jueves, 1 de octubre de 2015



MULOVA Y LABEQUE SE “FLOREARON”

“Nuova Harmonía 2015”: Actuación del dúo Viktoria Mulova (violín)-Katia Labeque (Piano). Programa: Wolfang Amadeus Mozart: Sonata para Violín y Piano en La mayor KV. 525; Robert Schumann: Sonata para Piano y Violín en La menor, Op.105; Toru Takemitsu-Arvo Part: “Distance de Fee”-“Fratres”; Maurice Ravel: Sonata para Violín y Piano Nº2. Teatro Colón, 28 de Setiembre de 2015.

  Pocas veces he tenido la oportunidad de escuchar en vivo a un dúo como Este, integrado por dos excepcionales instrumentistas, con un sonido tan bello y noble, con tanta calidad interpretativa, y con un repertorio tan bien seleccionado. Viktoria Mulova y Katia Labeque, desarrollaron un programa en donde las sutilezas, los timbres, las intensidades y las sonoridades, abundaron. Y en donde la exquisitez y el buen gusto sobrevolaron permanentemente el ámbito del Colón. La sesión se inició con una muy pulcra versión de la Sonata Kv. 525 de Mozart,  vertida con “Tempi” muy intenso y con una exposición plena de justeza, para luego continuar con una muy intensa versión de la Sonata para Piano y Violín , Op.105 de Schumann. Mulova es una violinista muy refinada,  de técnica insuperable. Labeque es una exquisita pianista, siempre interesada en la búsqueda de la plena sonoridad. Da la sensación que estuviese en la búsqueda del sonido “perfecto” para cada obra. Juntas construyeron,  a pleno entendimiento mutuo,  una primera parte decididamente magnífica, con versiones impecables de ambas obras.

  Y si la primera parte fue magnífica, la segunda fue de plena excelencia. En primer lugar, por la sabia decisión de ambas de alterar el orden en que estaba anunciado el programa, colocando al comienzo “Distance de Fee” de Toru Takemitsu,  para integrarla en un todo con “Fratres” de Arvo Part. Son obras tan simlares, que conforman una unidad de estilo, de sonido, en donde la influencia de Mesiaen y Debussy en ambas quedó puesta de manifiesto a lo largo de la interpretación, alcanzando una verdadera cumbre interpretativa, la que arrancó una genuina ovación del público.

  Y para el cierre, una bellísima interpretación de la Sonata para Violín y Piano Nº 2 de Maurice Ravel. Obra dedicada al Célebre compositor de Jazz Wlliam Handy (Recordado por su “Saint Louis Blues”, inmortalizado por Louis Armstrong), su espíritu “Blusero” sobrevoló permanentemente la sala del Colón en manos de ambas instrumentistas, dando por resultado una versión plena del “swing” que la obra contiene. Hubo lugar para un bis, y si no hubo mas,  fue por la actitud de un sector del publico que amen de aplaudir a destiempo entre movimiento y movimiento en Mozart y Schumann (lo que motivo que Mulova solicitara al Comienzo de la segunda parte que no aplaudieran entre Takemitsu y Part), que las toses arreciaran también en esos instantes,  y que al finalizar Ravel comenzaran a retirarse aun con las interpretes recibiendo el aplauso sostenido del resto de la concurrencia. La obra elegida fue de la música popular del Brasil, “Rosa”,  del legendario “Pixinguinha”, en donde se pudo seguir apreciando cada una de las cualidades que narramos a lo largo de esta crónica.


Donato Decina

No hay comentarios:

Publicar un comentario