miércoles, 17 de junio de 2015

UN SOLIDO CONJUNTO EN UN EXIGENTE PROGRAMA

Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación: Director: Sebastiano de Filippi. Solistas: María Florencia Machado (Mezzosoprano), Constanza Antunica (Soprano), Elías Ongay (Tenor), Gabriel Vacas (Barítono), Vocal Miscelánea, Director: Lucas Echaníz, Mariano Irschick (Organo). Programa: Tommaso Albinoni: “Adagio” (Para Orquesta de Cuerdas y Organo), Ottorino Respighi: “Il Tramonto” (Para Mezzosoprano y Orquesta de Cuerdas), Franz Peter Schubert: Misa Nº 2 (versión Original para Solistas, Coro, Organo y Orquesta de Cuerdas). Salón de los Pasos Perdidos del Honorable Congreso de la Nación, 28/05/15.

  “Voces del Cielo y la Tierra (de lo profano a lo sagrado)”, tal fue el título elegido para este concierto que mostró una vez mas la pujanza de este joven conjunto que va creciendo cada vez mas a cada presentación, a partir de la reorganización encarada hace un par de años atrás. En esta segunda temporada oficial de conciertos, nos volvimos a pegar una vuelta por el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso, atraídos por la propuesta musical, y, desde ya, lo que a priori prometía el programa, se terminó cumpliendo con creces.

  Mas allá de una inexplicable sucesión de eventos programados en salones linderos entre sí (a esa hora en el Salón Azul, la conductora Teté Coustarot era objeto de la concesión de la mención Domingo Faustino Sarmiento), lo que motivó que De Filippi, ya parado frente al conjunto y al Organista, se viera forzado a retrasar en veinte minutos el inicio del concierto,  y ya vuelto Este al podio, se inició la velada con una sólida, concentrada y muy potente versión del célebre “Adagio” de Albinoni para Organo y Orquesta de Cuerdas. Una exposición profunda de constante y creciente tensión por parte del Director y el grupo y una sutil intervención de Mariano Irschick en la primera de las dos que le cupo en el concierto. Formidable comienzo, que dió paso al punto mas alto de la noche, cuando con la intervención vocal de María Florencia Machado, los cuerdístas del Congreso arremetieron con una espectacular versión de “Il Tramonto”, versión en Italiano de un Celebre poema en lengua inglesa al que Ottorino Respighi convirtió en un gran fragmento Dramático Musical. Aquí, los tiempos, las progresiones, la tensión en crecimiento y ni que hablar de la expresividad y el decir de la Mezzo Rosarina hicieron que tras un magnífico silencio del público al último compas, la salva unánime de aplausos de los presentes ante el gesto de distensión del Director, coronara una labor extraordinaria. Fue una versión magnífica que,  de existir grabación, se la debería difundir para que Uds. puedan corroboran lo que en estas líneas Yo expreso.

 Tras ello, se debió suspender el intervalo, dado la situación narrada al inicio de esta crónica, cosa que se lamentó mucho, ya que hubiera sido necesario, aunque mas no sea un breve respiro, luego de la tensión “Respighiana”. Aún así, se escuchó una noble versión de la partitura original para solistas, coro, órgano y orquesta de cuerdas de la Misa Nº 2 de Schubert, la que escucháramos en su versión definitiva hace seis años atrás (¡Como transcurre el tiempo!) por el Coro “Sine Nomine”, solistas y la “Wiener Akademie”, conducida por Martín Haselbock, el en ciclo del Mozarteum en el Coliseo (por ese entonces el Colón estaba aún cerrado), y que en esa oportunidad,  suscitara opiniones muy divididas. A Esta versión ofrecida, aún cuando se trata de la versión original, carente de vientos, algún bronce y leve percusión, se la escuchó de una manera mucho mas profunda que aquella, mérito del Director, de la sobriedad ya descripta de Mariano Irschick desde el órgano, una sólida formación coral como el “Vocal Miscelánea”, bien preparada por su director, Lucas Echaniz, y  tres buenos solistas vocales: Constanza Antunica, una soprano de gratísimo timbre y voz muy fresca, la que fue el punto vocal mas alto de la obra.  Elías Ongay, un tenor de bella voz que cumplió acabadamente en su única parte asignada y Gabriel Vacas, un barítono que tuvo un correcto desempeño. De Filippi, como sabemos, fogueadísimo en estas concertaciones a partir de su desempeño en espectáculos operísticos, amalgamó a todos los participantes y sostuvo a pulso firme el ritmo y los tiempos de la obra, coronando un concierto en el que los que asistimos salimos plenamente satisfechos.


  Donato Decina

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