que los
que asistimos salimos plenamente satisfechos.
Donato Decina
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