VENGEROV: CALIDAD
INDISCUTIBLE
Mozarteum Argentino: Recital a cargo de Maxim Vengerov
(Violín), acompañado por Roustem Saitkoulov (Piano). Programa: Franz Schubert:
Sonata para Violín y Piano en La mayor D.574 “Gran Dúo”; Ludvig Van Beethoven:
Sonata para Violín y Piano Nº 7 en Do menor, Op.30 Nº 2 “Eroica”; Maurice
Ravel: Sonata para Violín y Piano Nº 2 en Sol mayor; Heinrich Wilhelm Ernst:
Variaciones sobre “La Ultima Rosa del Verano” (Nº 6 de los “Seis estudios
polifónicos para Violín solo”); Niccoló Paganini: Cantábile para Violín y
Piano, en Re mayor Op. 17, “I Palpiti” (Introducción y variaciones para Violín
y Piano sobre un tema de “Tancredi” de Rossini), Op. 13. Teatro Colón, 18 de
Agosto de 2016.
Cada vez que Maxim
Vengerov se presenta entre Nosotros se genera una lógica expectativa acerca de
su actuación, el rendimiento y nivel de la misma. Luego de su visita de hace un
año para la otra entidad organizadora de grandes conciertos, en la que fue
solista de una obra China para Violín y Orquesta (la que claramente tuvo sabor
a poco), retornó ahora merced a los oficios del Mozarteum, reiterando esa
impecable asociación Camaristica con Roustem Saitkoulov, el muy buen pianista
Ruso a quien ya apreciáramos anteriormente. La programación ofrecida mostró
ingredientes atractivos, como los de la primera parte, con la Sonata “Gran Dúo”
de Schubert y la “Otra” “Eroica” de Beethoven, también muy poco ofrecida en
este tipo de conciertos. Desde ya que siempre es bienvenida la “pirotecnia”
(como en el caso de las obras de Ernst [para Violín solo] y de Paganini) y, de
la misma forma, saber como realizarían la Sonata de Ravel, de clara influencia
“Jazzística”, por lo que fue mucha la avidez con la que concurrí, saliendo
absolutamente gratificado del Teatro, ya
que correspondieron con creces a las obras abordadas.
La Sonata de
Schubert fue expuesta con un enfoque muy intimista, sonido absolutamente limpio
por parte de ambos y momentos de sutilezas admirables. Saitkoulov no se limita
al rol de mero acompañante, por el contrario, también expone su buena
técnica y demostró su talento para la
interpretación, cualidades que quedaron de manifiesto en forma constante
durante toda la velada.
La otra “Eroica”, es
decir, la Sonata para Violín y Piano Nº 7 de Beethoven, también fue objeto de
una versión formidable. Plena de energía, de entrega y apasionamiento, tuvo en
ambos a los interpretes ideales. Allí Vengerov comenzó a crecer, hasta alcanzar
cumbres en cada una de las obras abordadas.
Ingresando en la
segunda parte, la magnífica combinación de Sutileza y desparpajo, tal la
propuesta de la Sonata Nº2 para Violín y Piano de Ravel. El movimiento central,
en tiempo de “Blues”, nos mostró a un Vengerov exquisito y a un un Saitkoulov que de ninguna manera se quedó
atrás.
Un “Volver a Vivir”,
ha sido para el interprete Ruso el ofrecer las variaciones sobre “La Ultima
Rosa del Verano” de Ernst, obra con la que de muy joven (12 años) ganara el
concurso internacional “Tchaickovsky” para su instrumento. Allí Vengerov hizo
gala de todo su arsenal interpretativo, cautivando aún mas al público (por si
hacía falta), el que estalló en una ovación intensa, saludando el resultado.
El cierre formal le
cupo a dos obras de Paganini (el que no podía faltar de ninguna manera), el
Cantábile para Violín y Piano, en donde ambos interpretes se “florearon” y luego
“I Palpiti”, en base a variaciones sobre un tema de la ópera “Tancredi” de
Rossini, que enfervorizó a los asistentes, los que se vieron recompensados con
cuatro bises de maravillosa factura, dos de Fritz Kreisler: “Caprice” y “El
Tambor”. “Vocalise”, de Serguei Rachmaninoff y
una inolvidable versión de la Danza Húngara Nº 5 de Brahms, que puso
broche de oro a una noche inolvidable.
Donato Decina
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