CINCO AÑOS DESPUES,
EL MEJOR ESTRENO Y LA MEJOR PUESTA
Compañía “Lírica Lado “B””: “Curlew River”, Parábola para
Iglesia de Benjamín Britten (Estreno Argentino, versión escenificada).
Interpretes: Pablo Pollitzer (Mujer Loca), Alejandro Spìes (El Barquero),
Gabriel Rabinovich (Viajante), Max Hochmuth (Abate), Alejándro Luna-Alvaro Corimayo-Dane Crljen-Elías
J. Ongay-Isaac Mojica-Juan Pablo Vercesi-Luciano Luque-Luís Asmat (Monjes),
Constanza Leone (Espíritu del Niño).Cristian Roldan-Matías Perez-Sergio Tejeira
(Bailarines/Acólitos). Conjunto Instrumental. Dirección Escénica: Barbados
(Diego Rodriguez-Germán Ivancic). Dirección Musical; Camilo Santostéfano.
Espacio I.M.P.A., 06 de Junio de 2015.
El estado de
conmoción en el que uno quedó luego de presenciar esta función de “Curlew
River” de Benjamin Brtitten, es, quizás, la prueba mas elocuente de la
categoría de esta propuesta, en la que la Compañía “Lírica Lado “B”” se ha
calzado definitivamente los pantalones largos y nos hace sentir satisfechos de
pregonar en favor de ellos, luego de cinco temporadas de largo bregar,
impulsando la concurrencia a cada presentación que efectúan. La propuesta de
montar “Curlew River” en un espacio no
convencional como el de una cooperativa
obrera como I.M.P.A., recuperada por su personal, de la que uno ha sido
involuntario testigo de todas sus vicisitudes (como que es casi vecino del lugar). La calidad de
los intérpretes convocados. La aprobación de la propuesta y el apoyo nada menos
que de la fundación Britten- Pears. La expectativa dada la reconocida
creatividad del conjunto, acerca de la presentación visual. Y, en verdad, fue
un extraordinario sacudón. A partir del mismo inicio, en donde todos los
participantes en escena, ingresan entonando un cántico al estilo gregoriano,
vestidos de overol de fábrica como si fueran los hábitos de monjes. La
caracterización del tenor para abordar la parte de mujer loca (Papel obviamente
compuesto para Peter Pears), hecha con un guardapolvo encima del overol, un
casco de soldadura y unas zapatillas chatas de paño (Unico atuendo femenino).
Un delantal largo blanco para el barquero, el que con una larga barreta de
fábrica, simulará tener el remo del barco. Un sencillo piloto y un sombrero
para el viajante. Un magnífico juego de luces acompañará la escena, la que se
desarrolla sobre un pallet grande junto a una máquina y en donde tres
bailarines en el rol de acólitos acompañarán con movimientos danzados para
resaltar las escenas, todo ello creado por los
creativos “Barbados” Diego Rodriguez y Germán Ivancic. Todo lo demás,
actuación y canto puro que por momentos fue sobresaliente, desde Max Hochmuth
como el abate que anuncia el tema sobre el que los monjes reflexionarán, un
conjunto estupendo de cantantes dirigidos por el propio Camilo
Santostéfano, que serán apoyo como los
monjes, una voz tan “celestial” como la de Constanza Leone, en la breve pero
trascendente intervención de la voz del espíritu del niño. La leyenda que se
cuenta, proviene de tierras del lejano Oriente. Una madre busca
desesperadamente a su hijo desde hace un año, aborda un barco y escucha al
barquero contarle a un viajante la historia de un pequeño raptado por un hombre
que cruzó al otro lado del río, pereciendo allí por el maltrato y el esfuerzo
al que el captor lo ha sometido. La mujer aborda al barquero y al preguntarle
por sus señas particulares, no tiene la menor duda que se trata de su hijo. Es
acompañada por los dos hombres al lugar, la tumba se abre y desde allí surge la
voz del espíritu del niño, que llevará
paz a su atormentada madre produciéndose un milagro. Semejante historia y una
música tan rotunda como la que Britten compuso para la misma, necesitaba de
cuatro verdaderos puntales y ellos fueron: Camilo Santostéfano, conduciendo a
un conjunto amalgamado de manera homogénea con estupendo sonido y preparando a
las voces corales, como ya se dijo, de magnífica forma. Gabriel Rabinovich, con
buen canto y correctísima presencia en el rol del Viajante. Un soberbio
Alejandro Spies, dando vida al recio barquero que se tornará compasivo con la
mujer, y que será su sostén al
acompañarla a la tumba, completando una
actuación perfecta. Y para el final, la descomunal actuación de Pablo Pollitzer
en el rol de la atribulada madre, perfecto en canto, dicción y actuación,
completando un verdadero “Tour de Force”, ya que una hora antes, había
culminado su intervención en la función de “Diario de un Desaparecido” de Janacek
en la Usina del Arte, oportunamente comentada en este sitio, y mientras se “desenchufaba” de ese potente personaje,
se trasladaba a I.M.P.A., se ponía en la piel su nuevo rol, y salía a cantar con el mismo compromiso y
las mismas ganas con que había hecho el otro hacía ¡Una Hora Antes y en otro
lugar!. ¡Merecido Triúnfo!
Cuando todos los
participantes retoman su fisonomía “de overol” y conformando un homogéneo
conjunto se alejan entonando nuevamente el cántico gregoriano, quienes allí
estábamos, llenando el espacio gracias a la gratuidad de la propuesta, la
conmoción que produjo el impacto visual y auditivo hizo que reflexionáramos
acerca del nivel no solo del espectáculo, sino de Buenos Aires misma como
plaza. Pocos lugares del mundo pueden ofrecer tanta calidad en tantos espacios
(como Este no convencional). Y este “Curlew River”, será recordado como el de
mayor relevancia en todos estos.
Donato Decina
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