sábado, 15 de agosto de 2015


EMERGER DEL DESAFIO (SIN MORIR EN EL INTENTO)

Orquesta Sinfónica Nacional, Ciclo anual de Conciertos. Director: Francisco Rettig. Solistas: Alejandra Malvino (Mezzosoprano), Sección Femenina del Coro Polifonco Nacional, Director: Darío Marchese. Coro Nacional de Niños, Directora: María Isabel Sanz. Programa: Gustav Mahler: Sinfonía Nº 3, “El Sueño de una Mañana de Verano”. Centro Cultural Kirchner, Sala “Ballena Azul”, 07/08/15.

 Impensadamente, los programadores artísticos de Orquestas Oficiales y de Entidades Particulares de Conciertos, armaron actividad en torno a las Sinfonías de Gustav Mahler,  y así  nos encontramos con que la mitad de las mismas  ( Nºs. 2,3,4,5 y la integral de la 10 [ en versión Cooke/Diemecke]) se han interpretado hasta el presente,  y que el próximo Setiembre también la Estable del Argentino de La Plata acometerá  con la Segunda (Y sín saber si,  programaciones mediante, aparecerá alguna otra en el camino que resta hasta fin de año). Así,  la Nacional en su nueva sala tuvo el privilegio  de que en la interpretación de estos dos trabajos de larguísimo aliento del Compositor Bohemio, el público pudiera no solo apreciar la calidad del Organismo, sino que también se perciban los resultados acústicos de la “Ballena Azul”,  en un repertorio de mucho compromiso.

 La Sinfonía Nº 3, es el trabajo mas extenso de Mahler. Dependerá el enfoque que cada Director de Orquesta tenga de la obra, para saber con exactitud la duración de la versión. Si promediamos los enfoques mas lentos con los mas ágiles, estamos ante un trabajo de aproximadamente 1 hora con 35 minutos (tal vez la Sinfonía de mayor duración de la historia). Su Orgánico establece cuerdas (en gran número), Flautas, Oboes, Fagotes, Clarinetes por tres y hasta por cuatro, Cornos  hasta 9, Trompetas y Trombones por cuatro, Tuba por dos, extensa sección de Percusión (hasta en banda fuera de escena), Un Clarín (También fuera de escena) y Arpas por 2. Un Coro femenino, un Coro de Niños, y una Mezzosoprano que interpretará los dos movimientos cantados (el segundo de ellos con acompañamiento de los coros). Son Seis movimientos en total. Si Pensamos que en la partitura original, el compositor tenía pensado colocar como final un movimiento mas, que tenía directa relación con el quinto,  y que terminó siendo luego el final de la cuarta sinfonía, nos vamos a casi una 1 hora con 50 minutos. De ahí finalmente su supresión hasta para luego reaparecer como final dela Sinfonía siguiente (El Lied “La Vida Celestial” de “El Cuerno Mágico de la Juventud”), aún así, algunos de los críticos de Mahler, calificaron de “megalómano” al compositor, dada la naturaleza de su obra, basada en la inspiración pura que le produjo el contacto con la naturaleza durante una mañana estival. Esto que puede parecer para Uds. algo mas parecido a “Les Luthiers” y al inefable “Mastropiero”, quedo plasmado en el pentagrama,  y para ello, dividió su trabajo en dos grandes secciones. La Primera, compuesta solo por el primer movimiento, refiere a la creación misma, a la naturaleza y a la explosión que ello conllevó. Por eso, fanfarrias, marchas, motivos musicales, se van sucediendo, articulándose hasta conformar una pintura sonora de unos veintipico de minutos en lo que todo acontece. Los cinco movimientos restantes conforman la segunda parte. Cada uno lleva una referencia, “Que me dicen las flores”, es el segundo. “Que me dicen los animales”, es el tercero. “Que me dice el hombre” es el cuarto, en el que Mahler musicaliza la “Canción de Medianoche de Zarathustra” (Obviamente de “Así Hablaba Zarathustra”  de Nietsche), “Que me dicen los Angeles” (Basado en “Cantaban Tres Angeles” del poemario de Armin y Brentano “El Cuerno Mágico de la Juventud”), para concluir en el sexto “Que me dice el Amor”, entendiendo ello como una acción de gracias a Dios, padre de toda la creación (Cualquier parecido del Joven Mahler con el veterano Bruckner en este concepto, no es pura coincidencia). De ahí semejante duración para la concreción del propósito, el que visto en perspectiva, ha hecho que para muchos esta Sinfonía, junto con la siguiente Nº 4,  sean las dos mas terrenales y perfectas de la producción de Mahler. Para ello se necesita concentrar una cantidad  de fuerzas musicales de valía (instrumentales y corales), una buena voz solista femenina y un Director con oficio, sutileza  y capacidad de respuesta. Afortunadamente, estuvo todo eso.

 Francisco Rettig es un probadisimo Director de Orquesta Chileno, al cuál el público porteño pudo apreciar en un sinnúmero de presentaciones. Aborda con frecuencia el repertorio Post-Romántico y obras contemporáneas. Su mayor logro entre Ntros. ha sido en 1998 el estreno de la Sinfonía “Turangalila” de Oliver Mesiaen en el Colón con esta misma Orquesta, en el ciclo de la desaparecida Asociación Wagneriana. Luego de ello incursiono en otros repertorios con la Nacional, la Filarmónica y hasta  con la Sinfónica de Córdoba en el Colón con la “Heróica” y el Concierto en Fa de Gershwin. Tal vez sea esta versión de la Tercera Mahleriana, el mejor trabajo después del Mesiaen entre Ntros. Su enfoque tuvo buen empaste, extrajo todo lo mejor de los bronces de la Nacional, que concierto a concierto se van asentando cada vez mas, supo contener a la extensa percusión de los desbordes, logró momentos de increíble belleza en Cuerdas y Maderas, pero en su déficit, está la falta de mayor “canto” en el cierre de la obra,  y no haber cambiado al solista de Clarín fuera de escena, el que tuvo un desempeño para el olvido, en una parte fundamental de la obra. Aún así, el espíritu de la misma se mantuvo presente permanentemente,  y ensambló a la perfección a la parte vocal. Alejandra Malvino, entregó el canto mas exquisito, continuando con la línea en la que tanto la elogié el pasado año, durante su desempeño en “La Canción de la Tierra” del mismo compositor. Se identifica con este repertorio,  y ya casi que es presencia obligada en estas obras. La Sección Femenina del Polifónico, preparada por Darío Marchese y el Coro Nacional de Niños, preparado por María Isabel Sanz, tuvieron ambos desempeño sobresaliente. La acústica de la “Ballena” respondió, percibiéndose con absoluta nitidez cada sección de la Orquesta y, como inevitable contrapartida, las imperfecciones, las que sin embargo no afectaron en modo alguno la esencia de la obra. Un desafío del que todos salieron airosos y perdón por la humorada, “sin morir en el intento”.

Donato Decina

1 comentario:

  1. Tal grado de imperfecciones son intolerables y destruyen el hecho musical.

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