Concierto a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires,
Director: Enrique Arturo Diemecke, Solista: Boris Giltburg (Piano). Programa:
Gerardo Gandini: Variaciones para Orquesta I-IX; Serguei Prokofieff. Concierto
para Piano y Orquesta Nº 3 en Do mayor Op. 26; Alexander Glazunov: Sinfonía Nº
1 en Mi mayor Op. 5; Richard Strauss. Muerte y Transfiguración (Poema
Sinfónico) Op.24. Teatro Colón 12/06/14.
La faena ofrecida por
Enrique Arturo Diemecke y los Filarmónicos en este concierto solo puede
calificársela como excepcional. No
acepta otra consideración que no sea esa. Solo se puede entenderla, valorando
entrega, compromiso, pasión por hacer, disciplina. Una Orquesta que
paulatinamente va luciendo mas renovada, con inyección de sangre nueva que
aporta entusiasmo, manteniendo el lógico equilibrio con los atriles
experimentados que van transfundiendo la experiencia. Entonces, el producto
final es un concierto que se disfruta del primer al último compás. Antes de
comenzar, Diemecke se encargo de poner las cosas en su justo lugar, anunciando
a viva voz que la velada se dedicaba tanto a Richard Strauss, cuyo
sesquicentenario había acaecido el día anterior y a las memorias de Rafael Frübeck de Burgos, fallecido tres días antes y del recordadisimo
Franz Paul Decker, quien también fuera titular de la Orquesta, el que en
este caso falleciera dos semanas atrás,
homenajeando a todos con un minuto de aplausos. Mas allá del noble gesto, que
enaltece al titular del organismo, resaltando fuertemente la trayectoria de uno
de sus antecesores en el cargo, nos cabe preguntar el porque el Teatro no
emitió comunicado alguno anunciando el deceso de Decker y homenajeándolo como
era debido, tal como se hizo con otros artistas de igual valía, mas aún cuando
el maestro alemán realizó una tarea notoria en el teatro y que la Dirección
Musical de la Orquesta le fuera encomendada por el mismísimo Pedro Pablo García
Caffi. Para pensar.
La velada se inició
con una muy buena y ajustada versión de las Variaciones para Orquesta de
Gerardo Gandini. Obra de 1962, muestra ya para ese entonces la génesis de lo
que sería a futuro su producción musical. Es una carta de presentación en la
que muestra los ingredientes de lo que luego musicalmente produciría.
Escucharla es recordar obras como Eusebius, Descripción de la Luna o Paisaje
Imaginario. Detalles, pizcas, halo de misterio, todo fue quedando expuesto y
Diemecke lo amalgamó de manera muy noble, con una orquesta absolutamente
consustanciada.
Luego fue el turno
del Concierto Nº 3 de Prokofieff, que marcó el debut Colonero de Boris Giltburg.
Este joven pianista Israelí, al que escuchara en igual forma en la Facultad de
Derecho con la Sinfónica Nacional allá por 2008, descolló en la interpretación,
haciéndolo con aplomo, seguridad, técnica y digitación impecables y caudaloso y
robusto sonido. La Orquesta tuvo un ida y vuelta permanente con el solista,
entregando un acompañamiento brillante. Hubo un bis y fue una sentida versión
de la adaptación para piano que Serguei Rachmaninoff hiciera de la célebre
“Pena de Amor” de Kreisler.
Una obra cuya
inclusión en este programa se reveló como absolutamente innecesaria fue la
Sinfonía Nº 1 de Alexander Glazunov. La obra, concebida como una tesis de
conservatorio, es simpática, pero no deja de ser una tesis y no agrega mucho
mas. De todos modos, la versión fue ofrecida de manera ajustadísima con gran
desempeño de todos los sectores de la agrupación.
La velada culminó con
la que para Mi ha sido la mas espectacular versión de “Muerte y
Transfiguración” de Richard Strauss que haya escuchado en vivo. Tuvo todos los
condimentos, ajuste, apasionamiento, sonido magnífico. Diemecke realizó un trabajo
de orfebrería, el que merecía mas aplausos de los que tuvo. En realidad, muchos
se van con el ultimo compás y, evidentemente, no valoran o no entienden lo que
reciben. Pobres ellos. Nosotros, los que nos quedamos hasta el último aplauso,
vemos un crecimiento permanente de la Orquesta que parece no tener techo.
Disfrutémoslo entonces y celebremos todo lo que está por venir.
Donato Decina
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