UN SOLISTA SUPREMO
Orquesta
Filarmónica de Buenos Aires, Director: Antoni Wit. Solista: Claudio Barile
(Flauta). Programa: Henryk Gorecki: Tres Piezas en Estilo Antiguo. Aram
Khatchaturian/Jean-Pierre Rampal: Concierto para Flauta y Orquesta (Versión de
la transcripción que el segundo de los nombrados realizara del Concierto para
Violín y Orquesta del primero, con revisión posterior de James Galway). Witold
Lutoslavski: Concierto para Orquesta. Teatro Colón, 23/04/15.
Antoni Wit nuevamente entre Nosotros. El
Director Polaco, bien conocido en Ntro. Medio por el fundamental aporte que en
la década de los 90’s realizara “Musimundo” (gracias al 1 a1), con la
importación de toneladas de discos clásicos del sello “Naxos” del que el conductor invitado era puntal
destacado, regresó a Buenos Aires para subir al podio de la Filarmónica Porteña
en el Colón y, en este caso, para presentarnos dos obras de su tierra (Una de
ellas fundamental) y, oportuna programación mediante, brindarnos, junto a Claudio Barile, la transcripción que
Jean-Pierre Rampal realizara para la Flauta del Concierto para Violín y
Orquesta de Aram Khatchaturian, a escasas horas de Conmemorarse el Centenario
del Genocidio Armenio de 1915 a manos de los Turcos (aunque estos últimos lo
sigan negando).
Como apertura Wit realizó una correcta
versión de las “Tres piezas en Estilo Antiguo” que Henryk Gorecki compusiera en
1963. Son correctas, y no se puede agregar mucho mas, ya que no quita ni agrega
nada a la producción del compositor polaco. Apenas se las puede tomar como un
“ensayo”, mediante el cuál la Orquesta (y aquí solo los instrumentos de cuerda)
se puede acomodar al resto del concierto. Fueron vertidas con un ajuste y
afinación impecables.
Luego, en lo mejor de la velada, Claudio Barile
descolló como solista de la obra del Gigante Armenio, en la revisión que el
gran James Galway realizara de la transcripción de su también enorme colega
Jean-Pierre Rampal. Barile puso toda su sapiencia al servicio de la Obra,
vuelo, lirismo, enjundia, apasionamiento, con un Wit que lo siguió al milímetro
y una Orquesta que brilló sosteniendo la obra.
Barile respondió a los entusiastas vítores con dos obras que dedicó a
los suyos, haciéndolas en un curioso “Silbato Irlandés”, pequeño instrumento de
dulce y agradable sonido. Un Mozart y una melodía popular de Irlanda que
entusiasmó aún mas a la concurrencia.
Ya en la parte final, Wit y los Filarmónicos
se unieron para ofrecer una ajustadísima y por momentos brillante versión del
Concierto para Orquesta de Witold Lutoslawki, obra capital del compositor
polaco (y de la música del siglo veinte). Hubo intensidad, brillo, notable
respuesta en la sección de metales. Aunque tal vez una pizca de vuelo
interpretativo no hubiera venido nada mal……
Donato Decina
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