CON EL SELLO VIEU EN
EL ORILLO
Ciclo de conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional: Gala
Lírica, Director: Carlos Vieu. Solistas: Luís Lima (Tenor), Mónica Ferracani
(Soprano), Alejandra Malvino (Mezzosoprano), María Florencia Machado
(Mezzosoprano), Marina Silva (Soprano), Omar Carrión (Barítono), Fabián Veloz
(Barítono), Hernán Itrurralde (Bajo-Barítono), Sebastián Russo (Tenor), Coro
Estable del Teatro Argentino de La Plata, Director: Hernán Sánchez Arteaga.
Obras de Verdi, Puccini. Saint-Saëns, Wagner, Bizet, Rossini, Massenet,
Mascagni y Cilea . Centro Cultural
Kirchner, Sala “Ballena Azul”, 14 de Agosto de 2015.
En esta fecha, en que
la Sinfónica tenía otra actividad que debió posponerse, el ingenio de Ernesto
Bauer como Coordinador de la sala y de Carlos Vieu, como Director Invitado, dió
por resultado esta gala en la que el Conductor se movió como pez en el agua, la
Sinfónica lució a pleno, se hizo federalismo al convocar al Coro Estable del
Argentino, y se aprovecharon al máximo
las posibilidades de la sala. El resultado fue un producto que si bien fue
extenso en cantidad, en nada se sintió
en cuanto a duración, haciendo poner de pie a un público que llenó las instalaciones y que se retiró
plenamente satisfecho.
En cuanto a la
calidad, hubo tres niveles en los cuales podemos separar las actuaciones. El
primero es la leyenda, el homenaje. Y aquí la figura fue, sin dudas, Luís Lima, al que se lo convenció
de dejar por un rato la apacible Alta Gracia, subirse al avión y venir un rato
a Buenos Aires para recibir el homenaje del público que lo ovacionó, mas la
sorpresa de la presencia de su eterna compañera de rubro, la querida Ana María
González, quién subió al final convocada
al escenario, para testimoniarle su afecto, en lo que constituyó el momento mas
emotivo de la noche. Lima se jugó al abrir la velada junto a Fabián Veloz, el
Coro Estable Platense y los solistas de Este, Sergio Spina, Sebastián Sorraráin
y Pablo Skrt, en la escena inicial de “Otello”, desde el comienzo hasta el coro posterior al
“Esultate”, en el que Luís impuso sabiamente su oficio. Ya en “Dío! Mi Potevi
Scagliar”, las cosas cambiaron un poco, ya que fue mas recitado (y algún grito
por ahí), pero de todas formas bastante acomodado. En la segunda parte, acometió junto a Omar
Carrión el dúo de Carlos y Posa “Dio che nell’alma infondere”, verdadero
“Caballito de batalla” en su carrera, muy dignamente ofrecido, y se le concedió el único bis solista
ofrecido, el “Nessun Dorma”, alcanzando
la nota mas emotiva de la noche, con el testimonio del aplauso de los demás
artistas presentes en el escenario y el público todo.
En el segundo nivel
sitúo a los cantantes mas jóvenes que actuaron. Aquí, María Florencia Machado emergió como la
exponente mas notable, ofreciendo su “Aria de las cartas” de “Werther” de
Massenet, título cantado por Ella dos veces en Buenos Aires este año, una de
ellas en el Colón, y que lo acompaña en
momentos fundamentales de su carrera, muy bien vertida, para luego participar
como una muy suelta y extrovertida Maddalena en el cuarteto del cuarto acto de
“Rigoletto”. Marina Silva tuvo activa participación. Primero junto a Sebastián
Russo en el duetto “Un dí felice Eterea” en el que mostró soltura y
compenetración en el personaje. Luego en
“Si mi chiamano Mimí”, una interesante aproximación a “La Boheme”, como
para pensar en abordarla y, finalmente, integrar el cuarteto de Rigoletto,
donde trazó una muy doliente Gilda, convenciendo en sus intervenciones, y, para
concluir, con Sebastián Russo, un poco nervioso al comenzó en el fragmento
señalado de “La Traviata” junto a Silva, y soltarse mas en “Bella figlia dell’ amore”.
Y en el tercero, los
definitivamente consagrados. Alejandra Malvino, quien descolló en “Mon Coeur
S’ouvre a ta voix” de “Sansón y Dalila” y en “Accerba Voluttá”, de “Adriana
Lecovreur”, con exquisita voz, sabiendo matizar y brindar la necesaria potencia
en los momentos decisivos. Mónica Ferracani, en una exquisita interpretación de
“D’amor sul ali rose”, con “caballetta” posterior incluída y “Vissi d’arte”,
acaso hoy su “caballito de batalla”, hecho en el justo punto. Fabián Veloz,
dando clase magistral de interpretación en la escena inicial de “Otello” y un poderoso “Cortigianni vil razza dannata”, en
la que el público verdaderamente deliró, cerrando su participación de manera
fantástica en el ya señalado “Bella figlia dell’amore”. Omar Carrión, dando clase de canto e
interpretación en “Largo al Factotum”, un pasaje (y un título) que tantas
satisfacciones le brinda a lo largo de su trayectoria, y su comentada
participación en el duetto del “Don Carlo” junto a Lima. Y finalizando en
Hernán Iturralde, quien con mucho oficio entonó la “Canción de la Estrella
Vespertina” de “Tanhauser” de Wagner y un cierre formal muy impactante con el
“Te deum” de “Tosca” vertido de manera admirable.
El Coro Estable del
Argentino, mostró una vez mas su clase, bien preparado por Hernán Sánchez
Arteaga, ofreciéndonos lo mejor de su repertorio. Así el “Coro de Cigarreras”
de “Carmen”, “Zingarelle e Mattadori” de “La Traviata”, “El Coro a Bocca
Chiusa” de “Madama Butterfly” y el señalado “Te Deum” de “Tosca”, fueron
expuestos brillantemente.
Y para el final, la
sabia conducción de Carlos Vieu para estos eventos, con una Sinfónica Nacional
con momentos brillantes, como el “Intermezzo” de “Manón Lescaut”, el “desafío a
la Superstición” con la Obertura de la querida “maledetta” y el Intermezzo de
“Cavallería Rusticana” en donde pudo apreciarse, tanto como en el “Te deum” al
órgano de la sala que se integró a la Orquesta y sonó magníficamente. Tuvo el apoyo de todo el
grupo y entregó un trabajo magnifico. A su pedido, todos, artistas, músicos,
coreutas y público, se cerró con el “Va Pensiero”, tan caro a sus sentimientos,
coronando una noche brillante.
Donato Decina
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