Concierto A Cargo
de la Orquesta Filarmónica
de Buenos Aires. Director: Guillermo Scarabino. Solísta: Javier Dragún
(Contrabajo). Programa: Alexander Borodin: Obertura y Danzas Polovtsianas de la Opera “El Principe Igor”.
Serge Koussevitsky: Conciierto para Contrabajo y Orquesta. José María Castro:
Concerto Grosso. Maurice Ravel: Rapsodia Española, Teatro Colón (25/04/13).
Sín dudas fue un
programa curioso , tanto por las obras elegidas como por la disposición de las
mismas en el Concierto. Hablar de las Danzas Polovtsianas de “El Principe
Igor”, supone un fín de fiesta brillante, ahora si van acompañadas al comienzo
por la obertura de la Opera ,
uno podría aceptarlas al comienzo, en fín, son opiniones y sín mas tramite
entremos en materia.
El programa se
confió a Guillermo Scarabino, uno de los buenos profesionales de Ntro. Medio,
al que uno acepta mucho mas que cuando vienen del exterior otros que ni por
asomo dejan probada buena reputación. En los ultimos tiempos se ha volcado más
al campo de la docencia y ahora ejerce la Dirección del Instituto Superior de Arte del
Teatro.. Demostró a lo largo del programa solvencia y seriedad.
Lo dicho, Borodín
abrió la velada que tuvo a la música rusa como epicentro de la primera mitad.
Debe agradecerse la inclusión de la
Obertura , raramente interpretada en los programas de
concierto. Al menos de mi parte, yo hace rato que no la escuchaba. Tuvo una
prolija interpretación, muy cuidada, al igual que las celebres danzas, aunque faltó espacio para un mayor vuelo
interpretativo. No se debe confundir exceso con vuelo. Una cosa es contener y
otra dejar fluír, y eso es lo que faltó
en esta interpretación. No obstante hubo lugar para el lucimiento de los
muy buenos solístas de la
Orquesta que lucieron de manera impecable.
Serge Koussevisky
compuso en 1905 un Concierto para Contrabajo y Orquesta que fue abordado aquí
por Javier Dragún, otro de los muy buenos solístas de la Orquesta. Pesó además la
circunstancia que en los 67 años de rica historia de la Filarmónica era la
primera vez que un contrabajísta actuaba como solísta en un ciclo de abono.
Dragún tuvo solidos recursos, haciéndo lo suyo con delicado apasionamiento
junto a un correcto marco dado por la Oruqesta , mas allá de
alguna tendencia en forte que por momentos no dejó escuchar en los pasajes
tutti al solísta. La obra está enmarcada
en una tendencia mas cercana a un Rachmaninoff que a un Stravinsky. Raro en Koussevitsky, quien luego en sus estancias
Europeas y fundamentalmente en sus 25 años al frente de la Sinfónica de Boston
llegaría a comisionar y estranar obras como el Concierto para Orquesta de Bela
Bartok. Dragún se lució luego en una transcripación de las celebres Czardas de
Monti fuera de programa.
La segunda parte se
inició con una prolija lectura del Concerto Grosso de José María Castro, acaso
uno de los exponentes mas lúcidos del Grupo Renovación allá por la decada del
30 en el pasado siglo. Enmarcada en un estilo semejante al de Carlos Lopez
Buchardo en el segundo número de sus Escenas Argentinas, y puntos de contacto
con otros exponentes de su época (Gilardi, Drangosch o su propio hermano Juan
José)., responde a los canones de esa epoca. La versión tuvo momentos de
lucimiento , fundamentalmente en los pasajes bucólicos, pero uno pediría mas
“Chispa” en pasajes como el número final, que muestran mayor optimísmo y
energía.
La velada se cerró
con una buena versión de la Rapsodia Española , donde sín dudas sobresalió la
faena de Maximiano Storani en Corno Ingles con una intervención sencillamente
brillante y en donde el número final hizo vibrar al público que respondió con
sostenídos aplausos la interpretación ofrecida.
Donato Decina
FOTO : GENTILEZA DE ARNALDO COLOMBAROLI
Los felicito. Hermoso blog.
ResponderEliminarLeí varios de sus posts y para alguien que no está interiorizado en el género musical de la ópera es muy instructivo, llevadero y visualmente muy agradable.
Por muchas visitas más..
Saludos cordiales
Patricia Cinícola
Lic Comunicación Social