SU TEATRALIDAD LA
PONE A SALVO
Teatro Colón, temporada 2015: “Quartett”, Opera épica en
trece escenas. Música y Libreto de Luca Francesconi sobre la pieza teatral
homónima de Heiner Müller, a su vez basada en la novela “Las Relaciones
Peligrosas” de Pierre Chordelos de Laclos. Interpretes: Allison Cooke (Marquesa
de Merteuil), Robin Adams (Vizconde de Valmont). Orquesta Estable del Teatro
Colón, Director: Brad Lubman. Puesta en Escena: Alex Ollé para “La Fura Dels
Baus”, Escenografía: Alfons Flores, Vestuario: Lluc Castells, Iluminación:
Marco Filibeck, Proyecciones: Franc Aleu, Colaboración Escénica: Valentina
Carrasco. Co-producción entre el Teatro Alla Scala de Milán y el IRCAM de
París. Teatro Colón: 19 de Junio de 2015.
Semejante puesta en
escena merecía una música mas imaginativa, o mejor dicho, mayor riqueza de
ideas musicales. Es que luego de ver, fundamentalmente, el despliegue escénico
que llevaron a cabo ambos protagonistas y comparar con la música escuchada, el
balance final es ese. Un producto que Alex Ollé imaginó para “La Fura dels
Baus”, situado de forma atemporal (porque el tema lo permite), que bién podría
trasladarse a Ntros. días, y que
describe lo que muchas personas hoy en día viven (y que muchas veces pasa a
diario a Ntro. Alrededor): La Insatisfacción. Esa que mal llevada, desemboca en
algo mas fuerte que se llama frustración. Insatisfacción, porque el amante que se tiene no es el ideal y
mucho menos satisface las expectativas. Insatisfacción, porque el perverso cambio de roles al que se
someten los amantes, desembocará en que el hombre aumente en el deseo por la
sobrina de la mujer, el “objeto” al que ambos remiten. Frustración perversa,
que llevará a que la mujer, finalmente,
decida asesinar a su amante. Corolario: la autodestrucción, simbolizada en
derribar los muebles del habitáculo en donde se produjo el perverso encuentro.
Como se ve, peligrosas ideas y peligroso final. Tal vez si Ud. vio la película,
imagine muy bien y compare el desarrollo de la misma, con la excelente
presentación que el equipo de “La Fura” puso en escena, en lo que fue, hasta
ahora, su mejor aporte para el escenario del Colón. Una “caja escénica” que
merced a su montaje parecía “Suspendida” en el Aire, muy profunda ella, en
donde los interpretes “se suben para no bajar”, una iluminación de primera que
no dejó nada librado al azar. Un sobrio
vestuario. Una justa apoyatura fílmica para sostener la acción SOLO CUANDO SE
LA NECESITA y, parte imprescindible para todo esto, una solida marcación
actoral de los cantantes, quienes poseyeron el “physique du rol”, mostraron
compenetración y compromiso en todo momento y salieron airosos luego de una
hora y veinte minutos sin tregua alguna.
En cambio la música
no aportó nada novedoso, subraya pasajes pero no siempre mantiene la tensión,
de ahí lo fundamental de la realización visual, ya que sin ella, la obra cae
irremediablemente en baches que no siempre se pueden superar. Recurre a
micrófono para ambos interpretes, a grabaciones para efectos sonoros y una
orquesta que debe remarla y mucho con la partitura. Brad Lubman condujo de
manera extraordinaria a la estable, la que cada vez suena mejor. Allison Cooke
y Robin Adams son muy buenos cantantes y es evidente que por algo la vienen haciendo
desde el estreno en la “Scala” milanesa. Entregaron todo y sería una severa
injusticia si uno pone a alguno de los dos por sobre el otro. La partitura es
correcta, pero mucho de su lenguaje, a mi juicio, ha sido superado por el
tiempo. Le encuentro puntos de similitud con Marco Tutino, contemporáneo de
Francesconi, de quién conociéramos “The Servant”, en el foyer del Colón, en la puesta que Eugenio Zanetti
realizara para el C.E.T.C.. Sín embargo, como siempre manifestamos con Roberto
Blanco Villalba, hay una extensa lista de Compositores y Títulos a los que el
Colón les debería rendir un mayor homenaje.
Donato Decina
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