miércoles, 28 de mayo de 2014

MEMORABLE SESION CAMARISTICA





Nuova Harmonía 2014”: Actuación del “Sestetto Stradivari” (Roma-Italia), Músico Invitado: Eduardo Hubert (Piano). Programa: Antonín Dvorak: Quinteto para Piano y Cuerdas Nº 2 en La mayor Op.81; Johannes Brahms: Sexteto para Cuerdas en Si bemol mayor Op. 18. Teatro Coliseo (22/05/14).

  Dentro de una temporada caracterizada por la renovación de autoridades tanto en la Fundación Cultural Coliseum como en el propio Teatro Coliseo (Esto último propiciado por la propia Sra. Embajadora de Italia en la Argentina) y , como consecuencia de ello, una renovación en la sala de la calle Marcelo T. de Alvear ( vea el hall de ingreso y compare), “Nuova Harmonía” presentó en su ciclo al “Sestetto Stradivari” de Roma, integrado según nos dice el programa de mano por primeros atriles de la Orquesta Nacional de la Academia Santa Cecilia de Roma, de los que quisiéramos conocer sus identidades, ya que de forma absolutamente inexplicable, el programa de mano no ofrece ningún nombre, solo que fueron convocados por el luthier Claude Lebet, para la feria internacional “L’Arte del Violino” del año 2001 y desde allí echaron a recorrer el mundo. Loable fue la conformación del programa para Esta velada con dos obras de excepción. Hablar del Quinteto para Piano y Cuerdas Nº2 de Dvorak, es ofrecer una de las obras capitales del repertorio camaristico y ni que hablar del Sexteto para Cuerdas de Brahms, todo un desafío en Sí mismo. Bienvenida sea la propuesta. Voy entonces a dar mi opinión al respecto.

  Pocas obras concitan tanta expectativa y tienen tanta belleza como el Quinteto para Piano y Cuerdas Nº 2 de Dvorak. Su fuerte contenido musical es una apuesta  para demostrar la solidez de la formación y el entendimiento entre los ejecutantes. La amalgama lograda entre Eduardo Hubert y los demás intérpretes fue contundente. Desde la introducción inicial del piano, pasando al nutrido desarrollo de ese primer movimiento, siguiendo por la “Dumka” que expone el segundo movimiento, el  Furiant, que nos recuerda al similar no menos famoso que encontramos en la Sinfonía Nº 6 y el Allegro final, nos mostraron a una agrupación de sonido refinadísimo y a un Eduardo Hubert totalmente consustanciado con los demás colegas, logrando una versión exquisita de pulcro sonido, con momentos cumbres como en el segundo y cuarto movimientos. Sobresaliente el Violoncello (para la próxima nombres ¡Por Favor!) y el final que todos expresaron de elocuente manera.

  Los visitantes mostraron toda su valía en la segunda parte con otra refinada versión, en este caso del sexteto para cuerdas Op. 18 de Brahms. La consistencia, la amalgama en el sonido, la pulcritud, los matices, todo estuvo entrelazado de manera formidable, logrando del público una sostenida ovación, que se vio retribuida con dos bises para los que nuevamente se contó con el concurso de Hubert en el piano, en dos arreglos de obras que le pertenecen al pianista argentino: “Fauretango” (dedicada al “Cuarteto Faure”, cuyos integrantes fueron alumnos de Hubert en Stuttgart) y “Martulango” (dedicada a su amiga Martha Argerich y estrenada por Ella en sus recordados festivales en el Colón, junto a Hubert y la Orquesta “Juan de Dios Filiberto”). Broche de Oro final para una sesión exquisita.


Donato Decina

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