miércoles, 6 de noviembre de 2013

NO FUE TAN “CONTEMPORANEO”, PERO LA PRESENCIA FUE MUY BIENVENIDA.




“Colon Contemporáneo”: Concierto dedicado a Salvatore Sciarrino. Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Tito Ceccherini (Italia), Solistas: Francesco Dillon (Violoncello) y Salvatore Sciarrino (Recitante). Programa: “Variaciones “ (1977) de Salvatore Sciarrino, Suite de “El Mandarín Maravilloso” de Bela Bartok  (1924). “La Muerte de Borromini” (1988) de Salvatore Sciarrino (1/11/2013).

  Finalmente Salvatore Sciarrino llegó a la Argentina y al Colón. Más allá de la justificada expectativa creada por su bienvenida presencia en nuestro medio y de las efusivas adhesiones que su música ha generado, sobre todo en los ámbitos de la experimentación, llamó mucho la atención que la sala se encontrara a poco menos de la mitad de su capacidad. Es indudable que fue un acierto rotundo traerlo y programarlo, pero es hora de reflexionar cuando se dice que autores destacados en la experimentación deben ser programados en la sala principal. Si Sciarrino apenas tuvo público para un poco menos de la mitad de la sala, los otros por sí solos no resisten el salto a mayor categoría, y ese es el saldo inapelable. Para variar, la primera fila contaba con la presencia de turistas brasileños, que evidentemente fueron al Colón para conocerlo. Al término de la primera obra, la desbandada y retirada fue notoria. Celebramos con beneplácito el convenio de venta de localidades con la U.B.A.. ¿Por qué no se hizo lo mismo con los conservatorios de la Ciudad, de la que depende también el Colón?. Hubiéramos tenido el marco que Sciarrino merecía y hubieran accedido a una programación que este ciclo tiene, que a los jóvenes les gusta y que no se realiza con frecuencia en el Teatro.

    Otro punto a destacar, es el pésimo comentario encontrado, sin firma, en el programa de mano. Básico. Casi sacado de Wikipedia, sólo para describir generalidades del proceso creativo del compositor invitado. Impropio de “Colón Contemporáneo” que si algo lo caracteriza es por la riqueza de su información. La programación tampoco es contemporánea. “Variaciones” es de 1977. “La Muerte de Borromini” es de 1988 y, entre medio, la música elegida de “El Mandarín Maravilloso”,  a modo de enlace es de 1924. Nos quedamos con las ganas de escuchar al  Sciarrino actual. Tal vez en otra oportunidad.

  La Dirección del concierto fue encomendada a Tito Ceccherini, conductor italiano de cuarenta años de edad, que condujo a la Estable de manera formidable, logrando de ella un rendimiento superlativo,  colocándola en su mejor actuación en la presente temporada. Es enérgico, tiene enjundia. La interpretación de “El Mandarín Maravilloso” de Bela Bartok fue sencillamente gloriosa, con primeros atriles de la formación  enchufadisimos en lo suyo y  extrajo a la partitura hasta el último detalle.

En “Variaciones”, se contó con Francesco Dillon como violoncello solista. Tiene una trayectoria destacada en este repertorio, a la que hizo honor con una técnica magnífica. La riqueza de sonido que extrajo a su instrumento es increíble. La obra se basa en la baja sonoridad y van apareciendo en ella sonidos de la naturaleza que se intercalan con el del instrumento solista. Ruidos de viento, golpes de efecto como los de una ventana o una puerta que se cierra con el viento, tormenta y el sonido base de la cuerda como sostén y las sonoridades mas o menos intensas del violoncello. Muy bien recibida por el público.

  Para el final, Sciarrino en el escenario y “La Muerte de Borromini”; el diario, casi un testamento, de las últimas horas de vida de un arquitecto hasta su suicidio. Obra “cerrada” de atmósfera misteriosa. Percibimos el latir, el pulso y hasta la respiración del protagonista en la orquestación. La riquísima paleta de sonido y Sciarrino que hace la narración de la historia de manera tan baja, como bajo es el sonido de la orquesta, dándole más vida. Otra experiencia formidable.

  Es justificada la reacción del público. En mi memoria atesoro recuerdos de estrenos contemporáneos a la fecha en que Sciarrino creó estas composiciones ofrecidas. Está a años luz de lo que en esas épocas se estrenaba por aquí. Por trazar un paralelismo a modo de ejemplo, en ese tiempo lo encontramos a una altura cercana al Ligeti de aquel entonces y no exagero. Sea nuevamente bienvenido Sciarrino, sólo que la próxima quiero que sea para conocer su sonido actual.


                                                             DONATO DECINA

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