martes, 16 de junio de 2015

Crónicas de Donato Decima . Conciertos del mes de mayo.

MUSICA EXCELSA PARA UN NOBLE FIN

Templo de la Comunidad Amijai: Concierto a beneficio de la Asociación Filantrópica Israelita. Actuación dela Orquesta Académica del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, Directora Invitada: Nathalie Marín (Francia). Solista: Maia Cabeza (Violín). Programa: Wolfang Amadeus Mozart: Obertura de “Don Giovanni”, Félix Mendelsohn Bartholdy: Concierto para Violín y Orquesta en Mi menor Op.64. Ludwig Van Beethoven: Sinfonía Nº 5 Op.67 en Do menor. 21/05/15.
  Con el propósito de recaudar fondos que ayuden a permitir el funcionamiento de sus actividades, la Comunidad Amijai cedió las instalaciones de su Templo  a la Asociación Filantrópica Israelita y, dados los estrechos vínculos de la primera de las mencionadas con intérpretes e instituciones musicales, se logró el concurso del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, quien envió a tal fin a su Orquesta Académica. Aprovechando la presencia en Ntro. Medio de la joven violinista Maia Cabeza, quien además efectuó con la agrupación musical convocada una clínica para instrumentistas de cuerda alrededor de la fecha de esta presentación,  se la convocó como solista y la Francesa Nathalie Marín, quien anteriormente se desempeñó como titular de la Sinfónica Nacional de Ecuador y que también, a fines del año anterior, desarrollara una gira interprovincial con la Filarmónica de Mendoza, fue contactada para esta presentación que significó su debut absoluto en Buenos Aires. Un programa de mucho compromiso y exigencia, con obras muy conocidas, que al oyente le provocan inmediata reacción y opinión, para un grupo juvenil al que hacía algún tiempo uno no escuchaba, por lo que resueltamente despertó mi interés en concurrir. Aprovecho la oportunidad para agradecer a Ricardo Mandel, quién sabiendo mi interés informó inmediatamente a Eugenio Scavo, el recordado ex Jefe de Prensa del Colón y hoy Director del Departamento de Cultura de la Comunidad Amijai, quien de inmediato me acreditó para este concierto. A ambos entonces, muchísimas gracias.

  El programa comenzó con una interesante lectura de la Obertura de “Don Giovanni” de Mozart, con “tempi” muy dinámico, pulso firme y muy buena respuesta de todos los sectores de la orquesta (fundamentalmente preeminencia de los vientos), aquí ya se notó un muy buen ajuste del conjunto.  Luego continuó con una formidable interpretación del Concierto Op. 64 de Mendelsohn que significó descubrir el bellísimo sonido de Maia cabeza, una interprete refinada, exquisita y de muy buena técnica. Nathalie Marín por su parte, hizo lucir en el acompañamiento a toda la agrupación que exhibió muy buen sonido y un muy pulcro ajuste. Los momentos de cadencias fueron resueltos de manera convincente por la solista, haciéndome pensar que es hora de cosas mayores para Ella, sería bueno que la Estable o la Filarmónica la tuvieran en cuenta para sus ciclos tanto en el Colón como la Usina del Arte, la Sinfónica o la Juvenil San Martín para sus presentaciones dentro o fuera de la nueva “Ballena azul” e, incluso, el Mozarteum para sus célebres “Conciertos del mediodía” ola presentaciones en filiales del interior. Es muy joven (20 años), tiene ya una frondosa foja de presentaciones internacionales, ganadora del Permio Leopold Mozart en Austria y Ganadora de la Beca de la Academia Musical Von Karajan de la Filarmónica de Berlín, ¿Hay que esperar mas todavía?.

  Lo mismo ocurre con la Directora visitante. Acaso sea la Mujer con mas fuerza que últimamente yo haya visto dirigir. Una Quinta de Beethoven arrolladora de principio a fin, que logro una profundidad de sonido y una entrega conmovedora de los chicos de la Orquesta. Desde el Celebérrimo acorde inicial, ese que todos esperamos y que de ahí marca el rumbo que seguirá la interpretación toda, hasta el final, tuvo todo, Dinámica, sentido de la interpretación, exposición absoluta de todos los estados de ánimo que Beethoven plasmó en la partitura, logrando además lucir en el otro pasaje fundamental que es la transición del tercer al cuarto movimiento. Una faena memorable que debería abrirle puertas a presentaciones futuras en auditorios de concurrencia masiva. Las ovaciones justicieras que ambas interpretes y el conjunto en sí recibieron de los presentes, no hicieron mas que refrendar la conformidad que el muy buen público asistente tuvo ante la calidad de lo ofrecido. No hicieron falta bises, después de todo lo brindado, no había lugar para nada mas.


Donato Decina 

EL ATOS OFRECIO UNA ACTUACION CONSAGRATORIA

Mozarteum Argentino: Actuación del Atos Trío integrado por Annette Von Hehn (Violín), Stefan Heinemeyer (Violoncello) y Thomas Hoppe (Piano). Programa: Franz Joseph Haydn: Trío en Sol mayor, Hob.XV: 25 “Gitano”. Antonín Dvorak: Trío en Mi menor, Op. 90 “Dumky”. Dimitri Shostakovich: Trío Nº 2 Op. 67. Teatro Colón, 18/05/15.

  En una actuación consagratoria, a partir de ofrecer un programa conformado por obras de reconocidas dificultades técnicas que requieren lo mejor de los interpretes para su resolución, el Atos Trío demostró, al igual que en su visita presentación de hace dos años atrás, su solvencia, afiatamiento y homogeneidad, no dejando duda alguna que a partir de esta actuación, se convertirá para el público en un referente ineludible a la hora de visitas posteriores,  o en la comparación con otros conjuntos que también lleguen  por aquí.

  Si ya en su anterior visita, la impresión que sus intérpretes dejaron fue muy positiva, en la actual lo fue aún mas.  Todo comenzó con una inmejorable versión del Trío “Gitano” de Haydn, donde su reconocido movimiento final, que da nombre a la obra, fue expuesto con inocultable sentimiento “gypsy”, arrancando el lógico aplauso sostenido de los presentes. Luego de semejante “precalentamiento”, la versión del célebre trío “Dumky” de Dvorak, fue de un constante crecimiento. Cada una de las seis “Dumkas” (Danzas populares checas), que conforman los seis movimientos de la obra fueron vertidas logrando todo el calor, color e intensidad que la partitura pide. Y aquí, mientras Annette von Hehn y Stefan Heinemeyer se prodigan respectivamente tanto en el violín como en el violoncello, Hoppe es el apoyo desde el piano y así, la versión cobró alto voltaje, lo que fue reconocido por la concurrencia.

  El cierre con el trío Nº 2 Op. 67 de Shostakovich, fue de antología con un conjunto homogéneo, que respondió de manera extraordinaria al desafío de una partitura que se asemeja a una sinfonía para trío. Desde el acorde inicial expuesto desde el regístro mas bajo por el violoncello, la versión ganó en intensidad, dramatismo y tensión, con un Hoppe ya resueltamente sostén desde el piano, lo dicho para Heinemeyer en el Violoncello, que demostró ser un interprete de cámara exquisito y una Von Hehn de refinado sonido. Si tenemos en cuenta la extensión, la obra no excede los veinticinco minutos. Pero es tan demoledor su contendido, tan intensa su música que hace que su interpretación (y la audición para el aisistente) sea tan agotadora,  que con la ovación entregada, el público se sintiera plenamente satisfecho con la labor de los intérpretes,  y, en verdad, no hacía falta nada mas.

Donato Decina

UNA MAGNIFICA CONCEPCION MUSICAL

Ensamble Lírico Orquestal: “La Traviata”, Opera en tres actos de Giuseppe Verdi con Libreto de Francesco María Piave, basada en “La Dama de las Camelias” de Alexandre Dumas (h). Intérpretes: María José Dulín (Violetta Valery), Fermín Prieto (Alfredo Germont), Fernando Santiago (Giorgio Germont), Nora Balanda (Flora Bervoix), Fernando Grassi (Marques D’Obrigny), Vanina de Bonis (Annina), Leonardo Menna (Barón Douphol), Alejandro Di Nardo (Doctor Grenvil), Cristian Taleb (Gaston, Vizconde de Letories), Walter Acevedo (Giuseppe), Walter Hidalgo (Sirviente de Flora), Eduardo Chillari (Comisionado). Coral Ensamble, Preparadores: Gustavo Codina-Cecilia Layseca. Orquesta del Ensamble Lírico Orquestal. Puesta en Escena: Raúl Marego. Escenografía: Daniel Feijoo. Iluminación: Ernesto Bechara. Vestuario: Mariela Daga. Dirección Musical: Dante Ranieri. Auditorio de Belgrano, 17/05/15.


    En la apertura de la temporada 2015, la Asociación Ensamble Lírico Orquestal presentó una nueva versión de “La Traviata”, el inoxidable clásico verdiano, capaz de resistir desde mediocres versiones a grandes realizaciones. El que cada vez que de manera recurrente vuelve a escena (y no hay año en que a alguna entidad se le ocurre “desempolvarlo”), y que hace que mas de una vez a los cronistas se nos de por “deshojar la margarita” y , de ésta forma resolver si concurrimos o no a presenciar el espectáculo. Nuestra obligación es concurrir por respeto a Uds. querídos oyentes/lectores que con avidez aguardan Ntra. Palabra para saber si concurren, o,  como en este caso en que cubrimos la última representación, coinciden o disienten con Ntra. Opinión. Afortunadamente hubo un balance muy positivo y entraremos ahora a desarrollarlo.

   Vamos al ámbito de desarrollo de la actividad de la Asociación. El clima, en estos atípicos días de abundante humedad y temperaturas impropias para la época, en que casi a las puertas del mismísimo Junio se registras marcas veraniegas, resultó benévolo, en el sentido en que las funciones coincidieran en los días en que el termómetro dio tregua, porque de haber sido lo contrario, estaríamos señalando que lo que Cecilia Layseca manifestara en el último espectáculo del pasado año,  respecto a las promesas realizadas por los administradores del Auditorio de Belgrano, las mismas resultaron incumplidas. El verano transcurrió y la instalación del Aire Acondicionado no se concretó. Si las funciones hubieran coincidido con alguno de los días anteriores, el público se habría sofocado como en las funciones del “Requiem” verdiano que cerraran la programación del año anterior. Ya que las próximas actividades transcurrirán en Junio y Setiembre venideros, es de suponer que no se registrará inconveniente alguno, pero señalo que con lo impredecible que es el clima en los últimos años, pueden reiterarse los inconvenientes descriptos. En cuanto al espacio físico, la platea posee una amplia distancia entre Borde de Escenario y Fila uno que es lo que permitió armar el improvisado foso orquestal y, aún con una embocadura escénica de boca ancha,  la profundidad del escenario es escasa, lo que hace que haya que organizar un dispositivo escénico funcional,  que ayude al desplazamiento de los intérpretes. Fue, entonces, un acierto rotundo la convocatoria de Raúl Marego (Director escénico) al laureado Daniel Feijoo, quien una vez mas con sencillos paneles y justos elementos ambientó una puesta “de época” que permitió resolver ese tema señalado y facilitó los desplazamientos de escenario . Súmese a ello la eficiente iluminación de otro reconocido realizador como Ernesto Bechara, siempre colocada en el punto e intensidad justos y el magnífico vestuario de Mariela Daga, de acertado colorido y exactas combinaciones para las escenas de mayor intimidad. La marcación de escena fue acertada. Los protagonistas tuvieron gestos ajustados en todo momento, sin desbordes, lo que hoy por hoy, como Uds. pudieran apreciar en mis últimas crónicas, inclusive las del mismísimo Colón, es todo un logro. Actoralmente, entonces, todos muy bien. Los desplazamientos de escenario fueron mayoritariamente acertados. El único punto reprochable es que en la célebre escena, casi inicial,  del “brindis”,  refuerzos de coro aparecieron iluminados en el lateral derecho de platea, copas en mano también ellos, con vestimenta “de calle”,  en evidente intento para que también el público se sume a cantar, cosa, a mi juicio, absolutamente innecesaria y que terminó por afear la escena, dándole un aspecto de “estudiantina”. Las resoluciones de los momentos mas dramáticos siempre tuvieron intensidad, y aquí entra a jugar el decisivo rol que ocupó Dante Ranieri como concertador. No tengo duda alguna que el experimentado cantante, acompañante y, en los últimos años, concertador ha entregado su mejor trabajo en muchísimo tiempo. Concepción vital, fresca, que no decae en ningún momento, sosteniendo entones todo el peso de la obra, logrando que los intérpretes estuvieran en su mayoría cómodos en escena. La intensidad, el lirismo de los preludios (sobre todo el tercer acto), el “tempi” exacto, todo ello redundó en que la función transcurriera en un abrir y cerrar de ojos y que saliéramos ampliamente satisfechos del Auditorio. Otro aporte fundamental lo brindó el Coral Ensamble, una vez mas magníficamente preparado por Gustavo Codina y Cecilia Layseca, con ajustadísimas entradas y un sonido homogéneo, en el que jugó rol fundamental para ello el justo equilibrio entre voces experimentadas (algunas en coros profesionales y otras con muchísimos años de trayectoria en el “Off Colón”) y jóvenes con mucho entusiasmo que aprenden, y cómo, de los mayores. En el plano vocal, María José Dulín fue una digna protagonista. Tal vez le costó mucho el primer acto, ya que su registro está mas oscuro y eso en la zona extremadamente aguda se siente, pero a partir del “duetto” con Germont en el segundo, comenzó a crecer llegando a un tercer acto en magnífica forma. Su “Addío dal Passato” conmovió. Fermín Prieto tuvo idéntico comportamiento. Muy errático al comienzo, comenzó a asentarse en el primer cuadro del segundo acto y de allí su actuación mantuvo un constante crecimiento hasta el final. Lo mejor de la noche lo brindó Fernando Santiago con un Germont de magnífica factura, sobrio en la actuación y estupendo en lo vocal y fue sostén fundamental para que desde su aparición en escena el espectáculo en sí creciera por completo,  potenciando a Dulín y a Prieto. También fue un acierto el haya interpretado la “Cabaletta” posterior a “Di Provenza al Mar”.  Nora Balanda, aportó belleza y buen canto para dar vida a Flora. Fernando Grassi brindó su intachable solvencia para el Marques D’Obrigny. Vanina De Bonis fue una convincente Annina. Leonardo Menna entregó sobriedad para su caracterización del Barón Douphol. Cristian Taleb fue correcto Gastón y Alejandro Di Nardo se asentó con el correr de la función para redondear un correctísimo Doctor Grenvil. Los tres restantes roles co-primarios fueron cubiertos por integrantes del Coral Ensamble. Deberá hacerse a futuro una selección un poco mas exigente,  ya que no siempre fueron justas las respuestas brindadas y se notó la diferencia de experiencia con los restantes intérpretes.

  Antes de comenzar la función, Cecilia Layseca agradeció la presencia del público en el único de los tres espectáculos que tendrá tres funciones,  y que de ser de la preferencia de los asistentes, se puede decidir de parte de la Asociación, la inclusión el año próximo de una nueva propuesta escenificada que se sumará a la ya existente y en detrimento de uno de los dos sinfónico- vocal-coral. A juzgar por la trayectoria, la experiencia adquirida y la calidad que invariablemente bridan las propuestas, sería bienvenido un nuevo título lírico el próximo año.
                                                                                 Donato Decina




Y CUANDO EL FRASCO SE DESTAPÓ, EL FORMOL BROTÓ POR TODAS PARTES

Nuova Harmonía: Presentación de la Austro-Hungarian Haydn Philarmonic. Solista y Director: Alexander Lonquich. Programa: Franz Peter Schubert: Sinfonía Nº 5 en Sí bemol mayor D 485. Wolfang Amadeus Mozart: Concierto para Piano Nº 25 en Do mayor, K 503. Franz Joseph Haydn: Sinfonía Nº 92 en Sol mayor “Oxford”. Teatro Colón, 15/05/15.

   En la primera de sus únicas dos noches en la sala del Teatro Colón previstas para el corriente año, Nuova Harmonía presentó a la Austro-Hungarian Haydn Philarmonic, una agrupación imaginada y creada por Adam Fischer, el célebre conductor húngaro a quién Uds. tantas veces han podido apreciar en los videos que presentamos a lo largo de estos 25 años del Opera Club (¿recuerdan por caso la “Gioconda” en Viena con la Marton, el Pla y Manuguerra, dirigidos por El?). El objetivo central (hace ya 28 años), era poder juntar (saltando la tristemente célebre “Cortina de Hierro”, inmortalizada por Sir Winston Churchill) a músicos Austríacos y Húngaros por igual y realizar música de Haydn, fundamentalmente, mas otros compositores de los períodos Clasicista y Romántico, en el palacio Esterhazy, en el cuál  el célebre “Papá” sirvió a lo largo de tantos años a los Príncipes de esa dinastía.  Si bien dos años después la “cortina” se resquebrajó en mil pedazos, la agrupación perduró con mas vigor y sus presentaciones y giras se sucedieron ininterrumpidamente, y Adam Fischer cristalizó su idea hasta la actualidad, y en dos meses mas, en el próximo verano boreal, cederá su lugar a Nicolás Alstaedt, quien de ahí en mas   regirá los destinos artísticos de la agrupación. Hitos fundamentales en su historia nos revelan que durante 14 años, entre 1987 y 2001, se abocaron junto a Fischer a grabar las sinfonías Haydnianas desde la 40 a la 54 y que desde 2004 lo vienen haciendo desde la 92 a la 104, es decir, las sinfonías de Londres. Giras por Europa, E.E. U.U., Corea y Japón, se suceden. Presentaciones  en la “Musikverein” vienesa o la célebre “Primavera de Budapest”, entre otros lugares de importancia,  o, como en este caso, la primera “tournee” Sudamericana.  En lo que el conjunto respecta, es una agrupación conformada por 45 músicos, de los que aproximadamente 30 vinieron a presentarse entre Nosotros. Típico sonido Europeo, con mucho color, tersura de cuerdas y una profundidad interpretativa superlativa.  Para esta ocasión, se seleccionó al pianista alemán Alexander Lonquich para cumplir la doble función de Solista y Director. Y entonces……

  En una entrevista que el interprete concedió a la  publicación colega “Cantábile”, Lonquich sostuvo que aprendió mucho con el célebre Paul Badura-Skoda (El que alguna vez,  en el final de su carrera, participó también en algún abono de Harmonía),  con quien tomó clases allá por 1976 (39 años atrás) . Como se verá,  toda una declaración de principios, solo que al día de hoy, y en función del repertorio elegido, la forma de interpretar quedó superada en el tiempo y hasta la conformación de la agrupación en sí misma está superada en el tiempo. En la propia Europa, sobresalen las corrientes historicistas, de las que hoy por hoy los Harnoncourt, los Gardiner, los Minkovski, son los mascarones de proa que efectúan sus presentaciones y registros de audio usando instrumentos a la usanza de la época. Hasta los “tempi” son distintos y se cree que son los mas ajustados al período de composición de estas obras (relean mi crónica sobre la “Deustsche Kammerphilarmonie de Bremen” en su presentación de tan solo unos días atrás para el Mozarteum y saque cada cual sus propias conclusiones). Por lo tanto, programar una primera parte con la Quinta de Schubert y el Veinticinco de Mozart para Piano y Orquesta, a “tempi” antiguo, que sonará bien para la platea de público mayor que predomina en este abono pero no en mi caso, y,  encima, ante la cálida respuesta de aplausos, le adosamos como “bis” el último movimiento del 17, al menos para mí resultó tan extenuante como la recordada presentación el año anterior para la misma entidad y en el mismo Teatro de Enoch Zu Guttenberg y la “Orquesta de Administración del Sonido” de Alemania y su particular versión de 75 minutos de la “Romántica” de Bruckner. Todo previsible, tempis mas lentos, cargazón romántica por demás, es decir, una visón superada con el paso de los años, la que en cada ocasión,  con las visitas de agrupaciones de enfoque mas actual, nos hacen verla mas atrasada aún.

  La segunda parte tuvo eje en la versión de la Sinfonía Nº 92 “Oxford” de Haydn, que es la que inaugura, por decirlo de alguna manera, el ciclo de Sinfonías de la etapa inglesa del gran compositor austríaco. Todo prosiguió por los mismos carriles, salvo un interesante último movimiento, expuesto de manera más ágil que los anteriores que redondeó de manera algo mejor la faena, pero que fue un suspiro, si tenemos en cuenta que de forma excesivamente generosa, se despacharon con dos bises Haydnianos de considerable extensión, el último movimiento de la Sinfonía “La Caccia” y el último movimiento de la Sinfonía Nº 88, la cuál la única vez que este cronista tuvo oportunidad de apreciarla fue hace treinta años atrás con la Orquesta del Concertgebow de Amesterdam , con la Dirección de Bernard Haitink. Hace treinta años atrás, sonaba fantástica. Treinta años después, demasiado aroma a formol.


Donato Decina


UN JOVEN TALENTO CON INMENSO PORVENIR

Mozarteum Argentino: Actuación del Pianista Jan Lisiecki. Programa: Johann Sebastian Bach/Ferruccio Busoni: Preludio Coral “Wachet Auf, Ruft  Uns Die Stimme” BWV 645 (BV B 27/2). Preludio Coral “Ich Ruf Zu Dir, Herr Jesu Christ”, BWV 639 (BV B 27/5). Johann Sebastian Bach: Partita Nº 2 en Do menor, BWV 826. Ignacy Jan Paderewski: Humoresques de Concert, Op.14 (Selección): “Minuet”, “Sarabande”, “Caprice”. Nocturno en Si bemol mayor, Op.16 Nº 4. Félix Mendelsohn: Andante e Rondó Capriccioso, Op.14. Frederic Chopin: Estudios Op. 10. Teatro Colón 13/05/15.

  Para quienes asistimos a esta velada, Quedará guardada en Ntra. Memoria auditiva el sonido de este joven intérprete canadiense de apenas 20 años, de fuerte personalidad artística  y de magnífica técnica. Ya sorprendió, durante la misma mañana, previo a la función, cuando ante la emergencia que se le planteó a la entidad organizadora para sus legendarios “Conciertos del Mediodía”, con motivo de la abrupta cancelación del pianista Daniel Levy,  resueltamente reemplazó a su colega y evitó la suspensión de dicho evento. Ya por la noche, en la segunda de sus presentaciones para los abonos de ciclo, apareció casi muy tímidamente en el escenario del Colón, para ir construyendo desde el teclado una actuación sólida y convincente que terminó por arrancar una sostenida ovación del público asistente, el que, lógicamente, continuaba pidiendo mas.

  Pareció un “Calentamiento previo”, la elección de los dos corales Bachianos en la adaptación para piano solo de Ferruccio Busoni. Un sonido agradable, buena técnica y una paulatina templanza, que fue creciendo luego con la Partita Nº 2 del gran genio alemán.

  Lo mejor de la noche comenzó con  la interpretación de dos obras de Ignacy Paderewski. Tres de las “Humoresques” de Concert, a saber: el “Minuet”, la “Sarabande” y el “Caprice”, en donde corrió mucho la sensibilidad y la expresividad, refrendadas ambas a posteriori en el Nocturno en Si bemol Mayor Op. 14, alcanzando aquí la primera cumbre interpretativa de la velada. Cerró la primera parte de su participación con una interesante versión del Andante e Rondó Capriccioso, del Op. 14 de Mendelsohn, en la que no hizo mas que refrendar todo lo expuesto precedentemente. 

  Y el plato fuerte vino en la segunda parte con la interpretación integra de los doce estudios que integran el Op. 10 de Frederic Chopin. Evidentemente, Lisiecki está ampliamente consustanciado con el gran compositor Polaco, ya sea por su ascendencia familiar o por su formación musical. Lo cierto es que cada uno de ellos reflejó en su interpretación todo lo que Chopin refiere para cada circunstancia. Y aquí también, valga mi agradecimiento a Claudia Guzmán, musicóloga y responsable de prensa del Mozarteum, por sus notas al programa de mano, ya que fueron una verdadera guía en cuanto a la explicación de cada estudio, lo que permitió seguir al dedillo la obra y percibir aún mas las cualidades interpretativas de Lisiecki, a las que le sumó una compenetración absoluta y un “tempi” por demás exacto en cada uno de ellos. Y  aquí sí, la ovación a la que me referí en el comienzo, y las dos retribuciones del intérprete con dos de los mas célebres valses Chopinianos, el último de ellos, el que se incluye en el recordado ballet “Las Sílfides”, en  el que mientras el joven panista deleitaba al auditorio, en la memoria de éste cronista venía la imagen de Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev danzando esa música, nada menos.

Donato Decina

NO SIEMPRE SALE IGUAL

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Freddy Kempf (Piano). Programa: George Gershwin: Obertura Cubana, Concierto en Fa (Para Piano y Orquesta). Ferde Grofe: “El Gran Cañón del Colorado” (Suite Sinfónica). Teatro Colón, 07/05/15.

  Una noche que empezó redonda y terminó chata. Esa es la síntesis que le cabe a este concierto en el que, a partir de la muy buena versión de la Obertura Cubana de Gershwin, sentimos ir hacia el paraíso musical y terminamos quedándonos en buenas intenciones. ¿Razones?. A juzgar por como se desarrolló la velada, es muy probable que el Director arribó casi sobre la fecha del Concierto por lo que solo pudo ajustar detalles. En el caso de la Obertura se floreó, porque sin dudas la siente, le gusta, le cae como anillo al dedo y salió una versión redonda. En el Concierto en Fa, hubo una gran demora por parte de los armadores de sala en elevar el piano y armar nuevamente la Orquesta y, para peor, olvidaron colocar la partitura del Director en el atril, por lo que se retrasó unos instantes mas la iniciación de la interpretación, debiendo Diemecke hacer gala de su reconocido histrionismo, diciéndole al público que evidentemente estaban con la cabeza puesta en el River-Boca que se iniciaría minutos mas tarde. Yendo a la versión, Freddy Kempf, pianista Inglés que viene cumpliendo intensa labor en circuitos de segundo y tercer orden en el hemisferio Norte, tuvo correcta actuación, algo de Swing y sonido mas bien chico. Y aquí se sintió, ya que la Orquesta lució apagada, con correcta intervención, pero siempre a la espera que algo más sucediera. Evidentemente a gran parte del público el trabajo ofrecido fue convincente (no lo fue en mi caso), y Kempf, ofreció un fragmento de un movimiento de una Sonata de Serguei Rachmaninoff a modo de bis, en el que mejoró su perfomance.

  El cierre le cupo a la Suite de “El Gran Cañón del Colorado” de Ferde Grofe, una obra que en lo personal hacía mas de 25 años que no la escuchaba en vivo y que, conociendo las aptitudes del conductor Mexicano, presagiaba una versión electrizante. Nada de eso. Encontramos una Orquesta muy contenida, incluso en los bronces que es la sección de donde surge todo el brillo que la obra pide, y que en este caso se los oyó llamativamente apagados. Sea que privilegió el poder escuchar todos los planos (cuerdas, vientos, Arpa, celesta), lo cierto es que el resultado fue un producto discreto, correcto en el balance, pero del que esperábamos bastante mas.


Donato Decina

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