ESPECIALIDAD DE LA
CASA
“Juventus Lyrica”: “Las
Bodas de Fígaro”, Opera en Cuatro Actos, música de Wolfang Amadeus Mozart con
Libreto de Lorenzo Da Ponte, basada en
la obra teatral homónima de Pierre Caron de Beaumarchais. Interpretes: Juan
Salvador Trupia y Rodríguez (Fígaro), María Goso (Susanna), Fernando Grassi
(Conde de Almaviva), Oriana Favaro (Condesa Rosina), Cecilia Pastawski
(Cherubino), Walter Schuartz (Bartolo/Antonio), Sabrina Cirera (Marcellina),
Norberto Lara (Don Basilio/Don Curzio), Julieta Fernández Alfaro (Barbarina).
Puesta en Escena y Vestuario: María Jaunarena, Escenografía e Iluminación:
Gonzalo Córdova, Coreografía del Tercer Acto: Igor Gopkalo, Coro de Juventus
Lyrica: Preparador: Hernán Sánchez Arteaga. Orquesta de Instrumentos a la
Usanza de Epoca, Preparador y Director Musical: Hernán Schvartzman . Teatro
Avenida: 16 de Julio de 2015.
Trabajo en Equipo. Ni
mas, ni menos. Y eso es lo que desde el primer momento percibí desde la
apertura misma del telón del Avenida. Una demostración de calidad, buen gusto,
capacidad de trabajo y, fundamentalmente, ganas de hacer. Una interesante
realización de marcación actoral, fruto de la persistencia de María Jaunarena,
apoyada en un sobrio vestuario de época, sumado al realce de una efectiva
iluminación , de Gonzalo Córdova, responsable también de dotar al escenario de
un austero y muy efectivo marco escénico, despojado, delimitado por tabiques de
fresca madera (el aroma de la misma era percibido por Mí en las primeras filas
de la sala) y muebles antiguos, que
mostraron inteligencia y buen gusto al momento de la elección. El tercer acto
mostró también una simpática coreografía de Igor Gopkalo en realce de la
acción. En lo vocal, debo decir que hay que colocarle un sobresaliente a quien
eligió las voces. Un reparto parejo, homogéneo, en donde todos tiraron para
adelante, disfrutaron haciendo la función (se notó sobremanera), jugaron
haciendo la comedia y tuvieron (todos) soltura escénica, lo que hizo que el
barco llegara a feliz puerto. Juan
Salvador Trupia y Rodríguez fue extraordinario protagonista. Tuvo buen decir y
magnífica línea de canto. María Goso fue una revelación. Tiene fresca voz y
grato timbre. Tuvo lucimiento en sus pasajes, juego de comedia con Cherubino,
el Conde y la Condesa. Hablar de Fernando Grassi es decir que es la
continuación de la línea que su padre iniciara en papeles de comedia y bufos.
Extraordinaria presencia, actuación formidable. Supo pasar de un “canchero” a
un atribulado, desde el momento mismo en que cree en la supuesta infidelidad de
Rosina. Oriana Favaro aportó muy buen canto, además de estar agraciada con singular belleza física, lo que le aportó mas
en la composición del rol. “Dove Sono” en su voz, fue el momento mas celebrado de la noche por
el público. Su juego de seducción con Cherubino fue magnífico. Y hablando de
ello, Cecilia Pastawski fue “El” Cherubino, mostró frescura, desenfado,
adolescente en todo el sentido de la palabra. Junto con Franco Faggioli en la
recordadísima puesta de los hermanos Tolcachir en el Xirgu, en la que confiaron
en El para el rol, cambiando el papel a cuerda masculina en registro
equivalente, Pastawski es la otra voz que mejor recreó al simpático
personaje en los últimos tiempos. “Voi,
che sapete” fue punto culminante para una actuación magnífica. Sabrina Cirera
sigue superándose en cada presentación. Después de la estupenda Magdalena que
realizó para la misma asociación, mostró gracia y desenfado en su recreación de
Marcellina, sostenida por un magnífico Walter Schuartz como Don Bartolo, complementándose ambos en los roles y el
segundo dando vida también a un notable Antonio (El Jardinero). Y en desdobles,
Norberto Lara una vez mas mostró sus condiciones histriónicas, recreando
formidables criaturas tanto en Don Basilio, un picante instigador, como el
simpático y cómplice Don Curzio, el Notario. Julieta Fernández Alfaro, fue una
simpática y fresca Barbarina, con bellísima voz y muy buen decir. Solvente el
pequeño Coro, preparado por Hernán Sánchez Arteaga. Y todo ello fue sazonado en
su justo punto por Hernán Schvartzman, quien haciendo un magnífico trabajo de revisionismo utilizando instrumentos a la
usanza de época, hizo una concertación estupenda. Se podrá disentir con algún
“tempi” elegido, como con la obertura (un poco más lenta de lo habitual, aún en
Orquestas de instrumentos actuales), como en la parte final donde las escenas
sigilosas del Jardín también ayudan a aletargar el ritmo. De cualquier forma,
en nada invalida la categoría y calidad de la labor ofrecida. Mozart ha sido
puntal fundamental de las programaciones de “Juventus Lyrica”, y siempre ha sido objeto de muy buenas
labores de parte de Ella. Una vez mas ha
sido la norma. Podemos decir: ya es “Especialidad de la Casa”.
Donato Decina
Hola Donato. A mí no me gustó la ejecución. No encontré bodas sino divorcio con la teatralidad. Creo que la mayor falla estuvo por el lado del director musical, Hernán Schvartzman, quien dispuso una orquesta de apenas 25 músicos y sonó todo muy pequeño, plano y rutinario. Sobre las tablas encontré un montaje parco y una dirección escénica que recurrentemente enfatizó los aspectos cómicos de la partitura lindando a veces con lo grotesco. Difícil destacar algo, tal vez la Rosina de Oriana Favaro que tiene bello timbre y graciosa línea de canto, aunque su voz es pequeña y con poco metal.
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