lunes, 27 de abril de 2015

UN SOLISTA SUPREMO

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Antoni Wit. Solista: Claudio Barile (Flauta). Programa: Henryk Gorecki: Tres Piezas en Estilo Antiguo. Aram Khatchaturian/Jean-Pierre Rampal: Concierto para Flauta y Orquesta (Versión de la transcripción que el segundo de los nombrados realizara del Concierto para Violín y Orquesta del primero, con revisión posterior de James Galway). Witold Lutoslavski: Concierto para Orquesta. Teatro Colón, 23/04/15.

  Antoni Wit nuevamente entre Nosotros. El Director Polaco, bien conocido en Ntro. Medio por el fundamental aporte que en la década de los 90’s realizara “Musimundo” (gracias al 1 a1), con la importación de toneladas de discos clásicos del sello “Naxos”  del que el conductor invitado era puntal destacado, regresó a Buenos Aires para subir al podio de la Filarmónica Porteña en el Colón y, en este caso, para presentarnos dos obras de su tierra (Una de ellas fundamental) y, oportuna programación mediante, brindarnos,  junto a Claudio Barile, la transcripción que Jean-Pierre Rampal realizara para la Flauta del Concierto para Violín y Orquesta de Aram Khatchaturian, a escasas horas de Conmemorarse el Centenario del Genocidio Armenio de 1915 a manos de los Turcos (aunque estos últimos lo sigan negando).

  Como apertura Wit realizó una correcta versión de las “Tres piezas en Estilo Antiguo” que Henryk Gorecki compusiera en 1963. Son correctas, y no se puede agregar mucho mas, ya que no quita ni agrega nada a la producción del compositor polaco. Apenas se las puede tomar como un “ensayo”, mediante el cuál la Orquesta (y aquí solo los instrumentos de cuerda) se puede acomodar al resto del concierto. Fueron vertidas con un ajuste y afinación impecables.

  Luego, en lo mejor de la velada, Claudio Barile descolló como solista de la obra del Gigante Armenio, en la revisión que el gran James Galway realizara de la transcripción de su también enorme colega Jean-Pierre Rampal. Barile puso toda su sapiencia al servicio de la Obra, vuelo, lirismo, enjundia, apasionamiento, con un Wit que lo siguió al milímetro y una Orquesta que brilló sosteniendo la obra.  Barile respondió a los entusiastas vítores con dos obras que dedicó a los suyos, haciéndolas en un curioso “Silbato Irlandés”, pequeño instrumento de dulce y agradable sonido. Un Mozart y una melodía popular de Irlanda que entusiasmó aún mas a la concurrencia.

  Ya en la parte final, Wit y los Filarmónicos se unieron para ofrecer una ajustadísima y por momentos brillante versión del Concierto para Orquesta de Witold Lutoslawki, obra capital del compositor polaco (y de la música del siglo veinte). Hubo intensidad, brillo, notable respuesta en la sección de metales. Aunque tal vez una pizca de vuelo interpretativo no hubiera venido nada mal……


Donato Decina

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