lunes, 1 de agosto de 2016

 


POR FIN VOLVIO A LOS ATRILES

Orquesta Sinfónica Nacional: Héctor Berlioz: “Romeo Et Juliette”, Op. 17: Director Facundo Agudín. Solistas: Alejandra Malvino (Mezzosoprano), Ricardo González Dorrego (Tenor), Hernán Iturralde (Bajo). Coro Polifónico Nacional: Director Invitado: Ariel Alonso. CCK, Sala Sinfónica, 27 de Julio de 2016.

  Los memoriosos (Yo no me ubico en este lote),  aseguran que han transcurrido mas de cuarenta años (leyó bien) desde la última vez en que esta partitura de Héctor Berlioz se ubicó en los atriles de las Orquestas Argentinas para ser interpretada en su totalidad. Sí recuerdo que los fragmentos orquestales fueron ofrecidos en un concierto de verano de la Filarmónica de Buenos Aires en la sala del Colón alrededor de 1986 con el extinto Reynaldo Zemba en el podio. Como quiera que sea, la Sinfónica Nacional,  que en los últimos años ha venido ofreciendo partituras de este gigante de la música francesa como el “Requiem” o la “Sinfonía Fantástica”, resolvió incorporarla a la programación del corriente ciclo y Facundo Agudín ha sido quien la ha preparado y concertado. ¿Cómo definir este trabajo, al que ni siquiera en los créditos y en las grabaciones se le asigna un tipo de trabajo?. ¿Cantata?. ¿Sinfonía con solistas y coro?. Lo mas seguro es que se trate de Esto último,  y en dos sesiones se la ofreció. Asistí a la primera de Ellas y esta es, entonces, mi opinión.

  Es una composición de muy largo aliento, que requiere una importante masa orquestal, otra no menos importante masa coral,  y tres solistas de importancia, los que mas allá de interpretar cada uno de ellos cortos fragmentos  dentro de la monumental obra, tienen su parte comprometida. El texto de la obra es eminentemente narrativo, aún cuando el bajo   asume el rol de Fray Lorenzo y el Coro muta a cantar los roles de Capuletos y Montescos. Otra mutación importante ocurre en el prólogo, en donde un pequeño coro se desdobla acompañando a la mezzo en el comienzo de la narración de la historia. El Tenor continúa con el momento en que ocurre la fascinación de Romeo por Julieta y la invocación a la reina Mab. Grandes momentos orquestales, a modo de pintura musical, graficarán el encuentro, las peleas, la supuesta muerte de Julieta y el trágico final de los amantes, para luego aparecer el bajo, caracterizando a Fray Lorenzo, junto a Capuletos y Montescos en procesión a la tumba y la promesa de paz y unión hacia el futuro en honor de los muertos.

   La versión escuchada tuvo momentos de muy buen rendimiento Orquestal. Facundo Agudín condujo con precisión al conjunto. Llamó la atención la disposición del coro, el que se ubicó con las secciones femeninas a ambos costados de la sala en la primera bandeja superior y los hombres en el centro, en el lugar habitualmente asignado. Se lo escuchó con una emisión homogénea, mas allá de algún pequeño desacople. La pequeña sección que canta desdoblada al inicio, de doce cantantes entre los cuales distinguí a María Victoria Gaeta, Carla Filipcic Hölm, Trinidad Goyeneche, Alejandro Meerapfel, Ivan Maier y Maico-I-Hisiao (entre otros), tuvo destacado lucimiento. Buen trabajo entonces para Ariel Alonso, Director de Coros Argentino radicado en el exterior, quien preparo a la agrupación para este evento y formidables los tres solistas vocales: Alejandra Malvino, Ricardo González Dorrego y Hernán Iturralde, todos con impecable línea vocal, dicción estupenda y sólida musicalidad.  Esperemos entonces que no deban transcurrir cuatro décadas para que alguien se acuerde de programarla.


Donato Decina

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