martes, 9 de septiembre de 2014

UNA NOCHE “CASI MEXICANA”





Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke, Solista: Pablo Diemecke (Violín), programa: Astor Piazzolla: “Tangazo”, Carlos Chávez: Concierto para Violín y Orquesta, Silvestre Revueltas: “La Noche de los Mayas”, Teatro Colón, 04/09/14.

  Fe de Erratas: En mi comentario anterior sobre la Filarmónica, mencioné el “Requiem Alemán” de Brahms y anuncié erróneamente al “Grupo de Canto Coral” y al “Orfeón de Buenos Aires”, ambos conducidos por Nestor Andrenacci, como intervinientes, cuando en realidad, como me lo recordó mi colega y cantante Margarita Pollini , quien allí intervino en esta última de sus facetas, que fueron la “Asociación Coral Lagun Onak” y el “Cámara XXI” conducidos por Miguel Angel Pesce, los que actuaron. Queda hecha la aclaración.

  Y Diemecke, salió, saludó a los primeros atriles, al público, pegó su acrobático saltito al podio, sentó a la orquesta con su clásico gesto de torero, se dispuso a atacar el “Tangazo” de Piazzolla, cuando de repente una voz en “Off” anunció que por aprobación en la Legislatura de la Ciudad de un proyecto del Legislador Enzo Pagani, se nombraba a Enrique Arturo Diemecke, “Artista Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires”. Entre sus considerandos, se le otorga por “sus aportes desde el año 2004 en materia de difusión de  compositores argentinos y latinoamericanos, no solo en Buenos Aires, sino en otros continentes” (Nota del Cronista: viene al país desde 1999). A renglón seguido el propio Pagani acompañado por Hernán Lombardi, Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, ingresaron al escenario para entregar el merecido testimonio en medio de la ovación del público hacia uno de sus artistas mas queridos, quien muy emocionado lo recibió. Justiciero reconocimiento que no hace mas que ratificar lo que venimos sosteniendo en esta página y en el programa junto a Roberto Blanco Villalba, es hora que este trabajando mas tiempo aun entre Nosotros y ya es momento de pensar en giras internacionales, dado el excepcional momento que vive el conjunto. Al que le quepe el sayo……

  Aún cuando en palabras del Director la inclusión de “Tangazo” de Piazzolla en la primer parte del programa,  junto al Concierto para violín y Orquesta de Carlos Chavez, obedecía a completar una visión musical descriptiva del “Sufrimiento” (Por la Ciudad en Piazzolla, por Frida Kahlo y un sentimiento no correspondido, en el caso del Compositor Mexicano), cuesta igualmente entender la inclusión de la primera. Mas cuando debe ser la partiura del Argentino que mas merodeó los atriles del Colón desde 1984. Casi la recuerdo como una bandera musical para la recién recuperada democracia, que en ese año cuando “Pacho” O’Donnell tomo la inolvidable decisión de sacar a la calle a tocar a las Orquestas del Colón y Ariel Ramírez hacía lo mismo con las del lamentablemente desaparecido “Centro de Divulgación Musical”, “Tangazo” era interpretada hasta el cansancio  y hasta el común del publico exigía una nueva interpretación de la misma a modo de bis. Creo que se podían haber incluido mejores obras, algunas de compositores argentinos olvidados y otros injustamente ignorados, que merecerían mayor suerte,  y podían describir lo que Diemecke buscaba. Y justamente, la muy buena interpretación “desnudó” la precariedad de la composición, que no pasa de relleno para programas fuera de abono, ni siquiera de bis de concierto regular.

  En Chavez, Pablo Diemecke, hermano del Director, demostró el porque esa familia es considerada una verdadera “Dinastía Musical”. Formados por Emilio,  su Padre , con intervenciones como Concertino en muchas de las agrupaciones en las que su hermano fue Director Titular. Solista en escenarios de relevancia como el “Carnegie Hall” y radicado en Canadá, Pablo Diemecke es dueño de un sonido robusto, afinación inmaculada (que diferencia con la Widmann 48 hs. antes), y una capacidad interpretativa superlativa. Cualidades éstas,  que permitieron su lucimiento en una obra tan intrincada como la de Chávez que tiene pasajes de marcada intimidad, tanto como de inusitada bravura. Enrique Arturo, mientras tanto, entregaba un acompañamiento fuera de serie, obteniendo otra vez, al igual que dos semanas antes con Ray Chen,  un trabajo de equipo formidable. Al ser una obra que no muestra “pirotecnia virtuosistica”, el público reaccionó con un aplauso tibio e insignificante, injusto para una faena de semejante calibre,  y privó al solista injustamente del bis que por lejos merecía.

 
 Para el cierre, el Director se reservó una de las obras mas brillantes de Silvestre Revueltas, un compositor mexicano que vivió entre 1899 y 1940, que la realizó para  musicalizar un filme que lleva el nombre de este trabajo: “La Noche de los Mayas”, la historia de la tribu a la que llega un hombre blanco, se enamora de una indígena del grupo, compite por Ella en una justa en la que vence, pero no consuma su propósito ya que la joven se inmola para evitar caer en manos de un blanco. Cuatro números forman parte del trabajo y Diemecke la entregó con un cuidado absoluto, con matices, rotundo trabajo del sector de percusión, bronces ajustadísimos, vientos de excepción, con destaque de Claudio Baríle en Flauta,  y cuerda de mucha calidad, convirtiendo a la versión en una labor de resultado optimo, al que se llega después de tres escalones previos: Octava de Bruckner el primero, “Los Planetas” el segundo, “Una Sinfonía Alpina” el tercero y Esta “Noche de los mayas”, con la que se completaron las cuatro entregas consecutivas para una seguidilla de logros, premio incluido, que recordaremos en muchísimo tiempo.

Donato Decina

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