FOTO: GENTILEZA A. COLOMBAROLI
Mozarteum Argentino: Recital del Pianista Nelson Goerner.
Programa: Johannes Brahms: “Variaciones
Sobre un Tema Original”, Op.21 nº 1 en Re mayor; “Fantasías” Op. 116. Ludwig
Van Beethoven: Sonata nº 29 en Si bemol mayor, Op. 106 “Hammerklavier”. Teatro
Colón-12/05/14.
No tengo dudas que
quienes asistimos este 12 de Mayo al Colón, presenciamos un suceso inolvidable.
La actuación de Nelson Goerner, será
recordada por Nosotros como un hito, un mojón, una referencia. Seguramente
cuando alguien dentro de un tiempo me pregunte por la sonata “Hammerklavier” de
Beethoven, responderé: “Hubieron dos versiones inolvidables: Barenboim y
Goerner. Y es así. Goerner combina dos características fundamentales: Audacia y
Talento. Audacia a la hora de acometer los programas. Dedicar la primera parte del concierto a
Brahms con las “Variaciones sobre un tema Original” del Op.21 y seguir con las
“Fantasías” del Op. 116, conforman un reto en sí mismo y allí, el Talento. Si
el comienzo de las “Variaciones”, durante la exposición del tema inicial,
corrió alguna pequeña imprecisión, tal vez por aquello de acomodarse sobre el
taburete, a partir de la primera variación todo quedó despejado y fue
construyendo una versión de excelencia, producto de fina ejecución, toque
preciso, sonido brillante y limpio, transparencia, detalles, con un remate
final que dejó fluir una serenidad pocas veces escuchada. Y si alguien le
quedaba dudas con respecto a Brahms (no es mi caso), la interpretación de las
“Fantasías” del Op. 116, las despejó por completo. Energía, “tempi” exacto,
sonido “Brahmsiano”, creación del “clima” consecuencia de lo que la obra emana,
construyendo un trabajo solido, firme, que logró cautivar totalmente al
auditorio, arrancándole la primera ovación sostenida de la noche.
Luego del “Beethoven
fallido” del Viernes anterior con Mitsuko Uchida, toda la atención estaba
enfocada en la “Hammerklavier”, y Goerner
nos devolvió el alma al cuerpo, con una versión extraordinaria que tuvo todos
los condimentos necesarios. Ataques seguros, dosis exacta de romanticismo.
Nuevamente el “Clima” de intimidad entre solista y platea, “tempi” justo, Alma
en la interpretación, energía cuando fue necesaria. El tercer tiempo o “Adagio
Sostenuto”, quedará en el recuerdo como un verdadero compendio de
interpretación y el cierre fue sencillamente magistral, haciendo estallar a la
concurrencia por el éxito de semejante emprendimiento.
Y por si quedaba
alguien dudando, hubieron tres bises. Un nostálgico y emotivo Nocturno de
Chopin, Un Rachmaninoff sencillamente celestial y al momento de retirarme, un
tercer bis al que no pude distinguir y al que accedió por la insistencia del
auditorio, el que estalló cuando ya me predisponía al salir. En lo personal me
resarcí, Goerner hizo Beethoven como debe ser y que tal vez por mucho tiempo no
lo vuelva a escuchar así. ¡Gracias Nelson!
Donato Decina
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