martes, 15 de abril de 2014

UN FASCINANTE “HOLANDES”, DESATO LA FIESTA WAGNERIANA EN LA PLATA



“El Holandés Errante”. Opera en tres actos, libro y música de Richard Wagner: Reposición de la puesta de Louis Desiree,  a cargo de Lucía Portela. Diseño escenográfico: Diego Méndez Casariego, repuesto por María José Besozzi. Diseño de Vestuario: Mónica Toschi, repuesto por Fabiana Yalet. Diseño de Iluminación: Marcelo Cuervo. Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata, dirigida por Federico Sardella. Coro Estable del Teatro, preparado por Hernán Sánchez Arteaga. Interpretes: Héctor Guedes (El Holandés), Víctor Castells (Daland), Mónica Ferracani (Senta), Enrique Folger (Erik), Claudia Casasco (Mary, la nodriza), Patricio Oliveira (El Timonel). Función en la sala Ginastera del 13/04/2014.

  A veces tenemos suerte y se nos cumplen sueños. Dentro de los que Yo tenía, uno era ver Wagner hecho por Argentinos. Mas allá de que la puesta estuviera firmada por Louis Desiree (estrenada a los tumbos el año pasado en medio de vaivenes que aún continúan, se dice que es un hecho la intervención al Teatro hasta el final del mandato del Gobernador Scioli y junto con eso, el de las autoridades del Instituto Cultural,  y, de hecho, Jorge Telerman  fue la única cara visible en la sala en lo que a autoridades se refiere), Esta muy bienvenida reposición,  es esfuerzo íntegro de Ntra. Gente, a pulmón, con categoría, con reparto magníficamente elegido, la revelación a Ntros. oídos de un joven director de orquesta llamado Federico Sardella y técnicos que hacen todo con profesionalidad,  y, entonces, se llega al logro. Una magnífica función que transcurrió en un abrir y cerrar de ojos, con una puesta revalorizada en algunos detalles, respecto a las funciones del año anterior.

  Vamos a la parte visual. Desiree desarrolló su idea  sobre un escenario desnudo en el que el marco lumínico va siendo el sostén ambiente. Varios paneles en forma de ángulo se van disponiendo de acuerdo a las necesidades escénicas de cada acto o cuadro. Un barco de madera, como aquellas maquetas coleccionables, simboliza el buque fantasma del holandés, el que va siendo movido por las manos de coreutas o figurantes según la acción. Una escalerilla sugiere la presencia del buque de Daland. Un sugerente tul rojo que se despliega en derredor de la figura de Senta y que leyendo el texto en castellano, sugiere la presencia del Holandés como un Diablo que la va poseyendo. Y allí una vez más Desiree que lee el texto al milímetro, y su innovación,  que es tal, sin apartarse un ápice de lo que está escrito, guste o no. Cronológicamente, de acuerdo al vestuario, situada en las primeras décadas del pasado siglo. Magníficamente iluminada.

  Vocalmente, las actuaciones fueron espectaculares. Héctor Guedes realizó una labor descollante, trazando el atribulado perfil del protagonista. Actoralmente aportó presencia, estampa. Voz corpórea, timbre grato, magnífica entonación.  Mónica Ferracani superó con  creces su versión del año pasado, dando vida a una Senta que ama y es capaz del mayor sacrificio en pos de su amor. Voz increíble, acerada, justa. Triunfo rotundo. A dos semanas de su estupendo Don José, Enrique Folger compuso un sólido Erik  y, en suma, nos demuestra que está en el mejor momento de su carrera. Trazo un perfil sufrido, torturado, llegando a la impotencia de no poder retener y convencer a Senta que el compromiso es con el y no con ese personaje, que el cree imaginario y rayano en el delirio. Víctor Castells brindo su Daland una vez mas con nobles medios vocales y actorales, dando en el “Physique du Rol”, logrando convencer con ese padre “querible”. Estupendos tanto Claudia Casasco como Mary, la protectora nodriza y Patricio Oliveira, una voz joven,  muy grata y muy desenvuelto en lo actoral, como el timonel. Magnífica faena le cupo al Coro Estable, preparado por Hernán Sánchez Arteaga, quien presentó de esta manera su primer trabajo operístico al frente del conjunto que sonó de manera homogénea en todas sus secciones, siendo recibido al final en el escenario con cálidos aplausos por parte de los propios coreutas.

  Párrafo final para la presentación de una promisoria batuta. Se llama Federico Sardella. Su currículum establece que fue alumno de Guillermo Scarabino y Carlos Vieu. Perfeccionado en Europa y asistente a “master clases” de Riccardo Muti, Bruno Bartoletti y Renato Palumbo y, además, habiendo dirigido Este título en Europa en esa época. Dirección de Tempi justo, buena dinámica, dejando frasear con comodidad a los cantantes y logrando una magnífica respuesta del orgánico orquestal que respondió sin fisuras, mostrando asentarse en este repertorio. En la medida en que logre soltarse un poco más para transmitir en gestualidad y en expresión, podemos estar en presencia de un interprete formidable.

  Sueño realidad. Se logró. Salí plenamente satisfecho del Argentino. Ojalá por aquí en la sala de la calle Viamonte, se animen a hacer algo similar alguna vez.


Donato Decina

No hay comentarios:

Publicar un comentario