lunes, 21 de abril de 2014

UNA NUEVA LECTURA, VITAL E INTELIGENTE




Teatro Colón: Concierto de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solistas: Carla  Filipcic Holm (Soprano) Lucas Debevec Mayer (Barítono), Coro Lagún Onak, Ensamble Coral Cámara XXI, Directores: Miguel Angel Pesce-Pablo Manzanelli. Programa: Brahms: Un Réquiem Alemán Op.45. 16/04/14.

  La experiencia vivida en Este concierto, quedará por mucho tiempo en el recuerdo. Fundamentalmente, lo expuesto por Enrique Arturo Diemecke y los músicos de la Filarmónica, que evidentemente están en el punto máximo de la relación Orquesta-Director,  logrando  trabajos como el de la semana anterior con una espectacular versión de “Vida de Héroe” de Richard Strauss y ahora con Esta interpretación de “Un Réquiem Alemán”  de Johannes Brahms, marcada por la concepción que el Director mexicano tiene de la obra. Interpretación profunda, sin concesiones. Rescate del sonido “Brahmsiano”, que no todos los Directores entienden así. Sonoridades pocas veces escuchadas como en el caso de las intervenciones de las arpas o el órgano, que aquí fueron esplendidas. Los trabajos en “Pianíssimo”. El tratar que siempre la masa coral sea audible. Los énfasis solicitados a los solistas vocales. Los trabajos en las fugas de cierre de números. “Un Réquiem Alemán”, es una obra muy particular. Brahms la concebió así. El hecho de disponer citas del antiguo y nuevo testamento para dar un enfoque  sobre el paso de la vida a la muerte y la posibilidad de un reencuentro mas allá, hacen que la música sea diferente a la de otras composiciones que siguen la liturgia ordinaria de las misas de difuntos, y aquí es donde cobra valor Este trabajo. Con todos los detalles y precisiones que enumero, mas alguna otra que puede quedar en el tintero.

 Como solistas vocales, Carla Filipcic Holm, mostró grato timbre, pureza en su voz, buena emisión, luciéndose en su parte. Lucas Debevec Mayer  cumplió con corrección su cometido, más allá de algún tema técnico, como posturas por ejemplo  que por momentos conspira en su trabajo.

  El “trabajo a destajo” (dicho esto humorísticamente), corrió por cuenta de dos agrupaciones que comanda Miguel Angel Pesce, secundado en su labor por Pablo Manzanelli, el Ensamble Coral Cámara XXI y el legendario Coro “Lagún Onak”. El conjunto mostró corrección, correcta afinación y buena preparación. Alguna entrada a destiempo no desluce su labor. Sobre todo en una obra ardua que necesita permanente concentración y es todo un desafío para los coreutas. También así lo entendió Diemecke y se justifica plenamente su solicitud de aplausos al público para con los coros.

  Párrafo aparte para un sector del público. Es evidente que la política del Colón, de un tiempo a esta parte, se centra en ganar los favores del turismo exterior, por sobre los Argentinos en general y los Porteños en particular, que en los costos de las localidades lo padecen. Ya desde el momento de entrar a la sala pude observar a gente sacándose fotos dentro de la misma, lo que está prohibido,  y más de una vez las acomodadoras tienen que acercarse a quienes lo hacen y señalarles lo que no se puede ni debe hacerse.  También la concurrencia de personas con bebés o criaturas muy pequeñas que no resisten todo un concierto y por lo tanto los gritos y lloriqueos en el medio de las interpretaciones  o las funciones de ópera son cada vez mas frecuentes. La persistencia de  sonidos de llamada de teléfonos celulares y aparatos de radio-llamadas en el medio de las funciones, pese a los reiterados avisos antes del concierto para que se desconecten. Y, colofón, la ignorancia de ese sector, que hace que se aplauda entre número y número, como aquí, o entre movimiento y movimiento, en alguna sinfonía. Para ese público, bien le vendría un concierto didáctico para aprender antes de venir a estos abonos. También desempolvar algunas normas abolidas que no son represivas, sino de sentido común, como el permitir el ingreso de niños solo a partir de los 6 años. Y tomar medidas más drásticas, como comenzar a invitar a los que se sacan fotos o tienen conectados los celulares a retirarse. Es aberrante ver como se quiebra la concentración que se había alcanzado por todo este tipo de situaciones y ya es hora de que quienes correspondan se hagan cargo.


Donato Decina

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