sábado, 26 de septiembre de 2015

ELENA SANZ: CONTRALTO ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX.

Por José Enrique Peláez Malagón. en "Filomúsica" (septiembre, 2001) 

   
                                                                   


           La contralto Elena Armanda Sanz Martínez de Arizala, es una de las pocas y escasísimas voces españolas de esta tesitura. Fue una artista internacional vinculada a la Scala de Milán y a Julián Gayarre con quien estrenó muchos de sus éxitos, no obstante en la memoria de los españoles del momento, no pasó por sus grandes giras en los mejores teatros, sino por otros motivos más personales que le obligaron a abandonar la escena prematuramente.  
La contralto nació en Castellón de la Plana el 15 de Diciembre de 1849.           Al ser su padre un funcionario, éste es trasladado a Madrid cuando Elena es sólo una niña, por tal motivo ingresa en el colegio de niñas de Leganés, donde aprenderá canto a la vez que realizará sus primeras actuaciones en el coro de su Iglesia. Debido a las peculiaridades de su voz, sus padres y maestros deciden que ingrese en el Real Conservatorio de la capital. Allí será discípula de Baltasar Saldoni, quien le proporcionará una audición con Enrico Tamberlick, éste, reconociendo la calidad de la contraldo la recomienda para que vaya a París y en 1868 la inscribe como artista en el Teatro Chambery, representando ese mismo año el papel de Azucena  en El trovador. 
          Desde este momento, es reconocida en los grandes teatros del mundo. Será una asidua en la Scala de Milán en donde compartirá cartel en muchas ocasiones con Julián Gayarre. Justamente en la Scala cosechará sus mejores éxitos, sobre todo en sus interpretaciones en La favorita,Uun ballo di maschera y Carlos V de Halévy, de entre todas las óperas que representó allí desde los años 1870 a 1876. Sin abandonar sus representaciones en el afamado teatro milanés, Elena Sanz realizará giras por todo el mundo, Gayarre la solicita para su gira americana por Argentina y Brasil, y Adelina Patti para su gira en San Petersburgo frente a los zares y otras capitales centro europeas. 
          En 1876 la contralto será contratada en la Ópera de París por dos temporadas, sumando a su elenco de papeles los de Maddalena en Rigoletto o Brangäne en Tristán und Isolda. Estos dos últimos años también coincidirán con sus estrenos en España en El Teatro Real de Madrid. 
          En el año 1878, la cantante, a los veintinueve años abandonará la escena definitivamente por motivos personales. Morirá unos años después, el 24 de Diciembre de 1898 en París a los cuarenta y nueve años de edad. 
          Referirnos a los motivos personales, es un poco hacer referencia a la historia de España           del último tercio del siglo XIX. La artista conocerá a Alfonso de Borbón (futuro Alfonso XII) en Viena en el año 1872, desde entonces ambos fueron amantes. Esta relación no dejaría de ser algo coyuntural (y un tanto de novela), el príncipe y la diva, si no fuese porque en el año 1875 Alfonso es coronado rey en España, y en vez de finalizar esta relación, Elena, decide abandonar su ejercicio profesional para poder estar al lado de su amante, ambos mantendrán su romance en Riofrío en una casa cercana a la Sierra madrileña. Este romance era por todos conocidos, incluso Isabel II hablaba de Elena como de “su nuera ante Dios” (la soberana fue quien los presentó y fomentó la relación). Elena tendrá dos hijos del monarca, uno, Alfonso, nacido en 1880 y otro Fernando, nacido en 1881. De esta relación y de esta descendencia todo el mundo hablaba, máxime cuando Alfonso XII no tenía hijos varones que le sucediesen en el trono. Al morir el rey y enviudar la reina Maria Cristina (1885) Elena ha de renunciar a cualquier pretensión por parte de sus hijos al trono, negociando en este sentido unas especiales condiciones para su exilio y el de su familia ayudada por Nicolás Salmerón, a la sazón uno de los presidentes de la primera república española.
           Las características de su voz eran las de una contralto: ancha y sonora, de expresión considerable y predispuesta sobre todo a los fuertes acentos dramáticos. Gravedad y dramatismo que la sitúan en una contralto dramática en donde la profundidad de los sonidos graves prevalece sobre los posibles ornamentos del canto.
           Lamentablemente no existe ninguna grabación ni registro sonoro de la cantante, por lo que sólo nos ha dejado las críticas musicales y apreciaciones de los contemporáneos, aparecidas en la prensa en sus años de ejercicio profesional

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