“El Holandés Errante”. Opera en tres actos, libro y música de
Richard Wagner: Reposición de la puesta de Louis Desiree, a cargo de Lucía Portela. Diseño
escenográfico: Diego Méndez Casariego, repuesto por María José Besozzi. Diseño
de Vestuario: Mónica Toschi, repuesto por Fabiana Yalet. Diseño de Iluminación:
Marcelo Cuervo. Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata, dirigida por
Federico Sardella. Coro Estable del Teatro, preparado por Hernán Sánchez
Arteaga. Interpretes: Héctor Guedes (El Holandés), Víctor Castells (Daland),
Mónica Ferracani (Senta), Enrique Folger (Erik), Claudia Casasco (Mary, la
nodriza), Patricio Oliveira (El Timonel). Función en la sala Ginastera del 13/04/2014.
A veces tenemos
suerte y se nos cumplen sueños. Dentro de los que Yo tenía, uno era ver Wagner
hecho por Argentinos. Mas allá de que la puesta estuviera firmada por Louis
Desiree (estrenada a los tumbos el año pasado en medio de vaivenes que aún
continúan, se dice que es un hecho la intervención al Teatro hasta el final del
mandato del Gobernador Scioli y junto con eso, el de las autoridades del
Instituto Cultural, y, de hecho, Jorge
Telerman fue la única cara visible en la
sala en lo que a autoridades se refiere), Esta muy bienvenida reposición, es esfuerzo íntegro de Ntra. Gente, a pulmón,
con categoría, con reparto magníficamente elegido, la revelación a Ntros. oídos
de un joven director de orquesta llamado Federico Sardella y técnicos que hacen
todo con profesionalidad, y, entonces,
se llega al logro. Una magnífica función que transcurrió en un abrir y cerrar
de ojos, con una puesta revalorizada en algunos detalles, respecto a las
funciones del año anterior.
Vamos a la parte
visual. Desiree desarrolló su idea sobre
un escenario desnudo en el que el marco lumínico va siendo el sostén ambiente.
Varios paneles en forma de ángulo se van disponiendo de acuerdo a las
necesidades escénicas de cada acto o cuadro. Un barco de madera, como aquellas
maquetas coleccionables, simboliza el buque fantasma del holandés, el que va
siendo movido por las manos de coreutas o figurantes según la acción. Una
escalerilla sugiere la presencia del buque de Daland. Un sugerente tul rojo que
se despliega en derredor de la figura de Senta y que leyendo el texto en
castellano, sugiere la presencia del Holandés como un Diablo que la va
poseyendo. Y allí una vez más Desiree que lee el texto al milímetro, y su
innovación, que es tal, sin apartarse un
ápice de lo que está escrito, guste o no. Cronológicamente, de acuerdo al
vestuario, situada en las primeras décadas del pasado siglo. Magníficamente
iluminada.
Vocalmente, las
actuaciones fueron espectaculares. Héctor Guedes realizó una labor descollante,
trazando el atribulado perfil del protagonista. Actoralmente aportó presencia,
estampa. Voz corpórea, timbre grato, magnífica entonación. Mónica Ferracani superó con creces su versión del año pasado, dando vida
a una Senta que ama y es capaz del mayor sacrificio en pos de su amor. Voz
increíble, acerada, justa. Triunfo rotundo. A dos semanas de su estupendo Don
José, Enrique Folger compuso un sólido Erik
y, en suma, nos demuestra que está en el mejor momento de su carrera.
Trazo un perfil sufrido, torturado, llegando a la impotencia de no poder
retener y convencer a Senta que el compromiso es con el y no con ese personaje,
que el cree imaginario y rayano en el delirio. Víctor Castells brindo su Daland
una vez mas con nobles medios vocales y actorales, dando en el “Physique du
Rol”, logrando convencer con ese padre “querible”. Estupendos tanto Claudia
Casasco como Mary, la protectora nodriza y Patricio Oliveira, una voz joven, muy grata y muy desenvuelto en lo actoral,
como el timonel. Magnífica faena le cupo al Coro Estable, preparado por Hernán
Sánchez Arteaga, quien presentó de esta manera su primer trabajo operístico al
frente del conjunto que sonó de manera homogénea en todas sus secciones, siendo
recibido al final en el escenario con cálidos aplausos por parte de los propios
coreutas.
Párrafo final para la
presentación de una promisoria batuta. Se llama Federico Sardella. Su
currículum establece que fue alumno de Guillermo Scarabino y Carlos Vieu.
Perfeccionado en Europa y asistente a “master clases” de Riccardo Muti, Bruno
Bartoletti y Renato Palumbo y, además, habiendo dirigido Este título en Europa
en esa época. Dirección de Tempi justo, buena dinámica, dejando frasear con
comodidad a los cantantes y logrando una magnífica respuesta del orgánico
orquestal que respondió sin fisuras, mostrando asentarse en este repertorio. En
la medida en que logre soltarse un poco más para transmitir en gestualidad y en
expresión, podemos estar en presencia de un interprete formidable.
Sueño realidad. Se
logró. Salí plenamente satisfecho del Argentino. Ojalá por aquí en la sala de
la calle Viamonte, se animen a hacer algo similar alguna vez.
Donato Decina
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