Y ENCIMA CANTAN
Mozarteum Argentino:
Actuación de la Budapest Festival Orchestra, Director: Ivan Fischer. Solista:
Miah Persson (Soprano). Programa: Bela Bartok: Magyar Képek (Bocetos Húngaros),
Sz. 97, 88, 103. Richard Strauss: Vier Letzte Lieder (Las Cuatro Ultimas
Canciones), Gustav Mahler: Sinfonía Nº 4 en Sol mayor. Teatro Colon, 27 de
Junio de 2015.
Una vez mas la
Budapest Festival Orchestra junto a Ivan Fischer, su titular y fundador,
regresaron a Buenos Aires merced a los oficios del Mozarteum Argentino, quien
los presentó en la sala del Colón. Siempre que este grupo llega a Ntros., la
expectativa está centrada en cual será la obra poco frecuentada que el Director
Magyar abordará en el concierto. Y en esta noche, los músicos tenían en sus
atriles los “Bocetos Húngaros” de Bela Bartok, correspondientes a los números
de catálogo 97, 88 y 103, que abarcan cinco momentos: La descriptiva “Atardecer
en el Pueblo”, la simpática “Danza del Oso”,
la introspectiva “Mediodía”, el electrizante momento “Ligeramente
Achispado” y el atractivo cierre con la “Danza de Urog”. Fischer marcó con
precisión y estableció el clima de cada uno de los tiempos mencionados, siendo
convincente su interpretación. La tersura de las cuerdas, la belleza de los vientos
y el muy buen sonido del metal, convergieron para que se lograra un efecto muy
cálido, por lo que la versión fue muy bienvenida, siendo éste el primer momento
de interés de la velada.
El otro punto de
interés consistió en la presentación de la Soprano Sueca Miah Persson,
abordando tanto “Las Cuatro Ultimas canciones” de Richard Strauss, como la
parte vocal que cierra la Sinfonía Nº 4 de Mahler. Persson es portadora de
un bellísimo timbre vocal, su línea de
canto es muy estilizada, la emisión es chica. Su trabajo encajó en el enfoque que Fischer le
brindó a la obra, que fue camarístico, con planos de mucha intimidad, tanto,
que a mi entender se excedió en ese aspecto, haciendo que la versión careciera
del brillo y la imponencia que son habituales al abordarse esta obra,
perdiéndose por ello muchos detalles que suelen descubrirse en cada versión, la
que por momentos cayó directamente en la monotonía.
Todo lo contrario
sobrevino en la segunda parte, en donde los interpretes se florearon con una de
las mas espectaculares versiones de la cuarta de Mahler que Este cronista haya
escuchado en vivo. Aquí sí el enfoque
mostró toda la riqueza de la descripción de la naturaleza, la campiña, la
rústica vida de sus habitantes. Haciendo lugar a una tendencia discutible en
muchos Directores, Fischer colocó frente a sí al solista de corno de la
Orquesta en el segundo movimiento, cerca también del atril de la Concertino, la
que también tiene su momento al emplear un Violín preparado en los solos que le
corresponden a ese tiempo. La belleza del timbre de las cuerdas y los vientos, de fundamental preponderancia en este pasaje,
hizo que pudiera percibirse toda la paleta de sonidos que la partitura posee.
Y luego de ello, desembocamos en el
magnífico momento culminante de la noche, en donde Fischer tuvo la sabia
decisión de interpretar en un todo los dos últimos movimientos, los que
indudablemente tienen conexión entre sí. La Intensidad del “Poco Adagio”, la
expresividad, el “canto” de la Orquesta, fueron supremos en todo sentido,
alcanzando un clima extraordinario, en donde por primera vez en mucho tiempo
“no voló ni una mosca”, cero toses, cero celulares, imposible alterar el
ambiente, enlazándose con el último movimiento, en el que Persson hizo su ingreso al escenario
“en puntas de pie”, ya que Fischer también resolvió con acertadísimo criterio
que no ingrese en el medio la obra, entre el tercer y el cuarto movimientos, lo
que habría sacado de concentración al auditorio. La versión Persson del Lied
“La Vida Celestial” que cierra la obra fue esa,
“Celestial”. Bellísimo canto, línea de expresividad impecable,
bellísimas dicción y entonación, con un final en el que Fischer logró que los
últimos compases se extingan lentamente casi como una “esfumatura”, obteniendo
primero un silencio acentuado de la concurrencia, para luego estallar en una
ensordecedora y justiciera ovación, como
premio a la categoría de la versión ofrecida.
La sorpresa vino
luego en donde los músicos se agruparon de pie y en semicírculo en torno al Director,
partitura en mano cada uno de ellos, para formar un magnífico coro el que con
esplendida afinación, abordó un Lied de Fanny Mendelsohn, que hizo poner de pie
a los asistentes. No hizo falta nada mas, si encima…. ¡cantan!.
Donato Decina
PERSISTIR EN LO QUE
SE SABE HACER MUY BIEN
Ensamble Lírico
Orquestal: Concierto Sinfónico-Instrumental-Vocal-Coral con Obras de Wolfang
Amadeus Mozart: Director: Gustavo Codina. Solistas: Mauricio Marcelli (Violín),
Cecilia Layseca (Soprano), Lidice Robinson (Mezzosoprano), Mauro Di Bert
(Tenor), Walter Schuarz (Bajo). Orquesta del Ensamble Lírico Orquestal. Coral
Ensamble: Preparadores: Gustavo Codina-Cecilia Layseca. Programa: Concierto
para Violín y Orquesta Nº 4 en Re Kv. 218, Requiem Kv. 626. Auditorio de
Belgrano, 28 de junio de 2015.
Cuando culminó la
temporada 2014 con el “Requiem” de Verdi, Cecilia Layseca anunció al público la
programación 2014, la que fue adjuntada con profusa folletería, y de la que
diéramos cuenta en la crónica de esa presentación. Allí consignamos que Este
Requiem “Mozartiano”, base de la programación de ésta fecha, sería conducido
por Guillermo Becerra, el que ya había concertado para esta entidad una gala
eslava al frente de la Agrupación Sinfónica de Morón y que contara con la
participación del “Coral Ensamble”, en donde descollaron las versiones de
“Finlandia” de Sibelius (en conocidísimo arreglo para Banda), las “Danzas
Polovtsianas” de “El Principe Igor” de Borodín y la Obertura 1812 de
Tchaicovsky en versión Banda con Coro, y que luego repetiría el suceso un año
mas tarde con la Novena Sinfonía de Beethoven, en una buena versión. Ya el año
pasado el Director Platense residente en Mar del Plata, debía volver a
presentarse para la entidad abordando una selección de la Opera “Porgy and
Bess” de Gershwin. Sin embargo, un cambio de programación motivó que la
presentara Gustavo Codina en versión con Banda de Jazz, por cierto discutible,
ya que no fue la versión original la que se empleó, pero se informó al público
y a la prensa con no menos de dos meses de anticipación el cambio realizado. Al
comenzar el concierto con el pequeño orgánico orquestal en el escenario para el
abordaje del Concierto para Violín y
Orquesta Nº 4, apareció Gustavo Codina en el escenario para la presentación de
la velada, apareció Mauricio Marcelli, el Concertino de la Orquesta y Solista
de la obra y, como al pasar, Codina manifestó que por problemas personales en
Mar del Plata, Becerra estaba en esa y que El se haría cargo del Concierto,
como ya lo había hecho la semana anterior. Cuanto menos, debemos decir que la
desprolijidad ha sido mayúscula, ya que teniendo en Natalia Rivara a una
excelente encargada de prensa, debió emitirse urgentemente una comunicación
advirtiendo del reemplazo que se produciría, independientemente de las causas
que obedecieron al mismo por segunda vez en un año. No fue así, y lamentablemente se notó en demasía con la
versión ofrecida del Concierto Nº 4 de Mozart, ya que para esa circunstancia no
había “Plan B” y la interpretación pasó
por innumerables momentos de zozobra. Es evidente que la buena y saludable
intención de ampliar el repertorio de la entidad organizadora chocó con la
realidad que significó la ausencia del Director originalmente comprometido en
el podio, por lo que teniendo en cuenta las palabras que también viritiera
Cecilia Layseca, en esta oportunidad en ocasión de la última función de “La
Traviata” que abrió la presente temporada (y de la que también diera Yo cuenta
en este Blog), el esfuerzo que esta entidad deberá centrar a futuro deberá
dirigirse a lo que ellos verdaderamente saben hacer, como son los espectáculos
Líricos y Sinfónico-Vocales-Corales, que han sido el suceso de sus
programaciones y que tienen el “Plan B” que es el que Gustavo Codina, como preparador
del Coral Ensamble, sabe a la perfección el repertorio que se aborda, y ante
una deserción como en este caso, puede perfectamente dirigir el espectáculo con
solvencia y categoría, como lo fue con el Requiem de esta tarde/noche. Para las
obras con solistas instrumentales, deberá armarlo El desde el vamos y no tengo
dudas que con su reconocida capacidad, saldrá airoso también en el
acompañamiento de solistas instrumentales. Los “tempi” del Requiem fueron muy
precisos, aunque sería saludable que no se produzcan “baches” tan largos, como
los ocurridos en el transcurso de la “Sequentia”, entre tiempo y tiempo, que le
quitaron algo de concentración al espectador para el seguimiento de la obra. El
Coral Ensamble conoce al dedillo la obra y, una vez mas, dio muestras de su
solvencia y ajuste. El Cuarteto vocal fue irreprochable, Mauro Di Bert posee
buen esmalte vocal e hizo lo suyo con corrección, Walter Schuarz aportó su
oficio y su categoría. Lidice Robison ofreció aplomo, buen decir, y se supera
en cada presentación, y Cecilia Layseca fue “la voz” de la ya caída noche, supo
cantar, expresar, tuvo dulce timbre y grato canto. Todos al inicio y al final,
se ubicaron junto a los coreutas como uno mas de ellos, dándole mas realce al
conjunto y demostrando que ese es el camino en el que se debe persistir.
Donato Decina
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