UN SUPREMO BEETHOVEN
PARA EMPEZAR CON BRIO UNA NUEVA ETAPA
Orquesta Filarmónica
de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solistas: Mónica Ferracani
(Soprano), Alejandra Malvino (Mezzosoprano), Enrique Folger (Tenor), Hernan
Iturralde (Bajo-Barítono). Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel
Martínez. Ciclo Integral de las Sinfonías de Ludwig Van Beethoven. 03/03/15:
Sinfonías Nºs 1 Op. 21 y 3 Op. 55
“Heróica”. 4/03/15: Sinfonías Nºs. 2 Op. 36 y 5 Op. 67. 05/03/15: Nºs. 4 Op. 60
y 6 Op.68 “Pastoral”. 06/03/15: Nºs. 8 Op.93 y 7 Op. 92. 07/03/15 (Ensayo
General), Nº 9 Op. 125 “Coral”. Teatro Colón.
“Tenemos una Orquesta
que es una maravilla……”, hermoso cantito que de pibes entonábamos mas bien con
convicción futbolera y, sin embargo,
cuanta vigencia mantiene para aplicarlo a Ntra. Filarmónica porteña luego de
este ciclo. Que ha marcado el punto mas alto del trabajo de Enrique Arturo
Diemecke como titular y que, luego de escuchar completas las audiciones,
comprobamos con enorme satisfacción y emoción que Ntra. Agrupación ya está para
cosas grandes en serio. Es hora de pensar en giras internacionales, mantener e
incorporar a solístas de valía internacional para actuar junto a Ella en sus
programas y dotarla en los mismos de obras complejas como Dodecafonismo,
Escuela de Viena y contemporáneos. Al momento de escribirles estas líneas,
luego de corroborar algunas informaciones recibidas, viene a mí lo que
manifestaba al aire en Ntro. Programa radial del 7 de Febrero pasado, en el
sentido del porque no se realizaban mas conciertos de abono y este abono
independiente se desarrollaba de esta forma comprimida. La respuesta que obtuve
fue demasiado contundente. Porque la anterior gestión le redujo a 15 conciertos
de abono la actividad principal del organismo, asignándole además la bajada a
foso para acompañar Ballet y conciertos fuera de sede como Usina del Arte,
Teatro 25 de Mayo y “El Circulo” de Rosario. De ahí la aparición de otras
actividades como el abono que reúne a artistas como Wynton Marsalis, entre
otros, a costillas de un descenso de presentaciones de los “Filarmónicos” (Abel
López Iturbe dixit). Diemecke y los Músicos elevaron esta idea y dedicando el
ciclo a los cinco años de reapertura de la sala, se programó esta serie,
teniendo en cuenta que la mayoría de las sinfonías fueron abordadas por los
interpretes y solo se debían ajustar detalles. Además no olvidemos que la
verdadera reapertura de la sala fue días previos al 25 de Mayo, cuando la
Estable dirigida por Carlos Vieu interpretó la Novena en una noche de muchas
emociones. Emociones que se repitieron a lo largo de estas cinco presentaciones
consecutivas, que si algo faltaba, dejaron el balance del definitivo romance
entre Enrique Arturo Diemecke y el público Colonero, que tuvo punto culminante
en la gigantesca ovación que desató la interpretación de la Séptima, la mejor
de lejos que le haya escuchado a una Orquesta Argentina, que le hizo saltar lagrimas al conductor
Mexicano y que en su generosidad, a modo de ofrenda, y de agradecer a Dios por ser artista, motivó
la repetición del segundo movimiento, recreando la anécdota que dice que debió
repetirse el mismo ante la insistencia de la concurrencia el día de su estreno,
antes de continuar con los dos movimientos restantes. Cada noche dejó su saldo.
Una muy buena primera y la reiteración de una maravillosa concepción de la
“Heróica” en la primera. Un
redescubrimiento de la Segunda, una obra que en los últimos tiempos solo figura
a modo de entrenamiento en los programas de concierto de Orquestas formativas, y a la que que con Diemecke se le encuentran
matices y colores que habitualmente no se perciben, y una vibrante Quinta en la segunda. Una
descomunal Cuarta, plena de color y lirismo y una pintura ajustada de la “Pastoral”
en la tercera. Una octava de buena factura y mejor remate y lo dicho, la
descomunal Septima, llena de vigor, pasión e intensidad. Razones de inusitada
demanda (hubo hasta lista de espera como en las compañías aéreas), motivaron
que el Colón me solicitara a través de su oficina de prensa, que concurriera al
Ensayo General para apreciar la Novena. Justo es decirlo, que estaba en plena
gestación, lo cual no impidió obtener mas precisiones del gigantesco trabajo.
Se inició con el ensayo del cuarto movimiento, que tuvo una introducción
sencillamente gloriosa con un estallido del tema principal al que nunca oí expuesto así por una Orquesta
Argentina. Cuatro excepcionales solistas vocales desde la magnífica
introducción de Hernán Iturralde, pasando por Mónica Ferracani, de notable
intervención en el cuarteto final, Alejandra Malvino y su solvencia habitual Y
un Enrique Folger soberbio en su intervención solista en el pasaje “Alla
marcia”. Vibrante se lo escuchó al Coro Estable, en mucha mejor forma que en la
versión Barenboim (ya que por esa época no había titular y se debió recurrir a
un Director invitado para la preparación). Imponente fue también la exposición
del primer movimiento, una vez mas el mejor que le haya oído a una agrupación
Argentina, el impecable “molto vivace” y un canto soberbio en el tercero. El
balance agrega que tenemos cuerdas y vientos de nivel internacional, cuyo
sonido, sin exageración alguna, puede competir
con el de las mejores agrupaciones del mundo. Tal vez un poco de
equilibrio en bronces y un ajuste en
percusión lleve a Diemecke a obtener la mejor Orquesta Argentina de la
Historia.
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