sábado, 10 de mayo de 2014

PARA EL DEBATE



                                                                                                  FOTO: GENTILEZA A.COLOMBAROLI


Mozarteum Argentino: Actuación de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, Director: Mariss Jansons. Solista: Mitsuko Uchida (Piano): Programa: Ludwig Van Beethoven: Concierto para Piano Y Orquesta Nº 4 en Sol mayor Op.58. Dimitri Shostakovich: Sinfonía Nº 5 en Re menor Op. 47. Teatro Colón, 09/05/14.

  Esta visita de la Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara dejará seguramente sentado su paso mas en las crónicas escritas que en los  recuerdos que perduren en la memoria  de quienes son habitués del primer circuito musical de Ntro. País. Y me animo a afirmarlo, porque después de una impresionante parafernalia pocas veces vista, solo superada en las previas a cada presentación de Daniel Barenboim o Martha Argerich (hoy por hoy en ese orden y en dos meses mas comenzaremos a hablar de ambos). Que era una actuación colosal, que era un Beethoven de alta concentración, que la Orquesta tiene un bello sonido. Conociendo el paño, me predispuse a concurrir al último de los programas, fundamentalmente porque la única vez que me satisfizo plenamente una interpretación de Jansons fue al frente de la Orquesta Filarmónica de San Petesburgo, en una electrizante versión de la sexta sinfonía de Shostakovich. La Quinta del gran compositor ruso, es su aporte cumbre al género y entonces no dudé y prensa del Mozarteum, avisada de mi deseo, no dudó un instante en otorgarme la acreditación, y lo agradezco.  Allí fui, ávido de saber que sucedería. Francamente, la decepción corrió al por mayor, al menos para mí.

  En las últimas 72 horas, de lo único que se habló en el ambiente musical fue de Mitsuko Uchida, de su concentración, de sus pianísimos, de sus esfumaturas, de sus silencios. Es cierto, lo hace y a discreción. Pero parece que muchos no se dan cuenta que en las partituras colocadas en los atriles, el título era “Ludvig Van Beethoven: Concierto para Piano y Orquesta Nº 4” (Obviamente escrito en alemán por la casa editora del material). Y acá empiezo la polémica. La interpretación. Es cierto que Uchida se concentra al máximo para esos primeros acordes, casi celestiales. Que retrajo sus manos antes de comenzar, casi en un impulso “eléctrico”, dada las interminables “toses” previas de Ntro. Público. Pero en esos compases, comenzamos a percibir una interpretación “Mozartiana”, introspectiva (que no quiere decir intimista), con un teclado del que suavemente comenzaban a emanar las notas. Y si la técnica podía dejar a uno pasmado (y es evidente que la mayoría del público así lo sintió), comenzamos a notar que faltaba el fondo, la profundidad, justo en Este concierto que es el mas intimista y profundo de los que Beethoven compuso y eso estuvo ausente a lo largo de toda la interpretación y parece que no nos diéramos cuenta de ello. ¿Dónde está el alma?, ¿Dónde está el fondo?, ¿Dónde está el apasionamiento en momentos como en el segundo movimiento, donde Beethoven poco mas que “desnuda” sus sentimientos?. Yo no encontré nada de eso. Y a mayor abundamiento, Jansons, que una vez mas le dio al solista un “ropaje” fabuloso, era uno en los solos orquestales, en donde la formación bávara se sacaba chispas y se escuchaba un Beethoven enérgico, con una cuerda fantástica y vientos y metales ajustados al máximo y decididamente otro a la hora de la intervención de Uchida, en donde asumía a pleno su rol de acompañante, como debe ser, y la Orquesta era  francamente  otra, dialogando con la solista dentro de la propuesta de Ella. De mas está decir que si el bis que ofreció fue un fragmento de Bach, aquí sí dio en la nota, el tempi, el sentimiento y se sintió en su salsa y Yo también y fue lo que mas me satisfizo de su intervención.

  Y para mayor sorpresa mía, me ocurrió algo casi similar en la Quinta Sinfonía de Shostakovich. Vuelvo a reiterar que la Orquesta mantiene su tradición y su sonido de alta calidad y que es evidente que los gigantes que estuvieron en su podio (Jochum, Kubelik, Maazel, como titulares. Bernstein, entre sus invitados frecuentes), han dejado su impronta. Pero en esta interpretación, las ideas han quedado a mitad de camino. Siempre todo contenido, siempre quedamos esperando la visión profunda y aquí hay para llegar a lo profundo de sobra. El “largo”  o tercer movimiento es una prueba contundente. Quienes hemos visto a través del video ensayos de la obra por parte de  Mravinsky en la entonces Leningrado o de Bernstein en Londres (por citar dos puntas interpretativas y válidas), vemos que ambos a su manera y su concepción de la obra piden profundidad. La levantada en peso de Mravinsky a los músicos por su forma de acometer los compases iniciales o la de Bernstein a los gritos en Londres durante el ensayo del “largo” (sus descomunales gritos de “tutta forza” o “more, more!” en el pasaje mas dramático), vinieron a mi memoria, ante una versión que siempre estuvo a mitad de camino entre estas dos puntas, a la que por parte de Jansons le faltó “jugarse” en la interpretación, cuando Orquesta tenía de sobra, con una formación igual a la de Ntra. Querida  Filarmónica, pero con mayor capacidad de trabajo, aunque sin superar a sus colegas de la Radio de Hamburgo que en el pasado año para Mí hicieron “Cumbre” y en donde uno esperaba la “explosión” en algún momento, pero con el correr de la obra uno se dio cuenta que jamás llegaría. Aquí también hubo un bis, el pasaje orquestal de la “escena de la boda de Katerina” de “Lady Macbeth de Mtensk” del propio Shostakovich y aquí sí  toda la mordacidad, el sarcasmo, la humorada, la acción, se vieron reflejados, siendo también lo mejor de la noche de parte de la Orquesta. Entonces, si aquí pudieron, ¿por qué no lo hicieron en la quinta? o ¿Por qué Jansons no logró transmitirlo en la quinta? y la respuesta es porque siempre quedamos a mitad de camino como en la primera de Mahler el año pasado con la Concertgebow, se contiene y no pone toda la carne al asador y entonces solo con la prolijidad no alcanza. Si Uds. Ven, solo me gustaron los bises de ambos intérpretes. Demasiado poco. Acepto otras opiniones de Uds. Y las espero gustoso en el zócalo de abajo.


Donato Decina

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