FOTO: GENTILEZA A.COLOMBAROLI
Mozarteum Argentino: Actuación de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, Director: Mariss Jansons. Solista: Mitsuko Uchida (Piano): Programa: Ludwig Van Beethoven: Concierto para Piano Y Orquesta Nº 4 en Sol mayor Op.58. Dimitri Shostakovich: Sinfonía Nº 5 en Re menor Op. 47. Teatro Colón, 09/05/14.
Mozarteum Argentino: Actuación de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, Director: Mariss Jansons. Solista: Mitsuko Uchida (Piano): Programa: Ludwig Van Beethoven: Concierto para Piano Y Orquesta Nº 4 en Sol mayor Op.58. Dimitri Shostakovich: Sinfonía Nº 5 en Re menor Op. 47. Teatro Colón, 09/05/14.
Esta visita de la
Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara dejará seguramente sentado su paso mas en
las crónicas escritas que en los
recuerdos que perduren en la memoria
de quienes son habitués del primer circuito musical de Ntro. País. Y me
animo a afirmarlo, porque después de una impresionante parafernalia pocas veces
vista, solo superada en las previas a cada presentación de Daniel Barenboim o
Martha Argerich (hoy por hoy en ese orden y en dos meses mas comenzaremos a
hablar de ambos). Que era una actuación colosal, que era un Beethoven de alta
concentración, que la Orquesta tiene un bello sonido. Conociendo el paño, me
predispuse a concurrir al último de los programas, fundamentalmente porque la
única vez que me satisfizo plenamente una interpretación de Jansons fue al
frente de la Orquesta Filarmónica de San Petesburgo, en una electrizante
versión de la sexta sinfonía de Shostakovich. La Quinta del gran compositor
ruso, es su aporte cumbre al género y entonces no dudé y prensa del Mozarteum,
avisada de mi deseo, no dudó un instante en otorgarme la acreditación, y lo
agradezco. Allí fui, ávido de saber que
sucedería. Francamente, la decepción corrió al por mayor, al menos para mí.
En las últimas 72
horas, de lo único que se habló en el ambiente musical fue de Mitsuko Uchida,
de su concentración, de sus pianísimos, de sus esfumaturas, de sus silencios.
Es cierto, lo hace y a discreción. Pero parece que muchos no se dan cuenta que en
las partituras colocadas en los atriles, el título era “Ludvig Van Beethoven:
Concierto para Piano y Orquesta Nº 4” (Obviamente escrito en alemán por la casa
editora del material). Y acá empiezo la polémica. La interpretación. Es cierto
que Uchida se concentra al máximo para esos primeros acordes, casi celestiales.
Que retrajo sus manos antes de comenzar, casi en un impulso “eléctrico”, dada
las interminables “toses” previas de Ntro. Público. Pero en esos compases,
comenzamos a percibir una interpretación “Mozartiana”, introspectiva (que no
quiere decir intimista), con un teclado del que suavemente comenzaban a emanar
las notas. Y si la técnica podía dejar a uno pasmado (y es evidente que la
mayoría del público así lo sintió), comenzamos a notar que faltaba el fondo, la
profundidad, justo en Este concierto que es el mas intimista y profundo de los
que Beethoven compuso y eso estuvo ausente a lo largo de toda la interpretación
y parece que no nos diéramos cuenta de ello. ¿Dónde está el alma?, ¿Dónde está el
fondo?, ¿Dónde está el apasionamiento en momentos como en el segundo
movimiento, donde Beethoven poco mas que “desnuda” sus sentimientos?. Yo no
encontré nada de eso. Y a mayor abundamiento, Jansons, que una vez mas le dio
al solista un “ropaje” fabuloso, era uno en los solos orquestales, en donde la
formación bávara se sacaba chispas y se escuchaba un Beethoven enérgico, con
una cuerda fantástica y vientos y metales ajustados al máximo y decididamente
otro a la hora de la intervención de Uchida, en donde asumía a pleno su rol de
acompañante, como debe ser, y la Orquesta era
francamente otra, dialogando con
la solista dentro de la propuesta de Ella. De mas está decir que si el bis que
ofreció fue un fragmento de Bach, aquí sí dio en la nota, el tempi, el sentimiento
y se sintió en su salsa y Yo también y fue lo que mas me satisfizo de su
intervención.
Y para mayor sorpresa
mía, me ocurrió algo casi similar en la Quinta Sinfonía de Shostakovich. Vuelvo
a reiterar que la Orquesta mantiene su tradición y su sonido de alta calidad y
que es evidente que los gigantes que estuvieron en su podio (Jochum, Kubelik,
Maazel, como titulares. Bernstein, entre sus invitados frecuentes), han dejado
su impronta. Pero en esta interpretación, las ideas han quedado a mitad de
camino. Siempre todo contenido, siempre quedamos esperando la visión profunda y
aquí hay para llegar a lo profundo de sobra. El “largo” o tercer movimiento es una prueba
contundente. Quienes hemos visto a través del video ensayos de la obra por
parte de Mravinsky en la entonces
Leningrado o de Bernstein en Londres (por citar dos puntas interpretativas y
válidas), vemos que ambos a su manera y su concepción de la obra piden
profundidad. La levantada en peso de Mravinsky a los músicos por su forma de
acometer los compases iniciales o la de Bernstein a los gritos en Londres
durante el ensayo del “largo” (sus descomunales gritos de “tutta forza” o
“more, more!” en el pasaje mas dramático), vinieron a mi memoria, ante una
versión que siempre estuvo a mitad de camino entre estas dos puntas, a la que
por parte de Jansons le faltó “jugarse” en la interpretación, cuando Orquesta
tenía de sobra, con una formación igual a la de Ntra. Querida Filarmónica, pero con mayor capacidad de
trabajo, aunque sin superar a sus colegas de la Radio de Hamburgo que en el
pasado año para Mí hicieron “Cumbre” y en donde uno esperaba la “explosión” en
algún momento, pero con el correr de la obra uno se dio cuenta que jamás
llegaría. Aquí también hubo un bis, el pasaje orquestal de la “escena de la
boda de Katerina” de “Lady Macbeth de Mtensk” del propio Shostakovich y aquí
sí toda la mordacidad, el sarcasmo, la
humorada, la acción, se vieron reflejados, siendo también lo mejor de la noche
de parte de la Orquesta. Entonces, si aquí pudieron, ¿por qué no lo hicieron en
la quinta? o ¿Por qué Jansons no logró transmitirlo en la quinta? y la
respuesta es porque siempre quedamos a mitad de camino como en la primera de
Mahler el año pasado con la Concertgebow, se contiene y no pone toda la carne
al asador y entonces solo con la prolijidad no alcanza. Si Uds. Ven, solo me
gustaron los bises de ambos intérpretes. Demasiado poco. Acepto otras opiniones
de Uds. Y las espero gustoso en el zócalo de abajo.
Donato Decina
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