Concierto a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires,
Director: Mario Perusso. Obras de Giuseppe Verdi. Solistas: Luís Gaeta
(barítono), Verónica Cano (mezzosoprano), Darío Leoncini (tenor), María Coronel
Bugnon (soprano), Walter Bartaburu (bajo), Mariano Crosio (barítono), Melina
Biagetti (soprano), Lidice Robinson (mezzosoprano), Vanesa Aguado Benítez
(soprano), Horacio Badano (tenor), Reinaldo Samaniego (tenor), Emmanuel Faraldo
(tenor), Juan Pablo Labourdette (bajo). Programa: Obertura de Nabucco, Acto III
de Rigoletto, Obertura de I Vespri Siciliani, Acto II Escena II de Falstaff.
Teatro Colón (22/08/13).
Se podía haber hecho
mejor. Después de varios conciertos de excelencia, esta programación que
significaba la adhesión de la Filarmónica al Bicentenario Verdiano, contaba con
la presencia de Fabián Veloz y debían especificarse que cantantes lo
acompañarían en la empresa. Más allá de que Veloz fue padre la noche anterior,
y mucho nos congratulamos por ello por cierto, y que su reemplazo fue una
figura muy querida por el público como lo es Luís Gaeta, el saber de antemano
que los demás intérpretes serían alumnos de la carrera de canto del Instituto
Superior de Arte del Teatro, abría un serio interrogante, al que después se
sumaron otros:
1°) Quienes serían los acompañantes finalmente.
2°) Como se organiza un Concierto del ciclo de Abono de la
Filarmónica, al costo que sale cada localidad, ya sea de abono, como aún más en
el caso de sobrante de abono, en el que la mayoría de los intérpretes son
Alumnos, más allá que alguno de ellos sea conocido por haber realizado trabajos
en el “Off Colón”, o teatros oficiales como el Argentino platense o el Roma de
Avellaneda.
3°) Por que semejante programación ante sala colmada donde
justamente se juzgaría a los alumnos con la misma vara que a los profesionales.
4°) Por que no se siguió la alternativa de hacer óperas de
cámara con el soporte de la Academia Orquestal, como se ha venido haciendo,
para el fogueo en la sala grande y luego ir “mechándolos” con roles
co-primarios en segundos elencos y funciones principales para ir llegado paulatinamente
a los primeros roles y no como en el
caso de algunos, exponerlos en semejante abono ante el gran público. Sumen Uds.,
queridos lectores, las preguntas que por olvido Yo no efectúo en Esta columna.
El resultado final
fue un producto de alarmante chatura que produjo en muchos abonados la
comprensible reacción negativa y esto es algo que no podrán ignorar los
directivos del Teatro y de la Orquesta.
Porque más allá de los muy buenos momentos que la Orquesta y Perusso lograron
por si solos, de la interesante intención del Director de disponer a la
Orquesta como cuando lo hace en el foso del Teatro, obteniendo una respuesta
formidable del organismo en las dos oberturas que sonaron magníficas y que Luís
Gaeta con su habitual generosidad y profesionalismo suplió a su colega con la
categoría que se le reconoce, los demás cantantes evidenciaron mayoritariamente
no estar a la altura del compromiso, muchos por inmadurez, otros por
deficiencias. No se puede exponer a Darío Leoncini a cantar tercer acto de
Rigoletto, a sabiéndas que a las dos frases de cantar debe entonar en el Colón
“La donna e’mobile”. Rescatemos entonces
lo más positivo y es la mezzosoprano Verónica Cano que exhibió aplomo y
soltura, la Soprano Melina Biagetti muy buena en Alice Ford y Mariano Crosio,
muy solvente en su Ford. Lo demás fue clima de estudiantina y el abono de la
Filarmónica no está para eso.
DONATO DECINA
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