sábado, 27 de junio de 2015

CINCO AÑOS DESPUES, EL MEJOR ESTRENO Y LA MEJOR PUESTA

Compañía “Lírica Lado “B””: “Curlew River”, Parábola para Iglesia de Benjamín Britten (Estreno Argentino, versión escenificada). Interpretes: Pablo Pollitzer (Mujer Loca), Alejandro Spìes (El Barquero), Gabriel Rabinovich (Viajante), Max Hochmuth (Abate),  Alejándro Luna-Alvaro Corimayo-Dane Crljen-Elías J. Ongay-Isaac Mojica-Juan Pablo Vercesi-Luciano Luque-Luís Asmat (Monjes), Constanza Leone (Espíritu del Niño).Cristian Roldan-Matías Perez-Sergio Tejeira (Bailarines/Acólitos). Conjunto Instrumental. Dirección Escénica: Barbados (Diego Rodriguez-Germán Ivancic). Dirección Musical; Camilo Santostéfano. Espacio I.M.P.A., 06 de Junio de 2015.

  El estado de conmoción en el que uno quedó luego de presenciar esta función de “Curlew River” de Benjamin Brtitten, es, quizás, la prueba mas elocuente de la categoría de esta propuesta, en la que la Compañía “Lírica Lado “B”” se ha calzado definitivamente los pantalones largos y nos hace sentir satisfechos de pregonar en favor de ellos, luego de cinco temporadas de largo bregar, impulsando la concurrencia a cada presentación que efectúan. La propuesta de montar “Curlew River”  en un espacio no convencional como el  de una cooperativa obrera como I.M.P.A., recuperada por su personal, de la que uno ha sido involuntario testigo de todas sus vicisitudes (como  que es casi vecino del lugar). La calidad de los intérpretes convocados. La aprobación de la propuesta y el apoyo nada menos que de la fundación Britten- Pears. La expectativa dada la reconocida creatividad del conjunto, acerca de la presentación visual. Y, en verdad, fue un extraordinario sacudón. A partir del mismo inicio, en donde todos los participantes en escena, ingresan entonando un cántico al estilo gregoriano, vestidos de overol de fábrica como si fueran los hábitos de monjes. La caracterización del tenor para abordar la parte de mujer loca (Papel obviamente compuesto para Peter Pears), hecha con un guardapolvo encima del overol, un casco de soldadura y unas zapatillas chatas de paño (Unico atuendo femenino). Un delantal largo blanco para el barquero, el que con una larga barreta de fábrica, simulará tener el remo del barco. Un sencillo piloto y un sombrero para el viajante. Un magnífico juego de luces acompañará la escena, la que se desarrolla sobre un pallet grande junto a una máquina y en donde tres bailarines en el rol de acólitos acompañarán con movimientos danzados para resaltar las escenas, todo ello creado por los  creativos “Barbados” Diego Rodriguez y Germán Ivancic. Todo lo demás, actuación y canto puro que por momentos fue sobresaliente, desde Max Hochmuth como el abate que anuncia el tema sobre el que los monjes reflexionarán, un conjunto estupendo de cantantes dirigidos por el propio Camilo Santostéfano,  que serán apoyo como los monjes, una voz tan “celestial” como la de Constanza Leone, en la breve pero trascendente intervención de la voz del espíritu del niño. La leyenda que se cuenta, proviene de tierras del lejano Oriente. Una madre busca desesperadamente a su hijo desde hace un año, aborda un barco y escucha al barquero contarle a un viajante la historia de un pequeño raptado por un hombre que cruzó al otro lado del río, pereciendo allí por el maltrato y el esfuerzo al que el captor lo ha sometido. La mujer aborda al barquero y al preguntarle por sus señas particulares, no tiene la menor duda que se trata de su hijo. Es acompañada por los dos hombres al lugar, la tumba se abre y desde allí surge la voz del espíritu del niño,  que llevará paz a su atormentada madre produciéndose un milagro. Semejante historia y una música tan rotunda como la que Britten compuso para la misma, necesitaba de cuatro verdaderos puntales y ellos fueron: Camilo Santostéfano, conduciendo a un conjunto amalgamado de manera homogénea con estupendo sonido y preparando a las voces corales, como ya se dijo, de magnífica forma. Gabriel Rabinovich, con buen canto y correctísima presencia en el rol del Viajante. Un soberbio Alejandro Spies, dando vida al recio barquero que se tornará compasivo con la mujer,  y que será su sostén al acompañarla a la tumba,  completando una actuación perfecta. Y para el final, la descomunal actuación de Pablo Pollitzer en el rol de la atribulada madre, perfecto en canto, dicción y actuación, completando un verdadero “Tour de Force”, ya que una hora antes, había culminado su intervención en la función de “Diario de un Desaparecido” de Janacek en la Usina del Arte, oportunamente comentada en este sitio, y mientras  se “desenchufaba” de ese potente personaje, se trasladaba a I.M.P.A., se ponía en la piel su nuevo rol,  y salía a cantar con el mismo compromiso y las mismas ganas con que había hecho el otro hacía ¡Una Hora Antes y en otro lugar!. ¡Merecido Triúnfo!

  Cuando todos los participantes retoman su fisonomía “de overol” y conformando un homogéneo conjunto se alejan entonando nuevamente el cántico gregoriano, quienes allí estábamos, llenando el espacio gracias a la gratuidad de la propuesta, la conmoción que produjo el impacto visual y auditivo hizo que reflexionáramos acerca del nivel no solo del espectáculo, sino de Buenos Aires misma como plaza. Pocos lugares del mundo pueden ofrecer tanta calidad en tantos espacios (como Este no convencional). Y este “Curlew River”, será recordado como el de mayor relevancia en todos estos.


Donato Decina

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