La creación de la ópera en el País Vasco durante los años sesenta:Zigor!, de Francisco Escudero, hito de una época (1)
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Itziar Larrinaga
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El entusiasmo por la creación de ópera en el País Vasco, que dio lugar a más de una treintena de títulos entre 1884 y 1923, disminuyó significativamente durante los años veinte y treinta debido, sobre todo, a que este género no resultaba económicamente rentable (2). Las apuestas teatrales (3), en consecuencia, se orientaron hacia otros campos que en aquel momento parecían más viables, como "el sainete lírico de ambiente vasco", siguiendo la pauta y el éxito de Jesús Guridi en 1926 con la zarzuela El Caserío. Sin embargo, no se consiguió fomentar la composición de obras de este tipo, y se optó por la promoción de espectáculos coreográfico-musicales (más accesibles al público general y fácilmente «exportables») y de obras músico-teatrales, como las "estampas", "cuadros" o "acuarelas" vascas, de tema costumbrista, construidas a partir de la yuxtaposición de escenas inspiradas en un mundo popular vasco idealizado, que gozaron de gran aceptación social.
La guerra civil española (1936-1939) y la consiguiente derrota del nacionalismo vasco en ella, estancaron definitivamente la creación de ópera vasca. Si ésta no había sobrevivido por cuestiones de rentabilidad durante la II República (1931-1936), con menor razón iba a recuperarse durante la posguerra. Por una parte, se ha de tener en cuenta que los medios para realizar las representaciones eran entonces mucho más precarios, y, por otra parte, que la dictadura que se implantó en España a partir de 1939, censuró, en sus comienzos, el uso del euskera, que era la lengua en la que se solían escribir los libretos de estas obras.
Si se exceptúan los títulos que se estrenaron a principios de los años treinta en el área francesa (Perkain (4) y Yuana (5)),podría decirse que la composición lírica se interrumpió en el País Vasco, desde principios de los años veinte (el estreno deAmaya, de Jesús Guridi en Bilbao en 1920 sería el último hito operístico destacable) hasta 1957, año en que la primera junta directiva de la ABAO encargó a Francisco Escudero la creación de una "ópera vasca". Escrita entre 1957 y 1963, Zigor! fue la única ópera compuesta y estrenada en las provincias vascongadas durante los años sesenta. Además, si se tiene en cuenta que los siguientes ensayos en este género surgieron a partir de 1979, al calor del optimismo suscitado por el Estatuto de Autonomía Vasco, Zigor! fue también, según nuestros datos actuales, la única ópera escrita y estrenada en dichas provincias durante la dictadura franquista (1939-1975).
Se estrenó con gran expectación como concierto el 4 de octubre de 1967 en el Coliseo Albia de Bilbao, y asimismo en Madrid, Pamplona, Vitoria y San Sebastián. Se escenificó al año siguiente, el 6 de junio de 1968, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, dentro del V Festival de Ópera de ésta ciudad.
1. FRANCISCO ESCUDERO: BREVE HISTORIA DE VIDA Y OBRA
Nacido en San Sebastián (Guipúzcoa) en 1912, Francisco Escudero es un compositor al que se podría ubicar, dentro de la historia de la música vasca, entre las denominadas generaciones de compositores de 1886 y del 51 (6).
Se formó con Beltrán Pagola en la capital guipuzcoana y, posteriormente, en los años treinta, con Conrado del Campo en Madrid, con Paul Dukas y Paul le Flem en París, y con el director de orquesta Albert Wolff, en París y en Munich. Durante la guerra civil española (1936-1939) luchó en el ejercito vasco, y cuando Bilbao fue tomada por el bando nacional, se refugió en Francia, donde continuó estudiando y componiendo. Entre 1942 y 1946 vivió en Madrid apoyado económicamente por la Diputación Provincial de Guipúzcoa (institución de la que había sido becario entre 1933 y 1936) y por una beca de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Fundación Conde de Cartagena). En 1946 se instaló en Bilbao, donde trabajó como profesor de música en la Santa Casa de Misericordia y como director asistente en la Sociedad Coral. En 1948 ganó por oposición la Cátedra de Armonía y Composición en el Conservatorio Municipal de Música de San Sebastián, en la que sustituyó a su maestro Beltrán Pagola y desde donde desempeñó hasta 1982 una amplia y fructífera labor pedagógica. Asimismo, entre 1960 y 1969, formó nuevamente y dirigió la Banda Ciudad de San Sebastián, que se había disuelto durante la guerra civil, y, entre 1960 y 1970, la Orquesta de Cámara de Guipúzcoa. Fue director del Conservatorio Municipal de San Sebastián entre 1962 y 1982, año a partir del cual se dedica exclusivamente a la composición.
En 1957, cuando se le encargó la composición de Zigor!, se encontraba establecido en San Sebastián y era, como hemos señalado, catedrático de armonía y composición en el Conservatorio Municipal de Música de esta ciudad. Para entonces había estrenado obras de envergadura y con un contenido extramusical nacionalista, como el Concierto vasco para piano y orquesta (1946, premio Manuel de Falla en 1947) y el poema sinfónico Aránzazu (1955, premio Aránzazu en 1955). Asimismo, el oratorio elegíaco Illeta (1952-1953, premio Iparaguirre en 1953), que describe el proceso de un funeral vasco de principios del siglo XX, sobre el poema en lengua vasca Biotzean min dut (Illeta eresi), de Xabier Lizardi. Además, tenía cierta experiencia en el género escénico: en 1944 había compuesto el ballet El sueño de un bailarín, y en 1948,Chimberiana. Estampas populares sobre motivos populares bilbaínos, sobre un texto de Julián Echevarría y José Luis Albéniz. Asimismo, entre 1948 y 1950, había escrito, para la Casa de Misericordia de Bilbao, las óperas infantiles Pulgarcito(ca 1948), Pinocho (ca 1949) y Florindo y la princesita encantos(ca 1950), hoy en día extraviadas.
Hasta el estreno de Zigor!, el reconocimiento de su carrera había estado jalonado por becas, ayudas económicas de instituciones y premios. Sin embargo, a partir de entonces adquirió prestigio nacional como compositor y comenzó a componer por encargo, abriéndose una etapa muy productiva en el conjunto de su obra. Así, por ejemplo, son posteriores aZigor! sus obras Concierto para violonchelo y orquesta (1971), Sinfonía Sacra (1972) y Toccata para órgano (1972) (7),composiciones más abstractas y sin preocupaciones etnoidentitarias, así como su segunda ópera, Gernika (1979-1986), Quinta Sinfonía: Ultreia (1994), Sinfonía Concertante(1994), y Concierto para violín y orquesta (1996) (8).
2. EL LIBRETO DE ZIGOR! : REFLEXIONES GENERALES
La ABAO convocó en 1957, con motivo del encargo de la ópera, un concurso de argumentos "de tema vasco y sobre un hecho histórico, legendario o imaginativo, desarrollado en las provincias vascongadas o Navarra" (9). José Zincunegui, médico de Zarautz (Guipúzcoa) y traductor al euskera de varias obras de Arturo Campión, obtuvo el primer premio con la trama "Sancho Garcés (Bis)" (10), basada en la obra histórico legendaria homónima del citado Campión, Sancho Garcés (poema dramático) (11).
Tanto Francisco Escudero como la ABAO decidieron que la ópera se escribiera sobre el argumento premiado, y, a petición del compositor, se encomendó la redacción del libreto a Manuel Lekuona (1894-1987). Este había escrito ya la obra de teatro Eun dukat (12) y era un especialista, entre otras materias, en poesía oral vasca ("bertsolaritza"). Posteriormente, entre 1967 y 1970, fue presidente de Euskaltzaindia (Real Academia de la Lengua Vasca). Trabajó estrechamente en la elaboración del libreto con Francisco Escudero. Entre los dos, reformaron la trama propuesta por Zingunegui y proyectaron un libreto eneuskera y con un proceso teatral distinto:
a) convirtieron un problema de sucesión dinástica en el reino de Pamplona, en fundación del Reino de Navarra; b) suavizaron el enfrentamiento entre la mitología escandinava y la religión cristiana; y c) centraron la trama de la ópera en un infanticidio y en sus consecuencias trágicas.
La acción transcurre en el Pirineo navarro a finales del siglo IX y se encuadra dentro del contexto de fundación del reino de Pamplona. El tema de la instauración de este reino se puso de moda en el debate historiográfico vasco-navarro a finales del siglo XIX y quedó reflejado en la literatura de la época en obras como Amaya o los vascos en el siglo VIII (13), de Francisco Navarro Villoslada, novela
que sirvió de base para el libreto de la ópera Amaya, de Jesús Guridi. Navarro Villoslada, de hecho, fue uno de los mentores de la misma generación de escritores fueristas vasco-navarros a la que perteneció Arturo Campión. No está fuera de lugar, por tanto, que Amaya y Zigor! sigan un mismo patrón temático (las dos pueden ser calificadas como óperas épicas, se sitúan temporalmente en la época de fundación del reino de Pamplona, recogen de manera e intensidad diferente un conflicto de religión, e incluyen en la trama crímenes –Amayaun parricidio y Zigor! un infanticidio– cuyos responsables deben purgar a través de un castigo), debido a que Sancho Garcés de Arturo Campión sigue en muchos aspectos el ejemplo propuesto por Navarro Villoslada en Amaya.
El libreto de Zigor! re-crea la leyenda forjada en torno a Sancho I Garcés, que fue rey de Pamplona entre los años 905 y 925. La ópera lo presenta como el aspirante designado por la providencia a ser el primer rey de Navarra (14). Encarna los valores de la colectividad vasca y está destinado a ser el caudillo de los vascos. Paralelamente a este personaje (el héroe), la ópera cuenta con un antihéroe, Zunbeltz (tío del anterior y padre de Lore, la heroína, amada por Sancho Garcés), que va a enfrentarse a los designios de Dios y a tratar, por todos los medios, de hacerse con la corona. Atenta fallidamente contra la vida de Sancho Garcés cuando éste es un niño de pocos meses, y pretende acusarlo de una doble traición cuando es adulto: traición "patriótica" (tratos con los normandos que están asolando las costas vascas) y traición "amorosa" (romance con Sorgin, la hija de un normando que reside en tierras vascas). Zunbeltz, saldrá malparado de todos sus planes y será castigado trágicamente al final de la ópera. De ahí el título: Zigor!, que en lengua vasca significa "¡Castigo!".
Por lo que respecta a la temática, en el libreto de Zigor! están presentes tres ideas que quisiera subrayar:
Francisco Escudero (centro) elaborando la composición de Zigor. Le acompañan Manuel Lecuona (izda.) y Pío Montoya.
3. LA MUSICA DE ZIGOR!: UNA APROXIMACIÓN
Ante todo, y de una manera muy general, hemos de señalar que la música de Zigor! constituye una exégesis del texto del libreto:
Ejemplo 1: Zigor!, Acto 1º, a la manera de Prólogo.
La ópera está construida sobre un tema generador que comporta el motivo temático extramusical que da el título a la ópera: "el castigo", definido originalmente en relación al infanticidio, que este tema presagia, describe y recuerda (Ej. 1). Escudero lo presenta en los primeros nueve compases de la ópera, duplicado a la octava, sobre una nota pedal y superpuesto sincopadamente a sí mismo transportado una 9ª Mayor ascendente, lo cual comporta un elemento disonante significativo ya en el prólogo de la ópera (Ej. 2). Este tema estará presente a lo largo de toda la obra y nunca aparecerá de la misma manera, sino que estará sujeto a múltiples variaciones que podremos encontrar expuestas tanto en sentido horizontal (melódico) como en vertical (armónico). Ejemplo 2: Zigor!, Acto1º, a la manera de Prólogo.
La ópera, además, cuenta con dos otros dos temas principales que comportan dos motivos temáticos contrapuestos:
Ejemplo 3: Zigor!, Acto1º, a la manera de Prólogo. Ejemplo 4: Zigor!, Acto1º, Escena 1ª.
Ejemplo 5: Zigor!, Acto1º, Escena 3ª.
Ejemplo 6: Zigor!, Acto1º, Escena 6ª. Ejemplo 7: Zigor!, Acto1º, Escena 6ª. Ejemplo 8: Zigor!, Acto1º, Escena 1ª. Por lo que respecta a la estructura general, Escudero opta por un modelo de ópera entendida como un todo continuo organizado en cuatro actos.
La ópera requiere una gran orquesta sinfónica con celesta y arpas. Asimismo precisa de seis solistas principales: un bajo cantante o un barítono dramático, un tenor, un barítono, un bajo profundo, una soprano y una contralto para realizar respectivamente los papeles correspondientes a Zunbeltz, Sancho Garcés, Urdaspal, Burni, Lore y Otxandeta, y Urrea y Sorguin. Las partes de San León, del Abad de Leire, y del vigía necesitan respectivamente un barítono, un bajo y un tenor. La ópera requiere, además, un gran coro y un cuerpo de ballet, que están concebidos con una doble función: la de representar a los diferentes personajes colectivos (es decir, al pueblo vasco, al grupo normando y a las tres hadas del destino), así como a la conciencia de Zunbeltz.
4. CONSIDERACIONES FINALES
En cuanto al libreto, Zigor! sigue el modelo marcado por las óperas vascas de las primeras décadas del siglo: está escritoeuskera, recurre a un argumento histórico-legendario y nos presenta la historia vasca en clave de epopeya colectiva. Asimismo, incluye cuadros característicos del repertorio, como la tradicional "romería" (con "dantzaris", "pelotaris", "aizkolaris", es decir, bailarines, jugadores de pelota, leñadores, etc.), el "episodio guerrero" y la "aparición" prodigiosa de un ente de la religión cristiana: la cabeza iluminada de San León, obispo de Bayona. No obstante, Zigor!recaba y profundiza en la psicología de los personajes, algo en lo que no había reparado con anterioridad el teatro lírico vasco.
A diferencia con las ópera vascas que le preceden, por lo que respecta a la música, Zigor! presenta novedades estéticas, estilísticas y de lenguaje. El objetivo principal de Escudero es crear una música de acuerdo con la acción escénica, que caracterice a los personajes y describa el entorno en que estos se sitúan. Para ello recurrirá, en muchos casos, como los operistas que le antecedieron, al folklore, del que ofrecerá una lectura personal alejada de la cita documental y al que hará ir acompañado de elementos politonales, ritmos yuxtapuestos, etc. No obstante, las exigencias dramáticas le alejarán, en otros casos, de este empeño, y le conducirán a crear música "ex novo".
Hemos señalado que se estrenó en versión de concierto en Bilbao en 1967, que se interpretó sucesivamente en Madrid, Pamplona, Vitoria y San Sebastián y que se representó con gran éxito en Madrid en 1968 (lo cual no deja de sorprender debido a que se trata de una ópera con un libreto en lengua vasca y con un contenido marcadamente nacionalista). Esemismo año de 1968, Philips la grabó íntegramente en tres LP(20). Se habían editado, para entonces, el libreto (21) y el argumento de la ópera (22), así como la versión reducida de la partitura (23). Por la magnitud y calidad de la obra, así como por su difusión y resonancia pública (recordemos, a este último respecto, que el título de la ópera se sigue utilizando hoy en día en la onomástica infantil), podríamos considerarla como "el gran hito de los 60 en la vida musical del País Vasco" (24).
Zigor! se ha repuesto en varias ocasiones durante los años ochenta. No obstante, hoy en día, es una ópera desconocida para la sociedad vasca y española que tanto la aplaudió en su momento. El pasado 29 de diciembre de 1999, la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera se comprometió en una rueda de prensa a celebrar el 50 Aniversario de su fundación con la puesta en escena de Zigor! en abril de 2003. Esperemos que este nuevo siglo le ofrezca el lugar que merece dentro del repertorio de ópera contemporánea.
Itziar Larrinaga
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viernes, 27 de mayo de 2016
lunes, 16 de mayo de 2016
DECIMAS MEJORES SE HAN ESCUCHADO
Orquesta Sinfónica Nacional: Actuación dentro del ciclo de Pre-Apertura
de la Sala Sinfónica del CCK “Mayo Experiencia Acústica”, Director: Gunther
Neuhold. Solista: Marcelo Balat (Piano). Programa: Alberto Ginastera: Concierto
para Piano y Orquesta Nº 1, Op. 28. Dimitri Shostakovich: Sinfonía Nº 10 en Mi
menor, Op.93. 13 de Mayo de 2016.
Solo la desbocada
versión que Juozas Domarkas ofreciera en el Colón con la Filarmónica hace ya un
par de temporadas atrás, supera en mediocridad a la pobre y fría concepción que
Gunther Neuhold tiene de semejante partitura (que de fría, precisamente, no
tiene nada). Un ritmo lento, que incluso conspiró contra los solistas que
tienen partes sumamente destacadas y comprometidas en muchos fragmentos de la obra. Sumado a que
los nuevos solistas recientemente incorporados sintieron el peso de la
partitura y que, incuestionablemente, la falta de mayor cantidad de ensayos tuvo su parte decisiva en el asunto. Lo cierto
es que esperaremos a la increíble fecha del 15 de Diciembre (increíble por lo insólita ya que el abono de
la Filarmónica culmina 48 hs. antes de Navidad [leyó bien]) para ver si
tendremos revancha con el gran compositor Ruso, último gran sinfonista de la
historia.
Marcelo Balat, por sí solo, fue el responsable de que
valiera la pena acercarse al CCK, ya que su versión del Concierto para Piano y
Orquesta Nº 1 de Ginastera fue de antología. Cuanta fuerza expresiva, que
seguridad en el toque, cuanta técnica depurada, que poca necesidad de aplicar
el pedal, para estar a la altura de una orquestación que le exige al conjunto
una máxima cuota de esfuerzo y
sonoridades sumamente potentes y brillantes. Ahí si Neuhold estuvo a la
altura en el acompañamiento, construyendo entre todos esta incomparable
versión.
En ambas obras se
percibió una mejora en las condiciones acústicas de la sala, las que semana a
semana se van ajustando. El Ing. Gustavo Basso (creador de la sala) me aseguró
en esta función que en seis meses mas tendremos ya la sonoridad definitiva.
Buen plazo para que la Nacional también vaya ajustándose, que sus nuevos
integrantes se acomoden al conjunto de la mejor manera, y tener fin por los Argentinos en la cima a Ntros. dos mas grandes conjuntos
Orquestales . Nos lo merecemos.
Donato Decina
sábado, 14 de mayo de 2016
UNA GALA INOLVIDABLE
CON EL DEBUT QUE FALTABA (¿LA SOLISTA O EL DIRECTOR?)
Mozarteum Argentino: Actuación de la Orchestra dell’
Accademia Nazionale di Santa Cecilia (Roma, Italia), Director: Sir Antonio
Pappano. Solista: Beatrice Rana (Piano), Daniele Rossi (Órgano) Programa:
Giuseppe Verdi: Sinfonía de la Opera “Luísa Miller”, Piotr Illich Tchaicovsky:
Concierto para Piano y Orquesta Nº 1 en Sí bemol menor, op. 23, Camille Saint
–Säens: Sinfonía Nº 3 en Do menor, Op.78 “Con Órgano”. Teatro Colón, 11 de Mayo
de 2016.
Luego del fallido
que resultó la polémica tercera actuación en Ntro. medio de Joyce Di Donato,
volvió el Mozarteum de las grandes realizaciones, patrocinando una nueva visita, después de muchos años, de la Orchestra dell’ Accademia Nazionale di Santa Cecilia de Roma, la que
después de sus anteriores presentaciones con Daniele Gatti , y mucho tiempo antes con Lorin Maazel, lo hizo ahora
bajo el mando de Sir Antonio Pappano, quien desde hace diez años ostenta la titularidad del organismo. Debemos
decir una vez mas que gracias al Mozarteum, hemos podido apreciar a una
figura de primer nivel internacional, de
las que faltaba una presentación en el escenario del Colón, al que ahora le
cabe la responsabilidad de convocarlo para alguna producción operística. Si
para tal fin se pudo lograr el concurso de Riccardo Muti (Por
suerte, ya que desde el año pasado hace ópera solamente como el último Toscanini, es decir, en
versión de concierto), es muy plausible lograrlo con Pappano, mas allá que su
agenda esté a tiempo completo y que se deban esperar para ello algunos años.
Por ahora el público “Colonero”, le
agradece al Mozarteum el que lo hayamos podido conocer y disfrutar en Concierto.
En merito del
Director Británico ( de ascendencia Italiana), debo decir que en estos diez
años supo mantener la calidad
incuestionable del organismo, al que luego de haberlo escuchado, como también lo hice con la
Orquesta del Teatro Alla Scala di Milano, no dudo en decir que es hoy por hoy
la mejor Orquesta de la Península. Cuerda de Excepción, buenos vientos y
bronces y notable y equilibrada sección de percusión, para que el resultado de
la velada haya sido de una formidable calidad.
La apertura fue con
una maravillosa versión de la “Sinfonía” (Obertura) de “Luisa Miller”, acaso
una de las mas hermosas partituras que Giuseppe Verdi escribiera para un pleno
lucimiento de la Orquesta. Pappano trazó,
a partir de la decisiva intervención de las cuerdas, una exquisita
filigrana de sonido transparente y pleno
de belleza. El resto del conjunto mostró solvencia y cohesión. Tal vez desde la
concertación por parte de Renato Palumbo de la “Maledetta”, que yo no escuchaba
un Verdi expuesto con tanta claridad.
Y luego, el deslumbramiento. Anoten este nombre: Beatrice
Rana (Casi como cuando “Il Postino” decía Beatrice Russo). 23 años. Hace 5 que
lograba la “Competencia de Montreal”, y
hace 3 Medalla de Plata y Premio del Público en la competición “Van Cliburn”.
Además de Pappano, ya ha sido dirigida
por Mehta, Pinnock, Nezet-Seguin, Slatkin, Luísi y los Sud-Americanos Orozco
Estrada y Harth Bedoya, entre Otros. Hay pasta, talento, muy buena técnica y
una fuerte personalidad, como para acometer una obra harto conocida y
magistralmente difícil, y demostrar la capacidad de lograr una versión
que no pasó para nada desapercibida. Tuvo la inteligencia para dar su toque personal, dar
un “tempi” distinto en el momento justo, logar plena sonoridad que no significa
“aporreo” y una profundidad absoluta a su intervención. A la par, Pappano hizo
un acompañamiento magnífico. Dio el
punto justo de sonoridad a la agrupación y, entre ámbos, lograron un momento verdaderamente arrollador
en la exposición de la coda.
La previsible ovación que desató semejante
actuación, tuvo su retribución en una transcripción de Franz Liszt de un
momento de Robert Schumann, expuesto de manera exquisita. Vuelvo a repetir, y creo no equivocarme,
anoten este nombre: Beatrice Rana.
La segunda parte
encontró a un Pappano a gusto en la
intensa interpretación de la Sinfonía “Con Órgano” de Camille
Saint-Säens, en donde Daniele Rossi,
profesor de su instrumento en la “Accademia” y solista de vasta trayectoria
internacional, se nos mostrara en magnífica forma, acentuando pasajes a través
de sus intervenciones en el primer movimiento, con momentos de sutileza y
exquisitez., logrando Pappano luego , de
todo el conjunto, un arrollador discurso
en el segundo, con una coda vibrante que
logró el reconocimiento unánime de todos
los asistentes.
Para el primer bis,
Pappano demostró conocer la importancia de la plaza de Buenos Aires, al manifestar que sabía de la
predilección del público por Puccini , y de la recordada estancia de Maestro en
Ntra. Ciudad en 1905 (de hecho fui testigo a posteriori del momento en que
Daniel Varacalli Costas [Jefe de Publicaciones del Colón] le entregó un
ejemplar del libro que escribiera con mi querido colega Gustavo Otero, sobre
esa visita ,y la historia de la composición del himno “Dios y Patria” que el
Director Británico recibió con profundísimos interés y agradecimiento),
regalándonos una exquisita versión del intermezzo de “Manón Lescaut”, para luego cerrar con gran alegría la noche
con la parte final de la “Danza de las Horas” de “La Gioconda” de Ponchielli, en una versión sencillamente para el recuerdo.
Entonces, ¿Cuál de los debuts era el que faltaba?. La respuesta es: Los dos,
sin duda.
Donato Decina