Concierto a cargo de la
Orquesta Sinfónica Nacional, Director: Pedro Ignacio Calderón. Solista: Esteban
Ignacio Calderón (Bandoneón). Programa Gioacchino Rossini: Obertura de la Opera
“La Gazza Ladra”. Astor Piazzolla: Tres Tangos Sinfónicos para Bandoneón,
Orquesta de Cuerdas, Piano, Arpa y Percusión. Wolfang Amadeus Mozart: Sinfonía
Nº 36 “Linz”. Bolsa de Comercio de Buenos Aires (21/03/14).
Calderón a los 80.
Con un temperamento que le hace superar cualquier inconveniente. Una vez que
sube al podio se transforma y surge en el una vitalidad que contagia. Y se vio
reflejado al encarar la Obertura de “La Gazza Ladra” con la que se abrió el concierto. Una vez mas el recinto de la
Bolsa no ayudó con su acústica y en Rossini se notó. Por momentos la percusión
y los bronces se “tragaron” al resto. A pesar de ello, Calderón mantuvo el
pulso, tuvo buena perspectiva en los “Crescendos”, buen ritmo y logró una
versión convincente.
La parte central estuvo
dedicada a Piazzolla y aquí el Director se dio el gusto de Dirigir a su Hijo
Esteban, Bandoneonista y Contrabajista,
radicado en San Juan, con el que ofreció los Tres Tangos Sinfónicos. Sabido es
que Calderón es gustoso de este repertorio. Su colaboración con Piazzolla es
siempre recordada. Y si bien, esta no es una de sus mejores obras (en los
tangos para conjunto está su mayor riqueza), Padre e Hijo mostraron
conexión, identificación y extrajeron
todo lo posible de la obra. Aun cundo Esteban Calderón logró buen sonido, la acústica
le jugó en mas de una vez una mala pasada, ya que al moverse (Como la mayoría de los bandoneonistas), se
aparta un poco del micrófono y ahí el sonido era devorado por la masa
orquestal. Mas allá de eso, se lució y lograron con su Padre poner una nota de
color. Justo es destacar también, el lucimiento que tuvieron Luís Roggero
(Violín), Jorge Perez Tedesco (Violoncello) y Marcelo Balat (Piano) en sus
respectivas partes solistas.
La segunda parte fue
íntegramente dedicada a la Sinfonía Nº 36 “Linz” de Mozart, un autor que no ha
sido el fuerte del Director a lo largo de su trayectoria y que tampoco, en lo
que a sus sinfonías respecta, ha merodeado mucho ultimamente los atriles de la
Nacional. En favor de Calderón debo decir que
mantuvo el orgánico sin duplicar algunos sectores de la orquesta como le
visto y escuchado en otras ocasiones (Sinfonía Nº 29 Con Filarmónica en el
Opera hace ya seis años). La lectura que hizo, es un Mozart como lo enfocaban los directores de primera
mitad de siglo veinte, que aun hoy tienen adeptos, entre los cuales Calderón se
encuentra. Y si bien Yo no me enrolo en esa corriente, no significa que aún hoy
no sea valido y así lo entendió la mayor parte del auditorio que premió la
labor, la que fue muy correcta y muy ajustada y que sirve para preparar a la
agrupación para cosas mayores. Ese es el sentido de una Pre-temporada y por
eso, no estuvo nada mal.
Donato Decina
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