martes, 16 de junio de 2015

MUSICALMENTE DISCRETO,
VISUALMENTE VISULAMNEVRECARGADO

Teatro Colón: “L’Elixir D’Amore”, Opera Bufa en Dos Actos, Música de Gaetano Donizetti, Libreto de Eugene Scribe. Interpretes: Adriana Kucerová (Adina), Iván Magri (Nemorino), Giorgio Caoduro (Belcore), Simón Orfila (Dulcamara), Jaquelina Livieri (Gianetta), Coro Estable del Teatro Colón , Director: Miguel Fabián Martínez. Regie: Sergio Renán, Escenografía: Emilio Basaldúa, Vestuario; Gino Bogani, Iluminación: Sebastián Marrero, Diseño Audiovisual: Alvaro Luna, Coreografía: Julián Galván y Noemí Szleszinski- Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Francesco Iván Ciampa. Función del 08 de Mayo del 2015.

  Al momento del saludo final, nos sorprendimos con la no entrada al escenario del equipo técnico de realización de la puesta para los saludos de rigor. Una vez afuera de la sala, tomamos conocimiento que Sergio Renán se hallaba internado por una complicación de Salud, por lo que hago fervientes votos por su pronta recuperación. De todos modos, entiendo que al momento de salir a escena, los lineamientos generales del puestista estaban perfectamente establecidos, por lo que en modo alguno el espectáculo se vio afectado y, entonces digamos que para un movimiento convencional,  respecto al desplazamiento de cantantes, coreutas y figurantes, se recurrió a una ampulosa escenografía  (bien realizada por cierto) en la que nos enteramos que Adina es una productora de cítricos (mas precisamente naranjas, las que se cosechan y venden en un local que lleva su nombre), a una serie de proyecciones audiovisuales de fondo a esa ampulosa escenografía y a efectos que por momentos mostraban situaciones inexactas, como que el almuerzo de casamiento de Adina y Belcore se realizó bajo la luz de las estrellas. También hubo sobrecarga de actores y figurantes, como el séquito que rodea al Dr. Dulcamara con una deslumbrante señorita que surge del interior de una botella publicitaria gigante del célebre elixir (cuál sorpresa del interior de una torta), y, la mas desopilante, el efecto visual de un biplano remolcando una pancarta publicitaria del falso medicamento, cuál temporada veraniega en la costa. Como pueden ir apreciando, se necesitó mucho relleno para encontrarle la vuelta a la puesta en escena de una historia simple y bien de pueblo, con una música de lo mas maravillosa que se haya escrito en la historia del género y que tal vez, con una mayor austeridad de recursos, hubiese obtenido un resultado mas efectivo, con mucha mejor llegada al público.  Súmese a ello, el hecho que los intérpretes elegidos, si bien con sus mas y con sus menos muestran interesantes condiciones, no terminaron de redondear una tarea en donde se encuentre ese plus que siempre se les pide y mas en una sala de la envergadura del Colón, por lo que al momento de emprender la retirada, lo hicimos lamentando que una vez mas se perdió la oportunidad de hacer un trabajo de efecto contundente en lo inmediato. Si a todo lo que acabo de exponer, le agregamos una orquesta con “tempi” muy veloces, pero de lectura excesivamente rutinaria, el combo está completo y he ahí el porque del título de mi comentario. Desmenuzando ahora la participación de cada uno de quienes intervinieron, digamos entonces que en lo vocal Adriana Kucerová tiene un bello timbre, pero un manejo en su emisión llamativamente pequeño,  ya que por momentos sorprende con agudos muy portentosos. Es muy correcta  actoralmente, una belleza física que impacta, pero aún así no terminó de convencer. Iván Magri tiene buena voz, técnica inteligente, buena presencia escénica, yendo de menor a mayor a lo largo del espectáculo. “Una Furtiva Lacrima”, a pesar del acompañamiento a “tempi” muy dinámico, convenció al público logrando la ovación de la noche. Giorgio Caoduro  posee  un timbre muy rustico, el que para el rol de Belcore es sumamente efectivo y condiciones histriónicas muy correctas, redondeando una muy buena labor. Simón Orfila realizó la mejor labor de la noche, vocalmente estupendo, actoralmente irreprochable, lisa y llanamente un lujo. Jaquelina Livieri tuvo correcta intervención en un rol muy breve. El Coro  Estable lució muy desbalanceado, escuchándose a alguno de sus miembros a mayor volumen que el resto. Francesco Iván Ciampa, condujo a la Estable de la manera señalada, haciendo que la versión fuese solo un “Elixir” mas, de la misma manera que en lo visual, muy recargada, de correcta marcación actoral, pero que en la sumatoria no hará história.



Donato Decina

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